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Bowie y su peinado en los '70


Vampiro


El aspecto peculiar por excelencia de la carrera de David Bowie es descrito con claridad en la biografía que nos ofrece su sello: "La característica más notoria de los grandes del rock'n'roll a menudo yace en su habilidad para afilar hasta la perfección una imagen icónica singular, fuerte y fácilmente asimilable. [...] David Bowie, como músico, performer y songwriter, desafió completamente esa convención. Se reinventó continuamente a sí mismo tanto como a su arte a una velocidad destructora y con una desconexión ilógica. Parecía que el tiempo siempre le era escaso. Descuidando totalmente la lealtad a un estilo musical o la llamada "integridad", a menudo combinó las más improbables formas musicales con el dramático tema del fin de milenio, dándole al mundo del rock su primera estrella realmente post-modernista. Tras vivir cada personaje legendario hasta sus últimas posibilidades, deconstruyó lo que lo hacía singular; entonces, aparecía un nuevo elemento para confundir y persuadir a las masas que pensaban que acababan de entender su última encarnación. Bowie ejemplifica la nueva estética... desde sus humildes comienzos folkie, al glitter y glam de Ziggy Stardust, a la elegancia del Duque Blanco, en cada giro de su carrera ha creado más de un mito para comunicar sus visiones creativas."

David Robert Jones nació en Brixton un 8 de enero de 1947. A los 13, inspirado por el jazz del West End, tomó clases de saxo con Ronnie Ross. Las primeras bandas con las que tocó (the Kon-Rads, the King Bees, the Manish Boys, y the Lower Third) lo introdujeron al vistoso mundo pop y mod, y hacia 1966 él era David Bowie: un joven de pelo largo con aspiraciones de estrellato dándole vueltas por la cabeza.
      "Me acuerdo muy bien [del joven Bowie] y de los Who", contaría muchos años después. "Es el primer grupo con el que trabajé, aún antes de que se llamaran the Who. Todos los sábados tomaba el tren de Londres a Bournemouth, por la costa, para tocar en el Pavillion, donde me presentaba sistemáticamente como soporte. Varias veces toqué antes de los Who, que en esa época se llamaban The High Numbers. Me fascinaba la manera que tenía Townshend de maltratar a su guitarra y de usar el feedback como un sonido en sí mismo. En cambio, nunca me identifiqué demasiado con esa canción, "My generation"... Simplemente porque nunca tuve la sensación de pertenecer a una generación, no me sentía representante de una edad en particular. Los demás adolescentes se reconocían en esa letra, en el miedo de envejecer; yo no. Veía más allá, seguro de que el rock tenía el potencial necesario como para convertirse en una nueva forma de arte. Mi idea era organizar un encuentro entre el cine, las artes plásticas y la música popular. Ya en ese entonces no consideraba al rock como una propiedad exclusiva de los adolescentes."
      Por entonces Kenneth Pitt se convirtió en su manager, y su carrera debutó con un puñado de sencillos ahora casi olvidados, pero con muchas ideas. Nada sucedería en la relación de Bowie con los charts hasta 1969, con el legendario, aunque algo inmaduro, Space Oddity.
      Entre sus exploraciones musicales de fines de los '60, experimentó con el cine, la pantomima, el budismo tibetano, la actuación, el sexo, el amor y las drogas.
      El disco Man of Words, Man of Music (originalmente llamado David Bowie), le rinde homenaje a las influencias de la escena londinense, y muestra el talento compositivo que produciría algunas de las obras más finas del rock'n'roll, aunque al mundo le faltaran todavía algunos años para ponerse al tanto.

Lanzado por Mercury en abril de 1971 con una promoción mínima, The Man Who Sold The World, puede considerarse el primer álbum de Bowie concebido como tal y el primer intento real de alcanzar al oyente. Las guitarras de Mick Ronson son a menudo citadas como el nacimiento del heavy metal, y los auspiciosos comienzos del provocativo glam rock pueden rastrearse hasta aquí.
      En la primavera boreal del '71, Bowie viajó a los Estados Unidos por primera vez para promocionar el disco. En mayo de ese mismo año nació su hijo junto a Angela, Duncan Zowie Haywood Bowie.
      RCA se convertiría en el nuevo sello de Bowie, y tras un viaje a los Estados Unidos para completar las cuestiones legales, regresó a Londres para grabar dos discos, uno detrás del otro.
      El excelente Hunky Dory fue construido a partir de un demo de 6 temas que logró persuadir a la compañía para que lo incorporara a sus filas, y contenía clásicos como "Changes" y "Life On Mars". Casi de inmediato le siguió el impactante e influyente The Rise & Fall of Ziggy Stardust & The Spiders From Mars, inaugurando la serie de transformaciones que le valdrían la pronunciación del adjetivo "camaleónico" en cada entrevista y nota dedicada a su persona. Pero el logro de este período no es sólo una cuestión de actitud, sino también de música; de otra manera, esos discos no habrían sobrevivido a estos 27 años como algo más que simples curiosidades.

En el medio de la fiebre de Ziggy, en abril de 1973, fue lanzado Aladdin Sane, un disco más audaz y menos conceptual que Ziggy Stardust....
      Tras la finalización de the Stardust Show, Bowie viajó a Francia para comenzar a trabajar en su siguiente disco. Pin-Ups sería la última vez en la que Bowie grabaría con Mick Ronson en guitarra y Ken Scott en la producción.
      En abril de 1974 debutó su "proyecto proto-Bladerunner", Diamond Dogs, un trabajo conceptual lleno de tensión y angustia que contrastaba violentamente con la música disco que comenzaba a dominar el aire por entonces.
      En el verano de 1974, Bowie realizó su más grande gira norteamericana hasta el momento. En el Tower Theatre de Filadelfia fue grabado, como recuerdo del tour, el disco David Live.
      Pero no todo era ideal en su vida: "Varias veces, en los años '70, estuve cerca de la muerte por sobredosis," recuerda. "Por suerte me di cuenta bastante rápido de que no me hacía ningún favor tomando tantas drogas. Necesité algunos meses para cambiar completamente mi forma de vida. Si no lo hubiera hecho, nunca habría conocido los años '80. En esa época hablábamos mucho de esto con Iggy Pop. El y yo estábamos hartos de ese estilo de vida, estábamos desencantados por culpa de la droga. Al principio nos divertíamos bastante, pero ya se estaba volviendo siniestro. Lo que no quiere decir que hoy viva obsesionado por mi salud. Fumo y tomo demasiado, no me alimento lo suficiente. Lo que me salva es que limpié mi cuerpo de todos esos productos químicos. Cada vez que voy al médico se sorprende de mi estado físico. [...] De la gente que conozco, los que mejor están son los que llevaron una vida más disoluta, más peligrosa, más excesiva. Los que tocaron fondo y consiguieron volver a la superficie se hicieron muy duros. El ejemplo para mí es William Burroughs. Probó de todo en la vida y vivió 84 años. No es algo que le aconsejaría a cualquiera. Pero a mí me sirvió."

Los álbumes de Bowie hasta mediados de los '70 mostraban esporádicamente su interés por la música norteamericana, pero no fue sino hasta Young Americans, de 1975, que su fascinación se volvió explícita. Una sesión junto a Lennon en Electric Ladyland tuvo como resultado a "Fame", adición de último momento al LP. "Fame" se convirtió en su primer número uno en los Estados Unidos.
      Poco tiempo después de la salida del disco, se mudó a Los Angeles, y actuó en la película de ciencia ficción "The Man Who Fell To Earth". Tras la compleción del film, casi inmediatamente volvió a entrar al estudio para grabar Station To Station. Le siguió la gira "White Light", esta vez con una alineación más cercana a la electrónica.
      En mayo de 1976, RCA editó una floja recopilación de hits. Poco tiempo después, el inquieto muchacho se mudó al Neukoeln de Berlín.
      El arriesgado Low, editado en 1977, fue la primera de una serie de valiosas, y a veces frustrantes, colaboraciones con Brian Eno.
      El segundo disco en su tríptico, Heroes, contó con Robert Fripp en guitarra, y una actitud más optimista.
      Marzo del '78 encontró a Bowie nuevamente de gira. Durante un receso en mayo narró "Peter and the Wolf" con la orquesta de Filadelfia, el primero de varios proyectos para niños que apoyaría a los largo de los años.
      Stage fue lanzado en septiembre de 1978, consecuencia de su reciente gira por los Estados Unidos, y presenta material en vivo de su período berlinés. Lodger, de 1979, es el último disco del tríptico de los '70 realizado junto a Eno.
      Grabado en Francia, Lodger fue lanzado en mayo de 1979, y a fines de ese mismo año Bowie entraba nuevamente a un estudio.
      Tiempo después volvió a mudarse, esta vez a Suiza, que abandonaría frecuentemente debido a su creciente amor por Indonesia, Africa y el Lejano Oriente.

El primer disco de Bowie en los '80 sería Scary Monsters, su último gran trabajo hasta bien entrados los '90.
      Tras este período, el Duque se alejó del mundo de la música por un tiempo, pero se mantuvo involucrado en una serie de proyectos fílmicos y teatrales.
      En 1982, fue editada una nueva recopilación de grandes éxitos, y el disco Rare.
      Un año más tarde, Bowie firmó para EMI, y editó el álbum Let's Dance. "Serious Moonlight" fue el nombre de la gira de promoción que lo llevó a lo largo y a lo ancho del mundo.
      Con Let's Dance comenzaría una década de grandes decepciones para los admiradores del inspirado Bowie de los '70.
      Una aparición en Live Aid, un dueto con Mick Jagger, y la gira "Glass Spider" (con Peter Frampton en guitarra), mantuvieron alta la popularidad de Bowie ya bien entrados los '80; sin embargo, su capacidad creativa podía considerarse en un triste letargo.
      Bowie se refirió a ese período chato en su producción musical unos años más tarde: "Hubo un período [en el que la música] me importaba un bledo. Tuve suerte de que no durara más de cuatro o cinco años -lo que al fin de cuentas es bastante poco en una carrera de treinta y cinco-. En esa época dejé totalmente la música para dedicarme a las artes plásticas, prefería concentrarme en la pintura o en la escultura más que en los discos que grababa. En el fondo sabía que estaba engañando a la música y me sentía culpable. Terminé volviendo a mi primer amor, el más fuerte. El punto de inflexión fue 1988: entonces decidí volver a la música, ávido de venganza... Hoy el equilibrio es ideal: la música es mi actividad principal y la pintura es mi amante. Durante cuatro años se debe haber sentido muy orgullosa, segura de que me iba a quedar definitivamente con ella. Pero tuvo que resignarse y volver a ponerse en su lugar."
      En 1988, Bowie formó una nueva banda, Tin Machine, con los hermanos Sales y el guitarrista Reeves Gabrels. Estaba decidido a convertirla en su banda de tiempo completo. A algunos fans les encantó el nuevo proyecto, a otros los confundió o los enfureció, y Tin Machine entró en un hiato en 1992.
      Mientras tanto, Bowie apoyó el lanzamiento del set Sound + Vision, a cargo de Rykodisc en 1989; y lo acompañó con una gira, para la que reclutó a Adrian Belew en guitarra.

El año 1993 trajo el largamente esperado regreso a los trabajos solistas, Black Tie White Noise, y uno de los primeros CD-ROM de rock, Jump.
      Con Nile Rodgers en la producción, el álbum fue una especie de compendio de cada período de la obra de Bowie, con el instrumental "The Wedding" sugiriendo un regreso a Low, el sencillo "Jump They Say" señalando a épocas más funky, y la vieja tonada de Cream, "I Feel Free", marcando la esperada reunión con el compañero de la era Ziggy, Mick Ronson. Comercialmente el álbum fue decepcionante, aunque les demostró a los fans que la curiosidad creativa de Bowie estaba lejos del agotamiento.
      Outside, editado en 1995, y realizado nuevamente junto a Eno, lo muestra despierto y revitalizado, aunque por momentos algo errático.
      En enero de 1997, Bowie celebró su cumpleaños número 50 con una performance repleta de estrellas en el Madison Square Garden; y junto a una de sus mejores bandas: Reeves Gabrels, Gail-Ann Dorsey en bajo, Zachary Alford en batería y Mike Garson en teclados. Entre los amigos y admiradores que se acercaron a tocar junto a él, se encontraban Lou Reed, Sonic Youth y Robert Smith, Billy Corgan, Foo Fighters y Frank Black.
      El celebrado Earthling, de 1997, lo encuentra inmerso en el drum'n'bass: otra vuelta de tuerca acorde con los tiempos que corren y con su personalidad. Frente a las repetidas acusaciones de vampirismo, Bowie contestaba: "Los vampiros siguen siendo uno de nuestros mitos más notables. No lo hago para estar un paso delante de los demás sino únicamente porque tengo una incurable curiosidad por todo lo que sea nuevo. En el sentido más puro de la palabra, soy un vanguardista. Me gusta observar cómo la sociedad y la cultura van avanzando. Algunos amigos prefieren escuchar música de los '60 toda la noche. Yo no. Cuando era chico me interesaba la vanguardia por esnobismo. Pero le terminé agarrando el gusto. Por ejemplo, hace más de tres años que me apasionan las rítmicas drum'n'bass. Para mí, desde el reggae, es el ritmo más excitante, ideal para el final del siglo XX: un ritmo que toma en cuenta la fragmentación, el caos y el pulso de nuestra sociedad."
      Su último disco, hours..., grabado a principios de 1999, y compuesto junto a Reeves Gabrels, se aleja del predecesor. Bowie declaró recientemente: "Con estas canciones, me he querido apartar del sonido industrial y estereotipado de la época para privilegiar la emoción, las melodías. Estas canciones son las más melódicas que he grabado en años."

"Lo que me vuelve loco es esa gente que ya no quiere enterarse de nada, que no tiene ni idea de lo que pasa," explicaba hace unos años. "Yo quiero verificar todo por mí mismo, sólo escucho mi propia opinión. Si tengo algún talento, es ése: reconocer lo que es importante y lo que no. Desde muy chico entendí que todo lo que es fundamental para la sociedad siempre viene de la periferia. En seguida me di cuenta de que el mainstream es un tirano. Todo lo que chupa se disuelve, se vacía de sentido, se vuelve inútil. Es por eso que quería leer a Kerouac, Ginsberg o Ferlinghetti: porque vivían y escribían como marginales. Ellos eran mi ventana a la sociedad. Ser aceptado por el establishment es necesariamente un golpe fatal para la creatividad. Estoy en un buen lugar para hablar de eso, fue lo que hice entre el '84 y el '88. Me sentía tan enredado en mi propia trampa que no buscaba la salida de emergencia. Muchas veces pensé en mandar todo a la mierda: no encontraba otra solución. Me sentía vacío, inútil. Si no fuera por el guitarrista Reeves Gabrels hubiera tirado la toalla. Pero él me llevó a cuestionarme nuevamente, a recuperar mi estado de ánimo de fines de los '70. Es decir, hacer sólo lo que se me canta, escuchar nada más que mis deseos y gustarle a una sola persona: yo mismo. Hice mis mejores discos cuando no pensé en el público".

Por supuesto, como es natural en Bowie, qué hará después de esta nueva fase es una incógnita. El rol del artista inquieto le da a su pasado, presente y futuro un aire de libertad no del todo común en el algo estancado mundillo del rock mainstream contemporáneo. Naturalmente, muchos han aprendido la lección del maestro: el cambio es algo necesario y fecundo, especialmente si viene acompañado de unas cuantas ideas. Si hay algo innegable es que la carrera de Bowie ha estado plagada de ellas.

m.
septiembre de 1999

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