Llevado en andas, Diego no suelta la copa de campeón.

     Y no le fue nada mal, porque además de ser el suyo uno de los dos autos más veloces del certamen (el otro fue, sin dudas, el del reiterado subcampeón Mariano Pérez), resultó el que mejor transitó siempre el carril externo de la pista, empresa difícil si las hubo, con un piso tan duro.
     Las seis victorias que conquistó en el ciclo hablan a las claras de su contundencia, aunque su consigna fue la de correr al todo o nada. Porque cuando no logró el todo, casi siempre se quedó con nada.
     "El Pampa" las pasó todas: ganó finales espectaculares así como también le tocó perder (recuérdese el cono que tiró en la 11ª fecha, que le dejó el triunfo a Fernando Bonacci), ser víctima de contingencias (el vuelco en la exhibición del Speedway, la levantada que no le cobraron a Néstor Mancini), y también de sus propios errores (a nuestro criterio, el toque con Omar Meler y posterior golpe al paredón, por ejemplo).
     Encima, desde hacía unas tres fechas que no contaba con el auto salidor y traccionador que había sabido conseguir/mantener durante la temporada. Todo ello redundó en una sensible pérdida de la ventaja que le había sacado a su directo rival.
     Pruebas al canto: Faltando tres programaciones para concluir el torneo, Andrade le llevaba a Pérez 32,50 unidades; cuando quedaban dos, la luz se redujo a 18,50; y restando una, sólo 9 eran los "porotos" de handicap.
     La noche comenzó como se preveía. Diego ganó la 6ª serie y Mariano la 10ª y última. Pero la primera gran emoción de la noche vino cuando ambos debían disputar la 3ª semifinal, largando uno al lado del otro en la primera fila.
     Y allí se vio que las cosas no estaban del todo bien para el ahora flamante campeón. Si bien Andrade se lo llevó hacia afuera en las curvas 1-2 (patinaba mucho), Pérez pudo rehacerse, ponerlo a fondo sobre el piso externo y mandarse a mudar en la punta, venciéndolo con prácticamente una recta de ventaja.
     Así, el "Chueco" se quedó con el mejor tiempo para la grilla final, mientras que el "Pampa" fue a parar a la segunda fila (5º), junto a la cuerda, de manera que el ordenamiento fue el siguiente: M. Pérez, Colturi, Zennaro y Nápoli, en primera fila; Andrade, Altamirano, E. Urretabiscaya y G. Pérez, en segunda; y cerrando Jaca Cortejarena, Yungblut, Roth y Pochón.
     Y llegó la tan esperada definición, en la que, a pesar de los ahora 8 puntos en contra, Pérez podía inclinar a su favor dadas las respectivas posiciones de largada y el concreto potencial ganador que tenían los restantes integrantes de la hilera frontal.
     Pero en el Midget, quizás más que en ninguna otra categoría, nunca nada está terminantemente establecido. Mariano Pérez, que no probó previamente picar el auto en su cajón de partida, sufrió lo que no se esperaba: que su máquina se levante.
     Trascartón, el 2 soltó el acelerador para evitar que se abalanzara sobre el "Petiso" de Dorrego, su auto cayó y le erró la patada al embrague (él mismo lo reconoció), quedando plantado ahí nomás, lo que hizo que Andrade debiera esquivarlo (tocándolo a Altamirano).
     No obstante, el subcampeón pudo salir y doblar por delante del 10, mientras Colturi y Zennaro se iban en vanguardia. Pero el título ya se deslizaba hacia las manos de Andrade, que no hizo más que ponerse detrás del auto rojo y seguirlo prudentemente, sabedor de que ya lo tenía en el bolsillo.
     Muy nervioso por lo acontecido, Mariano (3º) fue a la caza de Zennaro y en su afán de pasarlo --que lo consiguió-- volteó un cono. Diego advirtió esta importante circunstancia y eso le permitió distender aún más su andar, dedicándose a partir de allí a esperar la llegada de la bandera a cuadros.
     De esta forma, y tras 11 temporadas en la categoría, Diego Andrade cumplió con su "amenaza": ganó su primer campeonato, revirtiendo a su favor una noche que se presentó más favorable a Mariano Pérez, pero que a la sazón puso en concordancia con sus 6 triunfos y su prolongada condición de puntero.
     Es de destacar también lo hecho por Pérez, quien, con aciertos y errores, hizo de la regularidad su mejor arma, con la cual logró estar donde está.
     Para el final queda mencionar el primer triunfo de Colturi en este ciclo, comprensivamente "tapado" por la definición del campeonato, que le devuelve la sonrisa y esperanza a un excepcional piloto como es el "Petiso".