Agenda               
Quienes somos             Obrador Literario                     Biblioteca 
            Compañero Manuel    Notas de Opinión       Debates             Contraolvido al resto  

Boletín Libresdel Sur  

 

Contacto             

Volver al principio    

 

      

  

  

    

     

    

    

 

   

 

Compañero Manuel Suarez Presente!
 

 

A dos meses.                                                                                Manuel Suárez, Editor. Por José Ernesto Schulman

Ayer lo vi a Manuel

Unas líneas limpias y simples

A - penas. Un poema de Manuel

Cortemos las amarras elevémonos a nuestro propio cielo.  Fragmento final de una nota de Manuel

Homenaje al compañero Manuel Suarez                            Entrevista de Nahuel MTD A. Verón                                        en el Frente  Popular Daríao Santilán 

 

Manuel Suarez con el Ojo Izquierdo                                    Texto de Manuel enviado a Indymedia por Pablo Alvarez

 

Manuel Suarez, editor[1]

 

Tenía, y la sonrisa lo delataba, la misma confianza en el triunfo de los de abajo con que toda una generación desafío al poder en los ’60 (que se sabe, llegaron hasta los días en que la Triple A inauguró el Terrorismo de Estado en su versión más sistemática).La misma confianza que depositaba en los compañeros, en todos, no importa qué partido o fuerza fuera la que referenciaba al compañero. Manuel practicaba cotidianamente el concepto de partido con que Carlos Marx y Federico Engels fundaron la tradición comunista con el eterno Manifiesto de 1848: todos los que están contra el capitalismo, todos los que –de uno u otro modo- luchan contra él, sin claudicaciones aunque no exento de errores, somos parte de la misma parte, del mismo partido, somos compañeros.

 Aunque somos casi de la misma generación, aunque los dos nacimos en la provincia de Santa Fe y militamos en este gran partido anticapitalista durante los ’60 largos, aunque recibimos una parte del plomo con que el Poder castigó nuestros sueños de libertad (ahora pienso en Louise Michell, la heroína de la Comuna de París que enfrentó el Tribunal Militar con estas palabras: he participado libre y concientemente en la Comuna; a los que luchan por la libertad ustedes le pagan con plomo y vengo a reclamar el pedazo de plomo que me corresponde...), no lo conocí hasta finales de los ’90.  Yo andaba por Santa Fe, el por Rosario; yo militaba en la Fede y él en el Comando Guevara; yo pasé por Coronda y la Cuarta y al quedar en “libertad” (¿) me mudé a Rosario y él, que había conocido todo eso ya en la anterior dictadura (la de Onganía, Levingston y Lanusse, la que hoy parece casi blanda al lado de la de Videla pero que mataba y torturaba compañeros sin asco) se vió forzado a exilarse en México.

 Así que cuando lo conocí, lo conocí editor.  Pero no empresario editor, militante editor, corrector de textos editor, tipógrafo editor, cargador de bultos de papel editor, propagandista oral de los libros editor. Como dije antes, militante editor. Todavía está por estimarse cuántos libros ha editado Manuel entre Rosario y Buenos Aires, entre Arroyito y Avellaneda (nunca entre Fisherton y Palermo), y deben ser muchisimos. Dice Fidel que ésta es una batalla de ideas, y agrego yo: pero las ideas que no se difunden no participan en esta batalla y ese era uno de los roles que Manuel asumió en los ’90: demostrar que se pueden editar libros de pensamiento crítico, básicamente de marxismo en todas sus interpretaciones y tendencias, que la misma concepción de partido aplicaba a su labor editorial.  El listado de los autores que editó dará cuenta de ese pluralismo que nunca fue eclecticismo ni oportunismo. Y sería bueno, que todos ellos rindieran uno de los mejores homenajes, que imagino, se podría hacer a Manuel (hay muchos modos y todos buenos, no quiero demonizar ninguno): una gran feria del libro de izquierda, con todos los que él edito y los nuevos porque si algo no querría Manuel es que nadie se congele.

 Sabía decir que sus libros eran economicos pero dignos, toda una definición: productos esteticamente bellos, lo mejor posible editados y presentados pero nunca lujosos, de esos que derrochan satines y brillos en las tapas o apelan a tipos de letra super grandes para disimular la brevedad del texto que esconde la brevedad del pensamiento. Los libros de Manuel, digo los que él edito y los que él escribió no eran así sino todo lo contrario: sólidos, coherentes, defendiendo ideas y principios más allá de las coincidencias o disidencias que se podrá encontrar en una labor comparativa de su obra (de nuevo, la suya y la editada)

 En la contratapa de uno de los libros que Manuel me editó dice el Obispo Metodista Federico Pagura, refiriéndose a Tito Martín, que su vida mostraba “que al menos había en esta tierra un hombre nuevo, de esos que soñaban el Che y el Obispo Angelelli; y que si había uno, ¿por qué no soñar que algún día, todos los hombres serán como Tito?”, digo, como Manuel. ¿Y si después de tantas búsquedas y extravíos comprendiéramos que el Socialismo no es otra cosa que un mundo de hombres nuevos; un mundo donde todos los hombres serán como Manuel, como Tito, como el Che o como Rodolfo Walsh?. ¿No serán estos hombres nuevos realmente existentes su mejor programa y atractivo?.  A lo mejor sí, y entonces como el Cid Campeador, que atemorizaba y derrotaba moros aún después de muerto, Manuel seguirá ganándole batallas a Galtieri y a Martínez de Hoz, a Carlos Menem y a Cavallo, a Chacho Alvarez y la Cristina; seguirá ganándoles batallas a la muerte y entonces volverá en una plaza para los niños, o en una imprenta o una librería para los que tienen algo que decir, o se hará ametralladora para los milicianos de Colombia o los que defienden la Revolución en Cuba.

Y estará bien, porque todo eso era Manuel.  Plaza, imprenta, fusil; disfrute, pensamiento crítico, militancia. Manuel Suarez, editor.

Militante editor.

 José Ernesto Schulman

Miembro del Comité Central del Partido Comunista y director de su Escuela Nacional de Cuadros. Historiador y educador popular.

 Setiembre de 2005

1] Palabras que hubiera querido decir en el homenaje a Manuel realizado en Libres del Sur el viernes 30 de setiembre de 2005, pero la emoción me lo impidió.

 

 

Ayer lo vi a Manuel

con el Che

a los abrazos

los muy canallas

se consolaban

por el 4 a 0 en contra

contra el Santo

y en voz baja

 

conspiraban

 

 

      Unas líneas  limpias y  simples

      compañero Manuel  

      Manuel Suarez compañero

      para decir: tu palabra

      es la nuestra.

      Vamos a seguir

      escuchando tu palabra.

      Tu palabra imprescindible,

      tu brújula palabra

      disfruta y lucha con nosotros.

      Compañero Manuel

      Manuel Suarez compañero,

      un hombre libre del sur,

      como en tu brindis de siempre:

      ¡Viva la revolución!

 

               31-8-2005

 

 

A - penas

Cuando estrellas sin noches ni estelas,

mañanas sin mates, tardes mudas de solo absurdos

cataclismos semejantes, ciertas penan por penarme.

Peleo:

Saco las vísceras hacia adentro,

rodeo el corazón enormecido de ganas,

convoco risas a colgarse de la vida,

zurciendo a dos manos agujeritos del alma.

Las penas reclaman su tiempo,

alegan desaires, suponen olvidos,

llagan de indiferencias entrañables,

y recurrentes barbaries enemigas.

Exhiben razones de mundos íntimos y ajenos,

broncan y brincan en el helado corral de la espera,

y sé que no fugarán sin llorar sus culpas.

Deberé atenderlas.

Pero después, les digo y digo.

Después.

 

manuel

marzo 2005

 

 

Soltemos las amarras... a nuestro propio cielo

En el Homenaje al compañero Manuel Suárez a un mes de su inesperada partida se presentó  la Revista "Disfrute y Luche" de Libres del Sur. De este primer número, enteramente dedicado a Manuel, compartimos hoy un texto, fragmento final de un artículo suyo, donde el vuelo poetico de su prosa se complementa  con la lucidez de una mirada siempre encaminada al futuro.

 

 

Soltemos las amarras... Elevémonos a a nuestro propio cielo

 

La humanidad sólo tiene futuro digno si el mismo es solidario. Ayudemos a forjarlo, construyendo y consolidando una alternativa autónoma, para trabajar por una sociedad socialista realizada por las masas y, si coincidimos en que el punto que indica la posibilidad de revolución está dado por la conjunción de los famosos elementos objetivos y subjetivos; por el encuentro do dos coordenadas que indican el agotamiento de la posibilidad de las clases dominantes de subvenir las necesidades del conjunto de la población; y, a su vez, la autoconfianza de estas últimas en sus propias fuerzas plasmada en organización política, con peso en la sociedad, con una teoría que lo sustente, para todo ello, la independencia política, organizativa e ideológica es tan imprescindible como la pasión puesta a su servicio.

Soltemos las amarras que nos tienen sujetos a puertos explotadores y naveguemos libres de temor, como el velero cantado por Espronceda; no dudemos en arrojar el lastre de basura ideológica y mixturas plomizas y dejar que el globo que pudo imaginar Verne nos eleve a nuestro propio cielo; aflojemos las riendas de nuevos Rocinantes para galopar teniendo el horizonte solidario y socialista en nuestras retinas. Con una prevención: entre olas, vientos y recodos, cuidemos de no perder la ternura que reivindicaba el Che. La pasión, entonces fortalecida, sostendrá la voluntad que ayude a resistir la avalancha neoliberal, a rebelarse contra la injusticia y la frivolidad, a modelar una real alternativa solidaria. No se trata apenas –ni sólo- de construir un proyecto político. Compañeros: intentamos alentar una manera de vivir.

 

Párrafos finales del artículo “Resistencia. Rebeldía. Alternativa.” De Manuel Suárez, en “Socialismo ¿Anacronismo o futuro?”, Estela Leonardi Editora, septiembre de 1993.  

 

 

 

Homenaje al Compañero Manuel Suárez

 

  Hay hombres que luchan un día y son buenos.

Hay otros que luchan un año, y son mejores.

Hay quienes luchan muchos años,y son muy buenos.

Pero hay los que luchan toda la vida.

esos son los imprescindibles.

Bertolt Brecht

 

Al entrar al salón, puede verse una bandera colgada al fondo que dice: disfrute y luche”. Las paredes del Centro de Cultura Popular Libres del Sur son de varios colores, y también son variadas las inscripciones, frases, citas, grafittis y consignas que adornan y expresan política. Un retrato de Marx, una lanza de tacuara, el rostro del Che pintado en todo lo grande de una pared, un mueblecito que muestra y distribuye publicaciones de varias organizaciones populares, posters con distintas consignas, y siempre, a cualquier hora, compañeros y compañeras de reunión y actividad. Quienes conforman Libres del Sur se definen como un colectivo de cultura y acción popular, y su local, una casa de 3 pisos sobre la calle Pavón en el partido de Avellaneda, es un punto de encuentro de muchas organizaciones y muchos compañeros.

            Libres del Sur sirve como espacio de reuniones, abierto a quiénes lo necesiten, sirve como espacio en el que muchas organizaciones populares realizan fiestas y distintas actividades, sirve como espacio de construcción de cultura... sirve. La apuesta es a aportar a todas las instancias de organización popular, y el desarrollo de charlas, videos, talleres, encuentros, actividades artísticas, muchas, muchas cosas, demuestran esa apuesta.

En el primer piso de la casa, vive una pareja de compañeros que integran este colectivo. Manuel Indalecio Suárez, hombre sencillo y siempre predispuesto, tiene 64 años, y una vida de plena militancia, como la que llevan ahora junto a Estela, su compañera de toda la vida. A través de Libres del Sur, Manuel dedica sus horas a construir otra cultura, a luchar desde abajo. A través de sus novelas y sus poemas, expresa los pensamientos y sentimientos que ha ido acumulando y creando desde sus primeras actividades en el Comando Che Guevara en Rosario, en sus días preso, en el exilio en Méjico, en sus luchas obreras...

Un día como otros, Manuel recibió la invitación de contar su vida. Contar qué hizo con el pedazo de tiempo que son los años que nos tocan vivir. “Sólo si también hablo del futuro”, condicionó. “Siempre me llaman para hablar de los ´70, y yo también quiero hablar del 2010”. Entre las varias tareas que realiza cotidianamente, encuentra un rato para sentarse en la mesa de su casa, preparar unos mates, y ponerse a contar...

 

Mi nombre es Manuel Indalecio Suárez, nací en Rosario provincia de Santa Fe en 1940, cerca del río y muy cerca de la cancha de Central. Yo fui un cabecita negra, -confiesa lanzando una risita por lo bajo-. En los años 50 mi familia se va a Buenos Aires en busca trabajo, posibilidades, mejoras, y otras cosas. Al llegar a Buenos Aires, vamos a parar a un suburbio en Morón.”

“Recuerdo una anécdota en la que mi viejo sufría uno de esos reproches por no ser peronista, pero locuazmente responde: “escúcheme, los dos tenemos más de treinta, y usted es mayor que yo... ¿usted no era nada antes del peronismo?”. Recuerdo que esa frase me dejó marcado, me dejó pensando que no era necesario esquematizarse ni hacer seguidismo. Comencé a trabajar a los 13 años, vendiendo velas y vasos por la calle. Comencé muy joven a participar en la sociedad de fomento de mi barrio. Desde esa época hasta hoy, nunca dejé de militar, de luchar por un cambio.”

 

 

La Familia

“En el 62 me caso con Estela, en el 63 nace una hija, y decidimos ir a vivir a Rosario. Con Estela nos conocemos desde niños, éramos vecinos en Morón. Mi fondo daba al suyo y ahí se cruzaban las miradas. A los 18 años nos ponemos de novios en los bailes juveniles, grupos de teatro. La vida familiar era muy agradable. Siempre éramos muy compañeros, hacíamos todo juntos. Luego nacen los hijos: una en el 63 y otro en el 65, ya cuando nace el segundo la cosa había tomado más color. La primera se llama Marcela, Horacio, y Pablo Ernesto porque nació luego del 68. No se iba a llamar pablo Ernesto pero ocurrió el desastre de la quebrada.”

 

El comando Che Guevara

“Nosotros no creíamos en la idea del foco irradiador de política, sino que se hagan varios focos simultáneamente. Planteábamos el Foco múltiple. Lo novedoso, en tiempos de la Revolución Cubana, era pensar que se podía desarrollar la lucha armada sin que un partido la dirigiera. Eso es esencial. No es necesario un partido para dirigir la revolución. Incluso esa teoría de que el movimiento 26 de julio mera casi un partido es una idea traída de los pelos, y por lo menos en ese momento todos coincidíamos en eso. El comando Che Guevara se forma por el 64-65, que empezamos a hacer las practicas.”

“Nosotros apostábamos a construir un grupo que contemporáneos a los que había en el país iba a generar un estado de violencia y de enfrentamiento con el sistema que es difícil... nosotros decíamos 1, 2, 3...Vietnam, 1, 2, 3..muchos grupos. Porque el tema era pegar con un solo puño, pero si le pegás con muchos puños también le duele... Yo me acuerdo la consigna que teníamos era 1,2,3 muchos Vietnam de grupos internos, organización obrera que empezaba a surgir, grupos armados.”

 

El Rosariazo

“En el 69 nosotros participamos del Rosariazo, que son cosas maravillosas. Del Rosariazo yo me acuerdo de los dos. El primer rosariazo, impulsado más que nada por los estudiantes, yo recuerdo haber echado a la policía del centro, yo lo recuerdo, estar tirando piedras. Por un lado éramos super clandestinos, pero por otro lado, si había una pueblada. Y en el segundo, que fue de preminencia obrera, nace de un conflicto ferroviario. Yo vivía en el llamado vivienda del trabajador en Rosario, que era un barrio de origen ferroviario, había muchísimos ferroviarios. Recuerdo un vecino, ferroviario, que se había armado, no sabía muy bien por qué estaba armado, pero él se había armado. Y también recuerdo estar con un grupo que puteábamos a un helicóptero, le tirábamos piedras que, por supuesto, jamás le ibamos a pegar. Y estar pensando que desde el punto de vista militar eso era un desastre, si al tipo se le ocurría nos mataba a todos. Para qué uno se formaba en cosas que después no usaba, en el momento de acción. Pero recuerdo la furia. En el segundo rosariazo, con hegemonía obrera que empieza en septiembre, venían las columnas del norte, yo estaba esperando, y venía la gente rompiendo todo. Llegan al Banco Central y rompen todo. Por ahí pasaba un arroyo, y la gente tirándo carteles y cosas para cruzar, había violencia y furia. Bueno, entonces qué decimos nosotros: nosotros armamos un grupo allá, se arman grupos en todos lados focos múltiples en todos lados, no era el foco irradiador de conciencia, había que plantear una realidad de lucha armada y aceptar que se iba a hacer desde distintos lugares y distintas formas, y la violencia de las masas implicaba para el ejercito enemigo. Yo recibí una reprimenda por participar del rosariazo, porque había una idea de que debíamos cuidarnos. Yo fui igual y viví la alegría de echar a la cana y viví la tristeza de ver los muertos.

 

 

En la cárcel

“Habíamos hablado el tema de si alguien caía, hasta el cansancio y no sirve para nada. Cómo responder el interrogatorio... Estábamos incomunicados en grupo, en dos celdas. El abogado se había recalentado con nosotros porque nosotros afirmábamos y pensábamos en algo como que la historia nos absolverá, pero el abogado decía que la justicia era del sistema. Y después hablamos y dijimos de empezar a negar todo, y salgo a los pocos meses. Ahí te pegaban para que tengas... hay algunas cosas: primero el absurdo de habló o no habló, también salgo y tengo una cita con el PRT, y me dicen que “que bien”, que no había hablado, y yo digo que eso era una estupidez, porque yo tenía tres hijos, un chico mío tenía un año, si lo llegan a poner al nene ahí no se qué hago, no se cuál es mi límite, no se puede pensar que no tenemos límites los militantes revolucionarios. A mi uno de los compañeros me cantó, estoy seguro, no se quién ni lo voy a averiguar porque yo no soy policía. Además los canas se habían ensañado tanto con algunos compañeros que uno tenía la cabeza como un balón de tanta picana, otro tenía los testículos que le llegaban casi hasta la rodilla, que iba a pedir, que se la aguanten, que fuese un mártir, que no fue un héroe, eso es una tontería, si podía zafarla mejor. Por eso tuve mucha suerte, porque no me llevaron a mi límite, me dieron una semana, por ahí, y yo tenía un lomo, porque hacía mucho deporte, por otro lado estaba entero anímicamente, pero si me llegaban a poner a Estela o a los chicos ahí no se qué hago.

 

Pensamiento político

“Mientras tanto me pongo a laburar en la base, empiezo a estar al servicio del sindicato, de agrupaciones de base, petroquímicos, químicos... siempre al servicio de agrupaciones de base.”

“Yo rescato mi independencia en ese sentido, donde termino de romper con algo que me acosaba desde niño que era mi dependencia política hacia compañeros que pensaba que sabían más que yo, y que sabían más que yo teóricamente pero que me hacían decir siempre que si. En ese momento rompo con eso y decido ir a trabajar a la base porque creía que era lo mejor trabajar desde la base y conformar un movimiento político que asuma tareas militares, pero que las cuestiones políticas se decidan desde la base, en ese momento tenía 32.”

“La idea era conformar una fuerza popular, desde las organizaciones de base, en relación con el movimiento obrero, con una relación con una fuerza política que, sin desdeñar lo militar, no cayera en militarismo. Era una decisión política el tema de ganar un sindicato, tener una organización de base y un grupo guerrillero en el norte. Ojo que a mi me molesta la violencia, no me gusta ni la gozo, pero un sistema que se basa en el despojo y la sumisión del semejante, solo genera la reacción de pelear contra él mismo.”

 

“Quiero ser totalmente honesto, pero no recuerdo nada relevante políticamente, a pesar de que militábamos todo el día (en los `80), no se qué hacíamos, reuniones, veíamos gente, tratábamos de impulsar a gente a debatir para generar una nueva organización que no respondiera a los modos tradicionales, había mucho debate en la época, mucha discusión, era como que había que refundar todo. La actividad era intensísima y los resultados eran muy magros, pero también producto de una época de dispersión y de una época de búsqueda y desasosiego entre muchos revolucionarios que nos llevaba a se da la incorporación a un discurso revolucionario de sectores que no lo habían sido tanto, y nos dábamos cuenta de que las asignaturas pendientes son las que te hacen tirar más tiros por la boca. Por ejemplo cuando en un momento dado parecía que la lucha armada era el único camino para la revolución, nosotros suponíamos honestamente que así era, muchos compañeros llamaban a eso aventura, de posiciones muy parecidas se pasa a sublimar la lucha armada cuando a mi me parecía que había que refundar una nueva política revolucionaria, que no asuma acríticamente ni glorificara la violencia, ahí se empezó a ver una deficiencia en los análisis que ahora, en los que son más jóvenes como muchos de ustedes puede que lo eviten. Se acercaba al pasado de forma acrítica, y es un error grosero. Al pasado hay que acercarse, incluso los que lo vivimos, ese pasado que se trata de comprender no para revivirlo así como era, sino para aprender. En ese sentido me parece que se va a la década del 70 acríticamente. Desde el punto de vista político le faltó rigor al análisis, porque se obvia que incluso militarmente se fue débil. Acá no hubo estructuras militares que pudieran poner en riesgo la estructura militar. Se pueden rastrear problemas propios y también méritos del enemigo. A mi me gusta decir que cuando hay una pelea hay al menos dos. No hay que creer que estamos así por nuestros errores solamente, porque sino pareciera que nosotros teníamos el paraíso y lo dilapidamos, hubiéramos tenido el poder y lo regalamos, no, no. No llegamos, y no llegamos por mucho. Estuvimos más cerca de lo que a veces se cree, pero muy lejos de tomar en serio el poder. Nuestro errores están en todo caso en haber organizado mal nuestras fuerzas para haber peleado mejor, pero el estado de las clases populares es por la burguesía, por el imperialismo, no por nosotros. Yo rescato una generación muy generosa, muy generosa porque fue mucha gente dispuesta a combatir y dar la vida y de hecho la dio, muchísima gente, otros la pasamos terrible como los presos, otros apenas apenas difíciles pero también duros, pero esa generación generosa no tuvo suficiente lucidez política y por lo tanto organizativa. Pero de ahí a achacar el estado de cosas a los errores de esa generación... pará.”

“Una idea que yo tenía desde hace tiempo (se refiere al trabajo en Libres del Sur), para nosotros fue continuación más o menos de lo que veníamos haciendo siempre salvo la radio que en Libres no tenemos, pero la misma idea: cómo aportar al desarrollo de una cultura popular totalmente alternativa, popular pero alternativa, porque la cumbia villera es popular pero no alternativa. Alternativa a los valores del sistema, una cultura revolucionaria.”

“Y creo fundamentalmente que una de las patas de la dominación es la cultural. La hegemonía es consenso más coerción, todo lo que quieran, pero la gran enseñanza de Gramnci, que acentuó una línea que ya se había trabajado es entender que la dominación tiene fundamentos ideológicos y culturales. Ideología en el sentido de ese punto de intersección entre filosofía y práctica cotidiana, no ideología como aparato de ideas al estilo Althusser, sino más bien como el sentido estrictamente gramciano, es decir las formas cotidianas de la filosofía, las formas de vivir, las formas de pensar, y en ese sentido, la frase de él de que el Estado es el espacio donde las clases dominantes reproducen las condiciones de su dominación y obtienen consenso para ello, yo siempre remarco lo de obtienen consenso para ello porque es uno de los ejes, sino el eje en realidad. Al margen de la organización de la práctica cotidiana, una agrupación de base, un movimiento sindical, o un ejercito popular, al margen de eso, hay que pensar que la dominación tiene fundamentalmente su pata cultural en el sentido en que la clase media, mediante la dominación cultural, la hegemonía cultural, te fija las pautas de vida, te fija cual es el grado de tus expectativas como clase, hasta dónde podés aspirar. Fíjense ustedes que recién ahora podemos aspirar a ganar el 70% de la canasta familiar, y por qué tenemos que ser simplemente sobrevivientes, ¿no podemos aspirar a más los trabajadores? Te van fijando las expectativas. Cuando acumulan demasiado te dicen bueno podes aspirar un poco más. En el terreno político también. Haber logrado que no esté más la dictadura aparece como un triunfo descomunal, pero el sistema de dominación sigue vigente, con otros métodos, pero la dominación sigue. Todo ese mecanismo que hace que la gente acepte el capitalismo y lo tome como algo natural, es una lucha muy, muy intensa. Nosotros, ahora ya grandes y apartados un poco de toda posibilidad de pertenecer realmente como asalariado a la clase, bueno, lo somos desde el punto de vista social, somos trabajadores y nuestra consigna es una organización de trabajadores. En el sentido amplio, trabajadores ocupados, desocupados, independientes o asalariados, pero el límite es ser trabajadores. No queremos convivir ni con grandes ni con pequeños patrones. Valga una pequeña anécdota: vino una compañera a decirnos que tenía serios problemas con el patrón, era secretaria, y no le pagaba horas extras, le hacía quedar, le pagaba en negro, le pagaba poco dinero, de esas arbitrariedades propias de las patronales. Nosotros le aconsejamos que lo denuncie en el Ministerio de Trabajo, que valla a su sindicato y se afilie... pero resultó que su patrón era un conocido dirigente de izquierda. Entonces ahí tenés esa esquizofrenia de que tenés juntos al patrón y al trabajador, de tener que denunciar a mi secretario general... Desde el punto de vista conceptual digo una organización socialmente homogénea, de trabajadores en el sentido amplio, para nada obrerista, abarca el 75 u 80 % de la población argentina, es decir que no es sectarea, pero pone límites. A la persona que simpatiza con la idea de revolución pero tiene dos o tres empleados, ¿qué es lo primero que le decís? “no los tengas más, armá una cooperativa”. Así en general para todo este principio.

“Volviendo a lo anterior. Está la cuestión cultural. Nosotros tenemos que convencer a muchísima gente de que no sea más capitalista. ¿cómo, solamente pontificando? No, pero también difundiendo ideas de otras formas de vivir, porque más que una propuesta política difundimos otra forma de vida, es decir donde la solidaridad sea el eje contra la competencia, la generosidad en vez del egoísmo, evidentemente esos son los grandes ejes. Y evidentemente tenés que acompañarlo con la lucha concreta, reivindicativa, política propiamente dicha, de lo contrario es solo una moralina, es decir que el capitalismo es feo, malo, seamos buenos y generosos pero no haces nada. Y concretando la propuesta debe ser acompañada con actividades prácticas, es decir escribir un libro o limpiar para que se reúna un grupo piquetero, es lo mismo, una u otra. Volviendo a lo anterior: una organización de trabajadores tiene dos patas. Una es que no quiero conflicto con patroncitos ni patronasos, segundo... hay un criterio que se tomó de Lenin a mi parecer desvirtuándolo que es el concepto de revolucionario profesional. El concepto que quedó históricamente es el que usa mucha gente que no quiere laburar. Se reemplaza la idea de trabajador que quiere la revolución, por la de revolucionario, que anula toda averiguación sobre sus formas de vida. Podes se un lumpenazo, o un rentista, o vivir de las mujeres, pero basta con que seas revolucionario. No se por qué razón se ha subvertido y el revolucionario ha pasado a ser una categoría social para alguna gente. Yo lo rechazo de lleno. Uno tiene que vivir de su trabajo. Trabajador es todo aquel que se gana la vida con su propio esfuerzo.”

“Redondeando, una organización socialmente homogénea que se morfe algunas diferencias filosóficas o políticas. Algunos compañeros todavía reivindican la etapa populista como muy importante, y a mi me parece de menor importancia, pero podemos convivir y edificar juntos un futuro, los dos aspiramos a una revolución socialista, son diferencias menores y no tienen entidad para una construcción futura. Puede ser parte de un debate pero no invalida la construcción común.”

“Creo que es un momento importante para construir esto porque es posible lograr un buen número de representantes activistas que estén dentro de esa categoría de trabajador que dimos antes, segundo, que reconozcamos que la homogeneidad social, la forma de construcción y los objetivos, son más importante que el pasado; y tercero, que reconozcamos que en los últimos tiempos se incorporaron algunas formas de construcción, algunas que están directamente tomadas del ejemplo zapatista con mayor participación, mayor democratización de las organizaciones, y de la mano del horizontalismo, que si bien mostró rápidamente los límites, dio algunos elementos para que los nuevos movimientos sean muchísimo más democráticos que los anteriores, y sobre todo participativos, en el debate y en la decisión. Esa forma puede ir combatiendo algunos rasgos burocráticos que son no solo del modelo leninista, porque la burocracia está muy instalada en el pueblo argentino, se nota en lo sindical que hay una gran delegación. La burocracia sindical abusa de su relación con la patronal, pero también hay poca participación de la base.

 

Moral revolucionaria

“La vida es un pedazo de tiempo, todo aquel que haga algo de su pedazo de tiempo para el bienestar común merece respeto. Yo parto de esa premisa. Y si estamos de a cuerdo mejor, pero no te voy a empezar a discutir sobre la verdad revelada, es una discusión que no caigo ni loco. La verdad como dogma es algo muy jodido.”

“Estuvimos 5 años en Méjico (exiliádos). La vida que hacíamos era la misma, en el sentido en que estábamos tranquilos porque nos habíamos ido de acá después de agotar todas las posibilidades de militancia. Lo que si no nos íbamos de vacaciones ni nos dábamos lujos que quizás nos podíamos dar un poco por respeto a los que estaban en Argentina, y por los que ya no estaban con nosotros. La cosa no pasa por una conciencia personal pero si por respetar un compromiso.”

“Yo siempre discuto con una frase que se dice mucho, de que “hay que ser como el Che”. Yo realmente no puedo hacer todo lo que hizo el Che porque no me da el cuero, pero si puedo no hacer lo que no haría el Che. Puedo llevar una vida sencilla y revolucionaria por ese lado. No hacer lo que no haría el Che.”

 

Ya es tarde en la noche, y el frío gana los cuerpos. Manuel rearmó varias veces el mate, y ya su narración ha llegado al hoy. El grabador se detiene, y en dos casets se guarda la voz de alguien que hace tiempo vienen diciendo y viviendo su palabra. Consecuencia... consecuencia entre las ideas, y cada detalle de la vida... cada detalle. Manuel sigue hablando mientras nos preparamos para despedirnos, y enfatiza en lo que se me presenta como más importante: “si no somos la persona que decimos que hay que ser, de nada sirve el resto”.

Nuestro compañero y amigo Manuel Suárez, no solo es un ejemplo de militancia y compromiso, sino que es un ejemplo como ser humano, y esos son los que más escasean. Al conocer y compartir con cumpas como él, se me presenta con seguridad que el Cambio Social es posible, porque esa persona lo representa, y si ese cambio vive en él, también puede vivir en todos nosotros.

 

Manuel Suárez presente...!!!  ahora y siempre...!!!



Nahuel, MTD Anibal Verón en el Frente Popular Darío Santillán  

 

 

Manuel Suárez, con el ojo izquierdo...
Por Pablo Álvarez 
(tomado de Indymedia)

Para quienes no tuvieron la suerte de conocerlo, para quienes lo quisieron y marcharon junto a el, mirando siempre a la vida con el ojo izquierdo... Para quienes lo encontraron cada sábado en La Esquina... aquí va un texto de Manuel Suarez que forma parte de uno de sus libros... "Testimonios" Publicado por la editora Aire Libre en mayo de 2001

Manuel Suárez, con e...
che_lagrima.jpg, image/jpeg, 500x400

 

Cita en el Cruce.

Que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernández

Te cuento:
Seguimos como siempre, que es decir como antes y como después que se duplicaran los senderos. Sí, seguimos en la misma, que ahora no es igual y se parece a la otra como la realidad al recuerdo;
el de la brasa por llama, sin ir mas lejos.
Seguimos.
Con todo el Marx que alcanzamos,
con todo el Che que podemos.
Te confieso: Todavía no sé cómo eliminaremos el dinero, ni qué ley abolirá la hipocresía. Pero seguimos preguntándonos todos los días qué debe hacer un joven revolucionario, como lo hacíamos las noches en que éramos jóvenes y llegabas con Sartre y Simone en el bolsillo de la camisa, y los mezclábamos en los mates con Tuñón y Fanon, en los negros sin filtro con la Rosa rosa y polaca, con Márquez y Nizan en las ginebras breves, mientras Cortázar o Gelman nos vivían a palabras. Siempre al compás de puglieses y piazzollas, para curarte la sordera, te decíamos vanidosos de tango.
Te incluyen, claro, otras añoranzas nacidas en la vida puesta en el filo, empujando la esperanza grande.

En ese sitio a veces me tienta el “si se pudiera...”, aun sabiendo que vos y nosotros haríamos lo mismo; y que no cuenta saber el final.
Sin misterio todo es soberbia.

Hermanito:
No digo cambiaría tu suerte por la mía.
Digo sí, qué bueno sería repetir otra vez, juntos y confiados, que en pos de un horizonte justo, a veces es necesario navegar lejos de la costa, aunque el mar brame, escabroso; esas veces, vivir es tender al sol la alegría, hinchar las velas, y seguir hasta que el viento diga...

Digo también, qué bueno sería contarte sin tartamudeos de otras ausencias muchas que duelen, de permanencias demasiado escasas y, mejor –mucho mejor-, de lo nuevo que está batiendo alas y que se parece a lo de siempre mucho más que la brasa a la llama.

Qué bueno sería, al menos, recordarte con un canto parecido al de Hernández.


Pero no tengo su palabra.
Tengo, sí, idéntica pena. 

a la memoria
De Edén Britos

Texto de Manuel Suárez

 

  

gina Principal

 

 



 

      Libres del Sur. Colectivo de cultural y acción popular. Pavón 1625 Avellaneda