Para comenzar, apoye las palmas ligeramente sobre la frente, cúbrala con los "talones" de la mano, dejando extendidos los dedos hacia las sienes. No aplique ninguna presión. Deténgase allí mientras le resulte cómodo; deje que la persona se acostumbre a su tacto.
Deja rodar las manos entre el cabello con una leve presión hasta unirla debajo de la cabeza moviéndola ligeramente para relajarla... Divida mentalmente el espacio de la frente en franjas horizontales, luego, comenzando con los pulgares en el centro de la frente, justo por debajo de la línea del cabello, deslícelos respectivamente hacia fuera a lo largo de cada "franja" superior. Continúe descendiendo todo el tiempo hacia las sienes (una zona sorprendentemente sensitiva) y finalice allí moviendo los pulgares en círculos. Recuerde concluir cada franja con un pequeño circulo sobre las sienes. 
El siguiente masaje es para las cuencas de los ojos. Con las puntas de los dedos índices presione primero contra los bordes óseos de las órbitas, en el punto en que conectan con la nariz, presione bastante fuerte durante un par de segundos. Muévalos menos de un centímetro a lo largo del borde de la cuenca hacia arriba y presione nuevamente.
Ahora coloca las puntas de los dedos índice y medio de cada mano exactamente a lado y lado de la nariz, justo por debajo del punto de la cuenca orbital en que comenzó el masaje anterior. Presionando firmemente, deslice las yemas de los dedos siguiendo los bordes inferiores de los pómulos, cruzando las mejillas en dirección a los oídos y luego atrás y arriba hasta las sienes, para un circulo final.
En caso de que no este muy familiarizado con la anatomía, el borde inferior de los pómulos esta más o menos alineado con la parte baja de la nariz. Si presiona firmemente y le presta atención al tacto, sus dedos no tendrán ninguna dificultad en encontrar los caminos para desplazarse.
No se apure, esta área diminuta es un punto focal de tensión en el rostro, y un poco de trabajo extra aquí, rinde grandes beneficios.
Luego de esta misma manera, realice una serie de masajes entre la boca y el extremo del mentón, comience cada vez en el centro y concluya en las sienes.
Agarre ligeramente la punta del mentón entre las yemas de los dedos índice y pulgar de cada mano, siga los bordes de la mandíbula hasta que casi haya alcanzado las orejas y luego deslice en un pequeño circulo final sobre las sienes.
Finalice la parte inferior del rostro con una serie de masajes horizontales como los de la frente. Esto completa así, la cara.
Si lo desea puede masajear las orejas antes de pasar al cuello, las orejas son una de las partes más intrigantes del cuerpo. Para su primer ensayo le sugiero que trabaje una oreja por vez, pronto sin embargo se sentirá capaz de masajear ambas al mismo tiempo sin dificultad.
Deslice las yemas de los dedos varias veces hacia arriba y abajo por la parte de atrás de la oreja, donde esta de conecta con el resto de la cabeza. Procure que los movimientos sean suaves y gentiles. Después, con la punta del dedo índice siga ligeramente el trazo de las concavidades naturales que hay en la parte interior de la oreja... Luego pellizque suavemente con el pulgar y el índice el borde exterior de la oreja y el lóbulo formando círculos hacia arriba como si estuviera desmoronando un terrón de azúcar.
Finalmente, para una agradable experiencia, pídale a su amiga (o) que escuche con atención los sonidos de dentro de su cabeza al tanto que usted con extrema lentitud y gentileza, cierra ambos conductos auditivos con las yemas de los dedos. Matengalos cerrados durante unos 15 a 20 segundos. Aunque algunas personas parecen no encontrar nada especial en esto, muchas, sin embargo, disfrutan una breve y agradable experiencia de contacto interior.
Si has practicado lo suficiente y lo has disfrutado aun más, pasemos a los masajes del cuello