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EGONISMO

La Espiritualidad del Tercer milenio

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HECATES
Las sombras de las almas



Material extraído del ciclo de conferencias realizadas por Prezioso del 15 al 19 de abril de 2002 en el Museo Gustav Moreau (Paris) auspiciado por Fondation Struganoudt

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Quiero hablarte en primer término del peligro mayor que tiene que enfrentar tu alma y todas las que en éste momento se encuentran encarnadas en el mundo.
Ella, cualquiera sea su origen, condición o grado de evolución, deberá, tarde o temprano intentar el salto hacia la matriz del Egon que le aguarda para alejarse de éste universo.
Pero allí, a mitad de camino entre la Tierra y el Egon están ellas, nuestras nefastas sombras.
Representan la prueba suprema, son nuestro gran desafío.
Si tuviese que dar una definición descriptiva de sus naturalezas diría que son entidades inmateriales, que habitan en el mundo de las energías puras.
¿Cómo son?
No tienen forma de dragón, ni se asemejan a los demonios medievales. No son seres del reino humano ni animal, pero son terribles depredadoras. El común de los mortales desconoce su existencia, pero ellas, en las sombras, esperan por todos nosotros.
Las almas que en éste mundo encarnaron anteriormente, saben que las Hécates están para impedir que lleguemos hasta el resguardo de nuestro Egon matriz.
Desde el día en que nacimos, las Hécates nos aguardan en la zona intermedia entre el mundo material y el espiritual; como voraces gaviotas a la captura de peces, sobrevuelan a las almas para destruírlas.

No existe una iconografía que las represente; prueba que la realidad siempre es más sorprendente que la imaginación de los místicos; Y evidencia también que la Humanidad gusta siempre de creer en lo inexistente, ignorando expresamente lo real.
Entonces te preguntarás ¿Qué son en realidad las Hécates?
Recuerda que dije que son seres inmateriales, por lo tanto no podemos hablar de forma o figura, pero si pudiésemos verlas en el plano de las energías puras se nos manifestarían como unas pequeñas esferas de luz, de tamaño algo mayor que una pelota de tenis con una superficie algodonosa o esfumada que impide ver con precisión sus bordes. Toda la esfera emite una luminosidad blanquecina, como de neón, que deja traslucir su parte interna, donde parece flotar un inquietante punto negro, semejante a una semilla de sandía.

¿Estos detalles me han sido proporcionados por un Egon? No. Yo las he visto,y también he recavado datos de místicos, médiums y psíquicos que en sus viajes astrales o trances espirituales tuvieron la experiencia de verlas.
Podemos saber además, que en su cercanía se puede percibir un zumbido monocorde, como el que emite un pequeño transformador; y si la Hécate está a menos de tres metros se podrá escuchar un tintineo ultrasónico de frecuencia intolerable, que recuerda a una bolilla de acero golpeando sobre un piso de mármol. Pero quién escuche ya ése sonido, puede estar muy seguro que está frente a un peligro inminente, ya que es el preanuncio del final.
¿Cómo atacan?
Por empezar, su aparición en escena es súbita e inexplicable, como si brotasen de la nada, generalmente la presencia de una Hécate es acompañada a los pocos instantes de otra y a veces de dos más. Siempre aparecen a una distancia no mayor a los cuatro o cinco metros de la víctima, nunca más lejos; lo que reduce tremendamente las chances de escapar de ellas.
Flotan en el aire y su desplazamiento suele ser lento, como el movimiento de un pequeño globo lleno de gas o una pompa de jabón.
Pero esa aparente lentitud no debe engañarnos; se mueven en rededor de su objetivo acercándose paulatinamente. Al hacerlo se van separando, ubicándose en puntos equidistantes entre sí. Luego, una de ellas avanza más directamente hacia la víctima, o se eleva sobre ella, y de pronto sucede algo asombroso: El tiempo se detiene, cesa todo movimiento, es una imagen congelada formada por las Hécates y el Alma acosada, hasta que el hechizo se rompe con un fogonazo blanquecino, luego del cual desparecen todos los integrantes de la tragedia. Allí ya no está ni el alma ni las Hécates.

¿De qué están compuestas las Hécates?
Evidentemente no son criaturas nacidas de la cadena de carbono. Son presencias originadas en un universo cuyas leyes naturales son las opuestas del nuestro.
Las Hécates son condensaciones de antimateria con un valor exponencial igual pero inversamente proporcional al de las almas que destruyen (quien conozca cálculo matemático I y II sabe de que hablo)
Recuerda que la antimateria es la imagen especular de las partículas que forman la materia ordinaria que conocemos.
Es decir, que serían como la sombra que proyecta nuestra alma, o como una imagen reflejada en el espejo.
Estas antipartículas tienen la misma masa que las partículas correspondientes, pero su carga eléctrica y demás propiedades son inversas.
Las Hécates poseen un campo gravitatorio tan fuerte que ni siquiera la radiación electromagnética puede escapar de su proximidad. La luminosidad algodonosa y blanca es una frontera esférica, llamada horizonte de sucesos, y rodea a su núcleo que se observa como una semilla negra. El Alma, al caer dentro de su círculo de acreción es absorbida a través de la frontera esférica y comprimida en su centro nuclear, alcanzando allí el punto de desintegración.

Las Hécates actúan como agujeros negros, pero a diferencia de estos, que se engullen hasta la luz de las estrellas, ellas solo absorben almas. No son demonios malévolos, ni una prueba de selección impuesta por algún dios ¿De donde provienen? ¿Cómo se originan?
Son la sombra espectral de los Egones; Ellos al ingresar al mundo material, es decir, cuando encarnan en un ser humano dejan un trazado de energía, un residuo generado por la fusión del cuerpo y el alma.
Las Hécates son ese residuo negativo que el alma produce cada vez que encarna en éste mundo.
Ellas al ser generadas por nosotros mismos, son nuestro auténtico Karma.

Estos residuos de fusión también se originan cada vez que un alma vuelve a reencarnar en esta vida, por eso el número de Hécates que pueda tener cada Egon es proporcional al número de reencarnaciones que realice; y lógicamente, a mayor cantidad de Hécates, mayor peligro y menor posibilidad de trascender éste mundo.
Cada alma Egonica será atacada únicamente por sus Hécates personales y no por otras; una clara muestra de la ley de Causa y Efecto que nos enfrenta a nuestros propios errores.
Por eso existe esa atracción magnética que se traduce en el ataque de ellas sobre el alma, lo que en realidad es un fenómeno de atracción de polos opuestos que pugnan por integrarse y cuando eso acontece, se produce el fogonazo con la consecuente desaparición de las partes.
¿Adónde fueron a parar?
Según dice la Ley de relatividad general, en las proximidades de un agujero negro la gravitación modifica intensamente el espacio y el tiempo. Cuando un observador se aproxima al horizonte de sucesos, el tiempo se retrasa paulatinamente, hasta que en el interior del agujero negro se detiene por completo y el espacio se modifica.
Y si las Hécates funcionan como agujeros negros, una vez integradas las partes que constituían el todo, es decir, Hécates y Egon, reducidos a energía primordial, vuelven para su reciclado al génesis universal. Al punto original que da comienzo a la creación de los Egones. Allí, el Egon destruído por sus propios espectros de antimateria será reutilizado por la Naturaleza para generar un nuevo Egon que retomará el largo camino de ascender a través de diferentes universos, en busca del último, el que le brinde la inmortalidad.

¿Cómo se logra evitarlas y llegar hasta el Egon matriz?
No es tan simple como correr lo más rápido que te den las piernas; recuerda que en ése momento serás un alma sin envoltorio, sin cuerpo.
El escapar a su ataque y ascender hasta el Egon es la resultante final de una suma de factores que comenzaron en ésta vida; por eso es fundamental estar avisado. La información lo es todo.
En el momento que una persona muere, su alma inevitablemente abandona el cuerpo para entrar en una realidad distinta a la que vivió durante el tiempo que estuvo encarnada.
El alma, al igual que la luz, se comporta como una corriente de partículas y en ciertas condiciones es posible verla como una bioluminiscencia blanquecina. Esto se debe a que aún está impregnada de la energía corporal, que emite en forma de un fotón de luz, aunque no se detectae ninguna emisión de calor por parte del alma.
Técnicamente, el Alma podría considerarse como una carga eléctrica cuya aceleración y oscilación produce ondas de radiación electromagnéticas. Estas ondas al tener componentes eléctricos y magnéticos se pueden ordenar en un espectro que se extiende desde ondas de frecuencias muy elevadas hasta muy bajas.
Y al igual que las ondas electromagnéticas, el Alma Egonica, libre de su atadura con el cuerpo, no necesita un medio material para propagarse. Llegó a la Tierra en forma de ondas , proveniente de otro universo, y ahora desea proseguir su camino de la misma manera, atravesando el espacio interestelar, rumbo a lejanas estrellas.

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