No sólo la Universidad, sino el Politécnico, la Normal Superior, la Escuela de Agricultura y todos los centros de educación superior deben gozar del derecho que tenemos todos los ciudadanos mexicanos de disfrutar de la INVIOLABILIDAD de domicilio. Para catear una casa u oficina, para aprehender a una persona refugiada en determinado sitio se requiere de una orden judicial. Esto preserva la seguridad del hogar o del individuo. ¿Cómo es posible plantear -como lo hace lamentablemente portes Gil- que el ejército, que los granaderos, pueden violar el recinto universitario aduciendo que no tiene derecho de extraterritoriedad la UNAM?
Ningún centro de educación media y superior puede garantizar para su actividad docente un clima de libertad y de seguridad si no conseguimos -es mi opinión- la autonomía expresa de las autoridades para todos los centros de educación superior.
no preservaremos el ambiente adecuado en el país para que la cultura superior pueda desarrollarse en beneficio de México si no garantizamos el respeto a las garantías constitucionales ahora violadas.
¡Basta ya de intervenciones del ejército en contra de los estudiantes! ¡Basta ya de caminar hacia una dictadura de carácter fascista!
Cuando se formó la Coalición de Maestros de Educación Media y Superior ante el llamado de los maestros del Instituto Politécnico Nacional y el Consejo de Profesores de la Facultad de Ciencias de la UNAM, hicimos la proposición tantas veces mencionada: que se denunciara la violación a la constitución cometida por altos funcionarios del Gobierno y en especial que se deslindara la responsabilidad de Alfonso Corona del rosal, Luis Echeverría, Marcelino García Barragán, Julio Sánchez Vargas y Gilberto Suárez. La respuesta de la asamblea fue en el sentir de que se deslindaran las responsabilidades de quienes resultaran culpables de las violaciones, pero no en el de mencionar los nombres de los funcionarios que evidentemente habían participado en los acontecimientos para bien o para mal. En esa reunión fui designado con otros dos compañeros profesores de la UNAM en el Comité Directivo Provisional de la Coalición junto con tres profesores del IPN, tres de la Escuela de Agricultura de Chapingo y tres de la Escuela Normal Superior. Más tarde se incorporó un representante de los trabajadores de la Universidad.
Se acordó apoyar a los Comités de lucha Estudiantiles que habían emplazado a las autoridades a resolver los siguientes seis puntos:
1.- Libertad de los presos políticos.
2.- Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea Cerecero, así como también del teniente coronel Armando Frías
3.- Desaparición del cuerpo de granaderos, instrumento de la represión y no creación de cuerpos semejantes.
4.- Derogación del Artículo 145 y 145 Bis del Código Penal Federal (delito de disolución social).
5.- Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos que fueron víctimas de la agresión desde el viernes 26 de julio en adelante.
6.- Deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades a través de policía, granaderos y ejército.
Además convinimos por unanimidad solidarizarnos con las medidas que tomaran los estudiantes si una vez cumplidas las 72 horas del plazo no se resolvían favorablemente sus peticiones. Esta determinación precisaba el carácter de la Coalición que era extrictamente de solidaridad con los estudiantes tanto del Politécnico como de la Universidad.
Echaba de lado las pretensiones de algunos interesados en hacer recaer la responsabilidad de los acontecimientos en el "comunismo internacional", o en las organizaciones de extrema derecha. Así, los maestros quedamos situados en el único sitio que podíamos ocupar: el de compañeros solidarios de los estudiantes mexicanos en la defensa de nuestras casas de cultura. Al lado de alumnos y de autoridades, pero nunca de manera laguna en la dirección del movimiento.
Fue interesante para mí el escuchar las reflexiones de algunos maestros que deseaban orientar y dirigir el movimiento. Las más de las veces fueron profesores que no habían participado en otros conflictos y que no olvidaban