ODÍN, EL DIOS SUPREMO

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Odín es la divinidad principal del panteón germánico. Es cruel, malvado y artero, aunque no tanto como su hermano de juramento, Loki. Además es tuerto (ver mi relato), ya que tuvo que entregar uno de sus ojos al gigante Mimir como prenda para acceder al conocimiento oculto. También es muy viejo (lógicamente, pues nació en los primeros momentos de la creación) y lleva una larga barba. Está casado con Frigg, de la que tiene dos hijos, Baldr y Hödr. Al parecer le gustan las gigantas, pues tiene otros dos hijos (Thor y Vali) nacidos de dos de ellas. Sus atribuyos son el venablo Gungnir, el anillo Draupnir, el barco Skidbladnir y el caballo Sleipnir, que tiene ocho patas. Tiene también dos cuervos, Hugin y Munin (que aparecen en la imagen), y dos lobos, Geri y Freki. Es nigromante y omnisciente (ver mi relato), y conoce las runas (ver las páginas de enlaces y de agradecimientos), la magia y la poesía. Puede resucitar a los muertos y convertirse en animal.

Es conocido por un buen número de sobrenombres, por ejemplo Alfödr (Padre Universal), Björn (Oso), Fimbultyr (Dios Poderoso) Gautatyr (Dios de los Godos), Gestr (Viajero), Gizurr (Adivino), Glaspvidr (Seductor), Harr (Alteza), Hertyr (Dios del Ejército), Sadr (Verdadero), Sidskeggr (Larga Barba), Valfödr (Padre de los muertos), Yggr (Temible) y unos cuantos más. La compleja personalidad de este ser, el único que es protagonista de la historia del universo de principio a fin, no puede definirse simplemente con estos pocos rasgos. Sin embargo, hablar o escribir sobre él aún me da escalofríos, desde aquella noche en el Valhöll (ver mi relato) en la cual entró en mi cocina con nada buenas intenciones. Por otro lado, hay cientos de páginas en Internet que hablan de él, y te invito a que las busques a partir de mi página de enlaces.

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