Hoy, tus manos y mis labios y esa miel sensual imprescindible ante el largo camino hacia la realidad viviente. Es un cálido perfume de mañanas lejanas y un dulce aliento en mi mejilla a la hora de tu partida apresurada. Quedo siempre con la duda si la ultima historia contada era mía o era tuya. Vuelvo entonces a guardar mi silencio y me siento con la luna a intercambiar historias y al clarear tendré a veces que aniquilar esta locura de quince lunas sin grito y que cada disparo se duerma en tus huellas con una pesadilla sin punto final. Creare mis alas de papel para flotar entre ecos de distancia y después hacerme soberana y soldado de fortaleza y armas. Luego de tanta quietud esperare a la noche desnuda y tranquila. Suspirare de calor, esperare la lluvia y seremos uno solo y el mismo, como la madera y el fuego.
Sonia Luisa Arenas Gimon |