OCTAVO DE LOS NUEVE
Promesa duodécima: Mi Corazón será para ellos su más seguro asilo en aquella última hora...
Meditación
Punto 1.Será su asilo...Con qué actividad y amor se acogían antiguamente a los templos y ciudades llamados de refugio los pobres delincuentes, temerosos del castigo de las leyes, si no se refugiaban en sagrado...¡Ah¡ Sabían que no podían penetrar allí ni la mano sanguínea del verdugo o cruel enemigo, ni siquiera la vara de la justicia; porque los defendía de todos la inmunidad de aquel lugar de protección y amparo. Con qué cariño y seguridad se acoge en los brazos apacibles de su tierna madre el niño temeroso de algún mal... Y, sin embargo, ni aquellos templos ni ciudades, ni estos brazos protectores de la más cariñosa de las madres para con su hijo más querido, son más que una ligera sombra de lo que aquí promete el amantísimo divino Corazón a sus devotos, cuando dice: ¨ seré su asilo...¨ Oferta muy grande y bondadosa en realidad, porque se ofrece en ella bienes infinitos y eternos.
Medítalo bien, devoto conocedor de aquel templo de Dios vivo, y para tí refugio bienaventurado y eterno, medita lo que significa aquel decir dulcísimo del Salvador mostrándote su Corazón:¨ Este mi Corazón será tu asilo...¨ Este es el Sancta Sanctorum donde refugiándote te verás libre de todos tus enemigos, en recompensa de tu devoción y de haber cumplido con mi duodécima promesa, y aquí encontrarás todos los bienes. Y como son palabras y promesas del omnipotente, allí las verás realizadas y cumplidas. Allí en tu última hora encontrarás con infinita ventaja, lo que suele ofrecerse aquí en los mejores asilos. Allí hallarás la protección que necesitas, segura, permanente, invicta, porque allí está la omnipotencia de su amor, que te proveerá de todo con profusión y abundancia. Allí están los tesoros infinitos de amor y misericordia, y todo para tí. ¨ Cuenta con la omnipotencia de mi amor¨ , dijo un día a la bienaventurada Margarita en horas de verdadera prueba y desaliento para ella.
Ésto mismo repite y dice a sus devotos, cuando los ve oprimidos bajo el peso de sus deberes, en especial cuando sufren y se afanan en corresponderle a su amor, y no menos en desagraviarle, y tal vez más aún cuando los ve despreciados y zaheridos por pretender establecer entre los hombres el felicísimo reinado de su amor, propagando su devoción y con ella el conocimiento claro de su gran promesa, la duodécima entre las principales. Dichoso tú qué ésto meditas, si logras esta promesa, y más dichoso si por propagarla tienes algo que sufrir por aquel divino Corazón, que empieza aquí a premiarte con los felisísimos premios de la promesa, preludio
del premio eterno de la gloria.
Punto 2.Asilo seguro...Increible parecería si el mismo Jesucristo no lo dijera, la seguridad que ofrece en la realizaci{on de las gracias contenidas en la promesa que venimos meditando;en la cual, da para seguridad de la perseverancia final, el no morir en desgracia suya, o sea la limpieza de pecado en la hora de la muerte.¨ No morirán en pecado¨ , la conquista de la gloria, para lo cual franquea su mismo Corazón como asilo seguro, donde no sólo pueda conservar hasta la muerte dichas gracias, sino hacerlas más hermosas y meritorias con los incendios de su amor, y los tesoros infinitos de gracias y merecimientos que allí te ofrece. Y en primer lugar conviene mucho considerar la seguridad del asilo.
Todos los asilos de aquí, se encarga el tiempo y los elementos de destruirlos, si es que el hombre no lo hace; y lo que no haga el hombre, ni el tiempo, ni los elementos, se encargará de hacerlo el fuego purificador del juicio universal. El que ofrece el Salvador del mundo es eterno.Los asilos de aquí (continua)