![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Pag. 24 | ||||||||||||||
tiene fin, allí hallarás siempre tu felicidad y tu dicha. Y aunque es verdad que habrá una hora en tu vida que será la de la muerte, en la cual has de necesitar especialísimas misericordias, la duodécima promesa, y en ella el Corazón divino, sale a tu encuentro para decirte:¨ Yo seré tu asilo seguro en aquella última hora¨ , como si dijera: Yo soy todo amor y misericordia; Yo ardo siempre en deseos de derramar copiosas mis bondades sobre mis devotos, pero más especialmente en su última hora, en la cual, para su mayor remedio y consuelo, los recibiré en mi mismo Corazón, como en su propia morada, precursora de su gloria. ¡Qué recurso tan consolador, devoto del divino Corazón¡ ¡Ah¡Tú que tienes la dicha de vivir allí la vida suya por su infinita misericordia; tú que te ves inundado de la misma en tu alma, corazón y todo tu ser; tú que presencias el socorro en tus necesidades, el alivio en tus penas, y lo que vale mucho más, la comunicación de sus bienes; tú que estás llamado y elegido por Él para recibir todas estas gracias y consuelos con más profusión en la hora de la muerte, activa cuanto puedas la devoción a que tanto debes; activa la gratitud a la de los nueve viernes y manifiéstala en hacerlos y repetirlos cada vez con más devoción y más aprecio; manifiestala en procurar atraer almas a que la practiquen para gloria del divino Corazón y salvación de sus almas; y sobre todo manifiesta tu gratitud a la dicha de tener en tu mano el poder vivir y morir abismado en el infinito amor y eternas misericordias del divino Corazón. Punto 3. Mi Corazón será su asilo seguro en aquella última hora...Si como hemos meditado antes pone el divino Corazón a merced de los asilados los tesoros del mismo, puesto que para ellos son principalmente; si de aquel amor omnipotente e infinito les dá todo lo que cabe en sus almas, según la aptitud y capacidad de las mismas para el amor; si de su misericordia, también omnipotente e infinita, les comunica cuanto es preciso para librarlos y apartarlos del mal, y para que puedan practicar el bien, según aquel consejo de David:¨ Diverte a modo et fac bonum¨ (Ps.33.15) apártate del mal y haz el bien; parece que ya no habría más que dar al asilado y, sin embargo,hay allí tesoros de gracia, de santificación y de salud, los cuales, según dijo el Salvador a su humilde discípula,¨ desea otorgarlos Él mismo con abundancia y profusión a todos los que le den y le procuren el amor, honor y gloria que puedan¨; son todas palabras del mismo Cristo Jesús. Meditemos atentos estos tres divinos tesoros. De gracia.-Bajo este título manifestó el divino Corazón que están en Él, como en su fuente, todas las gracias temporales, espirituales, suficientes, eficaces, actuales, habituales, santificantes, prevenientes, concomitantes, subsiguientes, las que el hombre recibe en beneficio propio, y le hacen agradable al Señor, y las que recibe para hacer bien a los demás, y todas, incluyendo en ellas los dones y gracias extraordinarias, están allí en número y grado infinito y eterno. Pues devoto, si el menor grado de gracia santificante es más hermosa que mil y más mundos, ¿qué hermosura darán al divino Corazón? Y si la comunicación tan limitada que cabe en el alma y el corazón del hombre le saca fuera de sí, y le transporta a la región de una dicha que ni cabe en la vista, ni en la palabra, ni siquiera en el entendimiento del hombre, Corazón divino, encerrando en vos, tesoros infinitos de gracias, carismas y dones infinitos,¿cuánta será la dicha del que recibe cuanto cabe en su alma de esos tesoros divinos? Y ¿quién podrá dejar de amaros? Sólo el que no os conozca. Por éso vuestros devotos os aman, porque conocen vuestras bondades, vuestras riquezas y hermosura, y os aman más los que más os conocen. ¡Qué estímulo para la correspondencia de amor, devoto fiel y constante en la devoción¡. De santificación.- Suele interesarnos más el bien, el honor, la grandeza y la hermosura destinada a nosotros, que la vista en abstracto, o contemplada en otros seres. Devoto del divino Corazón, en la serie infinita de aquellas gracias y hermosuras incomparables que forman los tesoros de aquel amantísimo Corazón, están las que han de santificar tu alma y hacerte digno de la (continua) |
||||||||||||||
Pag. 25 | ||||||||||||||
Karatula | ||||||||||||||
Esperanto | Pag. 23 | Carátula Bulteno | ||||||||||||