![]() |
![]() ![]() Sara estaba muy enfadada con su abuelo. El día que ella cumplía doce años, al abuelo no se le ocurrió otra cosa que regalarle una pequeña semilla. Por mucho que él le dijera que era mágica, Sara prefería una bicicleta. Si su amigo David no hubiese insistido tanto, tal vez ni siquiera la habría plantado cuando se ponía el sol, como le había recomendado el abuelo. Y entonces no habrían visto nunca la maravillosa planta que surgió de la semilla, ni se habrían desplegado ante sus pies siete caminos distintos, cada uno de un color del arco iris. Claro que Sara tampoco habría tenido que sudar tanto para liberar a David del hechizo que lo convirtió en estrella i lo hizo prisionero del gélido cielo de la noche. |
![]() |
|