Saint Christopher

Un barco que brillara bajo la nieve

Prefectura apura los trabajos de absorción del combustible líquido almacenado en los tanques del remolcador y sus hombres trabajan en la limpieza interna del buque que ya tiene alrededor un sistema de iluminación para destacar su figura por la noche. Historia de un barco que llegó para rescatar al crucero Monte Cervantes y terminó varado frente a Ushuaia. El remolcador Saint Christopher, devenido de unidad de rescate de uno de los mayores naufragios de la historia turística del país, a parte inconfundible del paisaje costero de esta capital, podría quedar totalmente

remozado antes del invierno, según deslizaron fuentes de la Prefectura Naval Ushuaia. Personal de la estación de Salvamento, Incendio y Contaminación de esta fuerza de seguridad trabaja en la limpieza interna de la embarcación extrayendo toneladas de fuel oil que habían empezado a contaminar el agua del canal Beagle y amenazaba con causar un grave deterioro ambiental en la bahía de Ushuaia.

Las obras podrían quedar finalizadas antes de julio próximo y el barco de casco de madera pintado de gris, se verá iluminado por la noche con una serie de reflectores que ya fueron instalados sobre las barandas en puntos clave del perímetro de la nave.Los prefectos rodearon el buque con una barrera absorbente para evitar la dispersión del combustible en el agua y extrajo 21 toneladas de fuell oil, que estaban desparramadas en la sala de máquinas, evitando que se produzca un desastre. Los prefectos utilizan dos artefactos similares a una aspiradora hogareña de gran tamaño, cedidas por la petrolera Total Austral

que opera en la zona de Río Grande, para succionar el combustible que luego depositan en tanques especiales de almacenamiento, con forma de grandes boyas.
Para facilitar los trabajos de los prefectos, la Municipalidad de Ushuaia, interesada en concluir la obra y exhibirla como una postal de la ciudad, construyó el año pasado un terraplén que une la costa del Beagle con el remolcador.

Un barco con historia

El Saint Christopher yace a ciento cincuenta metros de la costa, en posición paralela a la avenida costanera de esta ciudad y se convirtió en un icono de Ushuaia, tanto que su perfil aparece en fotografías, postales, cuadros, souvenirs y, además, el nombre de la nave fue adoptado por bares y alojamientos para turistas.

La erosión marina provocó fisuras en el casco de madera gris de la embarcación. Por allí se filtra el agua cuando sube la marea y, en la bajamar, se retira arrastrando consigo varios litros de combustible. Ahora ese factor contaminante está controlado por la barrera anaranjada (que ya está negra de tanto combustible que absorbió) colocada por Prefectura. Por el momento, los expertos de Prefectura retiraron el compuesto del interior del buque y ahora están lavando las paredes internas con un producto químico inocuo para el ambiente, que reduce la viscosidad del combustible.

“Adentro todo está bañado de un líquido negro, espeso como el alquitrán, que va a costar mucho trabajo extraer del todo", dijo uno de los hombres que trabaja en el lugar, incluso los días sábados.

Varado en 1956

El Saint Christopher, vinculado profundamente al paisaje fueguino, tiene vida para rato. Si bien las maderas del casco sobre las que se asienta están deterioradas, el resto de la nave está en perfectas condiciones y "puede durar así muchísimos años", según los expertos.

Sin embargo, se hicieron varios intentos oficiales por sustentar a la embarcación para evitar que el paso del tiempo lo saque de su posición original. Con este temor, la Prefectura colocó varios carteles prohibiendo, a turistas y pobladores, subir al casco.Mientras tanto, el Saint Christopher sirve de refugio para decenas de cormoranes y gaviotas que aprovechan las bandas, mástiles y recovecos para guarecerse del viento o para desplegar las alas durante los días de sol.

Este barco que se ha convertido en blanco de las cámaras de cuanto turista camina por la costanera de la ciudad, es también el sitio predilecto de los deportistas náuticos que recorren a remo, en kayak o canoa, la bahía de Ushuaia.

Vino al rescate y termino varado

El remolcador gris fue traído a Ushuaia para reflotar al Monte Cervantes y terminó quedando para siempre. Este remolcador, fabricado en 1942, en Estados Unidos, durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, fue llevado a Ushuaia en 1953 para reflotar a un barco de turismo hundido en 1930 bajo las aguas del canal Beagle. Tras fracasar en sus maniobras, el buque intentó regresar a Buenos Aires, pero rompió el timón a pocas millas de Ushuaia, regresó al puerto y quedó varado para siempre.

En sus primeros años, el Saint Christopher rescató buques de guerra en el canal de la Mancha, al finalizar la segunda conflagración mundial, en 1945, fue vendido para operar en Sudamérica y luego en Italia. El Saint Christopher fue adquirido por el dueño de la empresa Salvamar, Leopoldo Simoncini, para cumplir una tarea de riesgo. La difícil misión era rescatar al Monte Cervantes de las profundidades del Beagle donde se había hundido 23 años antes, con 1200 pasajeros y 300 tripulantes a bordo, al chocar contra un islote sumergido del archipiélago Les Eclaireurs, situado a una hora de navegación de Ushuaia.

El hundimiento del Monte Cervantes figura en los anales de esta ciudad que, en el 30, era una aldea de 800 habitantes, y en el 53 estaba poblada por 5200 personas.El remolcador llegó al puerto de Ushuaia con problemas de motor y debió ser reparado antes de iniciar la maniobra junto a tres buques de la Armada: el Chiriguanos, el Guaraní y el Sanavirón. Los cuatro barcos consiguieron poner al Monte Cervantes en la superficie, pero el rescate comenzó a hacer agua cuando el cabo de remolque del Saint Christopher se cortó 20 minutos después de iniciada la travesía hacia la costa. Frente a lo inevitable, la empresa de Simoncini quebró y el remolcador

quedó fondeado durante los siguientes tres años en el puerto de Ushuaia, donde quedó encallado para siempre. Desde entonces, el buque de casco de madera gris se convirtió en el símbolo que ncarna a los cientos de barcos hundidos que pululan en los alrededores de Tierra del Fuego y el Cabo de Hornos.