"En efecto no existe forma que no manifieste estos tres aspectos:  vida, conciencia y gozo.
"Brahman escapa a todo conocimiento intelectual, no puede ser encerrado en categorías mentales  {y en esto coinciden la Cábala y otras enseñanzas ocultistas, como las enseñanzas teosóficas que transmitió Madame Blavasky}  ni puede ser objeto de ningún culto ni de ninguna veneración.   El Brahman que habita en el corazón de cada individuo es llamado âtman, el Sí, el Testigo,  Aquel es Plenitud porque nada puede nacer si no es de Él; en Él existen todas las infinitas posibilidades, en Él vive la Totalidad de todo lo que es y no es.
"El Universo surge según un procedimiento incomprensible para el intelecto finito y al describirlo nos vemos generalmente obligados a reconocer una jerarquía indefinida de seres divinos:  desde la Potencia primordial una hasta las distintas y complejas funciones o fuerzas individualizadas.
               "Tal universo, denominado "Éste" para distinguirlo de Aquél-Brahman, es una síntesis, una unidad (de la que el hombre con sus vehículos es parte integrante) y se equilibra en leyes extremadamente rígidas y al mismo tiempo no absolutas.
             "Las innumerables formas universales, cualquiera que sea la dimensión en que existan, son ideas-fenómenos que nacen, crecen y se transforman continuamente; nada, sin embargo, se destruye, porque todo es Plenitud.
   "La angustia y el afán sobrevienen cuando el ser humano se identifica con las formas y, por ignorancia metafísica, intenta retenerlas y cristalizarlas, pretendiendo, en otras palabras, eternizar lo que nunca puede ser eterno, pues la intrínseca naturaleza de los objetos se caracteriza por la inestabilidad.  De ahí el dolor del hombre que ve cómo se esfuman sus deseos, riquezas e ideales, su propio cuerpo corruptible y sus afectos más caros.
              "Todo es inestable en un universo representado por vórtices transeúntes, en un mundo en el que aún no se ha terminado de definir un objeto cuando ya éste ha desaparecido …en el sin tiempo."
               La invocación resalta el aspecto universal del ser, la interrelación entre el microcosmos y el macrocosmos, de lo vasto a lo minúsculo, conformando un todo.  OM es el sonido de este universo.  Cuando estamos meditando puede ser una invocación poderosísima, un mantra que te llevará a estados de profunda comunión con el absoluto.
    Cada ser, cada cosa en este universo, tienen una forma y color propio que lo identifican entre todos los demás, un estado vibratorio particular porque todo es vibración, energía en movimiento.  "Verbo es sonido, y el verbo de Brahman es Aum.  Om (como se pronuncia) es por excelencia el sonido del poder, y saber cómo hacerlo resonar significa entrar en perfecta sintonización con Brahman.
"Aquél:  se refiere a la Realidad absoluta, al Brahman sin segundo que está más allá del tiempo-espacio-casualidad.  Su incondicionalidad no es ni siquiera rozada por el mundo de los nombres y de las formas que representan sólo simples modificaciones, sombras sobre la pantalla incualificada.
  "Brahman, por su naturaleza intrínseca, permanece para siempre como Plenitud y Paz profunda, condiciones del auténtico Ser que no nace y no muere."
   Tomado del libro Upanisads, de la colección Arca de Sabiduría.
  "De lo que no existe no puede provenir el ser, en el ser no hay cesación de existencia.  Esta verdad última ha sido develada por quienes han visto la esencia de las cosas." (Bhagavad-gîtâ:  II, 16)

Comentarios:  Lidia Elena Caraballo y Rogelio Rodríguez