¿QUÉ ES UN PROYECTO DE
ESCUELA?
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para aquellos que aún es necesario saber)
En
estos días...
Durante la trayectoria crítica de la Escuela, se ha formulado varias veces esta frase: algunos parecen saberlo; otros tantos lo sienten apasionadamente, pero no tienen las palabras para poder definir este proyecto; otros creen que pasa por el psicoanálisis; otros simplemente no saben o piensan que no es relevante.
La propuesta de un claustro tenía esa función, dar a conocer, producir conocimiento, por medio de distintos académicos, pero con el único fin que los alumnos pudiesen pensar y tomar conciencia de ello, para finalmente proponer desde su visión y su deseo.
Dicen que “es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio”. Es seguro que muchos en esta escuela están en contra de la guerra de Irak, por el violento atropello que Buch y compañía han evidenciado en estos últimos meses, pero desde acá poco podemos hacer frente a tal abuso, podemos asistir a protestas, etc. “La viga en el propio” lo representa el abuso cometido por la Junta Directiva de esta Universidad, supuestamente con principios bolivarianos, al desconocer el ejercicio democrático de nuestro “Consejo Académico”, y nombrar un nuevo director sin previo aviso ni consulta.
Había una vez un “Consejo Académico”...
¿Qué es esto? ¿Porqué tanta importancia? En fin, pueden ser muchas las preguntas. El “Consejo Académico” es una instancia democrática, conformada por profesionales de la escuela de psicología y por representantes de los alumnos, para discutir, proponer y resolver las diversas materias correspondientes a la profesión, su formación y el futuro ejercicio de ella.
Su importancia radica en que son los mismos integrantes de la Escuela de Psicología los que elaboran las mallas y todos los aspectos formativos del Psicólogo. Estos cambios, propuestas, etc., se elaboran pensando en el tipo de profesional que esperamos.
El psicólogo no tiene ideología, no siente, ni se enoja...
Muchos dicen o creen que el psicólogo está ajeno a una ideología, o que no tiene una posición política, pensando que esto es propio de los partidos, del gobierno y todo eso.
Tener una ideología o posición política responde a una forma de concebir y de ejercer el poder. No estamos hablando de ser más o menos autoritario, sino de lo que representa el rol, en este caso, de ser psicólogo ante otros. Dónde lo notamos. No es un asunto simple de pensar, pues se esconde tras frases como “cuando digo que estudio psicología me miran distinto” ó “me pasan preguntando acerca de lo que les puedo aconsejar, y yo no sé qué decirles” ó “les digo y se persiguen”, etc.
¿Cómo ir pensando este asunto a lo largo de la carrera? ¿Cómo es que concibo en la práctica el rol del psicólogo? ¿Debo dar consejos? ¿Debo tener las respuestas, dar soluciones? Qué pasa con la idea de ayudar: será estar siempre aconsejando y propiciando la dependencia; o será pensar, creer y trabajar con una teoría que nos incite a promover sujetos capaces de crear, de tomar decisiones de manera autónoma y responsable, pensando en que nadie se amerita la lástima o el paternalismo. Pensamos en una psicología así, que nos permita dar cuenta no sólo de un sujeto en particular, sino que en un contexto histórico, familiar y social.
Esto implica pensar en un profesional que pueda operar en el mundo real y no sólo en el de la fantasía (como postula el psicoanálisis), sino en crisis sociales como una catástrofe natural (terremotos, aludes, inundaciones), en situaciones de represión política, de pobreza extrema, de violencia institucional, etc.
Por otro lado, desde que herramientas técnicas podremos operar con la alta demanda de atención psicológica en los hospitales, escuelas, centros comunitarios, etc., sin caer en la aplicación indiscriminada y masiva de tests, cuestionarios, y diagnósticos que a fin de cuenta se olvidan del sujeto que los experimenta. Cómo dar cuenta de ti, como estudiante de la carrera de psicología, de tus dificultades de aprendizaje, de tus miedos para hablar en voz alta y opinar, o de tus dudas en pensar si eres o no normal en lo que sientes, vives y piensas.
Dar cuenta de esto como profesional en formación es una tarea urgente, pero debemos saber desde donde operar, pues sino caeremos en el grave error de psicologizarlo todo, como observamos con los médicos, abogados, ingenieros u otras profesiones que olvidan el pensarse a sí mismos y lo reducen todo a su profesión... “claro, si todos fuéramos psicólogos (abogados, periodistas, etc.)... pensaríamos lo mismo”. Cabe la pregunta: nos formamos o nos de-formamos; dónde apareces tú en este proceso, cómo das cuenta de ti.
Por eso es importante pensar en un proyecto de escuela, un proyecto en que los distintos contenidos tengan una coherencia entre sí, para dar cuenta de una visión de mundo. De lo contrario cada cátedra será un principio y fin en sí misma, una isla, cada profesor trabajará en su cubículo creyendo que abarca el mundo.
Los que saben más acerca
de los psicólogos son los abogados, economistas, sociólogos...
Probablemente algunos confían en que los médicos sabrán más de cómo deben ser los ingenieros, o que los arquitectos deben intervenir en cómo serán los antropólogos, o qué los padres sabrán más que deben hacer sus hijos.
Hay quienes afirmamos que tenemos los medios, las ideas, los conocimientos -por escasos que creamos sean-, para pensar en la formación y el rol del psicólogo, pues nadie más que nosotros ejercerá la profesión aunque digan “es por tu propio bien”.