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![]() ![]() El rey Arturo salió de su reino acompañado de sus nobles, buscando por muchos países al "Caballero Rojo". Deseaba invitarlo como miembro nuevo de la Mesa Redonda, por haberlo honrado al mandarle famosos caballeros a la corte y a su servicio. Sucedió algo insólito: nevó en primavera. Parzival desconocía el Bosque Joven y pasó mucho frío, "cabalgó por tierras inhóspitas y sin camino; saltando sobre troncos y piedras. A medida que avanzaba, clareaba el día y se aclaraba también el bosque". Uno de los halcones de Arturo se escapó y pasó la noche con el héroe; esa mañana embistió a un ganso y de su herida cayeron tres gotas rojas de sangre en la nieve, que apenaron a Parzival pues le recordaron a su esposa: para él eran la imagen de Condwiramurs, la blanquísima nieve era su piel; las dos gotas en las mejillas; y la tercera en la barbilla de la amada. Se sumió en sus pensamientos hasta olvidarse de lo que tenía a su alrededor, el poderoso amor lo tenía cautivo, se mantenía en el caballo como si estuviera dormido. Pero un escudero que lo vio tan armado y con la lanza levantada como si quisiera luchar, lo creyó un enemigo que había invadido el campamento de Arturo. Ensimismado y en silencio, luchó en duelo contra dos caballeros, Segramors y el senescal Keye, los cuales tuvieron que pedir permiso a Arturo para salir a luchar. Parzival los derrotó a ambos con suma facilidad. Parzival sólo salía de su trance cuando apartaba la vista de las gotas de sangre, entonces volvía en sí. También pensaba en el Grial, pero predominaba el peso del amor. Keye quedó muy herido; inconscientemente Parzival se vengó por los golpes que aquel le propinó a Cunneware. Finalmente Gawan se dirigió, sin espada, al encuentro del héroe galés. No pretendía atacar, sólo quería ver pacíficamente quién había causado el combate. Parzival hizo oídos sordos tanto a amenazas como a súplicas. Entonces Gawan creyó conocer bien la pena por la cual pasaba el caballero silencioso, pues él había sufrido por amor también. Observó la mirada del galés, adonde se dirigían sus ojos, e ingeniosamente arrojó una capa de seda sobre las manchas de sangre. Al volver en sí, Parzival se extrañó por lo sucedido, Gawan le explicó y se ofreció a acompañarlo a la corte del rey Arturo que estaba acampada cerca, para librarlo de más malinterpretaciones que causarían otras peleas. El rey dio la bienvenida al joven, que se integró a su grupo de valientes caballeros. En su honor, reprodujeron una mesa redonda (la original había quedado en Nantes, la capital del reino) en una pradera llena de flores. En la Mesa Redonda los caballeros compartían los relatos de sus aventuras, y comían todas las personas distinguidas, fueran doncellas, mujeres u hombres; allí todos los lugares eran igualmente honrosos.
A la corte provisoria llegó la doncella Cundry, montada sobre un mulo ricamente decorado. Su apodo era la hechicera y era tan culta que hablaba latín, árabe y francés; estaba versaba en dialéctica y geometría, y dominaba la astronomía. También destacaba por su terrible fealdad; era humana, pero muchas de sus características físicas eran como las de algunos animales. Cundry se dirigió al anfitrión, para decirle que la falsedad había entrado a su mesa, que había perdido su gloria por incorporar a Parzival; luego cabalgó hacia donde se encontraba y lo reprendió por no haber preguntado en Munsalwäsche, por no haberse apiadado de las penalidades de Anfortas. Dijo no reconocer en él al hijo de Gahmuret y Herzeloyde, ni reconocerlo como hermano del moro Feirefiz. Así es como, por intermedio de Cundry se supo el nombre de Parzival -al que sólo conocían por el apodo de "El Caballero Rojo"- y a su linaje; muchos de los presentes recordaban las hazañas de Gahmuret. También Parzival pudo enterarse de la existencia de su hermano, que reinaba sobre dos países de Oriente. Cundry, la insólita criatura, terminó dirigiéndose nuevamente a Arturo, para preguntar si alguno de ellos se atrevería a superar la aventura más notable: ir al Schastel Marveile (el Castillo de las Maravillas) a librar a cuatro reinas y cuatrocientas doncellas prisioneras allí. Sollozando se alejó del circulo para ir al castillo anteriormente mencionado. Poco después de la partida de esta doncella, otro visitante llegó ante la mesa; Kingrimursel retó a Gawan a un duelo, ante el rey Vergulacht, de Ascalun, en cuarenta días. Lo culpaba de haber asesinado traicioneramente a su señor, el rey Kingrisin ;padre de Vergulacht; en un encuentro amistoso. Dicho esto se marchó. Tristemente, Parzival se separó de Arturo y su corte; las palabras que Cundry le dirigió le afectaron mucho. Todos sintieron su partida. Por causa de su deshonra el héroe galés dejó de servir a Dios, pensando que Él lo odiaba. Muchos caballeros de Arturo se dirigieron al Castillo de las Maravillas, pero su expedición no llegó a su destino y todos sufrieron graves daños. Gawan se preparó para ir a luchar contra el rey de Ascalun, para demostrar su inocencia, y partió a la corte, seguido por su séquito. Así es como se disolvió la corte ambulante, de Arturo, y cada cual se marchó a su destino.
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