ALCURNIAS ANDALUSÍES


LOS GITANOS

Los zincalés o gitanos, llegados desde la India, son la minoría más grande que llegó en los siglos recientes; sólo han abandonado su nomadismo y encontrado acomodo, aunque haya sido en cuevas, entre nosotros, en nuestras ciudades y nuestros pueblos, llegando a formar en alguno de ellos casi la mitad. Su condición como herederos de Al Andalus puede ser por línea de primogenitura: sus familias errabundas, siempre acogedoras de los vagabundos, recibieron acaso a muchos moriscos de los que tuvieron que tirarse al monte o a los caminos; las pruebas pueden estar en muchas partes: en el rito del pañuelo con la flor de la boda, gitano y, según creo haber leído no sé dónde, también morisco; en la misma celebración de las bodas gitanas, llenas de cantes y bailes como las moriscas, que habían sorprendido y desagradado a los severos castellanos; algunos pocos vestigios documentales de moriscos que convivieron con gitanos; e incluso, la frecuencia con que los textos castellanos se refieren a algunos granadinos como de “tez verdinegra”, lo que recuerda prodigiosamente al moreno verdoso, a la tez aceitunada de los gitanos y facilitaría que pasaran desapercibidos entre ellos: así fue descrito nada menos que Aben Humeya, Don Fernando de Válor (y también como cejijunto). Pero es que además han sido los guardadores, o los vivificadores, o los recreadores del flamenco. Tuvieron que aprenderlo en las cuevas o los caminos, en noches sueltas o noche tras noche, de los arrieros o los bandoleros o los mendigos moriscos que se juntaran con ellos, a los que dieran acogida; ¡historia invisible de tantos siglos!; ¿no será ésta la explicación de que, de entre todas las regiones del mundo, sólo en Andalucía los gitanos se hayan hecho sedentarios; no habrá sido la querencia de los moriscos agitanados lo que los trajo al Sacromonte, al lado de su antiguo Albayzín, simbólicamente sobre una antigua maqabar muslim? ¿ No tendrá una etimología árabe la palabra cañí, quizás relacionada con caña, lo más prístino y antiguo del flamenco,y esta palabra con al qannya, el cantor (o cantaor), según Manuel Barrios, que tan atentamente ha escrito sobre esto? Es sabido que los olés, los “¡por Dios!”, de los toros y el flamenco, lo más majo de nuestra cultura, son las penúltimas invocaciones a Allah en nuestra lengua, junto al ojalá. Eduardo Molina Fajardo creía también que unos y otros habían vivido juntos, en el arrabal de San Ildefonso, en Granada, en el siglo XVI; los gitanos habían llegado poco antes a Andalucía, hacia 1425 ó 1462; por lo que a la luz de las fogatas debieron cantarse y bailarse muchos fandangos y zambras. Toda esta vida, de la que la historia escrita no puede decir casi nada, tendrá que ser adivinada por la antropología.


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Kim Pérez F.-Fígares


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Página realizada por Cristina Amor