EL VERSO
CON RIMA Y MEDIDA



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   AUTÉNTICA POESÍA  


    En esta página encontrarás las siguientes poesías:
 




                 A SANGRE VIVA

          A sangre viva arráncame la muerte,
          que no quiero volar en el vacío,
          ni soñar calidez temiendo frío
          entre el hielo afilado de lo inerte.

          A fuerza viva arráncame tan fuerte
          la pena que solloza sal y hastío,
          que no quepa ni un haz de escalofrío
          en la lenta agonía de esta suerte.

          Rompe la soledad hacia la sombra
          que quebranta mi paz y me hace esquiva,
          y me acora, me muerde y me atenaza.

          Quiero sentir la fe que desescombra:
          dame la certitud de que estoy viva
          entre esta inútil muerte que me abraza.




                         DE FLORES
          Pido por una voz que me enamore,
          de acacias blancas y jacintos rojos,
          de amarillas ginestas, y manojos
          de dulces violetas donde llore.

          Pido por un amor que me encadene
          de suaves manos y corazón fiero,
          y me vista de azahares y romero,
          y de un vivo clavel que me enajene.

          De rubianas, cilantro y azucena,
          de flores de jazmín, cúbreme toda:
          quita después la espina de mi pena.

          Bésame entre amapolas, toronjiles,
          injerta entre tus labios mil abriles
          para abrirme a tu amor florida y plena.




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    ABRAZO

Dormitaré en la noche profunda de tu beso,
tras haber traspasado los últimos confines,
agotadas las horas, quebrados del exceso,
ahítos del aroma de todos los jardines...

Cayó así entre mis brazos tu piel, tu paz, tu peso,
y cogimos estrellas creando balancines:
en el fuego quemamos hasta el último hueso
como una llamarada de voz y violines.

Te estrellaste en mi carne con ansia süicida,
para habitar sin miedo el cálido regazo,
llenándome la boca de versos sin medida.

Nos hicimos eternos amantes de un abrazo,
mordiéndonos la muerte en íntimo arañazo,
para anegar, amando, los cauces de la vida.




                      
        NO QUIERO

        No quiero ser vasija ni tintero,
        ni quiero ser de nada recipiente,
        que quiero ser por fin agua de fuente
        donde sacies tu sed de abrevadero.

        No flor ni espiga florecida quiero,
        apocopada y triste que no siente,
        que quiero ser por ti volcán ardiente
        incapaz de apagarse al aguacero.

        Exceso y punta, y brecha dolorida,
        rayo que te fecunda y te convoca
        dejándote con muerte entre la vida,

        luz que hiere tu paz cuando te toca
        con un desasosiego entre la boca:
        ni quieta o expectante, ni vencida.



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                BOLERO 2


          Bailarás algún día ese bolero
          que soñamos de lejos, y en el trazo
          de la música lenta del abrazo,
          te diré con los ojos que te quiero.

          Para bailar así, juntos, te espero,
          contra mi piel tu piel, y sin rechazo
          la mirada perdida, yo en tu lazo,
          y el infinito atado en un lucero.

          Soñar que juntos somos movimiento
          para seguir los pasos encendidos
          de ese ritmo nostálgico; abrochada

          la mano a la cintura, tú a mi tiempo,
          puestos en vela todos los sentidos,
          prisionera la nota, y enlazada.




              
          A Alfonsina Storni

          "Voltearás mi ánimo adormido
          bajo una lluvia roja de amapolas;
          marea será el sol entre las olas,
          y con mi corazón harás tu nido.

          Vaciaremos la muerte en un gemido
          entrecortado y tierno, y caracolas
          de los mares del sur, si me enamoras,
          susurrarán ternezas en tu oído."

          ¡Ay Alfonsina, qué pasión soñaste!
          Voló tan alto tu alma aprisionada
          tan bello fue el poema que encendiste...

          Hacia el mar, una tarde, te alejaste,
          con la pena de luna en la mirada,
          y en las hojas, un verso de amor triste.



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                      BOLERO 3

          Me invitaste a bailar.  Cerré los ojos.
          En la música lenta de un bolero,
          despacito, trazamos un sendero
          de corazones con latidos rojos.

          Descorrimos del alma los cerrojos
          lanzándola a volar hacia un lucero;
          yo me dejé llevar, y en un "te quiero"
          diste la vuelta entera a mis antojos.

          Yo apoyada en tu hombro, melodía:
          "La hiedra", "Piel canela", "La distancia",
          susurraste al oído, yo soñando;

          (o soñamos los dos); fuera llovía,
          y se daba la extraña circunstancia
          de no estar juntos y seguir bailando.





                         BESÉ TU RISA

          Y besé en tu boca todos los amores,
          los amores lentos y amores tardíos,
          los amores blancos de los labios fríos,
          los amores rojos de calor y ardores.

          Y besé en tus labios todas las sonrisas,
          las sonrisas grandes de ancha primavera,
          las sonrisas tristes de dolor y espera,
          las de mundos hechos a quietud y a prisas.

          Besando tu risa, besando tu boca,
          he besado el tiempo, te escondí en el alma,
          navegué los mares de un corazón preso,

          Inquietudes tibias de ternura loca
          presagiaron lunas de azogue y de calma,
          cesaron las voces..., y aconteció el beso.

           

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                DESBANDADA

            Se les fugó el cariño en desbandada
            de golondrinas ciegas, sin destino;
            tuvieron nido ayer, y en el camino
            detuvieron el paso y la mirada.

            Ayer un nido, sí, la misma almohada,
            los mismos gestos bajo el mismo lino;
            hoy ya ni un solo beso mortecino,
            ni una tibia caricia enamorada.

            ¿Por qué te vas, amor?, ¿por qué te fuiste?
            Si pudiera arrancar, ¡si yo pudiera!
            todo el dolor que traspasamos juntos...

            Es el tiempo que juega, terco y triste,
            es el tiempo que busca, ¡ay!, primavera
            entre un eterno cielo de difuntos.

             

             

                AUSENCIA

            Cuando te tuve más, más te perdía,
            y ahora que ya te vas, te estoy ganando:
            encadenado estás, te estoy atando
            a mi reja de ayer y celosía.

            Aún tu palabra es bálsamo y porfía,
            y luz y mar, y afán de cómo y cuándo
            has de llegar, amor; vamos remando
            a avizorar la misma fantasía.

            Los besos que soñamos, ¿no los sientes?,
            las manos que extendimos, ¿no las tocas?,
            la mirada que abrimos, ¿no la anidas?.

            Manos, mirada y besos, como ausentes
            deseos fueron, palpitar de bocas,
            sólo quedan recuerdos, ¿los olvidas?


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