Del Catecismo de la Iglesia Católica
LA
MATERNIDAD DE MARÍA RESPECTO DE LA IGLESIA
Totalmente
unida a su Hijo...
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La función de María con relación a la Iglesia es inseparable de su unión
con Cristo, deriva directamente de ella. "Esta unión de la Madre con
el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la
concepción virginal de Cristo hasta su muerte". Se manifiesta
particularmente en la hora de su pasión:
La Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo
fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Allí, por voluntad de Dios,
estuvo de pie, sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio
con corazón de madre que, llena de amor, daba su consentimiento a la
inmolación de su Hijo como víctima. Finalmente, Jesucristo, agonizando en
la cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras: ’Mujer, ahí
tienes a tu hijo’ (Jn 19, 26-27).
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Después de la Ascensión de su Hijo, María "estuvo presente en los
comienzos de la Iglesia con sus oraciones". Reunida con los apóstoles
y algunas mujeres, "María pedía con sus oraciones el don del Espíritu,
que en la Anunciación la había cubierto con su sombra".
... también en
su Asunción...
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"Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de
pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue asunta en
cuerpo y alma a la gloria celestial y enaltecida por Dios como Reina del
universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores
y vencedor del pecado y de la muerte". La Asunción de la Santísima
Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo
y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos:
En el parto te conservaste Virgen, en tu tránsito no desamparaste al mundo,
oh Madre de Dios. Te trasladaste a la vida porque eres Madre de la Vida, y
con tu intercesión salvas de la muerte nuestras almas.
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textos del catecismo...
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