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Por favor, espera que termine de cargar la página antes de buscar recetas Cebiche con Maracuyá de Katty Blair de Sanin Cebiche de Champignones Cebiche de hongos a la Breissig Cebiche mexicano con aguacate Cebiche de Champignones Isabel Sobrevilla Cebiche de Almejas y Mejillones (choros) del Dr. Roberto González Plaza Cebiche Filipino de Jorge López Cebiche afrodisíaco de Jenny Capuano El Cebiche de los Enamorados, de Jorge Yui Estamos a la espera de tu colaboración.
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Cebiche de ChampignonesReceta enviada por: Enrique NoelFecha: 16/May/96 - 17:06:01 En relacion al ceviche de champignones, se hace igual que con el pescado pero con champignones crudos y de preferencia de los grandotes. Yo los compraba (hace algunos años) en la panaderia Aurelia en Lince.(Av Arenales).
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Cebiche de Hongos a la BreisigReceta enviada por John Vincent Breisig, peruano residente en Costa Rica.INGREDIENTES
Se puede servir con una hoja de lechuga mas un pedazo de yuca,camote y elote o choclo cocinados. RECOMENDACION Para hacer cebiches nunca utilizar instrumentos de metal. Nunca exprimir el limon hasta el final para evitar el aceite de la cascara. Regreso al índice de recetas
Cebiche de Champignones Isabel SobrevillaReceta enviada por Isabel Sobrevilla.4 personas
2 cebollas blancas peladas y cortadas muy fino a lo largo.
1 lb de champignones muy frescos y blancos Ponerles la mezcla siguiente:
Se puede sevir de la manera tradicional del cebiche, con choclo, con papa sancochada, sobre lechugas o simplemente solo... A disfrutarlo
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Cebiche mexicanoReceta enviada por Daniel M. Germán. Más recetas de comida mexicana, en su Home PageIngredients:
Add chopped onion, diced tomato, diced jalapeño, cilantro, vinager, oil and salt to taste. Serve cold garnishing with avocado slices.
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Cebiche de Almejas y Mejillones (choros).Receta enviada por el Dr. Roberto González Plaza. El es biólogo marino, chileno y vive en California.4 personas
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Ceviche filipino ("Kinilau") y TailandésRecetas enviadas por Jorge Lopez, desde Melbourne, Australia.Filipino Basicamente igual al ceviche peruano pero con vinagre tinto en vez de limon.
Los ingredientes son limitados:
En Filipinas se come con cuchara y tenedor. Tailandés Cebiche de camarón o langostino, pero con kion (jengibre) albahaca y cilantro. En Australia lo remojamos con un buen Chardonay. Regreso al índice de recetas
Cebiche en jugo de MaracuyáReceta enviada por Ana Catalina Blair de Sanin
Como tú, también soy hincha furibunda del ceviche, y
no sólo yo, si no mis hijos y las personas que estan en mi corazón y que
están autorizadas para venir los sabados a almorzar a mi casa sin previo
aviso ni invitacion.
Quedó tan delicioso que no hubo que hacerle ninguna guarnición ni acompañamiento de yuca sancochada o camote pues se convirtió en puras pruebas; todo el que iba entrando a la cocina preguntó qué se preparaba especial y sin mas dilacion procedía a probar y luego el siguiente ya ni preguntaba pues el anterior se encargaba de hacerle la suficiente publicidad. Total que la entrada no se sirvio ese día pues ya todos habían finiquitado el recipiente. Regreso al índice de recetas
Cebiche Afrodisíaco MexicanoReceta enviada por Jenny Capuano
Te puedo apostar lo que quieras a que los mexicanos somos los meros
meros en la preparación de este delicius platillo.
Bueno, pues Regreso al índice de recetas
Cebiche de los EnamoradosReceta enviada porJorge YuiPara preparar un verdadero ceviche amoroso, el cocinero deberá, antes que nada, querer impresionar a la amada. El ceviche, más que un simple producto culinario es un homenaje al erotismo. Así, mientras los invitados continúan las últimas libaciones del amanecer, el cocinero discretamente se retira a la intimidad de la cocina donde da inicio a la preparación acompañado por las risas y la música lejanas de la sala. Cumpliendo un secreto designio del destino, los ingredientes últimos serán los primeros: la yuca selvática blanca y harinosa que al cocinarse se convierte en pan o el camote andino que ha de servir para contrarrestar los ardientes efectos del ají, y que provocan un especie de unidad cósmica entre el ying y el yang o para los que prefieran una cosmovisión menos exotica entre el hurin y el hanan incaicos. La pretenciosa lechuga costeña aportará al ágape sus más tiernas y vistosas hojas, frescas y bien lavadas. Su color será ornato y demuestra la tradición exquisita de la comida criolla que, mucho antes que la nouvelle cuisine, ya sabía que el amor entra por el estomago y que el placer comienza en la vista. Las cebollas, para el conocedor peruano, siempre arequipeñas aunque provengan de la Baja California o de la árida Andalucía. Eternas celestinas, sus plañideros humores serán una excelente ocasión para provocar una intima discusión sobre celos y amores entre el cocinero y la amada quien, discretamente, se habrá acercado a la cocina a preguntar: Ñen qué te ayudo? Se pelarán en la mesa y no en el lavaplatos, sobre una tabla de madera. Para resistir mejor las lagrimas se acompañará el proceso del pelado con tragos cortos de cerveza helada o, si todavía queda en el refrigerador algún resto del inicio de la velada, con tragos largos de Pisco Sour, deberá evitarse estrictamente fumar. Las cebollas se partirán por la mitad y se cortarán al hilo, lo más finas posible y en proporción de dos a uno con respecto a la cantidad del pescado. Una larga discusión se ha presentado sobre si han de lavarse o no. A este respecto, el cocinero deberá ceñirse estrictamente al dictamen de la amada. Diga ella lo que diga, el amante depositará aquí su primera ofrenda de obediencia ciega y, al mismo tiempo cobrará su primera victoria al obligarla a ordenar. El pescado fileteado y desnudo de toda piel habrá permanecido hasta el último momento en el refrigerador, su carne ha de ser blanca y sin espinas. Hay quienes juran sobre la consistencia adolescente y juvenil de la corvina, a otros excita la ampulosa generosidad del bonito o las torneadas y atléticas formas del toyo, algunos llegan a preferir el color mestizo del jurel o las cachemas. Aquellos que prefieren los placeres fuertes se inclinarán por el exótico mero o la díscola caballa. Hay aún quienes gustan el placer doloroso de los pejerreyes. En fin, la elección del pescado será indicativo del carácter del cocinero y del alcance de sus fantasías eróticas y pecuniarias. Los trozos serán más bien pequeños, imaginando cada trozo como el resultado furibundo de un pequeño mordisco erótico. El producto uniforme de los cortes se irán deponiendo cuidadosamente en un recipiente ovalado y lo suficientemente profundo. La cantidad y el tipo de ají será nuevamente prerrogativa de la amada. Será ella la que decida cuan ardiente ha de ser el resultado final. Se le dará a elegir entre el potente rocoto, más bien corto pero de gran diámetro y devastadores efectos o el modesto ají amarillo, no tan largo ni tan picante, pero abundante y cotidiano. Si es ella la que propone el uso del pinguita de monoÊ, ha de saber el cocinero que el amanecer promete ser largo y ardiente. Antes de cortarlo, será frotado entre las dos manos para que las venas y su semilla impregnen su furor a la carnosa verga. Finalmente, será abierto en canal y descargado de todo su interior, ha de cortarse lo más pequeño posible para que ningún comensal pusilánime o afeminado pueda evitar confrontarlo, pero de modo leal para que no obstante su temible presencia sea visible. Los limones serán el último ingrediente. Cortados al través, se preferirán los de cascara fina y de un verde que evocará la esperanza o algún oasis del medio oriente. Se exprimirán a mano, sin utilizar ningún tipo de maquina o instrumento de ayuda, inmediatamente después de ser cortados. Esta fase será un verdadero preludio amoroso y ha de realizarse en sincronizada y perfecta armonía, exprimiendo él lo que ella amorosa y hábilmente cercena. Los trozos de pescado sólo se sazonan con sal y ají la pimienta y el ajo, pueden resultar tan contraproducentes en su efecto como ciertas drogas en el combate amoroso, sin prisas y revolviendo cuidadosamente en el recipiente final, que también se utilizará para servir. A continuación, se cubrirá el pescado con una capa de cebolla de tal modo que éste desaparezca completamente y finalmente se le agregará generosamente y con regocijo el jugo de los limones. Las cáscaras de algunos limones servirán a los amantes para una ablución intima y conjunta en el lavaplatos de las cocina, antes de volver a la sala discretamente y sentarse entre los otros invitados, quienes entonces intuirán que algo muy importante acaba de suceder. Regreso al índice de recetas
La Cebichería Virtual de Don Lucho © 1996 Luis Delboy |