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P R I M E R   VI ER NES  DE M ES
SEPTIMO  DE  LOS NUEVE


Promesa duodécima: No  morirán sin recibir los últimos Sacramentos..
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Meditación

Punto 1.Sin recibir...Qué ordenado y feliz sale generalmente el viaje  de aquel que le prepara, y todo prevee...Al contrario, que desconcertado y azaroso sale el de aquel que no lo prepara así. Éste suele estar lleno de sinsabores, privaciones y penas. Y si ésto sucede, por regla general, en los viajes de aquí, que todos son cortos por el tiempo y por el espacio,¡qué sucederá a los que no preparen bien el viaje, sin vuelta, a la eternidad?. Los viajes de aquí, si uno sale mal la primera vez, puede repetirse; y con el mayor conocimiento de obstáculos y peligros, y el recurso de medios más aptos para vencerlos, puede ordenarse mejor para que resulte, no sólo mejorado, sino también hecho con toda felicidad; el de la eternidad no admite esta enmienda; porque solo se hace una vez , y el que le hiciere mal, le hará mal para siempre. Y no es lo peor la desdicha del viaje, que al fin acaba pronto; lo peor será el término del viaje, en el cual todo aquel que no se haya preparado bien y muera en pecado mortal, será arrojado en el abismo del infierno, donde quedará sumergido para siempre en la más amarguísima de todas las privaciones en el bien, porque estará separado eternamente de Dios y anegado en tormentos incomprensibles, no sólo por su intensidad, sino más aún, si más cupiera, por su eternidad.

Devoto del divino Corazón, tú que haces los nueve viernes, y meditas en ellos estas cosas, tú que sabes y crees la veracidad y autenticidad de la promesa; tú que la conoces y sabes que prepara ella con los tesoros infinitos del divino Corazón, todo bondad y misericordia, para que puedas hacer el viaje a la eternidad felisísimamente; pues en el exceso de su misericordia y la omnipotencia de su amor, promete a sus devotos la perseverancia final en la gracia adquirida, robustecida y confirmada por los sacramentos de penitencia y comunión, nueve veces recibidos, gracia que llegará hasta tu muerte, pues te ofrece que no morirás en pecado, ni sin recibir los últimos Sacramentos, en los cuales, o después de ellos, te recibirá Él en su mismo Corazón, como en asilo seguro hasta llevarte a su gloria, ¿qué has de hacer, sino acogerte a esta dichosa navecilla de la promesa, tan provista de todos los recursos para hacer con felicidad tu viaje, y arribar gozoso a la Jerusalem celestial?.

Que no se acojan a ella los que no la conocen o no la creen, se entiende; pero tú que tienes la dicha de conocerla y creerla; tú que la has meditado tan detenidamente, y has visto ya su excelencia y eficacia en alcanzar el
uno necesario del evangelio, que es la gracia de Dios y el fin último del hombre de San Ignacio, qué es salvar el alma, ¿podrás mirarla con frialdad e indiferencia, y dejarás pasar un mes siquiera de tu vida sin hacer esta devoción salvadora de tu alma? ¡Oh no¡ que concluyas unos nueve meses, cumpliendo con fervor y santo gozo los unos, para empezar sin perder ni un mes siquiera los otros, y así espera con mucha confianza la perseverancia final en la gracia, y también la gloria.

Punto 2.Recibirá los últimos sacramentos...Ningún artista expone sus obras al público, ni entrega manufactura alguna a sus clientes o compradores, sin haberlas antes pulimentado y adornado lo posible; y hace ésto así, no sólo para adquirir nombre en el arte, sino más bien para aumentar el mérito y valor de la obra.Todos sabemos que en el viaje a la eternidad hemos de llevar nuestras obras: opera enim illorum sequuntur illos (Apoc.14.13.),sus obras los seguirán; y al presentarnos ante Cristo Jesús, juez de vivos y muertos, todos seremos juzgados conforme a ellas, y si son pulimentadas
y perfectas, si han de tener tanto valor, cuanto necesiten tener, para
comprar la corona de la gloria, la cual no se dá sino a los muy limpios y
hermoseados con la gracia de la virtudes sólidas y perfectas.
                                                                                               (continua)
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