Guarda un hombre el ensueño,
y en el, proyecta esplendor.
Dibuja lineas de avance,
y en ellas navega hacia el hoy.
Y como todo "ensueño", crea instantes de expectacion,
de fantasia e ingenuidad.
Diversidad de momentos,
de encuentros en un sin fin de identidades,
que a su vez ensueñan su realidad.
Referencias temporales  le
unen  a la vida...
contrastes inusitados  le
otorgan libertad.
                                                                                    
Corrian los albores de una epoca muy rapida, tanto, que nos habllabamos a finales de la primera decada del siglo XXI. Nos habia llevado mas tiempo decidir el destino de este viaje, que organizarlo . Sabiamos que esta decision, marcaba de algun
modo un punto de inflexion irrepetible en nuestro universo personal. Era la ocasion perfecta y sofisticada para vivir una experiencia sin nacer de nuevo; algo totalmente elegido de forma consciente. Pero claro, despues de esto, el regreso a un viaje convencional, preparando itinerarios, aprovisionamientos, maletas, ropa, ... etc., seria una vuelta a los origenes de un mundo sensorial a punto de extinguirse.
     Solo cogimos la tarjeta magnetica, y salimos de casa.


  

            
Cerramos los ojos y abrimos la mente. Diez, nueve, ocho, siete, ... y asi hasta ... el siglo XVIII. El miriñaque me oprimia y aquel estrambotico peinado tiraba tanto de mis raices que a veces sentia los ojos deslizandose hacia el cogote. El malva aterciopelado del vestido paseaba su larga cola por los marmoles fiorentinos del palacete europeo.  Saint Germain me miro con la bravura refinada del relampago a punto de prender la rama en el bosque; asi, que ardi una buena argucia y me zafe del amanerado ramillete de capullos que revoloteaban por el salon de baile. Cruzamos ya cogidos de la mano el hall, los jardines y la trampilla que bordeaba el foso. En un gesto agil y rapido, Saint Germain me subio a lomos del caballo; la soltura de la que hacia gala, la habia adquirido a traves de los tiempos, y le serviria en el futuro para atravesar el  Himalaya en 1983 montado en otro corcel y sumido en otra aventura.
       Las intrigas de palacio iban forjando un cerco que nos pisaba los talones, por ello habiamos decidido ir y reunirnos con Lancelot y los Caballeros de la Tabla Redonda para situar el problema en una perspectiva diferente, ... mas "celta".
       Un zumbido agudo y penetrante, nos taladro  el cerebro. ¡ Maldicion ! , el credito se habia acabado. Nuestra tarjeta magnetica se habia colapsado y con ella nuestro viaje virtual. Nos quitamos las gafas, y los auriculares. El solto las bridas del caballo que aun sostenia en sus manos , y yo me solte la cola de caballo que estiraba mi frente. Bajamos del asiento y soñamos con el tiempo mientras volviamos a casa.
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