LA
SALIDA ES LA REVOLUCION
La
profunda crisis que genera el imperialismo ocupa en nuestro país
todos los debates. La oligarquía financiera que somete al hambre y
a la explotación a nuestro pueblo, en su afán de seguir acumulando
fabulosas ganancias nos arrastrada¡ caos y la descomposición.
La subordinación de las dirigencias económicas, sociales y políticas
a su dominación ya no la pueden ocultar.
Frente a su insaciable voracidad, la dignidad de¡ pueblo se
levanta, desde Corrrientes a Mosconi, y la lucha hace temblar los
cimientos de su poder, desnudando su fragilidad.
Los oportunistas que tratan de llevar agua para su molino, ponen un
dique a la bronca, asustados por el protagonismo y la contundencia
de la rebelión que crece en las entrañas de cada enfrentamiento.
No quieren sacar los pies del plato y disfrazan la gravedad de la
situación con maquillajes de "propuestas y candidatos",
desconfían del pueblo que ya nada espera desde arriba.
Las verdaderas soluciones están en la organización del poder de la
clase obrera y el pueblo, en la democracia directa sin caciques ni
jefes, en la fuerza autoconvocada que se manifiesta en cada
conflicto.
Desde este camino que estamos recorriendo, con sus enseñanzas que
se suman a la histórica acumulación de experiencias, es que se
acerca la hora de acabar con estos vampiros que chupan la sangre de
nuestra tierra, nuestro pueblo y nuestro futuro.
Hay que golpearlos donde tienen puestos sus colmillos: las
grandes empresas que nos roban nuestra riqueza.
Desde esos centros, con la fuerza de nuestra clase obrera, el
conjunto del pueblo hará fuerte su propio poder.
La responsabilidad del proletariado es asumir su papel dirigente
y guiar la lucha hacia la revolución.
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