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 Un (ambiguo) caso para la Araña

La lucha de Peter Parker contra él mismo se agudiza en esta tercera, y aparentemente última, entrega del arácnido. Un torbellino argumental que coquetea con nuevos públicos y donde al final, casi por milagro, su director sale indemne

Spiderman III
Toby McGuire, Kirsten Dunst
Dirigida por Sam Raimi
Warner/2007

MAYO, 2007. Con esta película oficialmente arranca la época de superestrenos del año, con la curiosidad que se trata de personajes que ya conocemos, señal que Hollywood está hoy más temerosa que respecto a arriesgarse con tramas --o actores-- desconocidos. En tal sentido, este verano será el más convencional en mucho tiempo y saturado de fórmulas probadas. ¿Cómo empezar, pues, a diseccionar lo que acabamos a ver hace un par de horas en el cine?

Comencemos por señalar que, Raimi, el director, enfatiza la calidad de antihéroe del arácnido en esta nueva entrega. En la primera cinta, Parker se muestra reacio a aceptar su nueva responsabilidad pero finalmente la asume cuando su tío Ben es asesinado; en la segunda incluso tira su uniforme a la basura pero debe regresar ante la amenaza de Dr. Octopus (Alfred Molina). En los filmes anteriores eran los villanos los que atravesaban por la dualidad de aportar algo a la sociedad o destruirla ante su indiferencia; esta vez Parker debe luchar contra sí mismo, aunque ahora deba pelear contra tres villanos.

Asimismo, al inicio de las dos cintas anteriores, Parker era humillado por sus compañeros de escuela y por su jefe, quien lo despide como repartidor de pizzas. Esta vez ocurre lo contrario: Parker está feliz, no sólo porque es el héroe que aclama todo Nueva York, y de Mary Jane, con quien piensa cansarse. Sabemos, claro está, que tanta felicidad no podrá durar tanto tiempo. Mientras se encuentra en un parque de diversiones, nuestro protagonista encuentra una extraña sustancia la cual se lleva a casa. Cuando ésta se le impregna lleva a Parker a llevar un comportamiento extraño (los fans más curtidos del Hombre Araña quizá se sentirán incómodos al ver a nuestro héroe en un baile, o caminando al ritmo de Saturday Night Fever; a otros les hará recordar a Jim Carrey en The Mask).

Al mismo tiempo los villanos comienzan a configurarse. Uno de ellos es Harry Osborn, ex amigo de Parker, quien encuentra el escondido arsenal de su padre. Debido a que considera que Parker es culpable de su muerte, se obstina en liquidarlo (extrañamente, la relación entre Osborn y su vástago fue rayana en la humillación, pero bueno... exigencias del guión). Pero no es el único: un preso que logra fugarse y poseedor de un secreto es sometido, como Osborn y Dr, Octupus, a un experimento científico que sale mal. De ahí se convertirá en Sandman, cuyos efectos especiales son impresionantes, aunque poco originales. También tenemos a Eddie Borck, un fotógrafo rival de Parker que también es víctima de la sustancia extraterrestre la cual lo transforma en Venom.

Por su parte, Mary Jane ve nuevamente frustrados sus deseos de convertirse en figura de Broadway, y tampoco esta vez recibe el apoyo emocional de Parker, más ocupado en brincar por los edificios de Nueva York (a veces como un Hombre Araña "negro" durante su etapa chocante), luchando con los villanos --"¿pero de dónde salen tantos?", se pregunta en determinado momento-- que en estar junto a la mujer con la que se supone quiere compartir su vida. Por ello nuevamente acepta la invitación de un amnésico Osborn, por razones que se supone debemos omitir mientras Parker coquetea con Gwen Stacy, una rubia compañera de clases derretida por el "renovado" joven, quien se porta igual que aquellos quienes en el pasado se burlaban de él.

Una recomendación a nuestros lectores: compren sus hot dogs, refrescos y palomitas y asegúrense de ir al baño antes de entrar a la sala; cualquier distracción les hará perder uno o varios elementos argumentales dado que la historia se divide en ramificaciones que pudieran resultar confusas, sobre todo cuando se acerca al final cuando el arácnido decide aplicar el perdón antes que hacerse justicia. ¿Hemos revelado el final? No necesariamente. Dado que ésta será la última cinta sobre Spiderman dirigida por Raimi --por el momento no hay planes sobre una cuarta parte-- los años nos dirán si este manejo argumental logrará rebasar a los dos intentos previos.

Lo que hace tan interesante al Hombre Araña es que, por un golpe fortuito, alguien condenado a la ordinariedad adquiere poderes que debe saber manejar antes que lo dominen por completo y le hagan olvidar que debe seguir viviendo una persona común. Esta lucha es también la que libró Raimi como director. El resultado fue ambiguo. Lo cual no obsta para recalcar que este tercer episodio, ahora sí que al final de tanta trama y tanta arena, logra ser convincente, y bueno.

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