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dando, disminuyen sus riquezas. el divino Corazón, dando, aumenta sus tesoros y riquezas, no sólo porque aumenta su amor y misericordia, sino también porque aumentan sus intereses y tesoros, y sus intereses y tesoros son las almas que conquista con su amor para que se salven. Mis intereses y tesoros, dijo Él a su sierva, son las almas.Los asilos de aquí no pueden ofrecer la seguridad y permanencia absoluta, porque pueden destinarse a otros usos, además de que pueden ser destruídos por el fuego, venir abajo por un terremoto, una inundación, aparte de la piqueta del hombre. El Corazón de Jesús es inmutable y eterno en su misma inmutabilidad. los asilos de aquí no pueden ofrecer una protección segura, porque puede apoderarse de ellos la fuerza armada; penetrar en él al descuido un ladrón, un asesino; puede incautarse de él un gobierno, justa o injustamente, como por desgracia lo presenciamos en estos tiempos de libertades sin pudor, sin respeto ni justicia. El Corazón de Jesús, no sólo da seguridad de permanencia absoluta y estable, porque es inmutable y eterno, sino que la da también de protección, porque es omnipotente y no pueden penetrar
malhechores, llámense asesinos, llámense ladrones, llámense gobiernos
usurpadores o injustos. Finalmente, los asilos de aquí para los asilados terminan con la vida de los mismos; el del Corazón de Jesús, no termina con la vida, sino que se perfeccionará en el cielo; aquí vivirá el asilado por gracia hasta el fin de la vida presente, allá por la gloria eterna en el cielo.

devoto del divino Corazín, para tí está especialmente abierto y convertido en asilo seguro el divino Corazón. Procura vivir en él, haciéndote acreedor a la gran promesa. no te contentes con ser apóstol de la devoción, sélo también de su promesa duodécima, y así tu apostolado no sólo traerá almas a la devoción, sino a la gracia final de la promesa, que será para ellos y para tí la gloria eterna.

Punto 3.En aquella última hora. Desterrados de este valle de lágrimas, trabajos, enfermedades y muerte, rodeados siempre y en todas partes de enemigos y llevándolos dentro de nosotros en nuestras ciegas y rebeldes pasiones, necesitamos un defensor invicto, un lugar de refugio, un asilo donde guarecernos y ponernos a salvo. ¡Oh,sí¡ Nos persiguen tan de
cerca y de continuo tantos y tan crueles enemigos, que si no tuviéramos un lugar de descanso y en él un protector poderoso que nos defendiera, sucumbiríamos rendidos en la lucha. El mundo que nos aborrece de muerte
y de mil maneras, engañosas todas, pretende arrastrarnos en tropel a la perdición; el diablo, que como león rugiente nos busca y nos asedia para devorarnos, y nos aborrece y nos persigue tanto con más satánica rabia, cuanto más devotos nos vea del divino Corazón, más cercanos a la muerte y más próximos a abismarnos  en aquel sagrado y segurísimo asilo; el mundo y el enemigo que se asocian y se sirven de nuestras pasiones para obscurecernos, precipitarnos y perdernos para siempre,¿qué ha de hacer
aquel Corazón todo amor y misericordia,al ver acosados así a sus amantes devotos,sino protegerlos, asilarlos y regalarlos con las dádivas más preciosas de sus tesoros infinitos, poniéndolos a seguro en la fuente misma de su infinito amor?.

Y es mucho de considerar, devoto fiel del divino Corazón, que si bien ya había dado ya antes de morir por nosotros esta seguridad  e íntima unión con Él a todos los que le recibieran dignamente en el sacramento del altar, según aquello de San Juan (VI,57):¨ El que come de mi carne y bebe de mi sangre, permanece en Mí y Yo en él¨ ;
Qui manducat mea carnem,et bibit sanguinem, in me manet, et ego in illo. Y aquello del mismo(XI,25):¨ El que cree en Mí, aunque muera vivirá, y todo el que cree y vive en Mí no morirá eternemente¨;et omnis qui vivit rt credit in me, non morietur in oetrrnum;  sin embargo, en la promesa hecha por el divino Corazón a sus devotos, se asegura más la vida eterna. En la Eucaristía se dá la íntima unión y permanencia de vida, por via de comida y alimento, y el alimento se consume y necesita renovarse según la debilidad y necesidad de cada uno; es promesa y vida solamente segura para aquel que persevera en la gracia del sacramento; mas en la promesa, además de exigirse nueve y seguidas
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