GOLPEAR
DONDE MAS LES DUELE
Hay
cosas de las que nadie habla en la Argentina. Todo
es tema para los Medios y los opinólogos, menos
las condiciones de explotación, manoseo y
chantaje que vivimos los trabajadores.
El
manoseo a la dignidad y las amenazas solapadas o
directas del despido son cosa cotidianas en los búnkers
de los monopolios. Tienen a su favor las nuevas
leyes laborales; y una Justicia que ha sido
vaciada para que no se pueden hacer oír los
derechos de los trabajadores.
Las
empresas transnacionales que ganan guita a
paladas gracias a nuestro trabajo, llevan su
explotación a límites nunca vividos por la clase
obrera. Cuando tienen pedidos de exportación, o
cuando tienen que cubrir la demanda por el Plan
Canje automotor, nos hacen trabajar 12, 16 horas
por día, sin importarles la seguridad y menos de
nosotros y nuestra familia. Y cuando les cae la
demanda y no nos necesitan, nos mandan a nuestra
casa “porque somos una familia”, dicen.
Muchas
veces los compañeros en las fábricas nos tenemos
que cuidar de la burocracia tanto o más que de la
empresa porque a la hora en que las papas queman,
son los primeros en denunciarnos, para evitar que
nos organicemos y se les acabe el negocio de ser
la mano derecha de los monopolios. O, en el mejor
de los casos, negocian con las patronales el
mantenimiento de algunos puestos de trabajo al
precio de empeorar las condiciones laborales de
todos.
Los
trabajadores ya sabemos que las cosas no se
solucionan a nuestro favor, como dicen los
sindicalistas, con algún que otro paro simbólico,
o con marchitas que nos llevan a pasear frente a
algún ministerio en una calesita sin fin, para así
cansarnos y desgastar la voluntad de lucha.
Los
monopolios tienen todo a favor. ¿Y nosotros, qué?.
¿Qué
podemos hacer los trabajadores?, porque si no
nos defendemos nosotros, nadie nos va a defender y
esto se logra organizándonos.
Por
eso, la preocupación nuestra debe ser cómo
podemos ponerles límites a la patronal y su
ambición globalizada.
Debemos
aprender de las experiencias de muchos sectores
del pueblo, que vienen demostrando que las
luchas contra los monopolios son victoriosas
cuando golpean sus intereses centrales de los
monopolios, cuando se les golpea su producción;
cuando se les impide mover las mercaderías,
cuando se le taponan las arterias de sus
ganancias, por donde circulan y sacan los
productos que nosotros hacemos con nuestro sudor
en las fábricas; cuando se les corta las rutas,
las salidas, se les traban las entregas de los
pedidos, en fin, cuando se les impide el drenaje
de sus millones; ahí es donde los logramos
frenar; ahí tienen que negociar en otros términos;
ahí, en nuestro terreno de batalla, nos tienen
que escuchar y nos tienen que respetar. Esas son
las formas de lucha que los trabajadores tenemos
que desarrollar, con la fuerza de la unidad y la
organización, para empezar a frenar el atropello
de la oligarquía monopólica que domina, explota
y desguaza nuestra Patria. Hay que golpearles
DONDE MAS LES DUELE para hacerles sentir
nuestro poder, el poder de la clase obrera.
Juntarnos, autoconvocarnos para golpearles sus
ganancias y sus productos y así cambiar la relación
de fuerzas, y empezar a hablar en otros términos.
Este es nuestro derecho frente a esta injusticia. |