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Devoto del divino Corazón, si ahora hubieras de emprender este viaje, ¿qué obras de valor y mérito llevarías para comprar el reino de los cielos? Bien puedes bendecir mil veces las bondades del Corazón de Jesús, que en su infinito amor para contigo, te dió un medio en su duodécima promesa, para pulimentar y dar valor a tus obras, y este es, devoto fiel del divino Corazón, lo que en la promesa se dicen últimos sacramentos. ¡Últimos sacramentos, que te prepararán para la muerte¡ ¡Ah¡, qué medio tan poderoso ¡Qué consuelo tan grande para el que los reciba convenientemente y a su debido tiempo¡. Para recibirlos a tiempo, haz propósito primero: de pedirlos tú, especialmente el de la penitencia al principio de la enfermedad; segundo, de rogar a tu confesor que, por caridad, te avise cuando crea que debes recibir el Viático y la Extremaunción; pero como suele suceder que no le dejan entrar aún familias muy cristianas, mucho conviene que tengas alguién de la familia, o alguna fiel amiga que por caridad te avisen.

En los sacramentos te ofrecerá el divino Corazón medios tan fáciles, tan
consoladores y eficaces para realzar las obras todas, según su promesa de
recibir los últimos sacramentos, ¡que ellos te prepararán para una muy dichosa muerte¡ El de la Penitencia que limpiará el alma de todo pecado, y
si ya estuviera libre de él, la purificará más y más, aumentando en ella el valor de las buenas obras. La comunión por Viático, a la cual están concedidos tantos privilegios, indulgencias y gracias, ¿quién podrá calcular los efectos admirables que obrará en el alma en aquella hora de tanto conflicto y ansiedades? Entonces, cuando el moribundo empieza a ver la soledad en que ha de hacer aquel viaje; el temor de los pecados, cuya memoria le asalta; la cuenta que se aproxima; el enemigo que le tienta; entonces le ofrece Jesús el santo Viático, es decir, el alimento más reconfortativo para su alma, y el amigo más fiel y poderoso para acompañarle en el viaje, y defensor victorioso de todos los enemigos. ¡quién dijera que ha tanto se había de ofrecer por amor al hombre, el mismo Verbo divino, elJuez que dá sentencias irrevocables¡ Y le ofrece, asimismo, el sacramento de la Extremaunción, que limpiará el alma de las reliquias del pecado; le dará nuevos alientos para pelear y vencer a sus enemigos, y si le conviene le restituirá también la salud perdida. ¡Oh, qué providencia tan amorosa la del divino Corazón para con sus devotos en la última hora de la vida, de la cual depende para él la eternidad dichosa¡.

Punto 3. Recibirá los últimos sacramentos...Aunque los últimos sacramentos dichos son en realidad y verdad los medios principales y más eficaces para hacer preciosa la muerte de los devotos del divino Corazón en la presencia suya, no son los únicos consuelos y tesoros que ofrece el amor de Jesús a los enfermos de gravedad, devotos de su generoso Corazón. A éstos están como ligados y unidos otros, que la Esposa de Cristo, la santa iglesia Romana, amantísima madre de todos, especialmente de los moribundos, concede a una con con el último de la Extremaunción. desde el momento en que la recibe, allí tiene ya presente, como su más fiel amigo y amante Padre, al minisro del Señor, si así lo desea y no lo rehusa, el cual de tantas maneras y con tan sagrados medios le conforta , consuela y anima.
Su palabra, que es la Dios, en cuya representación y nombre le asiste; sus oraciones y plegarias, bendecidas y autorizadas por la santa Iglesia para estos casos; su presencia misma , que ahuyenta del lado del enfermo al enemigo que en aquella hora suprema suele molestar y tentar; el uso que a este mismo fin suele hacer del agua bendita; los actos de fe, esperanza y caridad, que le sugiere para confortale y animarle; los afectos y jaculatorias con que levanta a Dios el espíritu y el corazón del pobre enfermo; las indulgencias que le aplica; la plenaria en el artículo de la muerte, que le concede a modo de Bendición Papal; las particulares a que tenga derecho el enfermo por congregaciones, escapulrios, insignias, crucifijos, rosarios, medallas u otros objetos piadosos bendecidos e indulgenciados; las comuniones espirituales, que le sugiere; los actos de amor, desagravio y consagración al sagrado Corazón, que le hace como devoto suyo; las
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