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Notas de opinión

INDICE DE NOTAS:

 

1) La   GuErra   SociaL

  por OtroS MedioS ::

Colectivo Nuevo Proyecto Histórico    NUEVA

 

 

 

El dato encerrado en la Coca Cola 

Fuente: bolpress.com
Gregorio J. Pérez Almeida
Bolpress, La Paz – 10/01/2006            
NUEVA

 

 

Mensajes de Evo 

Por Atilio Boron

Desde La Paz                          NUEVA

 

 

 

SOBRE EL PERIODISMO "PROGRESISTA" Y LAS LUCHAS POPULARES
Por Guillermo Cieza, para Prensa De Frente  

 

 

Kirchner le paga diezmil millones de dólares al FMI
Comprar la soberanía para seguir siendo colonia del Capital x Gustavo Robles

El voto rebeldía-resistencia los salvó a todos…pero esta es la última por Roland Denis y Frezia Ipinza. Una visión descarnada y tremendamente actual desde el interior del proceso venezolano.

 

 

 San Nicolás bien vale un Perú. por el Pampa Ubertalli. Desaparición de obreros y accidentes automivilísticos  de obispos en los años de plomo.

 

CON SOJA NO HAY ALBA por G.R.R. Contactos: javierulli@yahoo.com 

El marxismo olvidado del joven Gramsci x  Hernán Ouviña         

  

ariátegui y el Che: el cambio cualitativo en la noción de la revolución y el socialismo x Miguel Mazzeo

 

Avanza la crisis monetaria mundial Papel pintado, sin producción

Crisis orgánica del Capitalismo y Fetichismo x Jorge Luis Ubertalli*  

 

Colectivo Nuevo Proyecto Histórico

www.colectivonph.com.ar  

 

La  GuErra  SociaL

 por OtroS MedioS ::

 

(Especial para el periódico La Joroba)

 

 

“Prefiero el modelo chileno al argentino. Uruguay negociará un tratado de libre comercio (TLC) con los Estados Unidos.”

Danilo Astori, ministro de economía del Uruguay, 5/1/06.

 

“Mi gobierno va a ser muy activo en impulsar el ALCA. Las agendas del ALCA y el Mercosur no son incompatibles como a veces se plantea”.

Michele Bachelet, presidenta de Chile, 16/1/06 .

 

“Queremos las inversiones extranjeras, las necesitamos. No estamos contra el libre mercado. Queremos un modelo socialista con un capitalismo boliviano”

Álvaro García Linera, Vicepresidente de Bolivia, 22/12/05

 

“Y aquí estamos los socialistas levantando de nuevo nuestras banderas”.

Hugo Chávez, presidente de Venezuela, 4/11/05.

 

“La cancelación de la deuda externa con el FMI hace que Argentina y Brasil recuperen su total autonomía”.

Néstor Kirchner, presidente de Argentina, 18/1/06.

 

“El populismo no es necesariamente malo. El gran reto que todos los países de la región enfrentan ahora es de gobernabilidad”.

Tom Shannon, subsecretario para Asuntos Hemisféricos de los EE.UU.,18/1/06.

 

“Primero tuvimos allí a la dictadura, luego a los que vendieron al país, a los que negociaron. Ahora estamos viviendo un momento político interesantísimo, en el país y a nivel latinoamericano. Y el que no lo ve así es un ciego. No tenemos un Estado terrorista ni tenemos al enemigo en la Casa de Gobierno. Nosotras apoyamos al presidente porque sentimos que apoyamos un proyecto que en gran parte es el nuestro”.

Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, 13-1-06.

 

“La ley no es pacificación, puesto que debajo de ella la guerra continúa causando estragos en todos los mecanismos de poder, aun los más regulares. La guerra es el motor de las instituciones y el orden: la paz hace sordamente la guerra hasta en el más mínimo de los engranajes. En otras palabras, hay que descifrar la guerra debajo de la paz: aquélla es la cifra misma de ésta. Así pues, estamos en guerra unos contra otros; un frente de batalla atraviesa toda la sociedad, continua y permanentemente, y sitúa a cada uno en un campo o en el otro. No hay sujeto neutral. Siempre se es, forzosamente, el adversario de alguien.”

Michel Foucault, 21/1/76.

 

 

Incisiones:

I:: Progresismo, izquierda, socialismo, autonomía

II:: Enemigos

III:: Esta democracia apesta

 

 

 

A Cristian Ruiz, Chacho Berrozpe y los detenidos de la revuelta de Haedo.

Presos políticos del gobierno kirchnerista que se autotitula:

“Defensor de los derechos humanos”.

 

 

I:: Progresismo, izquierda, socialismo, autonomía ::

 

Al margen de la sonrisa fácil de la ministra de economía Felisa Miceli, la que no tiene la vida fácil es la multitud trabajadora. Con el conservador de De la Rúa y el neoliberal de Cavallo el salario promedio rendía más que con la dupla de los ex setentistas Kirchner-Miceli. La hambruna de plusvalor de trabajo excedente, para acumular capital, hace descender cada vez más el trabajo socialmente necesario. Aumentan las ganancias de los patrones a costa de una bestial caída del poder adquisitivo de los ingresos populares: jubilaciones, salarios, planes y changas de las mayorías sociales. El capitalismo del “país en serio” nos retrotrae a la pobreza más cruda de comienzos del siglo XX. 

 

Caída del poder adquisitivo: con De la Rúa el salario promedio alcanzaba para comprar tres canastas básicas y ahora alcanza para dos. Los jubilados y pensionados están peor que con la convertibilidad, en 2001 el gasto en seguridad social era del 6,3% del Producto Bruto Interno (PBI), y en el 2005 rondó el 4,8%. Hay dos millones de niños y niñas que trabajan ¿Dónde quedó la consigna peronista que rezaba que “Los únicos privilegiados son los niños”? Los cartoneros -sólo los de la provincia de Buenos Aires- suman 100.000 compatriotas. El desgaste físico de cinchar por diez años un carro, doce horas diarias, es el equivalente a toda una vida de trabajo en otros oficios manuales. Toda una nueva profesión neoproletaria que llegó para quedarse. Familias completas de obreros del reciclado a los que se le paga apenas 20 centavos el kilogramo de cartón. Trabajadores que producen ganancias del orden de los 500 millones de pesos anuales para los capitalistas que los someten a la ley del valor. ¿Qué es posfordismo? ¿Qué es la subsunción real del trabajo en el capital? ¿Qué significa ser excluido de un salario pero ser vuelto a incluir a la lógica de la ganancia privada y la expoliación? ¿Qué significa que el territorio se transforme en el circuito directo de la mercancía, y el empleo de los cuerpos que lo recorren y habitan queden prisioneros del biopoder del mercado? ¿Qué significa el comando del capital que subordina y exprime el trabajo sin un asalariamiento directo de un patrón? Significa -entre otras cosas- ser obrera okupa, cartonera, vendedor ambulante, prostituta, traficante de paco; y dejar la vida para enriquecer al Capital-Cooperativo, al Capital-Cartonero, al Capital-Territorial y al Capital-Criminal.

 

Contando los planes sociales el desempleo es del 14,7%.  Cuatro millones de argentinos están subocupados y desocupados por el capital. Los planes sociales de los desempleados se quedaron estancados en 150 pesos, cuando los productos de primera necesidad subieron más del ciento por ciento desde el 2002. Entre De la Rúa y Kirchner, la distribución de la riqueza entre el 10 por ciento más pobre y el 10 por ciento más rico creció de 28 a 50 veces. No hay plata para aumentar jubilaciones y sueldos de los empleados estatales, pero sí hubo otros 10.000 millones de dólares para cancelar la fraudulenta deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), sumados a los 15.000 millones de dólares que se pagaron a los organismos internacionales de crédito desde la salida de la convertibilidad.

 

Este capítulo de la historia capitalista de la Argentina, comandada por Kirchner, la podríamos llamar: a + empleo + pobreza. La mitad de las y los trabajadores gana menos de 550 pesos mensuales. Todo un nuevo fenómeno posfordista: alto crecimiento del PBI, aumento de la recaudación y superávit fiscal = trabajo negado + precariedad + salarios de miseria.

 

En promedio, el poder de compra de los que trabajan cayó un 20%. Para el precariado en negro fue peor, ya que sus sueldos ni siquiera aumentaron al ritmo inflacionario. Durante el 2005 la actividad productiva superó la marca anterior de 1998, al igual que se incrementó en 10 puntos los niveles de pobreza y empleo no registrado en comparación al menemista año 1998. En aquel año, la pobreza generada por el “menemato” atacaba al 28,8%, ahora con el “kirchnerato” el 38,5% de los argentinos está pauperizado. Con el peronista de Carlos el trabajo en negro era del 37,4 %, en cambio, con el peronista de Néstor aumentó y llegó al 47,2%.

 

La participación de los asalariados se redujo del 32,5% al 24% del PBI. Y como cada punto del PBI son 6.000 millones de pesos, eso significa que, 9 puntos del PBI son 54.000 millones. Tres años de crecimiento del PBI al 9 % son tanto como 162.000 millones. Este es el excedente que le robó el gobierno de Kirchner a los trabajadores en los últimos tres años. ¿Estará “Pino” Solanas preparando su nueva película: Memoria del Saqueo 2003-2005? Entretanto, el capitán patagónico alega que a él “¡No le van a torcer el brazo las corporaciones!”

 

Con este nuevo saqueo, con el Capital-Parlamentarismo como verdadera cleptocracia, como sistema que naturaliza el robo contra la multitud, ¡Cómo no va a detonar la lucha por el salario, y el asambleismo gremial contra toda la dirigencia sindical cómplice de los patrones!  El 2005 fue el año con más luchas laborales desde 1989. Los piquetes aumentaron a tal punto que sólo fueron superados por los registrados en 2002. Esta es la verdadera causa de la renuncia del ministro de economía Lavagna: el bonapartismo de Kirchner no sabe cómo resolver el jeroglífico de la lucha de clases. Apela al efecto simbólico de rodearse de algunos organismos de derechos humanos que le den ese aire europeo tan “progre”, y apoyarse en los mohines permanentes de su nueva jefa de hacienda setentista. Pero lo importante para el capital, el poder, el estado, y sus representantes gubernamentales durante el año pasado, es que las luchas de la multitud los tuvieron a mal traer. La antagonía de la potencia de los sujetos sociales, contra el mercado y el estado, escribe la otra historia. La gesta de los de abajo construye otra realidad, como diría el poeta, ¡Quién quiera oír que oiga!

 

¿Izquierda, socialismo, autonomía? ¿Es qué estas cosmovisiones ya no

significan nada? Que el progresismo viaja con la proa puesta en el ALCA ya no son elucubraciones paranoicas de los movimientos anticapitalistas, sino la propia confesión de sus gobiernos.

 

Si como dice el virrey de los EE.UU. el populismo ya no es un problema; si los grandes medios de comunicación ya perdieron la vergüenza y ni siquiera llaman a la mayoría de los gobiernos del Cono Sur como de centroizquierda, sino, lisa y llanamente de izquierda; si el vicepresidente de Bolivia puede congeniar socialismo con capitalismo sin que se le mueva un pelo; si el presidente Kirchner puede tomar el término “autonomía” como uno más del léxico Capital-Parlamentarista; es que estas prácticas sociales por los que vivieron y murieron millones de luchadores en los dos últimos siglos, estos conceptos, estas verdaderas ideas fuerzas; cada vez más, lastiman menos al poder.

 

Entonces, ¿Qué hacer? ¿Renunciar a los viejos significantes y crear otros nuevos? ¿Regalarle al enemigo de clase un ideal como el socialismo o, en cambio, batallar en interminables combates resignificativos?

 

La operación del poder es clara. Ahora le toca a la izquierda, como en la década pasada gobernó la derecha. Para la burguesía toda, siendo el único horizonte esperar el recambio dentro del Capital-Parlamentarismo, será pues, cuestión de esperar una nueva derecha. Total, cada vez más, los gobiernos de izquierda son puras máquinas del orden capitalista. Instrumentos de la célebre gobernabilidad mercantil que tanto le preocupa a Washington. Co-mandantes del estado capitalista. Ya no de uniforme militar, sino de saco y corbata, o camisa y chompa a rayas al estilo Evo Morales. Todos ellos integrantes de la Nueva Clase de los políticos, una auténtica aristocracia administrativa obsequiada por el voto. Sino leamos este sólo ejemplo: en la Ciudad de Buenos Aires los altos funcionarios del ejecutivo se aumentaron un 40 por ciento los sueldos. Un secretario de gobierno, que percibía alrededor de 5400 pesos en concepto de salario neto, ahora obtendrá 7600; un subsecretario, pasará de 4400 a 6200 pesos; y un director general, de 4000 a 5600 pesos. Recordemos que el salario mínimo es de 630 pesos.

 

Gobierno y oposición intrasistémica se turnan, mientras cuentan en cada elección de quienes son los nuevos votos que hay en las urnas. Esas urnas que garantizan la muerte de una clase y la llave de la felicidad para otra. Oficialismo y oposición, ambos integran un gran partido de estado, un gran partido del Capital-Parlamentario. A lo sumo, serán adversarios, nunca enemigos. Para ellos el enemigo está en otra parte. Está en el llano, en las calles y las asambleas; en los cuerpos de delegados autónomos y las empresas recuperadas anticapitalistas; en las tomas de tierras y el ecologismo antimercantil; en el mediactivismo consecuente y los estudiantes rebeldes; en los piqueteros que no se venden y los precarios que no se regalan; en la acción directa que los padres de Cromañón que los escracha y en los protagonistas hoy desconocidos, pero que vendrán, para llevarlos a rendir cuentas ante la justicia popular por 30 años de atropellos. Mientras tanto, la “demodura” contra los movimientos antisistémicos; y la “exceptocracia” que padece de “decretitis”, la enfermedad de gobernar más por decretos que por leyes; el hambre galopante y la “dictocracia” como dictadura civil del mercado; y la “urgentocracia” para facilitar subsidios al capital y el pago de la deuda externa; toda esta depredación proseguirá de la mano del (pro)gresismo, el capitalismo andino, el socialismo bolivariano y la izquierda cadavérica.

 

Leamos algunos datos espeluznantes de la “revolución” bolivariana:

En 1999 llega Hugo Rafael Chávez Frías al palacio de Miraflores. Desde ese año aumentó un 11 por ciento la pobreza y casi el 30 por ciento de la población no gana ni siquiera para comer. Eso sí, a Venezuela recursos no le faltaron, ya que con el aumento del petróleo ingresaron 350.000 millones de dólares. El precariado es dominante en Venezuela, más de medio país no tiene un puesto fijo y la venta ambulante es la profesión posfordista por excelencia. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el INDEC venezolano, en el año 1999 la pobreza extrema alcanzaba al 19,9 por ciento y en cambio ahora todo empeoró, ya que afecta al 28,1% de la población. La pobreza era en 1999 del orden del 43% y en el 2005 aumentó hasta llegar al 54%. El 22 por ciento de los venezolanos está desnutrido y el 47% vive con dos dólares por día. La deuda pública interna aumentó de los 1.069 millones de dólares en 1999, a 13.500 millones de la misma moneda en el 2005. La deuda externa tampoco se quedó atrás, en igual período creció, de 22.000 a 27.000 millones de dólares. Eso sí, durante el 2005 el PBI de Venezuela creció al 9 por ciento, semejante a los valores de China, Argentina o la India. A este ritmo al pueblo venezolano le espera una nueva devaluación de la moneda a costa de sus ingresos. Recordemos que de febrero de 2003 a febrero de 2005 la devaluación acumulada del bolívar llegó al 74,7%. Con la nueva devaluación, más sangre trabajadora será utilizada para recomponer el capital de los patrones y las arcas del estado, y así obtener, los excedentes para abonar las deudas financieras. ¿Será esto a lo que Chávez llama el camino al Socialismo del siglo XXI? 

 

Con estos datos, tal vez, sea más fácil entender porqué el último 4 de diciembre para las elecciones legislativas, sólo optaron por los candidatos del comandante dos millones de venezolanos. Mientras que Chávez en el referéndum revocatorio de agosto de 2004 tuvo casi 6 millones de votos. En las últimas elecciones, los propios votantes bolivarianos se negaron a ir a las urnas. En este caso la abstención no fue un comportamiento fascista de los opositores a Chávez, sino la salida, el no voto, del 67 por ciento de los sufragantes que hasta hace un año renovaba su confianza en la máxima autoridad de la república bolivariana. Esos cuatro millones de venezolanos, ese éxodo antielectoral de los pobres, indica, que no se sintieron interpelados por el llamado desesperado del caudillo militar para concurrir a las urnas. ¿Una multitud a la izquierda de Chávez? Puede ser. Los años pasan y para las mayorías la paciencia se acaba. Para ellos, las cosas están cada vez peor desde que Chávez llegó al gobierno. Después de todo, los indicadores sociales, los únicos verdaderamente importantes para la multitud, no son mejores en la Venezuela de Chávez que en el Brasil de Lula y en la Argentina del señor “K”.

 

¿Y por Brasil como andamos? Podríamos decir que este país vive en un ambiente de guerra civil de baja intensidad.

Según un informe del Consejo Indígena Misionero (Cimi), el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST), el Foro Nacional de la Reforma Urbana y la Comisión de la Pastoral Obrera; realizaron un balance de los tres años de Lula y de la inmensa mayoría de la izquierda que llegó con él al gobierno. De un basto documento de 260 páginas se desprende lo siguiente:

Entre los más pobres el desempleo llega al 56%. La distribución de la renta en Brasil es la peor del mundo después de Haití. Las promesas que el Gobierno de Lula había hecho durante su campaña electoral sobre la reforma agraria, la alfabetización, la política indígena, la política habitacional, la creación de empleos o la defensa de la Amazonia, entre otras, no han sido cumplidas. Con más de 50.000 muertos, la violencia urbana policial tiene números alarmantes, peor que en el 2004 que ya había contabilizado la cifra aterradora de 40.000 asesinatos. En las zonas rurales la violencia también ha aumentado, durante el mandato del Partido de los Trabajadores (PT) han sido acribillados 147 trabajadores del Movimiento Sin Tierra.

 

Van quedando pocas prácticas, imaginarios y proyectos, que no hayan sido colonizados por el capital. No es casual que actualmente el camino zapatista sea un paradigma indigerible para los estados. Una autonomía como autogobierno de la comunidad que no hace de sus conquistas virtud, sino necesidad; que se lanza a arriesgarlo todo o perece; con alianzas sólo por abajo y con la izquierda anticapitalista, mientras repudia el carnaval electoral en las alturas. Ahí hay un rumbo, se toma una dirección y no otra. Esto siempre y cuando no se caiga en la tentación marketinera del “Sí Marquismo”. Una moda nefasta de seguidismo al zapatismo, haga lo que haga y diga lo que diga. Pose de la que huye el propio EZLN.

 

Hay ciertas prácticas que se diferencian por la negativa (por el no, por lo anti, lo antagónico), y definen más contundentemente su distancia con todo lo establecido, que otras experiencias que lo hacen por la positiva. Hoy la potencia del anti-capitalismo, como perspectiva que lleva a la pura antagonía a la ley del valor, a la ley de la ganancia privada y el estado, a la representación política como forma-Estado de la mercancía; es más radical, revulsiva, si se nos permite revolucionario, que aspirar a un modelo socialista. Sistema que nunca pudo superar, en el mejor de los casos, el capitalismo burocrático de estado hasta su total colapso, como en la vieja Unión de Repúblicas Socialista Soviética (URSS). O peor aun, con la actual China socialista. El boleto de ida para un capitalismo de una nomenclatura de expoliadores y censores. La que con 94 corresponsales en prisión encarcela más periodistas en el mundo. Una patria de los monopolios estatales y privados, nativos y extranjeros.

 

El cambio social de raíz, las ideas anómalas, el instinto ingobernable de la multitud, es un proyecto que retoma la guerra subterránea que anida en todas las democracias. En el caso Argentino, la cifra que oculta, el número que subyace a la paz civil llega a 30.000. Treinta mil detenidos desaparecidos. La mayoría torturados y asesinados. La sangre seca de la paz civil desde 1983, la gobernabilidad sobre los cuerpos laboriosos, la paz social y sus cementerios, el país normal con su miseria, el capitalismo en serio de la ficción jurídica de la igualdad entre los hombres; es la construcción social que se edifica sobre esa pila de cadáveres.

 

El presente no es sólo un ajuste de cuentas con el pasado, sino la tozudez por evitar la perpetuación y profundización, pero por otros medios, de ese mismo pasado. El gobierno de Kirchner tiene el repugnante registro de ser la presidencia con más procesados por la lucha popular y presos políticos, más muertes por accidentes laborales, más trabajo infantil, con más asesinatos policiales a mano armada y en las cárceles, y el mayor récord de torturas en prisiones y comisarías desde la presidencia de Alfonsín. La democracia indirecta multiplica varias veces el genocidio de antaño. Hoy con 105 argentinos que mueren por día por “causas evitables”, que se los deja morir, se los abandona y descarta; o sea, se los asesina con medios diferentes a como lo hacía la dictadura castrense pero se los aniquila de la faz de la tierra. Toda esta carnicería con sordina nos recuerda cotidianamente que la guerra social, que la lucha de clases, ahora con urnas, peronismo de izquierda y mass media, sigue su curso.

 

Una práctica económica por la dignidad humana, y del anticapitalismo como cambio social, recobra su potencia popular a partir de una total antagonía de los trabajadores contra los patrones, una diferenciación política abismal con todos los valores mercantiles establecidos. De lo contrario, la valiente resistencia popular le pone límites al nuevo genocidio, pero no lo evita.

 

 

II:: Enemigos ::

 

¿Qué es un enemigo sino aquel que mata? ¿Quién es el enemigo sino aquel que sumerge, manipula y hambre a las mayorías? ¿Cuáles son los enemigos, sino esa clase explotadora que se arroga el derecho de querer gestionar la vida?

 

La ministra de economía Felisa Miceli pasó del setentismo a firmar el cheque más importante de su vida. Abonó 9.810 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, luego de haber integrado junto a Nora Cortiñas de Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo, la Cátedra Libre de Poder Económico y Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, y la Comisión de Reconstrucción de la Memoria. ¿Dónde quedaron esos años de trabajo social en Rincón de Milberg, partido de Tigre, junto a su compañero Ricardo Velasco? Otro setentista retratado en “Cazadores de Utopías” la película de David Blaustein, y ahora cazador de cargos en el estado. Que grotesco derrotero han tomado contra los ideales de sus viejos compañeros de lucha. Del no pago al FMI a pagar todo al FMI. De la patria socialista a la patria capitalista, ¿O es que ahora son lo mismo? Parece una burla de la historia terminar como ejecutivos de sus antiguos enemigos de clase. Si Lula en Brasil y Mujica en Uruguay se abrazan a los poderosos, ¿Porqué no Felisa y Pacha? En fin, van quedando pocos setentistas consecuentes. 

 

Nueve mil ochocientos diez millones de dólares al FMI. ¿Cuál es la nueva cifra? ¿Cuántos cadáveres se acumulan sobre este pago? Desde el 25 de mayo de 2003, día en que Kirchner asumió la presidencia, se cuentan 100.000 nuevos desaparecidos por causas evitables. Además, no pagando, a futuro ¿Cuántos asesinatos más de guantes blancos, o con faldas y sonrisas, se podrían evitar?

Pero en cambio, la tragedia prosigue: el pago al FMI es un vuelto al lado de todo lo que resta. El capitalismo ultima 17 de cada 1000 niños por desnutrición y causas módicamente evitables. Un bebé es asesinado cada 45 minutos. ¿Con cuántos sacrificios humanos más deberá pagar la multitud, para deshonrarse y solventar el 93 por ciento de la deuda externa restante?

 

Que la economía dineraria, la sociedad del egoísmo, la miseria y la explotación, no puede aportar soluciones de fondo a la especie humana y al planeta todo, no es ninguna novedad. Lo inédito es que el progresismo, la izquierda, el socialismo, no solo ha renunciado al reformismo, no sólo ya no trata de ponerle más botes al Titanic, sino que los reserva celosamente para una cada vez más pequeña porción de la sociedad. Para el resto, el ahogo, la desesperación, la injusticia y la muerte.

 

El enemigo gobierna la vida y su biopoder es brutal. El Capital-Parlamentarismo en transición al Capital-Ejecutivismo le otorga a la mayoría de los parlamentarios el rol de convidados de piedra o meros levantamanos del oficialismo. Hasta comienzos de diciembre del año 2005 Kirchner llevaba emitidos más de 140 Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), contra sólo 11 sesiones ordinarias del Congreso Nacional.

 

La subsunción, inclusión, o subordinación del trabajo en el capital; profundiza como tendencia, la subsunción de la multitud en el mercado, la incorporación de la sociedad productora en la mercancía. Y el comando capitalista, la forma-Estado, el Capital-Parlamentarismo neo bonapartista de Kirchner, esa forma posmoderna de  posfascismo, busca subordinar completamente el trabajo, la multitud, la sociedad productora, la vida, en la administración estatal.

 

El estado marca las normas y pone los límites. Todo lo que escape a sus coordenadas es lo a-normal, salvaje, peligroso. Toda vulneración a la norma mercantil es un delito. Todo rebelde pasa a ser criminalizable. La cárcel se transforma en el depósito social para las y los que sobran, luchan y resisten.

Reemplazando a la reclusión y desaparición fulminante de los campos de concentración de los militares.

 

Al capital le sobran personas. Se instaura un verdadero racismo de corte social. Un capitalismo de la excedencia de lo humano que les sobra a los patrones. Una discriminación, exclusión y represión, prisión y asesinato contra los pobres. Y los pobres hoy son media Argentina. Por lo tanto, el racismo social termina con los guetos de las villas y asentamientos como forma excluyente, una forma excepcional y minoritaria de pobreza y marginación en la era fordista. En cambio, ahora, lo extraño se vuelve normal y tiende a ser mayoritario. El biopoder como ejercicio de control sobre enormes poblaciones, transforma cientos de barrios, distritos completos, en los nuevos guetos posfordistas del capitalismo de la disponibilidad humana.

 

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), a noviembre de 2005, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) era de 385,42 pesos (128 dólares), para una familia de dos adultos y dos niños. Y el valor de la Canasta Básica Total (CBT), que incluye bienes y servicios como educación, transporte, salud y vestimenta, era de 828,65 pesos (275,29 dólares). No olvidemos que, la Canasta Básica Alimentaria es un indicador de la línea de indigencia y la Canasta Básica Total de la línea de pobreza.

 

El promedio de los trabajadores registrados está por debajo de la línea de la pobreza, por lo tanto ganan menos de 828,65 pesos. Y el promedio de los empleados en negro está por debajo de la línea de indigencia y sus ingresos son menores a 385,42 pesos. Los trabajadores negados por el capital, los desocupados para mantener a raya a los ocupados, y así perpetuar la expoliación humana con la amenaza del desempleo para los rebeldes, reciben desde 2001 apenas 150 pesos. Cobran el equivalente al 38.9 % de la Canasta Básica Alimentaria, menos de la mitad de la línea de indigencia. Bajo el capital la existencia de la clase, real o potencialmente trabajadora, se transforma en una vida de privaciones perpetuas, en la muerte lenta del subconsumo, en un nuevo genocidio civil de la ley del valor que aniquila más personas que el genocidio militar.

 

Sólo en el 2005, y producto de la inflación, hay un millón y medio de nuevos miserables. La figura del trabajador menesteroso e indigente, una figura clásica del capitalismo del siglo XIX, se expande y difumina, paralela a la del trabajador precario, en negro, y al desempleo como trabajo negado por los patrones. Queda claro, con el retorno de la democracia y con todos sus gobiernos electos, la lucha del capital por aumentar sus ganancias a costa del trabajo y la miseria de sus empleados continúa. ¿Cómo no esperar el contraataque de la multitud?

 

El aumento del Producto Bruto Interno es directamente proporcional a la concentración del ingreso. Más crece la economía, memos gana la multitud del total de la torta que produce. En el posfordismo cuando las y los trabajadores escuchan que creció el PBI, es mejor que no se alegren. Pasó con Menem en los ’90, mientras aumentaba el PBI la desocupación crecía a valores inéditos, superando los dos dígitos, para nunca más bajar a valores fordistas.

 

 

III:: Esta democracia apesta ::

 

Hasta 1975, para la vieja clase obrera, su organización y su lucha, el aumento del PBI significaba que algo se derramara de la copa burguesa. Si aumentaba el producto bruto interno, aumentaba el trabajo registrado y los salarios. Desde la década pasada, y ahora sin Cavallo y con Lavagna-Miceli, sin uno a uno y con el dólar a tres pesos, más se crece y más precario y peor pago es el empleo. Con la hegemonía de la plusvalía relativa, y el trabajo muerto empleado en las máquinas en la ciudad y el campo, con la subsunción real del trabajo en el capital; cada vez que los trabajadores sepan que se incorporará en la empresa más tecnología tienen que temblar de espanto. En el capitalismo la tecnología tiene como rol dominante desemplear a los que la máquina viene a reemplazar como trabajo pasado, muerto y acumulado como capital. Y de los que quedan en la empresa, su trabajo presente o vivo, será sobreexplotado para resarcir la inversión y autovalorar el capital con más trabajo intensivo. La última máquina con incorporaciones cibernéticas, la robótica y la informática creada por los propios trabajadores, en vez de liberarlos de los trabajos rutinarios los condena a ser desnudos vigilantes de la tecnología. En vez de ser una herramienta a su servicio, es un instrumento más de esclavitud laboral. Aquellos que trabajan en una línea de producción robótica saben bien que, con cada mejora tecnológica, los ritmos de trabajo son más brutales, el proceso productivo depara más atención y más rápidamente colapsa el sistema nervioso. Aquellos atados a una computadora, sea en centrales telefónicas, líneas de caja, transacciones "on line", terminan el día al borde de la extenuación física por más que no se hayan levantado en toda la jornada de la silla, su "box", y la línea de cobro.

Es decir, el cuadro social se polariza cada vez más. A más PBI peor distribución de la riqueza; a más inversiones en tecnología, menos y peor empleo. 

 

¿Qué significa la paz social del país normal, la gobernabilidad del capital sobre el trabajo? Veamos: 

 

a) Aumento del superávit fiscal en $ 19.661 millones de pesos, mientras tanto el 62 por ciento de los argentinos no tiene cloacas y el 47 por ciento no tiene cobertura de salud. Aumento del 21 % de la recaudación impositiva en comparación a 2004, en tanto que, el 58 % vive sin gas natural. Crecimiento del PBI al nueve por ciento por tres años, sin embargo, el 33 por ciento no tiene agua potable. Aumento del superávit fiscal de las provincias del orden de los 4.000 millones, lo que eleva el superávit fiscal primario total (ingresos menos gastos del estado nacional y provincial, sin descontar el pago de los intereses de la deuda estatal) al récord histórico de 23.661 millones de pesos; mientras que el estado del capital ahora no puede alegar que no tenga plata, sigue la miseria pornográfica para cuatro de cada diez argentinos. La distribución del ingreso es cada vez más escandalosa: el 20 por ciento más rico se apropia del 54 por ciento, mientras que el 20 % más pobre sólo recibe el 4 por ciento.

 

b) Tomando números redondos, sobre 38 millones de argentinos, el 24 por ciento, más de nueve millones, vive como máximo con cuatro pesos por día (1 dólar con 30 centavos). Pero recordemos que hay casi dos millones que viven con tres pesos diarios; un millón y medio con dos pesos; y un millón cien mil con un peso. Y pensar que encima Kirchner y todos sus laderos; la obsecuencia del grupo Clarín; el eco de su sucursal menor, el Diario Página 12; y aún los multimedios de Hadad, tiene la osadía de llamar al suyo: “El gobierno de los derechos humanos”.

 

c) El estado congela los sueldos de sus empleados y las jubilaciones. En promedio, el haber jubilatorio está en 515 pesos, por lo tanto, son haberes de miseria. El 82 % móvil quedó en el olvido, la jubilación promedio del sistema previsional apenas si representa el 45% del sueldo registrado promedio. En el 2006 se prevén pocos ingresos de capitales. La suma rondaría la misma del año pasado: 4.300 millones de dólares. No importa, los capitales que faltan los pone la multitud con la acumulación originaria que detonó después de la devaluación. Ese colosal robo del trabajo humano por parte de la burguesía y el estado, la plusvalía, devenida en inversiones de capital; proveniente de la sangre, el cansancio y la falta de óseo que aporta, cada vez en mayor medida, el mundo del trabajo.

 

d) Los bancos tuvieron ganancias fabulosas en el 2005: 1.700 millones de pesos.

La patria exportadora de "commodities" no se cansa de ganar. Los campos de invernada para engorde vacuno de la burguesía con olor a bosta aumentaron el último año un 21.7 %, cotizándose la hectárea en 2.800 dólares. Las mejores tierras dedicadas al maíz y la soja pasaron en un año de 4.700 a 7.000 dólares la hectárea. El promedio de ganancia de ambas inversiones es del orden del 25.6 por ciento en dólares, mientras que un plazo fijo a 30 días rinde un 3 por ciento anual en pesos, o en el mejor de los casos, la especulación bancaria en dólares en el extranjero ronda el 3 por ciento. La vieja oligarquía terrateniente ¡Está de para bienes! Gana en dólares en un año, por la suba de sus tierras transformada en capital, ocho veces más que especulando en los bancos foráneos. ¡Vamos pingüino, siga así combatiendo al capital! 

 

e) La pequeña burguesía exprime en negro y por un puñado de billetes a la mayoría de sus empleados. La que los blanquea, los toman con rebajas sobre los aportes patronales. Un regalito que le hace el estado para que explotar humanos le salga más barato. El obsequio le costó al fisco -desde marzo del 2004 a octubre del 2005- 80 millones de pesos. ¡Otra que el estado ausente! Y ni así, los desocupados vuelven a la noria del asalariamiento. Sólo 1.500 sobre 168.500 puestos con descuentos, proviene, de argentinos con planes sociales. Una vez más lo reiteramos: en el posfordismo se terminó el pleno empleo. 

 

Esta democracia es corrupta y no por una u otra coima. La famosa corrupción antirrepublicana es terrible, pero apenas una bicoca. Aunque los funcionarios no robaran un peso esto no cambiaría en nada la desigualdad social y el origen de la producción de la expoliación humana. Explotación que ninguna redistribución de la riqueza puede morigerar más que cosméticamente. Y en el posfordismo, ni para eso sirven progresistas, peronistas, izquierdistas del capital y socialistas estatistas. Esta democracia apesta por la descomposición material de los cadáveres de tres generaciones ofrendados en los cadalsos cotidianos del dios trabajo que regenera el sistema mercantil. Ante cada intento vencido por parte del proletariado de terminar con el infierno en la tierra, la condena se reedita una y otra vez. En términos de caída del ingreso, participación en la renta nacional y vidas humanas, la derrota social del ’76 se pagó muy cara. Pero menos cara que la hiperinflación de Alfonsín; la instauración del menemismo; el gobierno de la Alianza; y la peor de todas, la devaluación de los salarios y planes sociales, jubilaciones y pensiones, precarización del empleo y pauperización de la vida, ejecutada por Duhalde-Kirchner. Un nuevo genocidio que deja morir por día 75 niños, bajo razones que asépticamente el poder le llama: “causas evitables”. Mientras tanto, otros esperan en la invisibilidad la muerte prematura o la transformación, en unos pocos años y por culpa del Capital-Parlamentarismo, en una raza de subhumanos mal nutridos. Nils Katsberg, el director de UNICEF para América latina y el Caribe, manifestó: “Este año hacemos eje en los millones de chicos que viven en condiciones de invisibilidad y exclusión. Más de 3,4 millones menores de 18 años en los centros urbanos viven en la pobreza, y más de 1,4 millón de chicos transita su infancia en hogares indigentes que no tienen siquiera los mínimos alimentos para sobrevivir. Creemos que los Estados y los fondos públicos deben hacer foco en los olvidados, los que no existen en las estadísticas y están al margen de toda dignidad”.

 

Es así que por tres décadas, entre bayonetas y papeletas, el hedor de los restos humanos no se llega a disipar. Porque sobre los huesos del pueblo de los ’70 y los ’80, los restos de la clase obrera de los ’90, y los cuerpos de la multitud a medio pudrirse desde el 2003, nuevas legiones de difuntos esperan su turno para impregnar la atmósfera con el olor a la carne descompuesta de los descartados. Fiel contracara de la pestilencia del dinero, haciendo del capitalismo un dispositivo social y racional, recurrentemente homicida.

 

Llegado el momento, ya sabrá la multitud acortar distancias contra los patrones y sus gerentes y rectificarse por haberse quedado a mitad de camino con el “¡Qué Se Vayan Todos!” Permitiendo que, de ese modo, prosiga contra ella la guerra social.

 

Tendremos que acostumbrarnos a ser los nuevos anormales, los bárbaros inclasificables, la multitud plebeya del posfordismo, las y los autónomos anticapitalistas. Pergeñar nuestra(s) estrategia(s), no olvidar jamás que estamos en guerra, que otro mundo es (im)posible en el capitalismo. Aprendamos de nuestra herencia, aquellos que, en parte, somos ahora. Y que lucharon ayer por los muertos que los precedieron, por las afrentas que sufrían, y por un futuro emancipado para nosotros. Nuestros hermanos de clase que, con sus victorias y derrotas, nos inspiran y reclaman estar atentos, ser flexibles tácticamente: pelear por no perder la administración autónoma de los planes sociales y evitar el avance del posfascismo; luchar por aumentos de salarios y terminar con el trabajo en negro; obtener mejor salud y educación y reducir la jornada laboral; okupar tierras y empresas, resistir y producir. Pero no renunciar jamás a los objetivos estratégicos, los únicos que pueden terminar con la actual guerra social: el autogobierno de los anónimos y la autogestión antimercantil generalizada; el fin de los privilegios y la república asamblearia de los comunes; la abolición del trabajo por dinero y con él la destrucción de todos los patrones; la fraternidad universal de los trabajadores contra el imperio mundial de la ganancia; el poder constituyente de la multitud y la abolición del mercado. Y digamos adiós a los olvidos, las ilusiones y las mentiras, que nos hacen creer que no estamos en guerra.

 

24 de enero de 2006

 

Colectivo Nuevo Proyecto Histórico

 

 

 

 

El dato encerrado en la Coca Cola

Evo Morales ha dicho muchas cosas que queríamos escuchar hace más de quinientos años por la boca de un presidente boliviano. Ha dicho también cosas que se escucharon con sordina por siglos en América Latina y ha dicho cosas que revelan, por fin y ante el mundo, una de las causas de la obstinada presencia yanki en territorio andino y especialmente boliviano: el control de la Coca a través de su empresa Coca Cola.

 

Con su parsimonia ancestral, Evo reclamó ante la prensa internacional el trato especial que le dan los gobiernos andinos a la comercialización de la hoja de coca que "compra" la Coca-Cola Internacional, empresa emblemática no sólo del Imperialismo yanki, sino de algo más profundo y eficaz en la dominación cultural que ejerce sobre gran parte del mundo: el "modo de vida estadounidense"(¿Verdad que no hay mejor combinación que una hamburguesa o un "hot dog" con todo y una Coca Cola bien fría?). Dijo Evo que el comercio de dicha hoja está ilegalizado entre los países andinos pero no para la empresa gringa, es decir que entre los ciudadanos y las empresas andinas no se puede comercializar libremente la hoja de coca, pero la Coca Cola sí puede comprar la cantidad que quiera en cualquier país andino que la produzca.

Primera interrogante: ¿Coca Cola utiliza la hoja de coca en su fabricación?

Más allá del dato frío y de la conclusión inmediata que se deriva de su primer análisis, podemos adelantar algunas otras hipótesis que nos llevan a dibujar otro esquema en la comprensión de la drogadicción y el narcotráfico internacional. Con tan sólo introducir en el esquema vigente el dato que estaba oculto y que nos reveló Evo Morales se abren nuevas interrogantes, surgen nuevas sospechas y cobran mayor relevancia algunos hechos pasados por "debajo de la mesa" de los especialistas internacionales en narcotráfico.

Primer interrogante: ¿En verdad se utiliza hoja de coca en la fabricación de la Coca Cola? Esta no es una pregunta retórica o desinformada sino que constituye un punto de inflexión obligatoria en el estudio del caso, porque en el año 2002 la misma empresa negó el uso de la hoja de coca en la fabricación del producto, tal como comprobamos al leer el artículo de Luís A. Gómez publicado en http://www.Rebelión.org, el 27 de noviembre de ese año. En el leemos:

"Hace unos días, el Viceministro de Defensa Social de Bolivia, Ernesto Justiniano, informó que su oficina había autorizado la exportación de 350 mil libras (aproximadamente 150 toneladas) de hoja de coca a Estados Unidos "para la fabricación de la gaseosa Coca-Cola"[.] El hecho fue negado por una vocera de la empresa estadounidense, consultada por el diario mexicano El Universal el martes pasado: Karyn Dest, vocera de Coca Cola, dijo vía telefónica desde Atlanta que la empresa no utiliza cocaína y que nunca ha sido parte de los ingredientes de la bebida" (Esta respuesta fue repetida en diciembre de 2002 por la representante de la trasnacional en México, Adriana Valladares).

Sorprendente esta respuesta que acaba con un mito moderno: la Coca Cola no contiene coca y mucho menos cocaína, pero. ¿Quién habló de "cocaína" en la Coca Cola? Nadie. Era una creencia, un mito ¿o un gancho publicitario? Pero de lo que sí se habló fue de las hojas de coca que compra por montones la trasnacional y la vocera lo evadió ¿o fue un Lapsus linguae? Buena vocera. ¿Interesante verdad? Pero más interesante se hace el asunto cuando seguimos leyendo en el artículo de Gómez y encontramos que:

"También se ha hecho público que el trabajo de Albo Export, una empresa propiedad del boliviano Fernando Alborta, ha exportado coca desde Perú y Bolivia los últimos años, y que entre 1997 y 1999 envió a Estados Unidos un equivalente a 340 toneladas de hoja. Estas operaciones de compra y procesamiento son severamente vigiladas en Bolivia por la Dirección General de Control y Fiscalización de la Hoja de Coca (Digeco) y en Estados Unidos, claro que sí, por la DEA, que incluso provee los almacenes con sofisticados sistemas de alarma y los cofres especiales para guardar en New Yersey el curioso tesoro natural."

Pero esto no es todo en las contradicciones entre los expendedores "naturales" y sus "mejores clientes", porque en el año 2004, el zar antidrogas de Perú, Nils Ericsson, en un escrito publicado el 26 de enero, afirmó que: "La Coca Cola, la mundialmente conocida fábrica de bebidas gaseosas, compra al Perú 115 toneladas de hoja de coca al año y a Bolivia 105 toneladas con las cuales produce, sin alcaloides, 500 millones de botellas de gaseosas al día" (Luís Gómez, The Narco Bulletin, 28 de enero de 2005, en http://www.narconews.com), lo que hace pensar al articulista Gómez que la presión por erradicar la coca en Perú (y completamos nosotros: en todos los países andinos productores) es una estrategia para asegurar a Coca Cola el monopolio de la hoja de coca, no sólo con la intención de controlar ese mercado sino también para monopolizar el mercado de refrescos que utilizan hoja de coca ¿sin alcaloides? cuya fabricación está floreciente en Perú bajo las marcas Vortex Coca Energy y K-Drink.

Luego de leer todos los argumentos que rodean nuestra primera interrogante, una posible respuesta es la siguiente: Si la Coca Cola Internacional es la primera empresa multinacional (monopólica) en la comercialización de la hoja de coca, materia prima esencial de la Cocaína, para lo que se ha valido de su estatus legal privilegiado en los países andinos, y sus voceros se niegan a reconocer la utilización de hoja de coca en la fabricación de la bebida, entonces esta empresa debe ser el primer sospechoso en la investigación de las redes mundiales del narcotráfico porque ¿Qué hacen con todas esas toneladas de hojas de coca que compran anualmente?

Más allá o más acá de las preguntas y respuestas, que pueden multiplicarse por cien, vayamos por un instante a la realidad inmediata: tomemos en nuestra mano una botella de Coca Cola de 600 ml hecha en Venezuela y leamos lo que está escrito en la etiqueta luego de la identificación de la empresa productora:

"INGREDIENTES: AGUA CARBONATADA, AZÚCAR, CARAMELO, ÁCIDO FOSFÓRICO, EXTRACTOS VEGETALES Y CAFEÍNA"

¿Encuentra usted, amigo lector, alguna información que nos advierta la utilización de algún derivado de la hoja de coca? Cuando mucho nos pueden querer convencer con la enigmática expresión "EXTRACTOS VEGETALES", pero ¿de cuáles vegetales se trata y qué se les "extrae" a esos vegetales?, porque si se trata de la hoja de coca que contiene varios alcaloides, ¿cuáles desechan y cuáles dejan en la gaseosa? Y si la empresa reconociera que utiliza la hoja de coca y dice que elimina todos los alcaloides ¿qué sustancia queda? La verdad es que en vista de la contradicción evidente entre la acción de la empresa que compra toneladas de hoja de coca en Bolivia, en Colombia y Perú y el empeño de sus voceros en negar la utilización de hoja de coca en la fabricación de la bebida, lo menos que podemos hacer es demandarla por oferta engañosa. ¿Será posible que los ciudadanos de los países andinos donde se vende la Coca Cola, introduzcan una demanda (los especialistas dirían en cuál organismo y a qué nivel) por la vía de los intereses difusos? Fracasada o exitosa sería esta una experiencia extraordinaria de pedagogía política y de integración popular.

Segunda interrogante: si Coca Cola no usa la hoja de coca en su fabricación ¿Qué hace con todas las toneladas de hoja de coca que compra?

Otras interrogantes han estado en nuestra mente desde hace muchos años como misterios que nadie se ha atrevido a desentrañar porque están "protegidos" por normas internacionales de industria y comercio, pero hoy, gracias a los "cocaleros" andinos como Evo Morales y a investigadores como Luís Gómez, ya sabemos que la gaseosa más vendida en el mundo contiene en su fórmula algún derivado de la hoja de coca y si la empresa no lo reconoce entonces debe explicarle al mundo qué hace con tanta hoja de coca en sus depósitos de Atlanta. Algunas de esas otras interrogantes son:

¿Qué derivado, o derivados, de la hoja de coca es el que utilizan para elaborar la base de la Coca Cola y qué relación tiene (n) con la Cocaína

¿Ese derivado genera adicción en los consumidores o crea en ellos las condiciones fisiológicas para propiciar algún tipo de adicción? Y si la hoja de coca diluida en la Coca Cola no genera adicción, entonces ¿por qué tanta alharaca (léase represión, persecución y muerte) con su cultivo, procesamiento y comercialización en los países andinos?

Fuente: bolpress.com
Gregorio J. Pérez Almeida
Bolpress, La Paz – 10/01/2006

 

 

 

 

 

Mensajes de Evo
 
Por Atilio Boron

Desde La Paz

La sensación flota en el aire: en Bolivia ha nacido algo nuevo, cuya influencia trascenderá sus fronteras hasta convertirse en un fenómeno “histórico-universal”, llamado a gravitar en la vida de millones de personas en los más insospechados rincones del planeta. Después de 513 años –recordaba Alvaro García Linera en la Plaza de los Héroes– los indígenas recuperaban el control de sus vidas. Uno de los suyos, Evo Morales, acababa de ser ungido como presidente y desde su primer instante como gobernante transmitió, con la circunspección y sobriedad que caracteriza a su pueblo, una serie de mensajes que ratificaban que la historia había cambiado de dirección. Mensajes que con sus dichos, sus silencios y sus gestos reverberaron con estruendo por toda América latina confirmando el advenimiento de algo nuevo y diferente. Algo original y genuino, que sólo por una infeliz ocurrencia podría ser concebido como una expresión más de el “centroizquierda”, amorfa categoría que los filósofos de la resignación impusieron como una moda. La originalidad del experimento del MAS en Bolivia sólo admite comparación con otras dos experiencias, también ellas únicas e irrepetibles, que exhibe nuestra región: las revoluciones en Cuba y Venezuela. Lo que unifica a estos tres procesos no es su similitud –en realidad no podrían ser más disímiles– sino su irreductible originalidad: ninguno es copia de nadie, confirmando una vez más que las revoluciones son la expresión más genuina e inimitable de los pueblos.

El mensaje que transmite Evo Morales al jurar como presidente, con el puño de su mano izquierda alzado con gallardía y su mano derecha descansando sobre su corazón, desnuda las vacías formalidades del protocolo y deja una huella indeleble en la memoria de su pueblo. Enseguida, antes de comenzar su discurso, pide un minuto de silencio en homenaje a los que ofrendaron su vida para construir una Bolivia justa, libre, digna: Túpac Amaru, Túpac Katari, Luis Espinal y Ernesto “Che” Guevara. ¿Dónde, cuándo, se había visto algo igual? Al terminar, otro gesto: palabras de despedida pronunciadas en aymara y quechua, las lenguas de las etnias secularmente ignoradas y despreciadas. Mensajes que ratifican su ejemplar trayectoria de lucha y la claridad de un discurso que, en la campaña electoral, condenó sin atenuantes al capitalismo y al neoliberalismo. Mensajes elocuentes también cuando, al revés de lo que hacen los representantes de la mal llamada “izquierda racional” –esa que halaga la derecha y fomenta el lobbista de las privatizadas españolas, Felipe González– cuyo primer acto después de un triunfo electoral es peregrinar a Washington para garantizar a los amos del imperio que todo seguirá como hasta entonces, Evo comienza su gira internacional visitando Cuba, y luego Venezuela, gestos de una contundencia insoslayable.

Luego, cuando escandaliza a los “bienpensantes” por el desparpajo con que visita a “altos dignatarios” de las antiguas potencias coloniales vistiendo su humilde chompa rayada. Mientras el “centroizquierda” se trajea y encorbata para ratificar su fidelidad a los poderes establecidos, Evo mantiene intacta su identidad. Y el domingo, en la Plaza de los Héroes, al exaltar la sabiduría de los pueblos saluda a Fidel, el “abuelo sabio” que no pudo asistir; y ayer designa un gabinete que no hace concesión alguna a la derecha, sobre todo en las áreas más sensibles: hidrocarburos, tierra, interior. Ningún mensaje para “tranquilizar a los mercados” u otras tonterías por el estilo a las que estamos tan acostumbrados. A diferencia de otros gobernantes les pide a lo suyos que si lo ven titubear lo empujen y lo obliguen a marchar hacia adelante. Recupera la consigna zapatista de “mandar obedeciendo”; pero a su pueblo, no a los mercados o la globalización. Y ratifica, además, que tanto valor como su juramento en el Congreso tiene el que hizo el sábado en el Tiahuanaco y el domingo ante los cientos de miles que se dieron cita en la plaza: “Me podré equivocar pero jamás los voy a traicionar”. Sí, es cierto: hemos entrado en una nueva etapa histórica y la izquierda se afirma en el poder en América latina. ¡Gracias Bolivia!

 

 

 

 

 

SOBRE EL PERIODISMO "PROGRESISTA" Y LAS LUCHAS POPULARES
Protagonistas


Por Guillermo Cieza, para Prensa De Frente.- Va a ser una lucha, difícil y de resultado incierto. Pero está claro que sus resultados dependerán de la cantidad de fuerzas populares que se acumulen, no de las promesas oportunistas del oficialismo. La posibilidad de hacer justicia en un país como el nuestro, la posibilidad de cambios favorables a nuestro pueblo, mal que le pese al Sr. Wainfeld de Página 12, depende de esfuerzos que no podemos reducir a historias de periodistas valientes, medios pluralistas, jueces probos y políticos que pagan deudas. Significan un largo ejercicio del protagonismo popular. Y si no, que nos desmienta la historia.


En la edición de hoy 10 de marzo de Página/12, aparece un artículo del periodista Mario Wainfeld titulado “Una lección y un desafío”, que haciendo referencia a las sentencias condenatorias contra los ejecutores materiales de los asesinatos de Kosteki y Santillán, me parece muy representativo de una forma de ver la política, que hoy encarna el “progresismo” que apoya al presidente Kirchner. Wainfeld recuerda cómo después de los asesinatos, Fanchiotti “hizo un verdadero raid periodístico proponiendo una versión inverosímil de los asesinatos de los pibes Kosteki y Santillán”. Versión que contaba con el aval de grandes medios de comunicación y del poder político. El periodista reivindica la valentía de cronistas que se jugaron en el lugar de los hechos, y “ la importancia del pluralismo en materia de medios”. Finalmente reclama “jueces probos” y termina planteando que el sistema político quedó en deuda, por lo que propone crear una “comisión investigadora parlamentaria o de notables” que explore todas las responsabilidades.

Creo que Wainfeld no falta a la verdad en lo que dice, pero para bien de los intereses populares sería bueno que el relato de cómo se llegó a este juicio y a las sentencias condenatorias no quedara en sus manos. Tampoco que haga propuestas. No miente, pero se olvidó de lo más importante. Seguramente hay voces más autorizadas para hablar de los hechos, pero igual me siento obligado a marcar algunos baches en el enfoque periodístico. Por orden cronológico: el 26 de junio de 2002 cuando se conoció la noticia de la represión en Puente Pueyrredón, hubo movilizaciones espontáneas en distintos lugares del país. Al día siguiente, y cuando todavía estaba instalada en los medios la versión oficial del “enfrentamiento entre piqueteros” se incrementaron las movilizaciones. En su edición del día 28 de junio, Pagina 12 calculó que en Capital Federal se movilizaron 12000 personas.

En la movilización del 3 de julio en Capital no sólo se movilizaron los grupos piqueteros, sino también asambleas, organismos de DDHH y un sector de CTA (a pesar de la oposición de Luis D Elia, hoy parte del “progresismo oficial”).

Creo que las fotos fueron importantes. Conozco al fotógrafo Sergio Kowalewski, sé de su valentía y de su posibilidad de hacer publicar las fotos en forma independiente en el Diario de las Madres de Plaza de Mayo (era su fotógrafo). No estoy tan seguro de que Pepe Mateos hubiera tenido las mismas posibilidades dentro del grupo Clarín, que había titulado el 27 de junio: “ La crisis se cobró dos muertos”. Pero estoy seguro de que la presencia de miles de personas en las calles no sólo en Capital, sino en distintos puntos del país, fue lo que desarmó la mentira duhaldista.
Y que el juicio estuvo impulsado más que por pruebas técnicas o leguleyas, por el hecho de que desde el 27 de junio de 2002 hasta el día de la sentencia hubo numerosas movilizaciones por Maxi y Darío. En sus aniversarios fueron multitudinarias, hubo más de 50000 personas; pero además cada 26 - y hubo mas de cuarenta 26 - los compañeros de Maxi y Darío fuimos a cortar el Puente Pueyrredón. Pero no solo fue lucha en las calles...
 
 Distintos proyectos periodísticos para narrar lo ocurrido el 26 de junio en Avellaneda (algunos muy interesados), quedaron abortados cuando los propios compañeros del MTD decidieron contar ellos mismos su propia historia, e investigar a fondo lo sucedido ese día. “Darío y Maxi, dignidad piquetera”, un trabajo comparable a “Operación Masacre” de Walsh, fue publicado con una primera edición de 3000 ejemplares. Se agotó. Se hizo otra y volvió agotarse. Y otra... Y después ya no se pudo decir cualquier cosa sobre lo ocurrido aquel día. Estaba la historia, los testimonios, la investigación, el señalamiento de los culpables. Cuando asumió el gobierno Kirchner, recibió en dos oportunidades a las organizaciones donde militaban Darío y Maxi. En la segunda reunión estuvo presente el padre de Darío Santillán y allí el presidente ratificó su decisión de conformar una Comisión Investigadora.

No obstante la buena voluntad presidencial no era gratuita, exigía una contraprestación: abandonar las calles e incorporarse al proyecto oficial. Un precio que ni los familiares ni los compañeros estaban dispuestos a pagar. Allí se cortó él dialogo. La famosa Comisión Investigadora que, según los interlocutores oficiales iba a estar presidida por Duhalde “el bueno” y donde iban a participar Hebe de Bonafini, el diputado Bonasso, etc, etc, se diluyó en el aire.

Unos meses después se dividió el MTD Aníbal Verón. El oficialismo había mantenido un buen diálogo con el sector del MTD Varela (que finalmente conserva el nombre de “la Veron”), incluso después de la ruptura acordaron cortes con carril alternativo para los 26. Pero no sucedió lo mismo con los compañeros mas cercanos a Darío, que se integraron como MTDs en el Frente Popular Darío Santillán (FPDS). Esos compañeros, los familiares de Darío, la familia de Maxi, que después de la muerte de Mabel Ruiz quedaron representadas por Vanina Kosteki, militante del Polo Obrero, no están dispuestos a ningún arreglo para bajarse de la exigencia del castigo efectivo a los responsables materiales y políticos de los asesinatos de Darío y Maxi.

La “comisión de notables”, se armó finalmente, pero con autonomía del gobierno y con la misión de apoyar la decisión inclaudicable de reclamar justicia para Maxi y Darío. Empezó por Graciela Daleo y los Ex detenidos-desaparecidos, siguió por Nora Cortiñas de las Madres, Laura Grinsberg de los familiares de la AMIA, los HIJOS, el MEDH, la CORREPI, etc., etc. Los demonizados piqueteros no habían podido ser aislados, porque además empezaron a ser acompañados por un dinámico movimiento cultural, intelectuales, estudiantes, artistas, medios de prensa alternativos. La última solicitada exigiendo justicia fue acompañada por mas quinientas organizaciones.

El juicio por Maxi y Darío, no fue un trámite. Fue un mega juicio que duró ocho meses. Allí estuvo presente la mística con un acampe del FPDS frente a los tribunales de Lomas que duró mas de cuarenta días (dos escraches a Duhalde incluidos, la información al día de la pagina web masacredeavellaneda, que sostenida a pulmón, cubrió todas las audiencias del juicio, y la presencia de varios equipos de abogados que defendiendo a los familiares y a los heridos hicieron un trabajo esforzado y de gran profesionalidad. Todas estas cosas que ocurrieron en el medio ( y muchas más que me olvido), son las que dan base para que se pueda avanzar en la exigencia a que sean condenados los responsables políticos: Duhalde, Álvarez, Rodríguez, Atanasoff, Solá, Soria, etc., etc.

Va a ser una lucha difícil y de resultado incierto. Pero está claro que sus resultados dependerán de la cantidad de fuerzas populares que se acumulen, no de las promesas oportunistas del oficialismo. La posibilidad de hacer justicia en un país como el nuestro, la posibilidad de cambios favorables a nuestro pueblo, mal que le pese al Sr. Wainfeld, depende de esfuerzos que no podemos reducir a historias de periodistas valientes, medios pluralistas, jueces probos y políticos que pagan deudas. Significan un largo ejercicio del protagonismo popular. Y si no, que nos desmienta la historia. El 27 de junio de 2002, el entonces aspirante presidencial Néstor Kirchner, dijo en Chivilcoy: “No quiero ver mas muertos argentinos en las calles. (....) El gobierno se demuestra incapaz de responder a las demandas de la población y en lugar de generar un plan social coherente, condena a la miserabilidad con 150 pesos mensuales”. Hoy después de mas de un 70% de aumento del costo de vida, los desocupados siguen cobrando 150 pesos. Y el gobierno califica a sus reclamos de aumento como “ politizados” y “autoritarios”.

El 27 de junio y el 3 de julio de 2002, miles de argentinos en las calles se prometieron que algún día los asesinos de Darío y Maxi se pudrirían en la cárcel. Al menos Fanchiotti y Acosta, parecen tener ese destino.

 

 

 

 

 

 
Kirchner le paga diezmil millones de dólares al FMI
Comprar la soberanía para seguir siendo colonia del Capital
 
Muchas personas piensan que el sistema capitalista alude solamente a la necesidad de la existencia de los patrones para que la actividad económica sea posible. "Sin capital no hay producción, y sin producción no hay trabajo", nos dicen. Hoy, esa concepción nos es constantemente bombardeada desde los medios de comunicación por las clases dominantes y sus voceros. Machacan sobre la imposibilidad de desarrollarnos como sociedad, como país, si no creamos las condiciones necesarias para que los filantrópicos dueños del dinero inviertan parte de su capital entre nosotros (¡por lo cual deberíamos estar eternamente agradecidos!). El verdadero triunfo del Capitalismo reside, justamente, en que las mayorías piensen lo que las clases dominantes quieren que piensen: que el trabajador crea que su rol en la sociedad no puede ser otro que el de ser explotado. O, peor aún, que su aspiración sea la de, algún día, poder llegar a explotar a otros.
Para que semejante cosa ocurra, queda muy en claro que el capitalismo no es solamente una forma de ordenamiento de las relaciones de producción, es decir, un sistema meramente económico: es algo mucho más complicado que eso. Exige una estructura política que rija las relaciones sociales para sostener el modo de producción. El Capitalismo es entonces una herramienta para la explotación, que demanda una compleja estructura político-ideológica para la cooptación de la conciencia de las mayorías.
En consecuencia, la mentira y el ocultamiento son políticas, necesarias e imprescindibles para su sostenimiento.
Esta introducción nos sirve como plataforma para desarrollar la crítica sobre la actualidad nacional y el desenvolvimiento del gobierno kirchnerista. Desde hace rato venimos denunciando, a través de minuciosos análisis de los datos de la realidad, su carácter neoliberal, y por lo tanto para nada antiimperialista en los hechos (políticas), muy a pesar de su discurso, herramienta que utiliza como método de engaño. Para ello, ha manejado los índices económicos de manera escandalosa, como por ejemplo considerar como empleados a aquellos que cobran un plan social de $150, o a los que sobreviven "de changa en changa"; o considerar "pobres" a aquellos que ganan menos de $800 cuando la canasta familiar excede ya largamente los $1800. Las tremendas cifras de pobreza y desempleo serían más oprobiosas aún y describirían de manera más certera y dolorosa la realidad si no fuese por semejantes argucias. De la misma manera, ha "negociado" con las clases dominantes la propaganda favorable hacia las políticas oficialistas a través de los medios de comunicación, concediendo por décadas esos espacios públicos a la derecha más rancia. Y ha cooptado miserablemente a un sector del campo popular que es utilizado como fuerza de choque contra aquellos que se atreven a manifestarse contra las políticas de entrega de la administración "K", como quedó expuesto en Tucumán y en Rosario.
En la introducción nos faltó decir que el capitalismo, en su devenir, determina una concepción filosófica respecto de la vida: es ésa que a todo le pone precio, pues todo es pasible de convertirse en mercancía. La libertad es la libertad de comercio (y en su nombre hay que arrasar a todo aquél que se le oponga, generando una nueva "religión" que produce sus propias "Cruzadas"). Así, la salud, el medio ambiente, la educación, la justicia, la vivienda, dejan de ser derechos para pasar a tener precio de mercado.
Movido por esa concepción mercantilista, el gobierno pretende "comprar" la soberanía nacional (lo cual ya lo califica), pagando de una sola vez diezmil millones de dólares, dejando en claro cuáles son sus prioridades ante el hambre de millones.
Al respecto, podemos ensayar los siguientes comentarios:
  1. Sobre la "compra" de la soberanía: Ya el concepto es repugnante. ¿Qué dirían al respecto aquellos que dieron la vida por una supuesta independencia de nuestro país?. Pero no queda ahí la cosa. Lo cierto es que ya el gobierno de Mister K venía pagando como ninguno y cumpliendo con las exigencias del FMI sin tener firmado ningún acuerdo que lo obligara a ello; ¿quién puede asegurar que lo mismo no seguirá ocurriendo? Además, la decisión de pagar se tomó a través de un decreto presidencial (¿a quién le echarán luego la culpa sus "apóstoles"?) y no por una ley del Congreso, lo cual deja bien en claro que es el mismo Kirchner quien traslada el ahorro producido con un enorme sacrificio del pueblo a las arcas del organismo de crédito. Lo de la "decisión soberana" también suena a cuento, cuando se sabe que fue precisamente el FMI el que recomendó el pago de una vez y con reservas del Banco Central ya en julio pasado, actitud que tomaron anteriormente Rusia y recientemente Brasil; por lo que, más que una política del gobierno, está claro que se responde a una política del Fondo. Mientras Rodrigo Rato y Bush bailan de alegría, la miseria se sigue extendiendo como plaga en nuestro país. ¿De qué "soberanía" hablan, entonces? Poco puede hacerlo este gobierno, cuando los resortes de la actividad económica están en manos privadas y extranjeras en su mayoría, y la administración del tero santacruceño no hace nada para modificar esa realidad, sino todo lo contrario. ¿Cuán soberano puede ser un Estado cuyo gobierno necesita entrevistarse con el español para poder mantener el servicio de telefonía y el de electricidad, para "comprar" su propio petróleo, o para ahora intentar reemplazar a los franceses en el abastecimiento de agua potable?; ¿o importar gasoil de Venezuela, gas de Bolivia mientras aquí se ventea o Repsol lo exporta para su propio beneficio?; ¿o casi rogarles a franceses, yanquis y chinos para bajar los precios en los súper e hípermercados?; ¿o resarcir con una cifra multimillonaria a Monsanto, que quiere cobrar por todas las cosechas que devengan de las semillas primigenias que les vendió a los productores agrícolas, porque la producción de soja depende de la ingeniería genética de la multinacional?; ¿o esperar que el mundo financiero internacional no escape con las jubilaciones de sus ciudadanos, cuyos aportes fueron a parar durante años a las AFJP?; ¿o "compensar" a los bancos con más de veintemil millones de dólares, los mismos que se quedaron con los ahorros del pueblo, por la devaluación llevada a cabo hace poco más de tres años? Los ejemplos podrían seguir casi hasta el infinito.
     
  2. Sobre el "desendeudamiento": Aquí los números son claros: Argentina, a pesar del pago, seguirá debiendo unos 135.000 millones de dólares, por los cuales ha asumido fortísimos compromisos que implican más sacrificios para varias generaciones. Y las auditorías y presiones del Banco Mundial, el BID e incluso el Tesoro de los EEUU y el G7 seguirán existiendo. Pero eso no es lo más grave: lo peor es que se legitima una deuda fraudulenta, ilegal, ilegítima, inmoral y que ya se ha pagado varias veces. Lo verdaderamente soberano hubiese sido la decisión de no pagarla.
     
  3. Sobre la oportunidad y las prioridades: El gobierno, entonces, después de lo expuesto, podría haber esperado al 28 de diciembre para hacer el anuncio del pago, para hacerlo coincidir con el día del Inocente. Pues mientras se le entregan alegremente ¡diezmil millones de dólares! a uno de los mayores responsables de la angustia de nuestro pueblo, lo cual significa el 30% del gasto total estimado en el Presupuesto 2006 (exactamente $93.700 millones, unos 31.000 millones de dólares), ese mismo presupuesto, aprobado en la Cámara de Diputados con los votos del kirchnerismo, el duhaldismo, el macrismo y el sobishmo (dejando bien en claro quiénes son como expresión de clase los representantes del antipueblo, los que accionan contra la mayoría asalariada y desocupada) se deja establecido que no habrá aumentos de salarios a estatales, ni de jubilaciones a nuestros ancianos. Tampoco habrá aumentos en los míseros planes sociales, a los que encima se está pensando eliminar por recomendación del Fondo (cómo... ¿no era que no habría más injerencia?). Eso sin mencionar que se van a seguir subsidiando con miles de millones de pesos a las empresas privatizadas de servicios y ni piensan recuperar, ni remotamente, los recursos estratégicos que nos pertenecen como Nación. ¿En realidad alguien en su sano juicio puede decir que éste es el gobierno del pueblo?
A modo de conclusión, es menester enunciar que, después de esta decisión del kirchnerismo (que profundiza aún más su lacayismo para con los dueños del Mercado), nada estará mejor para las mayorías populares. Al contrario, pueden esperarse mayores aumentos de tarifas, por ende de precios (los que no pueden ser controlados por ningún acuerdo gobierno-empresarial, ya que defienden los mismos intereses); la inflación prevista en el Presupuesto ya es de alrededor del 8,4%, lo que, a su vez, llevará más angustia y privaciones a los sufridos de siempre: los trabajadores ocupados y desocupados.
Mientras tanto tal vez "mejoren" algunos números de la macroeconomía; el PBI crecerá y también las exportaciones y la recaudación, pero a costa de una brecha cada vez más grande entre los que más ganan y los que menos tienen. Hoy en día esa diferencia, entre el 10% más rico y el 10% más pobre es de 29 veces, mientras en el 2001, el año en el que estalló el país, esa diferencia era de 26 veces. Aún con semejante injusticia, el gobierno mantiene una política de criminalización y judicialización de la protesta social, por lo cual casi cincomil compañeros están procesados penalmente. Para ser más claro, significa que el sacrificio de todos sirve sólo para que gocen de su vida unos pocos.
Algo que habrá que modificar de raíz, entonces, si es que realmente aspiramos a vivir en una sociedad verdaderamente justa.
Y sólo la organización y la acción de los millones de explotados hará posible concretar ese sueño.
Gustavo Robles

 
 

 

El voto rebeldía-resistencia los salvó a todos…pero esta es la última.

 

La rebeldía como la acción de resistencia no necesita quien la apoye, ella son riesgo puro e incierto por naturaleza.

 Pero la rebeldía, como la acción de resistencia, por tragedia de su propia naturaleza sí puede constituirse en el lugar de salvación de su misma negación. La dialéctica de la lucha de clases, nos empuja a situaciones tan paradójicas como esta.

 Iniciemos con los antecedentes. Luego de las rebeliones del 89 y 92 el pueblo venezolano se enrumbó definitivamente hacia una marcha insurreccional como única salida política y social frente al cuadro de poderes dominantes hasta entonces y el rescate de sus derechos básicos a la vida, la libertad y la dignidad.

Sin embargo, Hugo Chávez hasta entonces convencido de esta alternativa única, en el año 97 con mucho esfuerzo propone y convence a los movimientos en resistencia abrirse hacia una línea pacífica de transformación profunda centrada en su candidatura y la convocatoria inmediata a una asamblea constituyente de refundación nacional y de modelo de sociedad, invocando el nuevo pensamiento revolucionario naciente producto de la caída del bloque soviético. Y así fue y por allí nos enrumbamos.

Producto inmediato: así como se produjo un nuevo marco constitucional sustentado en los principios supramorales inspirados en los valores nacientes con el nuevo milenio; entre ellos la forma de la libertad y la justicia colectiva contenidas en el artículo 1 de la nueva constitución, al mismo tiempo el pacifismo obligante de la vía adoptada permitió la sobre vivencia de los poderes materiales constituidos y de la vieja cultura política que los cobija. De esta forma las fuerzas creadoras de la rebelión mayoritaria así como fueron capaces de construir un nuevo formato espiritual y político de ordenamiento social, paradójicamente se convirtieron en la brecha salvadora de un orden agonizante y profundamente destructivo.

 Segundo antecedente. Con la activación en el año 2001 de la conspiración que arranca secretamente desde el mismo año 99, se inicia una fase de defensa nacional, popular masiva e insurreccional del orden naciente que tuvo sus grandes momentos de prueba, e irrefutable eficiencia durantes los golpes (de estado y petrolero) del año 2002 y el referéndum de Agosto del 2004. Producto inmediato: así como paramos en seco el fascismo político y societario sembrado entre las capas medias y de la burguesía nacional e imperial, y se crearon las condiciones para la radicalización programática y discursiva del mensaje y la política presidencial (línea antiimperialista, profundización revolucionaria, misiones sociales, apoyo al poder popular, integración del sur, perspectiva anticapitalista y socialista), al mismo tiempo la postura meramente defensiva de la acción colectiva permitió que por encima de los hechos se entronice en el poder el viejo orden, la vieja cultura política bajo una expresión “oficialista”, o “derecha roja” como dicen algunos (corrupción, nepotismo, dedocracia, explotación de la plusvalía política del colectivo, sabotaje a la autodeterminación social de la revolución en particular de las misiones, incongruencia de las políticas financieras, mineras y energéticas frente a la línea anticapitalista expresada, revitalización del modelo desarrollista y tecnocrático, favoritismo descarado hacia el sector bancario, importador y de la construcción privados, repartos corporativos del poder en especial entre partidos y militares, legislación regresiva y laxativa en relación al marco constitucional, represión a los movimientos populares en resistencia, censura y autocensura de los medios públicos del estado).

 La situación, nuevamente paradójica, empieza a orientarse hacia dos puntos básicos: primero, la pérdida de la calidad y la congruencia de las políticas institucionales, el debilitamiento del estado de derecho ensombrecido por la impunidad, y sobretodo, la pérdida de dinamismo del proceso popular constituyente y revolucionario producto de la exclusión sistemática del protagonismo popular y el secuestro de la nueva institucionalidad naciente por parte de la nueva “derecha roja”.

Segundo, la contradicción inmediatamente vivida del proceso se desplaza hacia una confrontación entre las bases y la burocracia, dejando en segundo orden el antagonismo entre “escuálidos y chavistas”, la cual pierde fuerza por la derrota de la conspiración fascista. La unidad dentro del proceso bolivariano comienza desde entonces (Agosto del 2004) a entrar en una fase de tensión permanente y dilatada, que corre el riesgo de resquebrajarse irreversiblemente en caso de que no se produzca una recomposición a fondo de las prácticas y políticas de poder y la congruencia revolucionaria de las mismas.

 El nuevo capítulo de la misma historia. El fascismo político y societario saca de nuevo sus garras siguiendo los lineamientos de un imperio que ha sido al menos frenado en sus intenciones colonialistas (ALCA) en Mar del Plata. Pero esta vez es realmente un cuerpo sin órganos o un Frankestein, un cuerpo sin vida otra que no sea virtual y mediática. No le queda otra salida que actuar desde el saboteo electoral, superestructural, mediático y la presión fallida terrorista. Un intento último por deslegitimar el proceso revolucionario y el liderazgo de Chávez. Pero se les escapó nuevamente de las manos la libre indómita de un pueblo libertario.

 Antes de su escapatoria cobarde de las elecciones, tan cobarde como el de los maricos reprimidos y de closet, muy propio entre los niñitos fino-fascistas de Primero Justicia. La abstención según las encuestas estaría por el 80% de la población, con unos resultados catastróficos para ellos en donde quedarían en una relación de 5 a 1 con respecto a las representaciones chavistas, según  el  voto popular y sumado a las condiciones que estas bellezas caribeñas, le pusieron al CNE para su participación. Era un desastre completo para ellos, pero también, aún arrasando con la representación formal, para nuestros maravillosos y democráticos representantes revolucionarios, no tan finos, un poco teñiditos pero haciendo todo por parecerse a sus modelos de alta finura y derroche antimoral. ¿Y qué pasó?. Pues que ante la embestida conspirativa, no contra nuestros representantes parlamentarios, ni la asamblea nacional, ni el odiado CNE, sino contra la épica popular que significa la revolución bolivariana, una parte significativa de esa rebeldía popular y de base decide ejercer el derecho al voto como medida de defensa democrática de la revolución.

Una vez más los salvamos a todos estos factores que ya se mimetizan en uno solo. Por un lado la derecha fina, mediatizada y reprimida, se victimaza a través de una maniobra donde el horrible totalitarismo comunista de Hugo Chávez los obliga a desconocer la institucionalidad democrática vigente y por la que tanto aclaman. Y además no quedan involucrados dentro del rechazo abstencionista, que es ante todo una protesta abierta frente a lo que han sido las prácticas de poder que ellos inauguraron y ahora encuentran sus sucesores.

 Esto les da la oportunidad no solo de hacer campaña ante la supuesta ilegitimidad de la nueva asamblea sino de legitimar la línea oblicua de integración del terrorismo paramilitar y de sifrinos de Las Mercedes y de todos los “estes” urbanos de nuestro país junto a la rebelión “civilista, blanca y cínicamente democratista” que desde ahora impulsarán en lo que será la versión criolla de “revolución naranja”, en nuestro caso será la “la revolución blue”. Y al mismo tiempo se salva una derecha roja y de piel teñida (y que nos perdone la Chiche, Carlos, Earle, y unos cuantos más de la “patria buena” que se colearon en la nueva asamblea) que ahora le gustará reinar sola muy legalmente y con una conspiración reactivada, que por más débil y derrotada que ya está, también ellos buscarán los caminos para inflarla y devolvernos a la pasividad y silencio voluntario del antagonismo escuálidos-chavistas. Y mientras tanto un imperio se rie porque entre todos los poderosos finalmente lograran desarticular el protagonismo revolucionario del pueblo, de la acción autónoma y clasista dejando la palabra subversiva de Hugo Chávez en un vacío total e impotente.

 ¿Pero eso será así?. Por allí se dice que el pueblo ahora sí es el que manda. Ya no es solo un problema de marco constitucional ni de inspiraciones discursivas del liderazgo. Ahora es una promesa hecha conciencia y andando entre cada uno de los nudos de organización de base que el 4 de Diciembre garantizaron un 25% de participación electoral, dejando de lado el orgullo radical de la irreverencia abstencionista en estas elecciones.

Evidentemente que no será así, y no será porque de ahora en adelante la revolución no le quedará otro camino que profundizarse y dejar de lado las miserias que ella arrastra consigo. Las paradojas de hacer por lo que creemos pero a la vez ayudar con nuestra acción a lo que nos destruye, llegan ahora a su fin. La revolución bolivariana, socialista, popular, nuestra América y libertaria tendrá que pensarse en salvarse a ella y solo a ella.

 Esto significará un cambio absoluto de la relación poder y movimiento polar. El estado viejo, este estado al fin y al cabo, tiene que terminar de morir, de lo contrario tarde o temprano el fascismo aún latente logrará forjar la hoy anhelada “revolución blue” frente a la pasividad de un pueblo que tenderá a replegarse, víctima de la frustración acumulada. Y ese poder, esas estructuras políticas, sociales y económicas dominantes, tendrán que terminar de morir por las buenas o por las malas. La tarea de imbéciles a conciencia y por tragedia de nuestra propia rebeldía, jamás la repetiremos.

 

Roland Denis, Frezia Ipinza  

 

 

                              San Nicolás bien vale un Perú

 

El 11 de julio de 1977, un “accidente” automovilístico terminaba con la vida del Obispo de San Nicolás de los Arroyos, Carlos Ponce de León, defensor de los perseguidos políticos de la zona. Pocos meses antes, el 12 de abril de 1977, era secuestrado en Perú por un comando de militares argentinos y peruanos el ciudadano argentino Carlos Alberto Maguid. Un oscuro camino vincula el asesinato del Obispo y el de Maguid, que precedió a una serie de secuestros-desapariciones de exilados políticos en Perú en junio de 1980.

La doctrina contrainsurgente- guerra sucia- llevada a cabo por los militares argentinos y sus pares del continente, asimilada de la “doctrina francesa”, en primer término, y de la norteamericana después, homologa estos hechos ocurridos geográficamente distantes aunque concebidos y ejecutados por la misma mano ideológica y militar.

 

Los Adelantados

Según el periodista Gregorio Selser y otros investigadores, los denominados Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey fueron unos, sino los principales, inspiradores ideológicos del onganiato, surgido de un golpe militar en 1966. A través de los ultramontanos católicos integristas Roberto Gorostiaga y el coronel Juan Francisco Guevara, contribuyeron a darle un sesgo ideológico fascista al gobierno del general morsa. Surgidos de la oscuridad templaria gala de la “Ciudad Católica”, engendro concebido por Jean Ousset y motorizado por el sacerdote George Grasset, discípulo del fascista petainista galo Charles Maurras el uno, y Capellán militar de Argelia colonial, el otro, Gorostiaga y Guevara se encargaron de reproducir en el país la matriz ideológica de lo que sería el fascismo militar criollo a partir de mediados del 50 e inicios de los 60. De la mano de la “doctrina militar francesa” que hacía hincapié en la represión policial y la Inteligencia como armas fundamentales para llevar a cabo la “guerra moderna” contra los pueblos, los oficiales argentinos se hermanaron con sus maestros galos, quienes habían forjado su doctrina reaccionaria en las mazmorras de la Indochina y la Argelia coloniales.

A lo largo de las décadas del 60 y 70, las Fuerzas Armadas locales fueron incorporando las enseñanzas de la “guerra sucia” a los manuales de la Escuela Superior de Guerra, verdadero semillero de especialistas en delaciones, infiltraciones, torturas y asesinatos, quienes se harían del poder el 24 de marzo de 1976. Uno de ellos se entronizó desde 1975 en San Nicolás de los Arroyos, en cuya zona de influencia fueron secuestrados-desaparecidos mas de 150 ciudadanos,  y el otro se apoltronó en el sillón manchado de sangre de Acindar S. A., situada en Villa Constitución. Así, el coronel Manuel Fernando Saint Aman y el general Alcides López Aufranc, ambos católicos ultramontanos, anticomunistas y discípulos de los “franceses” escribieron una historia de sangre que trascendió las fronteras del país.

 

Quehaceres

“No te preocupes, Walter, ya están todos enterrados…” le espetó a principios de 1976 el general López Aufranc al entonces Secretario de Coordinación y Programación Económica de la dictadura videlista, Guillermo Walter Klein, refiriéndose a los 23 sindicalistas de Acindar secuestrados-desaparecidos en esa época.(1)

Pedigree de asesino, López Aufranc, amigo de George Grasset, fue enviado a Francia y luego a Argelia a especializarse en “guerra contrarrevolucionaria” desde 1957 hasta 1959. Allí, dirá, “aprendió mucho” de guerra sucia, porque según él “estábamos convencidos de que la Tercera Guerra Mundial era inminente y de que la Unión Soviética iba a intentar abrir un frente sobre el territorio argentino…Gracias a la enseñanza de los franceses aprendí que el enemigo podía ser el pueblo y que, para ganar la guerra, había que conquistar los espíritus”.(2) Este pardo conquistador de espíritus y carnes dirigió la represión en Córdoba y el resto del país como  Comandante del III Cuerpo de Ejército y  Jefe del Estado Mayor del Ejército, hasta su retiro en 1973… y derramó la sangre de los obreros santafesinos desde su intervención en Acindar.

Emulando su accionar, el coronel Manuel Fernando Saint Aman se destacó en San Nicolás como represor desde el 6 de diciembre de 1975 hasta el 15 de noviembre de 1977, fungiendo como jefe del Batallón 101 de Ingenieros. Nacido un 26 de setiembre, este especialista en acción psicológica hizo valer sus dotes policiales en toda la zona bajo su jurisdicción. De mal carácter, prepotente, “apresurado en emitir juicios”, Saint Aman condensó su aptitud de especialista en automotores, carros blindados y explosivos con la de Inteligencia, arma fundamental en la guerra sucia.

Formado en Comandos en la Escuela Superior de Guerra(ESG), inicia el 1 de diciembre de 1962 -justo en el momento en que ya se hallan destacados en Buenos Aires los expertos militares galos en “guerra contrarrevolucionaria”-su periplo escolar. Luego de haber cumplimentado oficialmente los cursos I y II de la ESG- un tercero, iniciado el 11 de marzo de 1963 no se transcribirá en su ficha personal- y el de Oficial del Estado Mayor en 1966, el discípulo de los contrarrevolucionarios galos se perfila: el 16 de octubre de 1971 será designado profesor del Curso Básico de Comando(3) en la Escuela Superior de Guerra y el 1 de diciembre profesor de Inteligencia en dicho curso…

De ahí en más su talante irá empeorando y también se ampliará su estrellato represivo.. “Elegido” para la “guerra moderna”, será designado en l975 jefe del Batallón 101 de Ingenieros de San Nicolás para neutralizar la avanzada obrera en toda la zona. Junto al comisario de la Policía Federal Jorge “Chiche” Muñoz, -creador de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina, organización paramilitar de ultraderecha que en los años 70 asesinó a centenares de personas)  junto al comisario Villar y otros, experto en “lucha antiguerrillera” en la Dirección de Orden Urbano desde 1971, profesor de esta “técnica” en el Ejército Argentino, “Ranger” en Bolivia en 1972, precursor del Proyecto de creación de Vehículos Blindados de Combate en 1973 y Asesor Honoris Causa del GEOF(Grupo Especial de Operaciones Federales) en el 2003- Saint Aman será pieza fundamental en la represión de los trabajadores de Villa Constitución en diciembre de 1975 y posteriormente de los secuestros-desapariciones y asesinatos de militantes populares en el cordón industrial ribereño del norte de Buenos Aires y sur de Santa Fé. Enemigo del Obispo de San Nicolás Ponce de León, habrá de participar en la detención de sus pastores vinculados al pobrerío y en el mismo sacrificio del Obispo, a quien calificaría de “obispo rojo”.

 

San Nicolás vale un Perú

Una vez trasladado de San Nicolás y luego de un periplo que comienza el 15 de noviembre de 1977 en la Jefatura IV-Logística en el EMGE-Buenos Aires y culmina el 15 de octubre de 1979 como Comandante de la Subzona Capital Federal, el especialista pasa a revistar en Comisión Permanente por 755 días como Agregado Militar en la Embajada Argentina en el Perú.

“Agremil” en la jerga del Plan Cóndor, engendro represivo llevado a cabo por las dictaduras sudamericanas para reprimir a opositores a partir de noviembre de 1975, Saint Aman fungirá como responsable militar argentino en el país andino cuando, en junio de 1980, conjuntamente con oficiales de inteligencia peruanos, sean secuestrados por una patota de inteligencia militar videlista cuatro ciudadanos argentinos, de los cuales tres serán asesinados allí y un cuarto, la señora Norma Beatriz Gianetti de Molfino, en Madrid, un mes mas tarde. (4)

La vocación represiva del “agremil” será correspondida por sus distinguidos jefes. El general de brigada Alberto A. Valín, Jefe II- Inteligencia del Ejército Argentino calificará a Saint Aman en el período 1979/1980 y 1980/81 con el máximo puntaje. Valín, oficial local vinculado con la contrarrevolución nicaragüense, a quien en 1981 entregará miles de dólares cedidos por la CIA para asesinar al pueblo de ese país centroamericano, será emulado por otros “agremil” del cono sur en cuanto a reconocer los servicios de Saint Aman en la represión estatal sudamericana. (5)

 

Coincidencias

En la misma época en que el coronel Manuel Fernando Saint Aman se preparaba para viajar hacia  Perú como “agremil”, un atildado hacendado porteño se aprestaba a volar hacia el país andino. Carlos Sergio Bottini, titular de Agropolo S.A. y de la Ford F-100 que embistió al automóvil del Obispo Carlos Ponce de León aquel 11 de julio de 1977 renovaba su pasaporte 5.864.472 el 10 de setiembre de 1979 para viajar a Lima, como lo había hecho  en enero de 1976, y lo volvió a hacer en agosto de 1981 y en agosto de 1983.

Sabe Dios o el diablo que hicieron en Perú, juntos o separados, el empresario Bottini,  vinculado a San Nicolás a través de la muerte “accidental” de un pastor cuyo vehículo chocó “accidentalmente”a su camioneta blindada con el coronel Saint Aman,  especialista, como su compinche, el comisario Muñoz, en “automotores” blindados, ambos represores afincados en esta ciudad bonaerense durante la guerra sucia.

Al igual que Juan García Elorrio, director de la revista Cristianismo y Revolución, siniestrado en 1971 a través de un “accidente automovilístico”; que Monseñor Angelelli, Obispo de La Rioja, también muerto en un “accidente automovilístico” en 1976; que Monseñor Zaspe, Obispo de Santa Fé, fallecido a inicios de los 80 como consecuencia de un “accidente automovilístico”, que Monseñor Devoto, Obispo de Goya y defensor de campesinos correntinos, el Obispo de San Nicolás de los Arroyos, Monseñor Carlos Ponce de León fue víctima “accidental” de un episodio vinculado con automotores.

La “guerra moderna” emprendida por los colonialistas franceses y continuada por los norteamericanos que signó las “hipótesis de conflicto” de los militares latinoamericanos en las pasadas décadas tuvo, como se vió, sus mártires.

Cabe ahora desentrañar la madeja y señalar a fuego a los represores y asesinos uniformados o civiles, emparentados por turbios intereses y mesianismos religiosos, que hicieron escuela en la era del terror.

 

                                               

                                                                                Jorge Luis Ubertalli

                                                                                Periodista y Escritor

 

1)      “Escuadrones de la Muerte- La Escuela Francesa,”, Marie-Monique Robin, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2005- página 223/224( publicado con el patrocinio del Ministerio de Cultura de Francia)

2)      Idem 1- página 225

3)      Según el My. Jorge P. Mones Ruiz, “En 1964 se inicia en Córdoba, en el Centro de Instrucción de Infantería y bajo la dirección del Tcnl Leandro Narvaja Luque, la formación de ‘comandos’ con el asesoramiento del My(EEUU) W. Coll, ex ranger, con una vasta experiencia en la guerra de Corea”. (ver “Fuerzas de Adiestramiento Especial-Comandos” del autor, ediciones Círculo Militar-Biblioteca del Oficial, 1986)

4)      Los secuestrados –asesinados en Perú en junio de 1980 fueron: María Inés Raverta, Julio Ramírez y Federico Diaz Alberga. Este último había sido trasladado a Perú por una patota de la inteligencia de Ejército Argentino a fín de que “marcara” a los que debían ser secuestrados. Por su parte, la señora de Molfino fue secuestrada en Perú, trasladada a Argentina y poco mas tarde a Madrid, adonde fue hallada muerta en un departamento. Ver “Como Los Nazis, Como En Vietnam” de Alipio Paoletti, Ediciones Contrapunto, Buenos Aires, 1986 ó diario “Página 12” del 7 de febrero de 1999, “Guerra Sucia en el Perú” de Alicia Pierini y Ernesto Jauretche.

5)      En su estancia en Perú, país en el que desde 1982 hasta 1986 murieron cuatro Obispos en misteriosos “accidentes automovilísticos”, Saint Aman recibió una condecoración el 28 de setiembre de 1982 de parte del gobierno peruano: “Cruz Peruana al Mérito Militar en grado de Comendador”. También fué felicitado por el ”agremil”brasileño en Lima, coronel Roberto Monteiro de Oliveira. También el jefe de Misión de Observadores Militares del Convenio de Rio de Janeiro vinculado a la relación ecuatoriano-peruana de límites, felicitó a Saint Aman por su “desempeño” en esa misión, conformada por los agregados militares de EE.UU., Brasil, Argentina y Chile. Cabe destacar que una vez secuestrado en Perú en 1977 Alberto Maguid, y luego torturado, fué trasladado a Argentina via Quito, Ecuador, con complicidad de militares de ese país, a fín de borrar las huellas de su secuestro. En Ecuador Saint Aman fue destacado como Observador dos años mas tarde, coberturizando su condición de oficial de Inteligencia, con sede en Lima.

 

Se suman hoy una rica y extensa nota de  Hernán Ouviña sobre Gramsci  (acerca de cuyo pensamiento también estamos organizando un seminario para el 2006) y otra  surgida a raíz de la polémica desatada por el despliegue de la pancarta "Con soja no hay Alba" en el estadio de Mar del Plata durante el discurso de Chavez por parte de un grupo de compañeras del G.R.R. residentes en Libres del Sur.

 

 

CON SOJA NO HAY ALBA

 
 

 

La Cumbre de los Pueblos en Mar del Plata, Argentina, cerró con el discurso del Presidente Chávez en el estadio mundialista el día 4 de noviembre. En ese acto estaban presentes una multitud de movimientos sociales que se destacaban por una gran variedad de pancartas. La mayor parte de las pancartas identificaban a los grupos o expresaban el rechazo total al ALCA. Nosotras, un grupo de compañeras de Buenos Aires y Montevideo de diferentes organizaciones, desplegamos ,en cambio, una pancarta sin identificación propia y con la consigna: CON SOJA NO HAY ALBA. La hicimos, no sin cierto temor de ser amedrentadas por el hecho de no seguir el ánimo oficial del acto, que era claramente antiimperialista en el sentido clásico de la izquierda. Sin embargo, la reacción fue positiva, la frase casi poética enlazando el ALBA con la soja o mejor, con la no soja, hizo reflexionar a mucha gente sobre el tema.

 
Posteriormente nos llegó que muchos espectadores argentinos la interpretaron como  que con soja no hay mañana. En Argentina la palabra soja tiene ya un contexto negativo para la mayoría de la gente; se asocia a la deforestación, la desertificación, la contaminación, los desalojos de campesinos e incluso a la subida de precios de los  alimentos básicos. La soja es positiva sólo para el Gobierno y para los bancos y los agronegocios puesto que les es útil para poder seguir incrementando sus tasas de PBI y políticas de escala macroeconómicas, que no contemplan como en tanto crecen cada vez más, las villas miseria, el desempleo y el trabajo precarizado.
 
CON SOJA NO HAY ALBA, cuando lo pensamos y lo convertimos en una enorme pancarta, nos referíamos directamente a la imposibilidad de convivencia de agroindustria y transgénicos en la  propuesta Alternativa Bolivariana para las Américas. El ALBA se opone al ALCA, el ALBA es una alternativa popular que busca crear la integración con una base de justicia social. En cambio el ALCA es un acuerdo de integración de capitales y libre mercado orientado y diseñado en beneficio de las grandes corporaciones.  Entonces, el ALBA no puede contener la mercantilización de la vida y los instrumentos de dominación corporativa en la agricultura que representan la agroindustria, la biotecnología y los patentamientos de los organismos vivos que conlleva el neoliberalismo y acuerdos de TLC (Tratados de Libres Comercio) tales como el ALCA.
 
Nuestra intención era aportar esta convicción al presidente Chávez, advirtiendo que en el marco de la Alternativa Bolivariana para las Américas no deben estar incluidos los monocultivos industriales de transgénicos que causan despoblamiento rural, pobreza y violencia, situación que estamos viviendo los pueblos de Brasil, Argentina y Paraguay.  Tan fuerte fue nuestro propósito de hacer llegar este mensaje, que habíamos elaborado una pancarta de 8 metros de largo, y nos dedicamos durante las dos horas que Chávez habló, a circular por diferentes puntos de la cancha para atrapar su atención. Aguantamos lluvia y vientos haciendo contorsiones para mantener en pie nuestro mensaje que amenazaba de llevarnos volando como un ala delta.
 
 
Vimos la necesidad de hacer esta acción en el estadio, en respuesta al recién firmado acuerdo entre Chávez y Kirchner de intercambio de gasoil por tecnología agropecuaria, un acuerdo bilateral por 200 millones de dólares. El convenio estipula la importación de hasta 5 millones de barriles de gasoil venezolano “para ser utilizado en la recolección de cosechas” —explicó Chávez—, a cambio de una exportación argentina al Ministerio de Agricultura de Venezuela de 114 millones de dólares por el suministro de maquinaria agrícola y la asistencia técnica de personal del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina).

Este intercambio presentado como la prueba de hermandad entre ambos países, oculta que Argentina debe importar gasoil porque la petrolera española Repsol-YPF monopoliza la producción argentina. Repsol exporta el petróleo crudo y mantiene la disposición de no fabricar gasoil, cosa que siempre hiciera YPF (cuando era estatal) a un precio promocionado para el trabajo agrario.
 
Chávez vinculó el acuerdo bilateral  con la Alternativa Bolivariana para las Américas, el ALBA. “Esto es parte del ALBA: tecnología a cambio de gasoil”, sintetizó Chávez el día que firmó el acuerdo. Dijo, además, que el convenio permitirá a las zonas agrícolas de Venezuela transferir toda la tecnología “para llegar a tener laboratorios como estos, que se salvaron de la ola privatizadora[1].  Argentina es generosamente estratégica”, opinó Chávez luego de calificar como “muy positiva” la incorporación de tecnología argentina a su país. Sin embargo, tememos que al importar maquinaria agrícola argentina y técnicos argentinos del INTA, Venezuela  podría frustrar las posibilidades de una Reforma Agraria con Soberanía Alimentaria, o sea que se base en la producción de alimentos sanos y en el desarrollo local.
Venezuela se abre como un gran mercado potencial para los técnicos argentinos. Según un informe del INTA realizado en Venezuela en Septiembre de este año, “toda Venezuela posee 2000 hectáreas de soja. La soja tenderá a incrementar su área de siembra en los próximos años en una gran zona agrícola de Venezuela. Paralelamente, se piensan instalar empresas aceiteras y también ,por añadidura, se reiniciará la siembra y el desarrollo del cultivo de Girasol”. La Agricultura Venezolana representa menos del 10% del PBI, sólo utiliza el 5% de las tierras cultivables, lo que la hace muy apetecible para los agronegocios que buscan “nuevos territorios”.[2]
De esta forma, la incorporación de tecnología “argentina” podría abrirle la puerta a MONSANTO y a otras corporaciones de Biotecnología que se caracterizan por imponer  la dependencia a sus semillas transgénicas y a sus insumos; agrotóxicos y fertilizantes. Asimismo, la soja RR, Roundup Ready, patentada por Monsanto,  podría llegar hasta Venezuela. Así como la Argentina fue el porta aviones para invadir con transgénicos de MONSANTO a Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, podría ahora estar encubiertamente posibilitando el contrabando de la soja Maradona, en simultáneo con las maquinarias de siembra directa de grano grueso adecuadas para maíz, poroto y soja.
 
Con la pancarta CON SOJA NO HAY ALBA queríamos aportar nuestro testimonio al proyecto de integración de los pueblos que el ALBA nos plantea. En Argentina,  el 45% de nuestra superficie agrícola esta cubierta por monocultivos de soja transgénica. La  expansión de este monocultivo ha causado el despoblamiento rural y la pérdida de las economías regionales. La soja avanza  causando deforestación y provocando una ola de violencia y desalojos a las comunidades rurales y contaminación a la gente con agrotóxicos. En Paraguay, la soja transgénica ha dado como resultado la militarización del campo, son soldados los que vigilan los sojales y disparan contra los campesinos cuando estos intentan frenar las fumigaciones con agrotóxicos. En todo el cono sur la expansión de la soja ha resultado en la criminalización de la lucha campesina, causando la muerte a centenares de campesinos, imputando a miles y condenando a las comunidades con malformaciones, abortos, y enfermedades respiratorias.
 
CON SOJA NO HAY ALBA es una advertencia para Venezuela acerca de los peligros que implica la actual agricultura argentina. También es el grito de los excluidos de la agricultura; es un reclamo de ayuda para Chávez a quien pedimos que interceda ante nuestros gobiernos para que dejen de respaldar un modelo de agricultura sin agricultores y convertir nuestros países en republiquetas sojeras dependientes de corporaciones  transnacionales como MONSANTO y CARGILL.
 
Grupo de Reflexión Rural
Contacto:javierulli@yahoo.com  

 

Nuestros brazos son ramas que se cargan de frutas

y que nuestro enemigo sacude día y noche, golpeándonos

y para despojarnos más facilmente, más tranquilamente,

ya no encadena más, querida, nuestros pies

sino la raíz misma de nuestro pensamiento.

 

Nazim Hikmet

 

 

 

El marxismo olvidado del joven Gramsci

 Hernán Ouviña

Vivir significa ser combatiente

A. G.

Introducción

A lo largo del presente texto, intentaremos recuperar los aportes realizados al marxismo revolucionario por Antonio Gramsci en su período de juventud. El mismo comprende, a grandes rasgos, sus primeros años de estudiante, momento en el cual comienza a incursionar en la vida política e intelectual italiana a través de la militancia en el Partido Socialista, así como su posterior intervención en el proceso conocido como el “bienio rojo”, mediante la articulación entre teoría y praxis que intentará gestar junto con un grupo de compañeros nucleados en torno al periódico L’ Ordine Nuovo. Como veremos, esta etapa mantiene una especificidad propia en el pensamiento de Nino. No es, como podría expresar Althusser con relación al feuerbachiano Marx de los Anales, un mero momento previo a su teorización “adulta”.

Por ello, si bien los Cuadernos de la Cárcel suponen un desarrollo original -aunque ambiguo y desarticulado- de determinadas hipótesis de trabajo, el joven meridional realiza numerosos aportes al marxismo “cálido”. El objetivo del artículo es, pues, potenciar el debate en torno a la inconclusa obra de Antonio Gramsci, entendida no como un cuerpo teórico cerrado y monolítico sino en términos dinámicos, sobre la base de una dialéctica del cambio. Si bien consideramos que -más allá de las reformulaciones efectuadas en su fase carcelaria, o incluso en la inmediatamente previa- no existe un corte tajante entre el militante revolucionario de L’ Ordine Nuovo y el pensador insurgente de los Cuadernos, cabe explicitar que media entre ambos una doble derrota: la del movimiento obrero europeo y la vivida al interior de Italia (con respecto al fascismo y en el seno mismo del Partido Comunista). Este condicionamiento es el que va a estructurar, en buena medida, sus reflexiones en la cárcel. Teniendo en cuenta que la herencia teórico-política de Gramsci ha sido restringida, casi en la totalidad de las interpretaciones, a este último período, creemos pertinente rescatar en clave crítica la reflexión y práctica disruptiva generada en sus primeros escritos, los cuales pueden ser leídos como una contribución tanto o más importante que aquellos póstumos borradores redactados bajo la sombra del fascismo. En tal sentido, vale la pena mencionar que una de las hipótesis centrales que acompañan nuestra escritura es que el joven Gramsci puede ser leído como un precursor de lo que hoy en día se denomina la corriente autonomista.

Breve racconto de su etapa juvenil

Antonio Gramsci nace en 1891 en Cagliari, isla de Cerdeña. Proveniente de una familia relativamente humilde[1], su aprendizaje político no se inicia, como postulan muchos autores, en 1914 (año en el que ingresa a una organización juvenil del Partido Socialista Italiano), sino que data de varios años atrás. Entre 1897 y 1903 concurre a la escuela elemental en Ghilarza, hasta que en 1903, a pesar de obtener brillantes notas en su examen de admisión, la delicada situación económica de su familia -en parte producto del encarcelamiento de su padre, acusado de malversación de fondos públicos- lo obliga a trabajar durante dos años 10 horas diarias trasladando legajos de procesos de un lugar a otro en la oficina de Catastro de esa misma ciudad, teniendo que abandonar sus estudios. Entre 1905 y 1908 los retoma, pero alejado de su familia 15 kilómetros, alojado en la casa de una campesina en Santulussurgui. En su estadía, toma contacto con la prensa Avanti!, que era enviada por su hermano mayor desde Turín. Para proseguir sus estudios, Gramsci se traslada nuevamente a Cagliari (capital de Cerdeña) donde vive con su hermano, que en ese entonces trabajaba como tesorero de la cámara del trabajo (coordinación sindical a nivel municipal). Gramsci frecuenta allí varias reuniones del sindicato. En 1910 publica su primer artículo en el diario de Cagliari, la Unión Sarda[2].

En 1911 llega a Turín, ciudad industrial ubicada en el norte de Italia. Esto generará un fuerte impacto en él, debido al enorme contraste entre el descubrimiento del mundo fabril y la pobreza campesina del sur del país[3]. Podría decirse que Gramsci mismo expresa la “cuestión meridional” que posteriormente desarrollará en sus escritos adultos. Ya en 1914, se afilia y participa en el PSI, comenzando a desarrollar una intensa actividad periodística y militante. En octubre de ese año interviene en la discusión sobre la posición del Partido Socialista Italiano frente a la guerra, mediante la publicación de un artículo en II Grido del Popolo, denominado “Neutralidad Activa y Operante”. En él debate las posiciones de varios compañeros, entre los que se destaca Benito Mussolini. Poco a poco la práctica política lo irá envolviendo, hasta que en 1915 deje trunca su carrera de Letras y Lingüística. A pedido de los compañeros de la Federación Socialista Juvenil, redacta a comienzos de 1917 el número único de la revista La Cittá Futura. En agosto del mismo año, participará en los preparativos de la Sección Socialista por la visita a Turín de un grupo de delegados de los Soviets. Después de un motín popular y del arresto de casi todos los representantes socialistas de Turín, Gramsci se convierte en Secretario de la Comisión Ejecutiva Provisional de la Sección de Turín y asume la dirección del II Grido del Popolo, la cual conservará hasta octubre de 1918. En este período, redactará numerosos artículos tanto para éste periódico como para Avanti! (dirigido al principio por Benito Musolini), hasta que en 1919 funda junto con un grupo de compañeros L’Ordine Nuovo. Como veremos, este será uno de los principales ámbitos de discusión teórica en torno al denominado “bienio rojo” (1919-1920). Ya a inicios de 1921, tras la derrota de la insurrección popular, intentará reorganizar las fuerzas revolucionarias a partir de la gestación de un partido de nuevo tipo -el PCI- acorde al momento histórico que, según su caracterización, se vivía en Italia.

La temprana crítica al marxismo determinista

Siguiendo a Lucien Goldmann (1975), podemos expresar que “la historia del problema es el problema de la historia, y viceversa”. No es posible, por tanto, entender el rol que Gramsci le asigna en su juventud a la voluntad y al factor subjetivo en la transformación social, sin analizar el contexto en el cual se inscriben sus primeras reflexiones teóricas. A comienzos de siglo, la Segunda Internacional estaba hegemonizada por los argumentos positivistas de Kautsky y Bernstein, quienes realizaban un paralelismo entre la teoría darwiniana de las especies y el “materialismo histórico” esbozado por el viejo Engels[4]. En aquel entonces, el Partido Socialista Italiano se encontraba imbuido en esta corriente, entendiendo el cambio revolucionario como un acontecimiento supeditado enteramente a los avatares de la estructura económica. Filippo Turati, miembro fundador y uno de los máximos referentes de la corriente reformista, expresaba sin tapujos que “Marx es precisamente el Darwin de la ciencia social (...) Podría pensarse que la suya es la doctrina de la transformación de las especies históricas anexadas al transformismo biológico de los darwinistas” (citado por Coutinho, 1986)[5].

De manera análoga, Karl Kautsky (1978) caracterizaba a la socialdemocracia como un partido que bajo ningún concepto hace revoluciones. Esta postura era compartida por casi la totalidad de los miembros de la organización, por lo que la “ruptura” entre la elaboración teórica y la acción política disruptiva, que de acuerdo a Perry Anderson (1985) era el rasgo distintivo del marxismo occidental, quizás puede rastrearse ya en los lideres de la Segunda Internacional. “Sabemos -dirá el dirigente alemán- que no se pueden crear a voluntad las situaciones históricas y que de acuerdo con ellas es menester elaborar nuestra táctica”. Bajo esta perspectiva, el cambio social, lejos de ser un proceso de construcción humana consciente, acontecía a espaldas de las masas, siendo el verdadero agente revolucionario, por ejemplo, “la maquina de vapor”. Una frase, por demás elocuente, sintetizaba por aquel entonces este quiebre: “No somos partidarios de la legalidad a cualquier precio ni revolucionarios a toda costa”.

Es en este contexto en el cual el joven Gramsci toma contacto en el ámbito universitario con el movimiento cultural idealista, fuertemente anti-positivista. De Giovani Gentile y Benedetto Croce, sus máximos referentes, toma el rol del elemento liberador, así como el papel de la voluntad y la cultura para lograr la emancipación, en tanto crítica al economicismo vulgar y fetichismo empirista de los hechos[6]. El determinismo era la concepción oficial del PSI, en consonancia con los planteos de Kaustky y Bernstein. La revolución, según ellos, estaba condicionada por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, entendiendo a la crisis en un sentido catastrofista. Esto generaba una espectativa inmovilista y una pasividad extrema en las filas del movimiento. El marxismo, por consiguiente, devenía una defensa de los hechos contra la voluntad, anclado en la espera del “gran día”. Por oposición de esta postura, el joven sardo recupera a la voluntad en tanto factor activo y constructor de la historia. Gramsci será, al decir de André Tossel, el filósofo de la vida y de la rebelión contra el dato, entendiendo que “el comunismo crítico no tiene nada en común con el positivismo filosófico; la metafísica y la mística de la Evolución y de la Naturaleza”. De ahí que, adscribiendo a ciertas postulaciones de Bergson y Sorel, propugne la sustitución de “la ley natural y el movimiento fatal de las cosas de los seudo-cientificistas” por “la voluntad tenaz de los hombres” (Gramsci, 1918)

El ascenso insurreccional en Europa: la revolución como producto de la voluntad

Las Notas sobre la revolución rusa son el primer escrito en el cual Gramsci realiza una apreciación respecto de la insurrección de febrero que terminó con la autocracia zarista e hizo emerger una situación, por definición transitoria, de dualidad de poderes. En él se pregunta si basta que una revolución haya sido hecha por proletarios para que se la caracterice como “proletaria”. Responde que no, argumentando que también la guerra es hecha por trabajadores y sin embargo no puede ser definida en esos términos. Para que así sea, dirá, es preciso que intervengan a su vez otros factores de carácter moral. La revolución había creado en Rusia “una nueva forma de ser”, instaurando la libertad del espíritu además de la corporal. En última instancia, esto es lo que le permite expresar que los sucesos vividos en Oriente anuncian “el advenimiento de un nuevo orden”. No hay, por lo tanto, una identificación entre esta revolución y la francesa: los socialistas han ignorado el jacobinismo (fenómeno puramente burgués), sustituyendo el autoritarismo por la libertad. Además, en el proceso abierto en 1789, por el contrario, “la burguesía no tenía un programa universal; servía intereses particulares, los de su clase y los seguía con la mentalidad cerrada y mezquina de cuantos siguen fines particulares. El hecho violento de las revoluciones burguesas es doblemente violento: destruye el viejo orden, impone el nuevo” (Gramsci, 2002).

En este punto, su planteo se acerca al del viejo Engels, quien desde Inglaterra realizó en sus últimos escritos implacables críticas al jacobinismo, en tanto deformación autoritaria y profundamente elitista de la organización política de los trabajadores. La superación de esta concepción “putchista” era la base para avanzar en la construcción de un partido de masas, profundamente enraizado con los sectores subalternos y no ubicado encima de ellos. “La época de las revoluciones por sorpresa -dirá Engels-, de las revoluciones hechas por pequeñas minorías conscientes a la cabeza de las masas inconscientes, ha pasado. Allí donde se trate de una transformación completa de la organización social, tienen que intervenir directamente las masas, tienen que haber comprendido ya por sí mismas de qué se trata, por qué dan su sangre y su vida (...) Y para que las masas comprendan lo que hay que hacer, hace falta una labor larga y perseverante”[7]. De manera análoga, Gramsci expresará que “la clase obrera tiene que comprender toda la hermosura y nobleza del ideal por el cual lucha y se sacrifica”.

Asimismo, en consonancia con la posición primigenia de Trotsky de principios de siglo y con las Tesis de Abril formuladas por Lenin durante su forzado exilio, Gramsci postula ya en julio de 1917 que el proceso abierto en febrero en Rusia debe proseguir “hasta su completa realización” ya que “la vida es siempre revolución”. Los maximalistas, afirmará, constituyen “el aguijón de los perezosos”, en la medida en que “el incendio revolucionario se propaga, quema corazones y cerebros nuevos, hace brazas ardientes de luz nueva, devoradoras de cansancios”. La revolución es así, en sus propias palabras, un enorme esfuerzo de pensamiento y de acción, ajeno a las “minorías despóticas”.

La insurrección de octubre produce un mayor impacto aún en el movimiento obrero italiano y en el seno del PSI. Gramsci escribe una serie de artículos referidos a este estimulante proceso, entre los que se destaca La revolución contra El Capital, publicado en los inicios de 1918[8]. En él propugna no aferrarse a la letra muerta de Marx sino a su pensamiento viviente, tal como lo hicieron los bolcheviques. De acuerdo al turinés, el libro El Capital se había convertido en la tierra del zar en un texto de devoción de la burguesía, a partir de una lectura mecanicista, enterrando totalmente la voluntad y la acción consciente como factores constructores de la historia. “Era la demostración crítica de la fatal necesidad de que en Rusia se formara una burguesía, empezara una Era capitalista, se instaurase una civilización de tipo occidental, antes de que el proletariado pudiera siquiera pensar en su ofensiva, en sus reivindicaciones de clase, en su revolución” (Gramsci, 1998). El error cometido por los dogmáticos -que al decir de Gramsci convierten a Marx en un pastor con báculo- es “pretender que se renovase en Rusia la Historia de Inglaterra”, sin comprender que el factor máximo de la historia no lo constituyen “los hechos económicos en bruto, sino siempre el hombre, la sociedad de los hombres, de los hombres que se reúnen, se comprenden, desarrollan a través de esos contactos (cultura) una voluntad social, colectiva, y entienden los hechos económicos, los juzgan, y los adaptan a su voluntad hasta que esta se convierte en motor de la economía, en plasmadora de la realidad objetiva”[9].

Pero sería igualmente erróneo pensar que Gramsci concibe a la revolución como un acto espontáneo y abrupto. Aquí también resulta sumamente anti-jacobino: Este profundo cambio social “no es el acto arbitrario (...) de un sistema de organizaciones que se afirmen revolucionarias. La revolución proletaria es un larguísimo proceso histórico que se realiza con el nacimiento y el desarrollo de determinadas fuerzas productivas (que nosotros resumimos con la expresión ‘proletariado’) en un determinado ambiente histórico (que resumimos con las expresiones ‘modo de propiedad individual’, modo de producción capitalista, sistema de fábrica o fabril, modo de organización de la sociedad en el Estado democrático-parlamentario’)”. En este sentido, el motor más potente de toda la actividad económica y política es la lucha de clases y no los adelantes científico-tecnológicos. Nuevamente, la sombra de Engels sobrevuela: el cambio radical es entendido en tanto prolongado, complejo y multifacético itinerario. Más que frente a un hecho político, estamos en presencia de un proceso social que implica una transformación integral de la vida humana.

Vale la pena destacar, por último, que esta original lectura del proceso insurreccional ruso por parte de Gramsci tiene notables similitudes con la caracterización efectuada por el Marx “tardío”, en su fraternal polémica epistolar con Vera Zasúlich y los populistas integrantes del grupo Anales de la Patria. Los últimos escritos redactados por él dan cuenta de una ruptura con respecto a las concepciones evolucionistas del llamado “materialismo histórico”, que tienden erróneamente a identificar “progreso” con avance de las fuerzas productivas. Lejos de condenar las formas comunales existentes en el campo ruso, el autor de El Capital dirá a lo largo de estos textos que su método consiste en estudiar en su especificidad los diferentes medios históricos para luego compararlos entre sí,  no en la aplicación de la “clave universal de una teoría general de filosofía de la historia, cuya mayor ventaja reside precisamente en el hecho de ser una teoría suprahistórica”, por lo que cabe la posibilidad de ese tipo de propiedad común de la tierra pueda “servir de punto de partida a una evolución comunista”, siempre y cuando el triunfo del socialismo en Rusia se complemente con una revolución proletaria en el Occidente” (Marx y Engels, 1980).


[1] Para tener una idea de la situación en la que vivía Gramsci junto con su familia, reproducimos un comentario realizado por su hermana menor con respecto a ese período: “Vivíamos con una gran pobreza. Mamá era una mujer tenaz, llena de energía y decidida a luchar contra la mala suerte. En el trabajo era incansable. Pero siete hijo son siete hijos y, en casa, a medida en que se gastaba el dinero obtenido con la venta de la poca tierra de la herencia marsias, seguir adelante era cada vez más complicado. Ahorrábamos hasta lo increíble. Recuerdo que siendo todavía criaturas, Gracietta, Emma y yo, recogíamos la cera de las velas ya consumidas y fabricábamos otras velas más pequeñas para que Nino [Antonio] pudiese seguir leyendo al anochecer” (Fiori, 1976).

[2] En una carta escrita a su esposa Julia Schucht en 1924, recordará de la siguiente manera su itinerario juvenil desde una precoz defensa del regionalismo sardo hasta el descubrimiento del marxismo crítico: “El instinto de rebelión (...) desde el primer momento se dirigió contra los ricos porque yo, que había conseguido diez en todas las materias de la escuela elemental, no podía seguir estudiando, mientras que sí podían hacerlo el hijo del carnicero, el del farmacéutico, el del negociante en tejidos. Luego se extendió a todos los ricos que oprimían a los campesinos de Cerdeña, y yo pensaba entonces que había que luchar por la independencia nacional de la región. ‘¡Al mar los continentales!’ ¡Cuantas veces he repetido esas palabras! Luego conocí la clase obrera de una ciudad industrial, y comprendí lo que realmente significaban las cosas de Marx que había leído antes por curiosidad intelectual. Así me he apasionado por la vida a través de la lucha de la clase obrera” (Gramsci, 1998) 

[3] Como expresará luego en un Informe enviado al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista con motivo del movimiento de los consejos de fábrica, “Turín es un centro de carácter estrictamente industrial. Casi tres cuartas partes de la población, que cuenta medio millón de habitantes, se componen de obreros; los elementos pequeño-burgueses son una cantidad ínfima. Además, hay una masa compacta de empleados y técnicos organizados en los sindicatos y adheridos a la Cámara del Trabajo” (Gramsci, 1998d).

[4] Este derrotismo respondía, en buena medida, a la relativa estabilización capitalista que sobrevino luego de la cruenta derrota de la Comuna de París en 1871. La belle epoque y el expansionismo imperialista significaron, para muchos marxistas, una refutación de las (malentendidas) tesis de Marx acerca de la inevitabilidad de la crisis y la creciente pauperización de la clase obrera. Para un desarrollo de esta coyuntura histórica, véase Ouviña (2004).

[5] Algunos de los títulos de los libros redactados por los restantes intelectuales de la época hablan por si solos: Socialismo y ciencia positiva: Darwin-Spencer-Marx, de Enrico Ferri, así como Carlos Darwin y la economía, de Achille Loria.

[6] El propio Gramsci (1999) reconocerá posteriormente, en una de las tantas notas autobiográficas de sus Cuadernos de la Cárcel, que por aquel entonces era “tendencialmente más bien croceano”. La pareja Croce-Gentile, antes de la guerra, constituía según él “un gran centro de vida intelectual nacional”. Podría pensarse que esta influencia primigenia resultó una notable limitación para la formación marxista del joven sardo. Sin embargo, como él mismo se encarga de aclarar, participaba “en todo o en parte en el movimiento de reforma moral e intelectual promovido en Italia por Benedetto Croce, cuyo primer punto era éste, que el hombre moderno puede y debe vivir sin religión”, salvo la de la libertad. También Lukacs admite, en una entrevista posterior, que no se arrepiente “en absoluto de haber tenido como primeros maestros en sociología a Simmel y Max Weber en lugar de a Kautsky” (Abendroth, 1971). El croceanismo bergsoniano de Gramsci irá siendo superado en el curso del “bienio rojo”, del mismo modo que el autor de Historia y conciencia de clase superará su “fichteismo” tras la revolución húngara de los consejos (Lowy, 1978).

[7] Si bien el propio Marx (1985) llegó a manifestar que la revolución “no puede sacar su poesía del pasado, sino del porvenir”, Karl Korsch (1972) plantea sugestivamente que uno de los puntos más críticos del marxismo radica en “su adhesión incondicional a las formas políticas de la revolución burguesa”.

[8] Esta fase de efervescencia político-filosófica no es una excepción italiana. La revolución rusa generó un quiebre a nivel europeo y mundial. Producto de ella son, en buena medida, las teorizaciones del Lukács de Historia y conciencia de clase, del Korsch de Marxismo y filosofía, o del Bloch de Tomas Muntzer, por nombrar sólo algunas de las producciones del llamado “marxismo cálido”.

[9] En otro texto escrito unos meses más tarde, señala en tono irónico que “la historia no es un calculo matemático: no existe en ella un sistema métrico decimal, una numeración progresiva de cantidades iguales que permita las cuatro operaciones, las ecuaciones y la extracción de raíces. La cantidad (estructura económica) se convierte en ella en cualidad porque se hace instrumento de acción en manos de los hombres, de los hombres, que no valen solo por el peso, la estatura y la energía mecánica desarrollable por los músculos y los nervios, sino que valen especialmente en cuanto son espíritu, en cuanto sufren, comprenden, gozan, quieren o niegan. En una revolución proletaria la incógnita ‘humanidad’ es más oscura que en cualquier otro acontecimiento”. En dicho artículo agrega que “el filisteo no ve salvación al margen de los esquemas preestablecidos; no comprende la historia más que como un organismo natural que atraviesa momentos fijados y previsibles de desarrollo. Si siembras bellota puedes estar segura de que no obtendrás más que un germen de castaño, que crecerá lentamente y únicamente tras cierto número de años dará fruto. Pero la historia no es un castaño ni los hombres son bellotas”. (Gramsci, 1998a).

 

El marxismo olvidado del joven Gramsci (2° parte)

 Hernán Ouviña

Vivir significa ser combatiente

A. G.

Los “clubes de vida moral” y la lucha por una nueva cultura

 

Retomando ciertas posiciones de Antonio Labriola (quien fuera el primer exponente del marxismo crítico en Italia) Gramsci le otorga también en su juventud una importancia fundamental a la lucha cultural. A comienzos de 1916, en un artículo titulado precisamente Socialismo y Cultura, confronta contra las interpretaciones burguesas que conciben a la cultura como “saber enciclopédico en el cual el hombre no se contempla más que bajo la forma de un recipiente que hay que rellenar y apuntalar con datos empíricos, con hechos en bruto e inconexos que él tendrá luego que encasillarse en el cerebro como en las columnas de un diccionario para poder contestar, en cada ocasión, a los estímulos varios del mundo exterior” (Gramsci, 1998). A contrapelo de esta forma de cultura que “solo sirve para producir desorientados, gente que se cree superior al resto de la humanidad porque ha amontonado en la memoria cierta cantidad de datos y fechas que desgrana en cada ocasión para levantar una barrera entre sí mismo y los demás”, propugna la creación de una cultura que suponga organización y asunción consciente del hombre como “creación histórica”. Gestar una nueva cultura significa, pues, renegar de la civilización capitalista, en la medida en que “crítica quiere decir cultura, y no ya evolución espontánea y naturalista”.[10] Esta visión conlleva, tal como nos recuerda Diaz-Salazar (1991) “una determinada concepción del partido, muy alejada del jacobinismo, y muy centrada en la autonomía y autodirección de las masas”. Se esbozan en este y otros escritos contemporáneos, además, algunos de los planteos desarrollados luego en los Cuadernos de Prisión. El joven Gramsci llega a expresar por ejemplo que “toda revolución ha sido precedida por un intenso trabajo de crítica, de penetración cultural, de permeación de ideas a través de agregados humanos al principio refractarios y sólo atentos a resolver día a día, hora por hora y para ellos mismos, su problema económico y político” (Gramsci, 1998).

 

Atento a esta necesidad, y con el objetivo de gestar una alternativa práctica al purismo discursivo del Partido Socialista, en 1917 decide fundar, junto con un grupo de compañeros, Clubes de Vida Moral, que fomentaran la creación de una cultura diferente sobre la base de una proceso autoeducativo. Este planteo preanuncia, tal como poco tiempo después lo harán los Consejos de Fábrica, la necesidad de construir las organizaciones nuevas aún antes de la toma del poder, que posibiliten en un sentido amplio la educación de los trabajadores. En base a lo que podríamos llamar una política de anticipación[11], Gramsci advierte a sus compañeros que “no basta con la proclamación verbal de los principios y de las máximas morales que, necesariamente deberán instaurarse con el advenimiento de la civilización socialista. Buscamos organizar esa proclamación: dar ejemplos nuevos (para Italia) de asociacionismo” (citado en Coutinho, 1986)[12].

 

Estado capitalista y anti-instrumentalismo

 

Los acontecimientos vividos fervientemente en buena parte de Europa le sirven a Gramsci como enseñanza de cara al futuro: “Estamos persuadidos -expresa-, después de las experiencias revolucionarias de Rusia, Hungría y Alemania, que el estado socialista no puede encarnarse en las instituciones del estado capitalista, sino que es una creación fundamentalmente nueva con respecto a éstas con respecto a la historia del proletariado. Las instituciones del estado capitalista están organizadas para los fines de la libre competencia: no basta cambiar el personal para orientar en otro sentido su actividad” (Gramsci, 1998).

 

Además de ser imposible la utilización del Estado capitalista para fines socialistas (enseñanza señalada ya por Marx en su clásico texto sobre la Comuna de París, luego retomada por el Lenin de El Estado y la revolución), Gramsci lo concibe no bajo la metáfora de una simple maquinaria -tan monolítica como coercitiva- al servicio de una burguesía exterior a él, sino como un espacio en el cual la clase capitalista se constituye en tanto tal: “El Estado fue siempre el protagonista de la historia, porque en sus organismos se concentra la potencia de la clase propietaria; en el Estado la clase propietaria se disciplina y se unifica, por sobre las disidencias y los choques de la competencia, para mantener intacta la condición de privilegio en la faz suprema de la competencia misma: la lucha de clases por el poder, por la preeminencia en la dirección y el ordenamiento de la sociedad” (Gramsci, 1998).

 

Desde esta óptica, las luchas políticas no serían exteriores al Estado sino que estarían inscriptas en su propio armazón institucional. Así, a lo largo de sus textos, Gramsci demuestra que las clases no son fuerzas meramente económicas, precontituidas al margen del Estado, sino que por el contrario tienden a unificarse en su seno, al punto de que la influencia política de ellas depende, en buena medida, de la estructura jurídico-política material del mismo.

 

¿Significa esto acaso que los trabajadores deben esperar hasta el día de la “toma del poder” para gestar las nuevas instituciones? En absoluto. Como se encargará de aclarar luego en su breve artículo Democracia obrera, redactado para L’ Ordine Nuovo en colaboración con Palmiro Togliatti, “el estado socialista existe ya potencialmente en las instituciones de vida social característica de la clase trabajadora explotada. Unir entre sí estas instituciones, coordinarlas y subordinarlas en una jerarquía de competencias y de poderes, centralizarlas fuertemente, pero respetando las autonomías necesarias y sus articulaciones, significa crear desde ahora una verdadera democracia obrera, en contraposición eficiente y activa con el estado burgués, preparada ya desde ahora para sustituir al estado burgués en todas sus funciones esenciales de gestión y de dominio del patrimonio nacional” (Gramsci, 1998)[13].

 

Los consejos de fábrica y el papel de L’ Ordine Nuovo

 

Durante el mes de abril de 1919, junto con tres jóvenes socialistas de Turín (Terracini, Togliatti y Tasca) Gramsci decide fundar un semanario, L’ Ordine Nuovo[14], cuyo subtitulo será “reseña de cultura socialista”. Como relatará tiempo después, “sus artículos no eran estructuras frías e intelectuales, sino que brotaban de nuestras discusiones con los mejores obreros; elaboraban los verdaderos sentimientos, metas y pasiones de la clase obrera de Turín, los cuales nosotros mismos habíamos provocado y puesto a prueba. Porque sus artículos eran, prácticamente, un ‘tomar nota’ de los eventos reales, vistos como momentos de un proceso de liberación interior y de auto-expresión por parte de la clase obrera”. La investigación cultural y la lucha política se amalgamaban así en cada uno de los números del periódico, publicando textos y documentos que intentaban fomentar el debate y la reflexión sobre las propias prácticas de los trabajadores. Se reproducían desde las teorizaciones de Lukacs, De Leon o Korsch en torno a las experiencias consejistas, hasta los aportes de intelectuales  como Barbusse, Rolland, Eastman o Gorki para la renovación de la cultura social[15].

 

Ya en abril de 1920, a tan sólo un año de su gestación, se produce una huelga general de los obreros turineses como respuesta al lock out empresarial y a la voluntad de los industriales de limitar los poderes de las Comisiones Internas. Se da en paralelo un intenso proceso de toma de fábricas y, en menor medida, de ocupación de tierras por parte del campesino (en especial en la región de Roma). Este proceso en conjunto se denominará luego “bienio rojo”.

 

Por aquel entonces -inmediata posguerra- existían dentro de las fábricas las Comisiones Internas, las cuales eran débilmente representativas, ya que sus miembros debían ser afiliados al sindicato y su organización estaba ligada por completo a la estructura productiva de cada empresa. Si bien en sus comienzos habían constituidos una conquista arrancada a la patronal como producto de la agudización de la lucha de clases en el contexto bélico, al poco tiempo terminaron cumpliendo la función de ser “correa de transmisión” entre el sindicato y los dueños del capital, facilitando el disciplinamiento de los obreros.

 

Los Sindicatos constituían la organización del trabajador en tanto fuerza de trabajo asalariada. Era el instrumento a través del cual los trabajadores negociaban mejores precios de la única mercancía que tenían para ofrecer. Por ello, según Gramsci, forma parte integrante de la sociedad capitalista y su función es inherente al régimen de propiedad privada. Lleva en germen el reformismo. Además, tiende a pactar y a negociar, obligando al empresario a aceptar una legalidad en las relaciones con el trabajador[16], llegando a expresar que “el burócrata sindical concibe la legalidad industrial como una permanente cuestión de negocios”, debido a que su fin es comercial.

 

A su vez, el Partido, al igual que el sindicato, nace en el seno de la estructura burguesa. Ambas organizaciones “no han de situarse como tutores o sobre-estructuras ya constituidas de esa nueva institución en la que cobra forma histórica controlable el proceso histórico de la revolución, sino que deben ponerse como agentes conscientes de su liberación respecto de las fuerzas de compresión que se concentran en el Estado burgués” (Gramsci, 1998c).

 

Sin embargo, al calor del “bienio rojo”, y con una fuerte influencia del proceso insurreccional vivido en Rusia y otros países de Europa, surgen los Consejos de Fábrica, que constituían el órgano representativo de todos los trabajadores de la empresa, incluidos los ingenieros y los técnicos. Cada uno de ellos tenía la posibilidad de votar y ser votado, así como de discutir, independientemente de estar o no afiliado al sindicato. La universalidad del voto debía combatir, de acuerdo a los “ordinovistas”, el espíritu corporativo que tendía a dividir a los trabajadores según su oficio.[17] Los Consejos ya no eran instrumentos de mera defensa de los derechos inmediatos del trabajador (premios, higiene, etc), sino que pasaban a ser un medio para elevar al obrero de su condición de asalariado (mercancía) a la de productor (en tanto parte integrante de un colectivo cooperante). Si en octubre de 1919, treinta mil trabajadores estaban representados en una asamblea de “comités ejecutivos de los Consejos de Fábrica”, a mediados de 1920 el movimiento se radicaliza y extiende a gran parte del norte de Italia, iniciando una huelga con ocupaciones masivas, poniendo en marcha la producción bajo su control absoluto (Reisel, 1979).

 

De acuerdo a Gramsci, durante las tomas de fábricas, los Consejos mostraban la viabilidad de la autogestión obrera en las empresas, así como la inutilidad económica de los empresarios en tanto organizadores de la producción. El “bienio rojo” muestra además la posibilidad real -en la praxis misma- del autogobierno de las masas trabajadoras. El control obrero de la producción y la distribución, el desarme de los cuerpos armados mercenarios y el manejo pleno de los ayuntamientos por las organizaciones revolucionarias, son las principales respuestas que da Gramsci (1998b) frente a los problemas acuciantes de la Italia de posguerra. Su propuesta se enmarca en el intento de construir toda la sociedad partiendo inmediatamente de los núcleos del cuerpo social más productivo. La fábrica -verdadero centro de la “civilización” contemporánea- es visualizada como el ámbito desde donde debe emerger la iniciativa de la clase trabajadora, en la medida en que condensa de manera más directa la dictadura del capital y el control privado de su organización, con el carácter colectivo del trabajo.

 

En este período se percibe una fuerte influencia de Lenin (más aún a nivel general, del bolchevismo) y su concepción de los Soviets como democracia proletaria[18]. Sin embargo, de acuerdo a Jean-Marc Piotte (1973), pueden destacarse dos diferencias con respecto a su planteo: 1) la gran importancia concedida a los Consejos en tanto órganos de manejo técnico de la producción (rol “económico”); 2) el hincapié en los Consejos como espacios de auto-liberación política y económica de los propios productores, emancipación por parte de los trabajadores mismos (espontaneidad y creatividad). La fábrica, de acuerdo al joven sardo, es el lugar en donde “el obrero no es nada y quiere llegar a serlo todo”; allí su poder tiende a ser ilimitado.

 

El Consejo -que Gramsci define como “las propias masas organizadas de forma autónoma”-, a diferencia de los sindicatos y el partido (medios tácticos más que estratégicos), tiende a salirse de la legalidad, a desbordarla y romperla, superando además la fragmentación que el capital impone. Emerge, pues, como un organismo de carácter público y no privado como aquellos. Ya no lo conforman “asalariados” ni “ciudadanos”, sino productores que en conjunto constituyen al “trabajador colectivo”[19]. La expansión de los Consejos concretaba, a su vez, diversos objetivos socialistas:

 

1.      Conjugando la lucha política y la económica: auto-conducción de masas y gestión directa del proceso productivo. Del ciudadano-asalariado individual, se pasa al compañero-productor social.

2.      Socializando el conocimiento técnico de la empresa, apostando a la superación de la división del trabajo.

3.      Transformando sustancialmente la subjetividad de los trabajadores, eliminando la competencia existente al interior de la clase y sustituyéndola por la solidaridad y el cooperativismo entre compañeros.

4.      Convirtiendo a la fábrica en una gran escuela en donde todos los productores son estudiantes. Este aprendizaje no es solamente económico-administrativo sino también político y cultural. Se recupera así la capacidad colectiva de creación humana del conjunto de los trabajadores, estén o no sindicalizados (se supera, asimismo, el corporativismo propio de la organización según oficios).

5.      Orientando el sano espontaneismo de las masas[20], brindando la posibilidad de ejercer la democracia y la gestión incluso a los no organizados.

6.      Prefigurando, en tanto órgano expropiador de las funciones del Estado burgués, el “nuevo orden”, que materializa desde ahora formas innovadoras de vida social[21].

7.      Anticipando, a la vez, las bases de la organización política de nuevo tipo, que ya no se estructura en función de divisiones territoriales. Alrededor de los consejos regionales gravitaran el resto de las organizaciones de los sectores subalternos.

8.      Desarticulando el burocratismo propio de los sindicatos, a través de una constante presión en pos de una recuperación de la iniciativa obrera desde su base misma.

 

En este contexto, Gramsci (1973) piensa la construcción socialista en términos plurales. El Consejo se enmarca en una red de instituciones que incluye también a los comités de barrio, los sindicatos, los partidos políticos y los consejos de campesinos. De ahí que postule la conformación de “un nuevo aparato estatal que en su ámbito interno funcione democráticamente, es decir, que garantice a todas las tendencias anticapitalistas la libertad y la posibilidad de convertirse en partidos de gobierno proletario”.

 

Esta concepción parcialmente negativa de las clásicas organizaciones de la clase obrera será posteriormente modificada, ya que reconocerá que los sindicatos pueden ejercer un papel activo en la articulación y unificación de los trabajadores; e incluso podrían tener una función válida durante el socialismo en la defensa de los obreros, garantizando un canal autónomo para su participación en la vida nacional. De manera similar, el partido político cumplirá durante su etapa carcelaria la misión del Príncipe Moderno, cohesionando a los diversos sectores subalternos a lo largo de un territorio.

 

Finalmente, el “bienio rojo” concluye con un rotundo fracaso: los sindicatos no se pliegan a una huelga de carácter nacional, ni apoyan hasta las últimas consecuencias el proceso insurreccional[22]. Lo propio ocurre con el PSI, quien se niega a publicar en su diario Avanti! el llamamiento de la sección socialista de Turín, mientras que la ciudad era tomada por miles de soldados y policías. Incluso la dirección del partido, que por aquel entonces debía celebrar en Turín una reunión de su Consejo nacional, decide trasladarla a Milán a raíz de la aguda situación que se vivía allí (“parecía poco adecuada esa ciudad como teatro de discusiones socialistas”, llega a ironizar Gramsci en uno de sus escritos contemporáneos a estos momentos tan álgidos). Su ambigüedad frente a los acontecimientos[23] va a ser uno de los determinantes que lo obligará a fundar, junto con un grupo de compañeros, una organización política de nuevo tipo, en enero de 1921 (el PCI).

 

Como enseñanza general de esta derrota, Gramsci percibe que las clases subalternas no pueden triunfar si restringen la lucha al territorio de la fábrica. De esta forma, reconoce su subestimación respecto al papel crucial que cumple la organización política como aglutinadora de los sectores populares a nivel nacional (como actor en el seno de lo que posteriormente Gramsci denominará “sociedad civil”). También, como mencionamos, reformula el rol de los sindicatos en tanto posibles unificadores de la clase obrera, incluso en la fase transicional al comunismo (en especial contra eventuales distorsiones burocráticas). 

 

Aún así, sus críticas a los partidos y a los sindicatos profesionales, como potenciales instancias enquilozadas y burocráticas de organización de los trabajadores, resultan sumamente vigentes a pesar de la distancia en la cual fueron escritas: ambas son, según él, “organizaciones nacidas en el campo de la democracia burguesa (...) como afirmación y como desarrollo de la libertad política”. A su vez, la relevancia otorgada a la exploración militante y a la práctica anunciadora de relaciones sociales no capitalistas constituyen enseñanzas dignas de se retomadas en la coyuntura actual. La cuestión es, por un lado, cómo extender estas nuevas formas de democracia fabril al resto de la sociedad, e inclusiva al propio Estado, superando el aislamiento en el seno de la empresa; y por el otro, de qué manera transformar la crítica al sindicato en renovación clasista del sindicato mismo.

 

El reflujo revolucionario y la conformación del PCI: balance provisorio

 

Producto de este terrible fracaso, Gramsci llega a manifestar que “los rasgos característicos la revolución proletaria no pueden encontrarse más que en el partido de la clase obrera”. Si en su folleto Por una renovación del Partido Socialista, redactado en junio de 1920, explicita en el propio título la necesidad acuciante de gestar una organización nacional de nuevo tipo, que deje de asistir como espectadora al desarrollo de los acontecimientos, en los textos posteriores no habrá ya punto de retorno. Pocas semanas antes de la fundación PCI, Gramsci se atreve a afirmar que “el Partido Comunista es el instrumento y la forma histórica del proceso de liberación íntima por el cual el obrero pasa de ser ejecutor a ser iniciador, de ser masa a ser jefe y guía, de ser brazo a ser cerebro y voluntad”.

 

En Livorno se realiza el XVII Congreso del Partido Socialista Italiano, con una predominancia de los “comunistas unitarios”. Si bien los delegados intransigentes superan a los reformistas, el sector liderado por Serrati se niega a aceptar dos de las veintiún condiciones exigidas por la Internacional Comunista en su Segundo Congreso: expulsar al ala derechista (representada en este caso por Turatti) y modificar el nombre de la organización. Finalmente, en el teatro San Marco, a pocas cuadras, se constituye el Partido Comunista de Italia, con abrumadora mayoría bordiguiana[24]. El grupo de “Il Soviet” le imprimirá así un contenido catastrofista a la estrategia de construcción política llevada a cabo en sus inicios por la organización.

 

En los meses sucesivos, se generalizará la violencia fascista y la depresión económica multiplicará el número de trabajadores desocupados. En este contexto, la Internacional Comunista impulsa, a partir de su Tercer Congreso realizado en 1922, una política de alianza con sectores reformistas, ante la caracterización de una “estabilidad relativa” del sistema capitalista. Sin embargo, en un principio Gramsci adherirá a la tesis sectarias presentadas por  Bordiga en el Segundo Congreso del PCI, contrarias a este cambio de perspectiva asumido por el Komintern[25]. Por esta época, restan todavía algunos intensos años hasta que pueda realizar desde Viena “un golpe de timón”, con el objetivo de reencauzar la praxis revolucionaria del Partido. En 1924, a través de un diálogo epistolar, expresará a sus compañeros que un grave equívoco cometido en los años precedentes fue el haber subordinado la política a la organización, lo cual terminó redundando en “la creación de un aparato de funcionarios ortodoxos para con la concepción oficial”. Esto no hizo más que fomentar “la esterilización de toda la actividad de los individuos, la pasividad de la masa del partido, la estúpida seguridad de que ya había quien pensaba y curaba de todo”. La necesidad de crear un espacio político diferente es expresada sin tapujos: “la verdad es que el partido no está nunca ni estará nunca definido definitivamente. Sólo estará definido cuando sea la totalidad de la población, o sea, cuando el partido haya desaparecido” (Gramsci, 1998e). Las consecuencias de este planteo atravesarán buena parte de los borradores redactados bajo la sombra del régimen fascista. Es por ello que, en consonancia con Michel Lowy (1979) creemos que el retroceso de masas generalizado, la victoria de Mussolini y la expansión del estalinismo constituyen tres acontecimientos claves para entender la metamorfosis de las ideas políticas de Gramsci, especialmente en su período carcelario. Pero ésta, como la de su etapa inmediatamente previa, es otra historia que -a pesar del tiempo transcurrido- todavía falta desandar en términos críticos.

 


Bibliografía

 

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Gramsci, Antonio (1998e) Carta a Julia Schucht, en Antología, Siglo XXI, Buenos Aires.

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[10] Gramsci tendrá en los años siguientes una fuerte disputa con Tasca (representante del ala “reformista” del PSI) sobre qué es la cultura. Para el turinés, ella constituía un modo de pensar y transformar la realidad concreta de la vida cotidiana, y no algo que haya que rememorar de un pasado remoto.

[11] En palabras del propio Gramsci (1997a), la cuestión es “¿cómo soldar el presente con el porvenir, satisfaciendo las necesidades urgentes del presente y trabajando útilmente para crear y ‘anticipar’ el porvenir?”.

[12] Esta posición irreductible se plasmaba, por ejemplo, en la pluma burlesca del Gramsci periodista, firmando sus artículos con seudónimos tales como Alfa Gama (AG).

[13] Cabe acotar que Gramsci entiende la fórmula conquista del Estado no como la mera captura de su aparato burocrático-represivo, sino como “la creación de un nuevo tipo de estado, originado en la experiencia asociativa de la clase proletaria, y sustitución por éste del estado democrático-parlamentario”. Dicha creación no es “un acto taumatúrgico: es también un hacerse” (Gramsci, 1997b). 

[14] El nombre aludía, con una clara influencia del proceso ruso, a la reorganización del “nuevo orden” que sobrevendría tras el caos burgués.

[15] El 1º de mayo de ese mismo año, se edita el primer número, bajo el siguiente lema: “Instruíos, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Agitaos, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organizaos, porque necesitaremos toda vuestra fuerza”.

[16] Los sindicatos -dirá- “constituyen el tipo de organización proletaria específico del periodo de historia dominado por el capital (...) En tal periodo, en el que los individuos valen tanto más cuanto mayor sea la cantidad de mercancías que posean y mayor sea el tráfico que con ellas hagan, también los obreros se han visto constreñidos a obedecer las férreas leyes de la necesidad general y se han convertido en comerciantes de su única propiedad, de su fuerza de trabajo (...) han creado ese enorme aparato de concentración de carne y fatiga, han fijado precios y horarios, y han organizado el mercado (...) La naturaleza esencial del sindicato es competitiva; no es, en manera alguna, comunista. El sindicato no puede ser, pues, un instrumento de renovación radical de la sociedad”.

[17] A partir de este momento, podríamos decir que se comienza a esbozar -si bien en forma embrionaria- el concepto de hegemonía, vinculado a la necesidad de trascender la lógica “tradeunionista” propia de las tradicionales organizaciones por profesión. Ya desde finales del siglo XIX, varios marxistas rusos venían utilizandolo para referirse al rol “dirigente” del proletariado, en su alianza con el resto de los sectores populares (sobre todo el campesinado), aunque en términos estrictamente políticos. En su período carcelario, si bien Gramsci reconocerá su deuda intelectual con Lenin, complejiza esta categoría al extenderla, como antítesis de dominación o ejercicio de la fuerza, al análisis de las clases que componen la sociedad capitalista. En sus Cuadernos de la Cárcel, si por un lado el concepto remite al liderazgo de la burguesía sobre los restantes grupos sociales, por el otro supone la generación de consenso y compromiso cultural e ideológico, a la vez que material, logrando un reconocimiento general como la clase más idónea para articular los intereses de toda la sociedad, plasmado en la construcción temporal de una voluntad nacional colectiva.

[18] También merece destacarse la atención que atrajo en Gramsci el trabajo del norteamericano Daniel de León como teórico y organizador de los consejos obreros.

[19] Ya en agosto de 1920, inmerso en una fuerte discusión con la posición anticonsejista de Tasca, Gramsci expresa que “el Consejo de fábrica es una institución de carácter ‘público’, mientras que el partido y el sindicato son instituciones de carácter ‘privado’. En el Consejo de fábrica el obrero interviene como productor, a consecuencia de su posición y de su función en la sociedad, del mismo modo que el ciudadano interviene en el Estado democrático parlamentario. En cambio, en el partido y en el sindicato el obrero está ‘voluntariamente’, firmando un compromiso escrito, firmando un contrato que puede romper en cualquier momento: por ese carácter de ‘voluntariedad’, por ese carácter ‘contractual’, el partido y el sindicato no pueden confundirse en modo alguno con el Consejo, institución representativa que no se desarrolla aritméticamente, sino morfológicamente, y que en sus formas superiores tiende a dar el perfil proletario del aparato de producción y cambio creado por el capitalismo con fines de beneficio”.

[20] Cercano a las tesis de Rosa Luxemburgo, Gramsci (1998a) manifestará que “la organización se construye por espontaneidad, no por la arbitrariedad de un ‘heroe’ que se impone con la violencia”.

[21] Esta posición era contraria a la de Amadeo Bordiga, para quien los consejos de fábrica, en tanto órganos técnico-económicos de gestión de la producción, sólo serían útiles después de la toma del poder.

[22] A modo de balance, afirmará por aquel entonces que “la huelga general de Turín y del Piamonte chocó contra el sabotaje y la resistencia de las organizaciones sindicales”,  poniendo de manifiesto “la urgente necesidad de luchar contra todo el mecanismo burocrático de las organizaciones sindicales, que son el más sólido apoyo para la labor oportunista de los parlamentaristas y de los reformistas, labor tendiente a la sofocación de todo movimiento revolucionario de las masas trabajadoras.” (Gramsci, 1973).

[23] Expresada en la posición claudicante que tanto los socialdemócratas de derecha, partidarios de Turati, como los de la tendencia de izquierda, liderados por Serrati (también llamados “maximalistas”), tuvieron durante este proceso insurreccional.

[24] Esto trajo consecuencias sumamente negativas para el movimiento revolucionario, ya que Bordiga, preanunciando el viraje de la Internacional Comunista en 1929, consideraba que “fascistas y socialdemócratas son dos aspectos del mismo enemigo del mañana” (citado en Coutinho, 1986).

[25] Sin negar el profundo error que este hecho supuso en términos de la lucha de clases en el conjunto de la sociedad italiana, de todas maneras creemos importante aclarar que el argumento posterior de Gramsci fue que se trató más bien de una “concesión” táctica para garantizar el mantenimiento de la unidad de la organización e impedir consiguientemente una nueva crisis en su seno (1998e).

 

Las presentes notas de Miguel Mazzeo y Jorge "Pampa" Ubertalli tienen la intención de ir reflejando el pensamiento de compañeros que se encuentran en estos días (noviembre del 2005) dando charlas introductorias a distintos seminarios que se desarrollaron durante el 2006 en Libres del Sur . 

 

Mariátegui y el Che: el cambio cualitativo en la noción de la revolución y el socialismo

Miguel Mazzeo

"La política es hoy la única actividad creadora. Es la realización de un inmenso ideal humano. La política se ennoblece, se eleva cuando es revolucionaria..."
José Carlos Mariátegui

"La revolución puede hacerse si se interpreta correctamente la realidad histórica y se utilizan correctamente las fuerzas que intervienen en ella, aún sin conocer la teoría"
Ernesto Che Guevara

1. Decía Marx en El XVIII Brumario de Luis Bonaparte: "Los hombres hacen su propia historia. Pero no la hacen según el deseo de su inciativa, ni en las circunstancias libremente elegidas; ellos están obligados por las circunstancias del momento, tales como las han creado los acontecimientos y la tradición"(1). Tal vez éste constituya uno de los pasajes marxistas más citados. Ha impulsado debates en torno al rol de las vanguardias y sobre su mismísima naturaleza, ha abonado, por ejemplo, una "teoría del sujeto", etc... Pero pocas veces hemos reparado en el pasaje que le sigue: "La tradición de todas las generaciones pasadas pesa como una pesadilla sobre el cerebro de las vivientes".(2) Hay momentos históricos en que la tradición puede pesar más por su ausencia que por su presencia. Las clases dominantes han basado su hegemonía en esta ausencia y han tratado por todos los medios de garantizarla.

Pero también hay momentos (¿el actual? ) en los que se presentan nuevas condiciones, distintas formas de lucha irrumpen y resignifican las viejas, el presente pasa a ofrecer un contexto favorable para la recuperación de la tradición, los pueblos redescubren su papel en la historia y vuelven a intentar el cambio. La tradición vuelve a pesar, ahora por su presencia. Nos pesa gratamente, pero nos pesa, porque nos exige una determinada predisposición intelectual, una ética, una praxis concreta y un compromiso fuerte. También nos impone modelos rotundos: Mariátegui y el Che, por ejemplo...

2. El 14 de junio de 1894 nacía en Moquegua, Perú, José Carlos Mariátegui. Un mismo día, pero 34 años después, asomaba a la vida en Rosario, Argentina, Ernesto Guevara.

Mariátegui morirá joven (menos de 36 años) en abril de 1930, cuando Ernesto Guevara recién intentaba sus primeros trancos y el asma aún no pertubaba sus pulmones.

Paradojas de la historia: en 1928, año del nacimiento del Che, el VIIIº Congreso del Partido Comunista Argentino caracterizaba a la revolución como democrático-burguesa, agraria y antimperialista. La revolución perdía inmediatez y contenido socialista. Mariátegui en 1928 va a fundar el Partido Socialista de Perú (será designado su primer Secretario General) , el periódico Labor órgano de la CGT peruana y también publica su obra fundamental: Los Siete ensayos de Interpretación de la realidad Peruana.

El 20 de mayo de 1930, en la chacra de un tal Peves, en Santa Eulalia se fundaba el Partido Comunista de Perú. la nueva denominación expresaba una nueva orientación: el incondicional acatamiento de todas las directivas de la Internacional. A poco más de un mes de muerto físicamente, lo que significaba políticamente el Amauta, comenzaba a extinguirse.

Guevara va a vivir su etapa de preparación ideológico- vital y sus primeras experiencias políticas en el marco de un apesadumbrado silencio en torno de la figura de Mariátegui. Los años que van de 1935 a 1959 se caracterizarán por las concepcionea más duras del stalinismo. Tiempos en los que se propiciaban revoluciones democrático-burguesas y frentes populares, tiempos en que gran parte de la izquierda del continente se dedicó a reflexionar más sobre el hipotético rol de las burguesías vernáculas que sobre el necesario y estratégico ojo de los trabajadores y el pueblo. "Mariateguismo", en aquellos años, era sinónimo de herejía, expresión de un conjunto desordenado de ideas que "todo revolucionario auténtico"debía combatir -obviamente- sin conocer.

Años después el "Guevarismo", en forma similar será considerado como "aventurerismo", etc. El Che no podía saber, en 1959, que él mismo estaba protagonizando una ruptura teórica, ideológica y política que lo emparentaba directamente con el Amauta. En la sierra había descubierto al campesinado y el rol de las subjetividades, había percibido el lugar -axiomático- de los hechos de conciencia en las construcción de una nueva sociedad, había aprehendido a la revolución como un ascenso forzado... El Che se convertía en un nuevo punto de inflexión y - sin saberlo- redescubría y resignificaba la obra y el pensamiento de Mariátegiui. Los conceptos recuperaban su utilidad, al acercarse y confundirse con condiciones experimentales muy similares a las que los habían formulado.

¿Sin saberlo?. Es harto verosímil. No tenemos presente ningún pasaje de la obra del Che en que se haga referencia al Amauta. Es cierto que en la Cuba post-revolucionaria se ensaya una recuperación de Mariátegui y se publican algunas de sus obras, pero el Che no lo menciona. También es muy probable que al visistar con Alberto Granados al Dr Hugo Pesce en su primer viaje al Perú, el médico comunista se haya referido al Amauta. (3).

Otra vía de acceso la pudo haber constituído la primera mujer del Che, Hilda Gadea, peruana y aprista de izquierda. Más allá de las especulaciones, los datos disponibles abonan por un lado un aparente desencuentro directo y por el otro un real e indirecto encuentro de ideas, concepciones y actitudes.

3. Podríamos señalar infinidad de analogías -concretas y metafóricas- entre Mariátegui y el Che. Haremos una breve referencia a algunas pocas que se nos remiten a cuestiones esenciales.

a) Ambos entendían al marxismo como canon de interpretación de la realidad y guía para la praxis, como " inspiración " crítica más allá de cualquier fijismo doctrinario. Un marxismo que tenía que dar respuestas siempre revolucionarias a situaciones que nunca eran las mismas. Decía Mariátegui: "El marxismo, donde se ha mostrado revolucionario -vale decir donde ha sido marxismo- no ha obedecido nunca a un determinismo pasivo y rígido" (4), "El marxismo en cada país, en cada pueblo, opera y acciona sobre el medio..."(5). Decía el Che: "... el marxismo es solamente una guía para la acción. Se han descubierto grandes verdades fundamentales, y partir de ellas, utilizando el materialismo dialéctico como arma, se va interpretando la realidad en cada lugar del mundo. Por eso ninguna construcción será igual; todas tendrán características peculiares, propias de su formación". (6)

b) Ambos compartían la misma concepción de la praxis y la acción , basada en el reconocimiento del contenido heroico de la ideología. Así entendían el socialismo como resultado del movimiento real pero también - y básicamente- de la voluntad y de la ética de los pueblos. Para Mariátegui el socialismo no podía ser "la consecuencia automática de una bancarrota", tenía que ser el "resultado de un tenaz y esforzado trabajo de ascención" (7). El Che , por su parte, decía: "Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres. El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos... Nuestro sacrificio es conciente; cuota para pagar la libertad que construimos. El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI; nosotros mismos. Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo... "(8)

c) Para ambos la revolución constituía un acto creativo por excelencia y le eran ajenos todos los determinismos. La revolución, además, siempre se insertaba en una tradición de lucha con arraigo. Fieles al mejor Lenin creían que toda política revolucionaria creaba sus propias condiciones de aplicación. Decía Mariátegui: "Una revolución continúa la tradición de un pueblo, en el sentido de que es una energía creadora de cosas e ideales que incorpora definitivamente a esa tradición enriqueciéndola y acrecentándola..." (9). Decía el Che: "Pero la juventud tiene que crear. Una juventud que no crea es una anomalía, realmente". (10). El "ni calco ni copia: creación heroica" de José Carlos Mariátegui se reproducía en el "observar, aprender, pensar, no copiar a nadie y después empezar a caminar"de Ernesto Che Guevara

d) Ambos fueron críticos tenaces a las concepciones mecanicistas. A partir del reconocimiento de la necesidad del constante contacto con las masas fueron ejemplos del "obrar dialéctico". Con Mariátegui y con el Che, el marxismo, el socialismo, la revolución abandonaron definitivamente los salones para instalarse en las montañas, las selvas, las llanuras, las fábricas y los barrios de América.

4. Más allá del ritual monótono de las efemérides, Mariátegui y el Che, deben ser reconocidos como los hitos insoslayables de una tradición. De esa tradición que vuelve a pesar gratamente por su presencia. Ambos expresaron un cambio cualitativo en la noción de la revolución y el socialismo (11). A partir de ellos la revolución no debería dejar de ser concebida como un acto (y un proceso) tendiente a la liberación integral de los seres humanos que recibe - siempre- su empuje del espíritu de rebelión de los pueblos y del rechazo casi reflejo de las doctrinas anquilosadas. A partir de ellos el socialismo no debería entenderse como la teoría-para-la-prática o el plan pulcro y prolijo para la conquista del poder sino como la utopía concreta anhelada por la humanidad.

Sin detenernos en los oscuros horizontes a los que muchos "ismos" han remitido, creemos que tanto el "Mariateguismo" como el "Guevarismo" jamás lograron coagular en doctrina, dogma, plan o modelo. Las experiencias fallidas no han logrado salpicarlos y han mantenido e incrementado su vigencia y funcionalidad en condiciones cambiantes. Sucede que el legado principal de ambos elude la ontología de lo anecdótico y, apartándose de recetas y patrones, nos coloca frente a actitudes teóricas y prácticas heroicas y creativas, ante una ética revolucionaria y ante una estrategia de rebeldía.

 


NOTAS

1. Marx, Carlos: El XVIII Brumario de Luis Bonaparte, Claridad, Buenos Aires, 1938, pp. 19

2. Idem. ant.

3. El Dr Hugo Pesce fue uno de los delegados, enviados por Mariátegui, a la Primera Conferencia de Partidos Comunistas de América Latina realizado en Buenos Aires en 1929.

4. Mariátegui , José Carlos: Defensa del Marxismo, Biblioteca Amauta, Lima, 1987, pp.67

5. Mariátegui, José Carlos: "Mensaje al Consejo Obrero", en Ideología y política, Biblioteca Amauta, Lima, 1979, pp.112

6. Guevara, Ernesto Che: "Sobre la construcción del partido", en : Obras Completas, Tomo I, Legasa, Buenos Aires, 1995, pp. 180.

7. Mariátegui, José Carlos: Defensa del Marxismo, idem, pp. 180

8. Guevara, Ernesto Che: "El Socialismo y el hombre en Cuba", en Obras Completas, Tomo II. Idem, pp.32-33

9. Mariátegui, José Carlos : Temas de nuestra América, Biblioteca Amauta, Lima, pp.93.

10. Guevara, Ernesto Che: "Qué debe ser un joven comunista ", en : Obras Completas, Tomo I, idem, pp. 156.

11. Creemos que Chiapas expresa continuidades y rupturas en un sentido similar.

Miguel Mazzeo es investigador argentino del pensamiento de Mariátegui  

 

 

Avanza la crisis monetaria mundial

Papel pintado, sin producción

Crisis orgánica del Capitalismo y Fetichismo

 

 

Jorge Luis Ubertalli*

 

 

La economía mundial capitalista, en el marco de la globalización y la guerra a muerte entre los distintos sectores del capital, ha entrado en una debacle que preanuncia más agresiones imperiales, por un lado, y una tendencia a la implosión centrada en la quiebra del sistema monetario mundial, por otro. El dólar, papel pintado sin correlato real con la riqueza existente, arrastra a todo el orbe capitalista a la quiebra económico financiera y la crisis en el sistema de pagos.

 

Sombras nada más

En la mitad del siglo XIX Carlos Marx, en una célebre crítica a los desvaríos de la economía política burguesa, se encargó de aclarar la diferencia existente entre la riqueza real, producida por los trabajadores y encarnada en valores de uso o bienes materiales, y su proyección virtual, el dinero, expresión monetaria de los valores creados por el trabajo humano.

“¿De donde provienen, por ejemplo, las ilusiones del sistema monetario?. No cabe duda: del carácter fetichista que la forma-dinero imprime a los metales preciosos....” escribía Marx en 1867. (El Capital-Tomo I, Cartago 1975, pág. 95). Se refería, claro está, al denominado “fetichismo de las mercancías”, vinculado a la circulación de éstas que, en su dinámica, ocultan la relación social existente entre sus productores en el momento del intercambio mercantil.

¿Qué es entonces la fetichización?. Dar más por el pito que lo que el pito vale. Así como Dios existe sólo por convención (y convicción) de sus creyentes, el dinero reina en la tierra por una misma convención humana que le adjudica ser el equivalente general de todas las mercancías, la tabla rasa mediante la cual todas ellas se igualan.

Hasta el momento de finalizada la Segunda Guerra mundial, el sustrato material del dinero era el oro. Este tenía un valor, puesto que para producirlo hacía falta una determinada cantidad de trabajo humano social medio. Conteniendo valor, reductible a la cantidad de trabajo humano necesaria para su producción, el oro se constituía en expresión general del valor de todas las mercancías existentes y hacía posible su intercambio. Una vez terminada la guerra, y devastados física y económicamente todos los países participantes a excepción de EE.UU., que se convirtió en su gran ganador, se propuso en Breton Woods la sustitución del oro por el dólar como moneda internacional, pasando este simple papel, salido de las planchas de emisión de EE.UU., a ser el nuevo emperador de las mercancías mundiales. La sombra difuminada del dólar apareció en escena entonces sustituyendo a la sombra compacta del oro. Tanto uno como otro son, fueron y serán sombras; proyecciones virtuales de una riqueza encarnada en valores de uso y cambio, en objetos materiales y culturales solo alumbrados por la luz del trabajo humano, imperecedera e irremplazable en cuanto a la producción de virtualidades sociales.

Reinando en las fantasías de los hombres como expresión de una riqueza que al pasar de los años se evaporó, el dólar siguió su camino ascendente hacia su propia virtualidad. Su fetichización mundial en el marco del sistema capitalista fue inversamente proporcional a su pérdida de valor real; espejismo de una riqueza dilapidada en gastos militares y subvenciones a las grandes empresas capitalistas; en derroches inútiles inherentes a una economía anárquica y desquiciada, el dólar siguió hasta ahora el derrotero enmarañado, ensangrentado y obsoleto de la economía mundial capitalista. Pero solo hasta aquí llegó....

 

Los deudos del muerto

“Por desgracia, Estados Unidos también carga con el grave peso de una deuda pública de 5.646.386.626.691,13 de dólares  al 1º de junio del 2000, mientras que el déficit comercial de 1999 subió a un record de 300.000 millones. Estados Unidos, en consecuencia, está a merced de los acreedores extranjeros, así como de aquellas personas de afuera que tienen dólares estadounidenses en efectivo, divisa de reserva...” esgrimían al inicio de la administración actual de George W. Bush los ultrareaccionarios y belicistas creadores del Documento de Santa Fe IV, sucesión de otros que enmarcaron la tónica aventurerista y reaccionaria de los “halcones”republicanos recreados desde la administración de Ronald Reagan. En el contexto del troglodismo fascista que signa este nuevo engendro de la Heritage Foundation, pentagonales escribas y otros compinches hay un atisbo de lucidez. El párrafo que transcribimos encierra una lógica preocupación ante la realidad que sintetiza: la crisis financiera, y económica, que corroe al gigante con pies de barro y cabeza ultranuclear de América del Norte.

Hoy EE.UU. tiene una deuda pública de 8,2 billones de dólares, que insume alrededor del 70% de su Producto Bruto Interno, equivalente a 12 billones. Si se suma a esta deuda aquella contraída por los Estados de la Unión, equivalente a 1,6 billones, el monto de lo debido asciende a 9,1 billones. De esta deuda pública, 7,5 billones se deben a extranjeros, de los cuales el 50% son del continente asiático. También en manos de extranjeros se hallan el 13% de las acciones y el 24% de las obligaciones negociables.

Por su parte, la deuda privada de EE.UU. asciende a 9,6 billones de dólares en relación con particulares (tarjetas de crédito, hipotecas, etc.); 7,6 billones vinculados al empresariado local, y 11,7 billones a los empresarios financieros. En total, la deuda del coloso del norte asciende a 38 billones de dólares, casi el Producto Bruto Interno mundial, de los cuales 19 billones, entre deuda pública y privada, corresponden a acreedores exteriores.[i]

A medida que el débito estadounidense se amplía en el marco de mayores importaciones del exterior, gastos militares y subsidios a los grandes empresarios, el euro ha comenzado a tomar cuerpo en el comercio mundial y a valorizarse. Según analistas, desde octubre del 2000 hasta finales del 2004, la moneda europea se valorizó en un 65%, siendo su valorización directamente proporcional a la desvalorización del dólar como divisa internacional. A esta contradicción euro-dólar, que contiene la contradicción intercapitalista Europa-EE.UU., se le suma otra aún mayor, que es la que contiene a la relación EE.UU.- Asia y, fundamentalmente, China.

En este marco, algunos analistas afirman que la última intervención militar de EE.UU. a Irak no sólo se debió a la avidez petrolera de Bush y sus compinches, menos a la ya desmentida tenencia de armas de destrucción masiva por parte de Saddam Hussein, sino a la sustitución del dólar por el euro como divisa de reserva por parte de Irak en noviembre del 2000 en el escenario del intercambio de petróleo por alimentos. Aunque las divisas irakíes en ese momento no eran abultadas, su traspaso al área euro podría haber inclinado a otros productores de la OPEP a jugar en la misma forma. Si esto ocurría- la OPEP decidió desde 1975 comerciar el petróleo producido por sus socios en dólares- el euro habría subido en detrimento del dólar, lo que significaría una crisis de importancia para EE.UU. mermando, entre otras cosas, su capacidad de importación. EE.UU., que importa el 21% de los productos que consume, no podía permitir ese pase masivo de divisas del area dólar al euro, y por eso castigó a Irak con una bestial intervención y ocupación militar que hasta hoy se continúa. Otros dos países, Iran y Corea del Norte, amenazados militarmente por EE.UU. en el marco de su “guerra preventiva” contra el terrorismo y enmarcados por los norteamericanos como participantes del “eje del mal”, ya han pasado sus reservas monetarias de dólar a euros en el 2002...Que decir de Cuba, que hace poco revaluó su peso desechando al dólar como divisa... Rusia, por su parte, desde el 2001 exporta la mitad de su petróleo y gas en euros, y según autores proyecta comercializar todos sus productos con Europa en esa moneda...Si ante una crisis China, Japón y los países de Asia reconvierten sus divisas dolarizadas a euros, la economía norteamericana se vendría a pique en poco tiempo...

La moneda europea –hoy en baja en relación con la renuencia de Francia y Holanda a votar una constitución europea de corte neoclásico y antipopular– signa cada vez mas el comercio mundial desde su nacimiento. Se calcula que desde 1999 hasta el 2003 el euro subió un 45% en las reservas internacionales, logrando este último año constituir el 20% de aquellas. El oro, refugio final del capital cuando la cosa se pudre, continúa en aumento. Y la bola de nieve crece y crece...

 

El perro que se muerde la cola

La crisis monetaria mundial, corolario de la asimetría entre el papel dólar y la riqueza real que debería expresar- se calcula que 20 trillones de dólares que circulan por el mundo son sólo papel pintado que no representan riqueza alguna- se halla en la antesala de su estallido, a medida que la “bicicleta financiera” norteamericana pedalea sobre un virtual andarivel de crecimiento económico. Para que este castillo de arena sostenido por la divisa verde no se venga abajo, todos los países del mundo intentan mantener vigente la idea de que el Dios monetario todavía existe. Y entonces llenan las arcas de sus bancos centrales con más y más dólares u obligaciones (bonos, etc.) que a éstos representan. El tsunami de agua servida monetaria que inunda el mundo hasta ahora no ha logrado contención real. Los EE.UU. se siguen endeudando en el exterior –por la baja productividad de sus empresas EE.UU. importa productos desde China a un 30% menos de lo que costaría producirlos en su propio territorio, le agrega valor agregado local y lo vende en su mercado interno al 100% de su valor– en una moneda que cada día se deteriora más. A merced de sus “acreedores extranjeros” –al decir de los santafesistas– y con la espada de Damocles del traspaso de divisas a otra moneda ante el signo de una crisis de envergadura, no le queda mas remedio que la utilización de la fuerza para extorsionar a aquellos que quieran salirse de su redil financiero. Es el perro que se muerde la cola y en la loca circularidad de su carrera hacia ningún lado marea a la humanidad y la lleva hacia la crisis orgánica del capitalismo.

 

Disparidades

En la balanza comercial de EE.UU. el debe acumula mas del 50% del PBI, ó sea 6 billones de dólares. Las importaciones norteamericanas insumen el 15% del PBI frente al 8% de las exportaciones, tendencia que prosigue y profundiza el desbalance comercial del país. Entretanto, y gracias al crédito gratuito que le brindan aquellos cuyas exportaciones siguen fluyendo hacia EE.UU., mayoritariamente asiáticos, los yanquis siguen consumiendo y bibicleteando, además de emitir moneda que inunda al mundo de inflación. Para lograr sacarse de encima parte de la carga conminan a los europeos a bajar las tasas de interés y estimular el consumo de sus productos. La deuda privada estadounidense alcanza el 90% del PBI local, frente a la europea que sólo araña el 50%. Los europeos no quieren verse envueltos en una crisis inflacionaria...Con respecto a China, los EE.UU. intentan que ésta revalorice el yuan, a fín de hacer mas competitivos en el mercado mundial los productos norteamericanos. Pero...la famosa productividad-competividad de los norteamericanos, tan pregonadas en lo que hace a justificar la invasión de los mercados latinoamericanos a través de los TLC y el hoy frustrado ALCA, es sólo otro cuento de hadas. Imposibilitados en competir con los países de Asia y fundamentalmente China, acosados por la competencia europea que, con una moneda de mas alto valor, puede hacerse de empresas estratégicas norteamericanas que apuntalan su complejo militar-industrial, siempre embarcado en la reproducción ampliada de conflictos bélicos provocados adrede para estimular las inversiones en armamentos y en “reconstrucciones” [ii], los norteamericanos siguen apostando al bicicleteo de sus deudas, las extorsiones, amenazas y saltos hacia adelante, donde al final espera el abismo.

En nuestro país, ante la nueva situación de afluencia de capital golondrina, se intenta mantener el valor del dólar para beneficiar a los exportadores de ‘comoditties’[iii], regulando el comportamiento de este capital y poniendo al Banco Central y otros oficiales a adquirir divisas verdes en el mercado, en tanto se impone un  acercamiento a EE.UU. a fin de impedir su apoyo en los diferendos financieros internacionales a los “acreedores externos” de una deuda no contraída por nuestro pueblo, y sí por los dictadores y alcahuetes que los siguieron.

Solo a través de una integración con el resto de Indoamérica latina, Argentina podrá reconstruir, en el marco de una reconstrucción económica regional, la estructura industrial necesaria para reproducir la riqueza, que deberá ser apropiada colectivamente por todos los trabajadores. Estos, junto a sus hermanos de clase indolatinoamericanos, revitalizadas las industrias, contarán con mayor empleo, mejores condiciones de vida y mayor concentración y centralización, lo que los convertirá en potencia ampliada en lo político y cultural para acceder a la teoría revolucionaria, al poder, sustituir a la burguesía y construir una sociedad socialista.

La batalla por la energía, ahora llevada a cabo por las masas bolivianas en su patriada reivindicadora del subsuelo y sus riquezas. Y por Venezuela, que impulsa la concreción de centros energéticos locales a fin de aumentar las ventajas comparativas para un desarrollo industrial impulsado desde los Estados y los trabajadores ocupados y desocupados, es una importante batalla en lo que hace a la lucha prolongada contra el capitalismo y el imperialismo.

La fetichización de los poderosos y sus emblemas de poderosidad, sus divisas y sus armas, toca a su fin. El trabajo humano, los trabajadores, incluidos aquellos de EE.UU. y sus socios imperiales, vencerán las ilusiones del fetichismo, darán por tierra con las aventuras bélicas del imperialismo y sus peones y construirán una realidad que contenga a todos y todas los creadores de riqueza de Indoamérica latina y toda la tierra.

 

 

* Periodista



Notas:

 

[i] “Dólar.¿Fin de la Hegemonía?”, Wim Dierckyxsens, Bolpress digital, 14/3/2005

 

[ii] Según Naomi Klein, el 5 de agosto del 2004 Bush creó la ‘Oficina  del Coordinador para la Reconstrucción y Estabilización” a cargo del ex embajador de EE.UU. en Ucrania, Rafael Pascual. Esta oficina se encargará de trabajar “en la planificación detallada de períodos post-conflicto”. Agrega Klein que el “primer trabajo de campo de la oficina mencionada consiste en elaborar planes detallados de reconstrucción de países que no han sido destruidos...todavía”. Para optimizar el funcionamiento de esta oficina se creará un Cuerpo de Respuesta Activa Civil que incluirá unidades militares de intervención rápida que se encargará de arrasar países “en transición a la democracia” que luego serán “reconstruidos”. “Guerra, intervención humanitaria y negocio, plenamente integrados”- ver Argenpress, 1º de junio del 2005, Antonio Maira, “ Comités de Empresarios están planificando las guerras del futuro”.

 

[iii] Según fuentes del Centro de Economía Internacional en base a Indec, los rubros exportadores principales de Argentina fueron, desde enero del 2004 a febrero del 2005: Harina y pellets de cereales; aceites crudos de petróleo; aceite de soja en bruto y trigo y morcajo; maíz en grano y gasolinas, excluidas las de aviones.

 

Este artículo fue publicado en el número 11, julio de 2005, de la Revista Question Latinoamérica

 

 

 

 

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