La Argentina tiene condiciones climáticas buenas para el caracol

Las zonas más aptas son el Litoral, La Pampa, Neuquen, el Alto Valle de Río Negro, la Mesopotamia y todo el Gran Buenos Aires, menos las partes inundables. "Pensamos que, en 20 años, se quintuplicará la demanda actual, que hoy no se llega a abastecer. Eso habla de las oportunidades que tiene la Argentina, especialmente en esta época de crisis donde se pueden buscar nichos de producción".

¿Dañinos?    "lo absurdo es que en la Argentina los caracoles son considerados dañinos, mientras el gobierno italiano hace propaganda para incrementar la explotación mediante concesiones tributarias".  

 

 Se ha constituído la Asociación Nacional de Helicicultores,   (cría y engorde de caracoles) en una asamblea realizada en el partido de Coronel Brandsen (provincia de Buenos Aires) y en cuya constitución participó la Agencia INTA Cañuelas, junto a otras Instituciones del que hacer rural bonaerense. 

Los fines específicos de la Asociación son:

La idea constitutiva de esta Asociación, en la que participan expertos criadores bonaerenses, es la de incorporar a todos aquellos helicicultores de otras provincias que quieran colaborar con el logro de un adecuado desarrollo de esta actividad. Para ello se propone que funcionen Delegaciones Provinciales que comprendan a Delegaciones Municipales y que envíen representantes para constituir las asambleas de la Asociación que decidan su destino. Uno de los objetivos es que las agrupaciones de los productores de las distintas provincias sigan un modelo de Estatuto similar al confeccionado para el funcionamiento de la nueva Asociación.  

Entre las producciones animales, la cría del caracol está recibiendo una creciente atención mundial en los últimos años debido a los altos precios que se pagan en el mercado mundial y al continuo aumento en su demanda. Los países de la Comunidad Europea, como Francia, España, Italia, Alemania o Suiza son los que registran un mayor consumo, a los que podemos agregar Japón y Estados Unidos, quien ha duplicando su demanda en los últimos diez años. Las poblaciones naturales de caracoles -que eran la base del suministro comercial en estos países- están sufriendo una alarmante y continua disminución y, en algunas regiones, ya han sido diezmadas como consecuencia de la recolección masiva e indiscriminada. El uso de productos tóxicos en la agricultura y ganadería (herbicidas, fungicidas, insecticidas, etc.) y la reducción de su hábitat natural por el uso de las tierras para otros fines agraba aún más la situación. Como consecuencia la cría en cautiverio de este molusco es una necesidad ineludible, como lo demuestran las instalaciones de granjas caracoleras que se están realizando desde hace años en Europa que, aunque han alcanzado importantísimos volúmenes de producción, no son suficientes para cubrir la gran demanda interna. Francia, por ejemplo, un país con más de 50 millones de habitantes, tiene un consumo de entre medio y un kilogramo por persona por año. Su producción total -entre recolección y criadores- no llega a abastecer su mercado, debiendo importar más de un veinte por ciento de este producto. Esto deja una brecha de mercado muy interesante para cualquiera que quiera encarar la producción de caracoles, a lo que corresponde agregar la demanda de los otros países mencionados. En Argentina estos moluscos se diseminaron por toda la pampa húmeda traídos por los primeros inmigrantes europeos y se lo encuentra como habitante común en la mayoría de nuestros jardines, campos y huertos. Este caracol común es el llamado Helix Aspersa -el Petir-gris de los Franceses- siendo para el país galo un producto gastronómico de excelencia y uno de los más requeridos en los mercados internacionales por la calidad de su carne. El caracol es rico en proteínas (del 13 al 15 % de su peso), tiene un elevado contenido en minerales (de 1,4 a 1,8 %) entre los que se encuentran el calcio, magnesio, hierro, zinc y cobre. Su escasa proporción de lípidos, de sólo 0,55 a 0,65%, es muy inferior al de las otras carnes. La cría de caracol será a corto plazo una de las producciones animales más rentables, si se la realiza con el cuidado y la tecnología adecuadas. Hay que considerar, además, que la inversión inicial para esta actividad es una de las más bajas y que nuestro caracol es el que mejor se adapta para la producción por su rusticidad y resistencia a la cría en cautiverio. En la Argentina varios profesionales vienen trabajando desde hace años en el desarrollo de distintos sistemas de cría, por lo que el país cuenta con el conocimiento necesario para llevar a cabo este tipo de emprendimientos.