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A LA PRIMERA PARTE
EN
MEXICO,
según Arturo Warman, la pobreza es "un proceso histórico acumulado",
por lo cual, lo importante es crear las condiciones para que en
un período de tiempo, que necesariamente es de generaciones, se
pueda ir eliminando (34). Un actual funcionario público de la Secretaría
de Hacienda (35), en su estudio "sobre la pobreza extrema en México",
hacía una distinción entre "pobreza moderada" y "pobreza extrema",
en la cual señalaba que la "pobreza extrema" es una condición
absoluta, en donde los extremadamente pobres no pueden obtener suficiente
alimentación para desempeñarse adecuadamente y son menos capaces
para realizar satisfactoriamente tareas en el mercado de trabajo
o de participar en actividades educativas. Según este autor, el
concepto de pobreza extrema identifica a un conjunto de individuos
que "necesitan ayuda directa para ser capaces de beneficiarse completamente
de las políticas generales elaboradas para reducir la pobreza".
Asimismo, "la pobreza moderada" es una condición relativa
en donde los moderadamente pobres no pueden satisfacer necesidades
que dado el nivel de desarrollo del país, se consideran básicas.
Sin embargo, su situación es fundamentalmente diferente en el sentido
de que su nivel de alimentación y de salud les permite participar
activamente en el mercado de trabajo, tomar ventaja de las oportunidades
educativas, tener movilidad, afrontar más riesgos. Su pobreza es
relativa comparada con el resto de la población ya que carecen de
ciertos bienes y servicios que, dada la riqueza nacional, todos
deberían disfrutar. Por lo cual, según el autor, a este grupo de
personas se les podría ayudar mejor con políticas que amplíen sus
oportunidades.
Por
otra parte, en el documento El Combate a la Pobreza: lineamientos
Programáticos del Consejo Consultivo del Programa Nacional de
Solidaridad (36), se definía a la "pobreza" como el número
de personas que no satisface las necesidades que le podrían dar
un bienestar mínimo, y la "pobreza extrema" aquella población
que no satisface ni siquiera el 60 por ciento de las necesidades
mínimas de bienestar.
El
procedimiento utilizado para estimar la magnitud de la pobreza en
México se basa en la comparación del ingreso de los hogares con
el costo de satisfacción de sus necesidades básicas (método de ingreso).
Este método se sustenta en el cálculo de las denominadas líneas
de pobreza, las que representan el monto mínimo de ingreso que permite
aún disponer de recursos suficientes para satisfacer las necesidades
básicas de sus miembros. Esta metodología que se ha aplicado, es
la más ampliamente utilizada por los países de la región y los organismos
internacionales, y como ya se señaló, se le ha denominado "línea
de pobreza" (37).
Esta
línea de pobreza consiste en determinar los requerimientos nutricionales
de la población, tomando en consideración su estructura por edad
y sexo, así como las actividades físicas que realizan los miembros
del hogar. De esta forma, se calcula el requerimiento de calorías
y proteínas de una persona con base en las recomendaciones actuales
de los organismos internacionales especializados. En base a esta
información, se construye una canasta básica de alimentos que cubra
las necesidades nutricionales de la población, tomando en cuenta
la disposición de alimentos y los precios de los mismos.
El
valor monetario de la canasta se utiliza para fijar el límite de
ingresos bajo el cual se considera a una familia en situación de
pobreza extrema. A este valor se le adiciona una estimación de los
recursos requeridos por lo hogares para satisfacer otras necesidades
no alimentarias y, de esta forma, se obtienen valores que se aplican
para determinar diversos niveles de carencias y bienestar de la
población. (38)
En
este mismo sentido, en el Programa de Educación, Salud y Alimento
(PROGRESA) puesto en marcha en 1997, por el presidente Ernesto Zedillo,
se definía el concepto de "pobreza" como "una noción relativa
en el tiempo y en el contexto de cada sociedad, pero de gran importancia
para la definición de las estrategias de política social". (39)
En
este documento, se identifica a la "pobreza extrema" mediante
la comparación de los ingresos per cápita de la familia con el costo
de "una canasta básica alimentaria", estableciendo mediante
esta vía una línea de pobreza extrema. De esta manera, "los hogares
que están por debajo de esta línea son considerados como pobres
extremos". En el caso de México, esta línea de pobreza se relaciona
con la Canasta Normativa Alimentaria elaborada por la Coordinación
General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados
(COPLAMAR), que correspondía a un ingreso familiar agregado equivalente
a 1,738 pesos de finales de 1997 (considerando exclusivamente el
ingreso corriente monetario para una familia de 5.5 personas). (40)
Sin
embargo, en el documento se indica que el ingreso familiar no es
por sí mismo el único factor ni el más adecuado para identificar
a los grupos pobres, ya que el ingreso de las familias puede conducir
a subestimar la pobreza, por tal motivo, a fin de diferenciar los
hogares en condición de pobreza y pobreza extrema, se establece
el indicador denominado "profundidad de la pobreza", que
es una medida agregada de la brecha (suma de las distancias) que
existe entre el ingreso de los hogares pobres y el ingreso que corresponde
a la línea de pobreza (la profundidad de la pobreza es casi siete
veces mayor en el contexto rural que en el medio urbano). (41)
Por
otra parte, dado que las localidades y regiones en donde se concentra
el mayor número de familias en pobreza extrema, no se delimitan
desde el punto de vista geopolítico de estados y municipios, sino
que conforman microregiones con características socioeconómicas
similares, el Programa ha estimado un "índice de marginación
por localidad", el cual sintetiza la intensidad de las carencias
sociales y económicas de sus habitantes. Este índice se basa en
indicadores agregados de la población de las comunidades sobre analfabetismo,
ocupación, tamaño de los hogares y diversas características del
equipamiento y servicios de las viviendas, y clasifica a las localidades,
con un índice de marginación que va de: "muy baja, baja, media,
alta y muy alta". (42)
-
La política social y la pobreza.
El
vínculo entre pobreza, altos índices de analfabetismo, altos índices
de fecundidad, bajos ingresos, bajos niveles de salud y altos índices
de mortandad, es incuestionable en la dinámica de lo que se ha llamado
el "círculo vicioso de la pobreza", condición que se perpetua de
generación en generación.
Por
tal motivo, es importante tener presente en la instrumentación de
programas de política social, orientados al combate de la pobreza,
el conocimiento de las causas que la propician, así como de las
características sociodemográficas de la población afectada. En este
sentido, algunos de los principales factores que inciden en las
condiciones de pobreza se identifican en los índices demográficos,
en el nivel educativo de la población, en los bajos ingresos por
trabajo y en la desocupación, como las tres principales causas que
inciden en el nivel de vida de las familias.
Los
altos índices de analfabetismo en México, han sido una de las principales
causas de pobreza de amplios sectores de la población urbana, pero
principalmente rural, y es que se considera que provocan que el
crecimiento económico sea más lento, y que a la vez se reflejan
en la incapacidad de los individuos para obtener mejores ingresos,
los cuales están distribuidos en forma desigual entre la población.
Es por esta razón que en todas las estrategias de implementación
de programas enfocados al combate de la pobreza, se debe buscar
incrementar el nivel educativo de la población, a fin de que sus
habitantes obtengan mejores y más remunerados empleos. Por que si
no, el programa se vuelve, exclusivamente, un paliativo de las graves
carencias de la población.
Si
bien es cierto, en América Latina se logró aumentar los niveles
educativos durante la década de los setenta, período en el cual
la población en promedio mayor de 25 años contaba con 3.3 años de
educación, para principios de los noventa ese promedio alcanzó los
4.8 años; en ese lapso la proporción de población sin educación
descendió de 36% a cerca del 23%. Sin embargo, el progreso educativo
de la región, ha sido muy inferior al registrado en otros grupos
de países como los del Sudeste Asiático, en donde la educación en
los setenta era de un promedio 3.5 años y ha pasado a un promedio
superior a 6 años al inicio de la presente década. (43)
México,
a pesar de que es considerado como uno de los países con más alto
desarrollo humano, así como miembro del grupo de las naciones más
ricas del mundo reunidas en la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OCDE), según información de Instituto
Nacional de Educación para Adultos (INEA) existen en nuestro país
6 millones de analfabetas, 12 millones de personas que no tienen
educación primaria completa y 17 millones que no tienen secundaria;
de estos 35 millones de personas, sólo el 10% logra formar parte
de la economía formal y el resto se ve en la necesidad de incorporarse
al sector informal o se encuentra desempleado. Esta institución
ha señalado que el problema de la educación en México se vuelve
cada vez más delicado debido al rezago educativo de mexicanos con
9 años completos de educación básica, que en 1970 era de 23 millones,
pasando a 31 millones en 1990 y que en 1997 la cifra llegó a los
35 millones. Esta situación se debe al rezago en materia educativa
que crece anualmente con 800 mil jóvenes más (44). Si a esta problemática
le agregamos que el 95% de la población carece de capacitación laboral
adecuada y sólo el 5% cuenta con ésta, dentro de los cuales menos
del 2% tienen nivel universitario, el panorama se vuelve más sombrío
(45).
Algunos
organismos internacionales como el Fondo de Naciones Unidas para
la Infancia (UNICEF) y el PNUD han recomendado que para combatir
el rezago educativo y mejorar la calidad de la educación, los países
en desarrollo deberían destinar como mínimo entre el 7 y 8% de su
Producto Interno Bruto a este sector, sin embargo, en América Latina
en promedio se dedica a la educación sólo el 3.5% del PIB (46) y
en el caso de México en 1995 se destinó el 4% del PIB a este sector
y en 1999 disminuyó a 3.9 por ciento. (47)
Si
se compara el gasto en educación por estudiante con respecto a los
países miembros de la OCDE, México es el tercer país que menos gasta
en cada estudiante, ya que destina a cada alumno la quinta parte
del PIB per cápita, que asciende a 7 mil 822 dólares, cuando otros
países otorgan hasta 35% por educando. De acuerdo al análisis de
este organismo internacional, los otros dos países que destinan
menos recursos económicos por alumno son Grecia y Turquía quienes
aportan el 13.3 y 16.7% respectivamente. (48)
Si
bien es cierto, el problema del analfabetismo y el nivel educativo
de la población en general es muy delicado, frente al paradigma
de la globalización mundial en donde la "excelencia" científica
y tecnológica es pilar del desarrollo, hace de esta situación un
problema sumamente grave y difícil de resolver, porque ya no es
suficiente que la población obtenga los nueve años de educación
básica, sino que se hace necesario incrementar el número de años
y lograr una mejor calidad.
Ante
esta realidad internacional, en donde para poder "competir" en la
sociedad de mercado se hace necesario elevar los niveles educativos
de la población a niveles medio y superior como mínimo. Sin embargo,
los enfoques de desarrollo de los organismos financieros internacionales
(FMI, Banco Mundial y BID) continúan "sugiriendo" a los gobiernos
de los países en desarrollo políticas que dañan a las universidades
públicas, como lo han señalado los rectores que integran la Unión
de Universidades de América Latina (UDUAL), quienes sostienen que
los "lineamientos de financiamiento en educación superior (incremento
en las cuotas a los alumnos y la reducción presupuestal y de matricula)
'aconsejadas' por estas instituciones han sido nocivas para la educación
superior pública". Los integrantes de la UDUAL, consideran que estas
medidas no deben ser acatadas por el sistema universitario latinoamericano,
ya que en los últimos 20 años los organismos financieros internacionales
han planteado darle mayor importancia a la educación básica en detrimento
de la superior. (49)
En
este sentido, los mayores esfuerzos de las políticas de los organismos
internacionales para lograr el desarrollo y erradicar la pobreza
en América Latina continúan centrándose principalmente en la educación
básica, dejando a la educación superior a las fuerzas del mercado,
por considerarla como no prioritaria. Recomendando a los gobiernos
de los países invertir y subsidiar principalmente la educación básica
y técnica y eliminar todo tipo de subsidios a la educación superior
ya que éstos "no benefician realmente a la población pobre". (50)
- El
desempleo como factor que agudiza la pobreza.
Uno
de los fenómenos más intensos y graves que ha padecido América Latina
durante las crisis económicas de la década de los 80´s y sobretodo
de los 90´s, es el desempleo y subempleo que en algunos de los países
de la región son sumamente alarmantes. Esta fenómeno ha venido a
agudizar aún más la difícil situación demográfica y de analfabetismo
que padecen los latinoamericanos, lo cual se traduce en los altos
porcentajes de la población en pobreza y pobreza extrema. Datos
de la CEPAL indican que durante 1990 a 1995 la fuerza de trabajo
en la región creció a una tasa promedio anual de 3.1%; el empleo
a 2.9% y el producto a 3.2%. De los empleos generados durante este
período, una pequeña proporción correspondió a los sectores modernos
de la economía, mientras que la gran mayoría se concentró en sectores
de menor productividad relativa y, en especial, en el área de bienes
y servicios, por lo que esta heterogeneidad ha dificultado una mejor
distribución del ingreso y por tanto la superación de la pobreza.
(51)
En
relación al "desempleo" entendido como aquellas personas que trabajan
pocas horas a la semana o no trabajan en absoluto, en América Latina,
dado que no existe una red de seguridad social (seguro de desempleo)
la población que se encuentra en esta situación tiene que trabajar
"de lo que sea" o depender de la familia. Por esta razón, no existen
parámetros confiables que indiquen qué porcentaje de la población
se encuentra desempleada o de aquellas personas que se integran
al comercio informal . (52) Por tal motivo, el desempleo abierto
en la región es difícil cuantificarlo, sin embargo a medida que
las condiciones evolucionan y la solidaridad familiar se debilita,
el desempleo aumenta. Por otra parte, las crisis económicas que
atraviesa el mundo han provocado que cada vez mayor número de personas
se encuentren desempleadas o subempleadas, que de acuerdo a la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) esta cifra ha llegado a sus máximos
niveles históricos durante 1998 al representar cerca de 1,000 millones
de personas, asimismo este organismo internacional preveía la continuación
de esta tendencia. (53)
El
incremento de desempleados y subempleados durante estos últimos
años de acuerdo a informes del Banco Mundial se debe entre otras
causas a las constantes crisis financieras en el mundo, como las
de Asía, Rusia y Brasil, situación que ha provocado una desaceleración
en el crecimiento de la producción mundial, fuga de recursos, así
como una menor inversión nacional y extranjera. América Latina no
ha sido ajena a esta situación, y a pesar de que la mayor parte
de los países de la región lograron crecimientos del PIB de 2.6%
durante 1998, la tasa de desempleo llegó a ser del 8.4% en promedio,
previéndose que para finales del 2000 se llegue al 9.5%. En el caso
de México, la tasa de desempleo en ese mismo año alcanzó el 3.6%,
esperándose para el mismo plazo se incremente a 4.9 por ciento.
(54)
Si
bien, el problema del desempleo en México y América Latina no es
un fenómeno reciente, es sin embargo a partir de la crisis de los
ochenta cuando esta situación se empieza a generalizar, y en el
caso de México esta situación se confirma, ya que al inicio de esta
década la fuerza laboral aumentó de 22.7 millones de personas en
1981 a 24.7 millones en 1984, sin embargo los empleos permanecieron
en 20.1 millones, e incluso llegaron a bajar a 19.6 millones en
1983, recuperando posteriormente su nivel de 1981. Durante todo
este lapso no se crearon nuevos empleos en tanto la fuerza laboral
continuó aumentando a una tasa anual de 2.8%, situación que provocó
que el desempleo abierto aumentara de 2.7 millones en 1981 a 4.6
millones en 1984, afectando principalmente a la población joven.
(55)
Al
inicio de la década de los 90´s, el desempleo en México continúo
aumentando de 2.2% a 4.5% en 1997, según datos del Banco Mundial
(, (56) y alcanzó su máximo nivel en 1997 cuando la tasa de desempleo
llegó al 7.5%, período en el que se perdieron alrededor de 750 mil
empleos (57). En 1998 según datos de la Secretaría de Trabajo y
Previsión Social (ST y PS) la tasa bajó a 3.2%, situación que provocó
que las personas inactivas ascendieran a un millón 100 mil personas
en todo el país. (58)
Sin
embargo, algunos investigadores señalan que la tasa de desempleo
que se maneja de manera oficial podría ser mucho mayor si se tomará
en consideración el subempleo, personas que laboran menos de 35
horas a la semana o que no laboran, por lo cual en ese caso, la
tasa de desempleo real ascendería a 12.8%, lo que implica que a
finales de 1998 más de 4 millones de personas se encontraban sin
empleo o laborando menos de la jornada ordinaria en todo el país.
(59)
En
cuanto al empleo formal, el INEGI reportaba que de los 36 millones
que integran la Población Económicamente Activa (PEA) (60), sólo
15 millones cuentan con un empleo fijo y remunerado, de los cuales
13 millones de trabajadores se encuentran registrados en el Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS) y dos millones prestan sus servicios
al Estado, por tanto, 21 millones de trabajadores el 58.3% sobrevive
en la economía informal.
Asimismo,
esta institución indica que anualmente se integran a la PEA en promedio
un millón 250 mil mexicanos, quienes no son absorbidos por los empleos
formales que se generan anualmente, los cuales en 1998 representaron
600 mil plazas, y en 1997, año en el cual la economía tuvo su mayor
tasa de crecimiento de 7%, sin embargo, sólo se llegaron a crear
700 mil plazas laborales. Esta situación contrasta con lo establecido
en el Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000, en el cual el gobierno
federal se fijó la meta de crear un millón de nuevos empleos anuales,
ya que esta cantidad es insuficiente para atender los requerimientos
de la población que se integra anualmente a la PEA, y mucho menos
logra atenuar el rezago laboral de los últimos 14 años, el cual
se estima en 13 millones de mexicanos desempleados, dado que de
1983 hasta 1997 sólo se generaron 3.2 millones de nuevos puestos
de trabajo. (62)
Otro
de los factores importantes a destacar dentro de esta problemática,
son los cambios cualitativos y cuantitativos que se han dado dentro
del mercado laboral en nuestro país, ya que después de décadas de
crisis y ausencia de oportunidades para el trabajador mexicano,
el campo ha dejado de ser la principal fuente de su desempeño laboral,
pasando como primera opción el sector servicios el cual emplea en
la actualidad al 53% de los mexicanos, le sigue el sector industrial
con 27% y el sector agropecuario con el 20 por ciento.
- La
economía informal como opción para sobrevivir.
Como
ya se ha señalado, los resultados de las crisis económicas recurrentes
que ha padecido la región se han traducido en el creciente desempleo
y en la disminución de los salarios, por lo que un porcentaje importante
de la población latinoamericana se ha visto en la necesidad de refugiarse
en los sectores informales de la economía (comercio ambulante, agricultura
de autoconsumo, narcotráfico, prostitución, etcétera) opciones que
únicamente les ha permitido sobrevivir.
A
pesar de que la economía informal o economía subterránea no ofrece
condiciones de estabilidad y protección laboral adecuadas, se ha
convertido en una alternativa real que reduce los niveles de pobreza
al ofrecer ocupación e ingreso a un porcentaje considerablemente
alto de la población de América Latina, que de acuerdo a datos de
la OIT este sector produce 85 de cada 100 nuevos empleos y reditúa
ingresos en algunas ocasiones superiores a los de otras actividades
formales. (64)
Este
sector a pesar de que ofrece servicios de baja calidad y no ofrece
condiciones laborales adecuadas sin embargo, continua creciendo
a través del establecimiento de microempresas, talleres familiares
entre otras actividades, quienes absorben un porcentaje importante
de la sobre oferta de mano de obra de baja calificación, la cual
en el sector formal tendría poca o ninguna oportunidad. Por tanto,
el porcentaje de la población económicamente activa que se integra
a este sector en América Latina continúa incrementándose día a día
de manera alarmante y tan sólo en 1998 este sector creció en un
14%, situando al 59% de la PEA de la región en este tipo de actividades.
(65)
En
México, al igual que en los demás países de la región, las crisis
económicas registradas durante estas dos últimas décadas han provocado
que los salarios de los trabajadores se hayan deteriorado, alcanzando
los niveles que tenían en la década de los setenta (66), pero sobretodo
el principal problema ha sido la pérdida de empleos, esta situación
ha obligado a que un porcentaje importante de la población se haya
visto en la necesidad de formar parte de la economía informal.
Sobre
esta problemática, en un estudio realizado por el Grupo de Consultores
Internacionales (GCI) se informa que a partir de este año 2000,
por cada cinco años, entre 3 y 1.9 millones de personas pasarán
a formar parte del mercado informal, de los cuales una pequeña fracción
de éstos se encontrará sin empleo, por lo que el sector informal
urbano representará el 44% (16.1millones) de los 36.6 millones de
mexicanos que integran la PEA, asimismo, en el estudio se considera
que para evitar esta situación el sector formal debe crecer a una
tasa superior al 8% (3.8 veces más de lo previsto para los próximos
25 años) a fin de lograr absorber los rezagos de trabajo existentes.
(67)
Por
su parte, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha
reconocido que en este tipo de actividades informales de subsistencia,
se desempeñan en la actualidad 15.6 millones de personas (datos
de INEGI estiman 21 millones) de muy bajos ingresos, al no tener
alternativas en el mercado laboral formal. De este total de personas,
la dependencia considera que alrededor de 10.6 millones son asalariados
y 5 millones se encuentran en lo que se podría llamar trabajadores
por cuenta propia, quienes no ganan ni siquiera tres salarios mínimos.
(68)
Asimismo,
la SHCP estima que la magnitud de los ingresos que genera el sector
informal representa el 10% del PIB anual, unos 44 mil millones de
dólares, sin embargo en un estudio realizado por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) este organismo
indica que el crecimiento de la economía informal genera recursos
anuales por un monto aproximado de 146 mil millones de dólares,
el equivalente a un tercio del producto interno bruto.
-
La mala distribución del ingreso.
Si
bien, el problema de la disparidad en la distribución del ingreso
ha sido una constante en la historia económica mundial, sin embargo,
esta desigualdad se hace cada vez más pronunciada y de acuerdo a
estudios elaborados por el Banco Mundial, indican que la disparidad
del ingreso entre el 20% más rico y el 20% más pobre de la población
mundial ha pasado de 30.1 a 61.1% en los últimos treinta años, situación
que se ve reflejada en la creciente desigualdad en la distribución
de la riqueza y por tanto en el incremento en el número de pobres.
(70)
El
PNUD al igual que el Banco Mundial coincide en que en todas las
regiones del mundo el ingreso per cápita del 20% más rico es mucho
mayor que el del 20% más pobre, sin embargo, indica que esta situación
se da en grado diferente, por ejemplo, en el mundo en desarrollo
esta proporción es ocho veces mayor, mientras en los países industrializados
es de siete, sin embargo, en Asia Meridional esta proporción es
cinco veces mayor, mientras que en América Latina es de 19 veces.
(71)... referencias
...SIGUE
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