Artículo publicados en el diario Síntesis por:

Mov. Est. ESPARTACO

Camilo Estrada Luviano

Miguel Santiago Reyes Hernández

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Publicado en Síntesis el 15 de Marzo del 2001

APARIENCIAS QUE ENGAÑAN

Camilo Estrada Luviano

El primero de enero de 1994 fue un día que millones de mexicanos guardamos en lo más profundo de nosotros mismos por ser el día del levantamiento de miles de indígenas con un enérgico ¡YA BASTA! Y el 21 de enero de ese mismo año leímos el comunicado "¿DE QUE NOS VAN A PERDONAR?" y nos sentimos henchidos de orgullo se ser mexicanos porque los integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional nos inscribían entre los pueblos que son capaces de protestar y que no sólo resisten como borregos.

A esto se unía que no éramos unos pocos los que podíamos tener esos sentimientos porque los que nos reivindicaban en y ante el mundo no eran guerrilleros en el sentido tradicional, sino que era una guerrilla sui géneris, eran indios. ¡Indios! Indios en un país donde todos nos sentimos, antes que nada, indígenas y no españoles; cuando mucho mestizos. Siendo así muchos millones de mexicanos de inmediato nos sentimos identificados con el EZLN al cual el presidente en turno no se atrevió a llamar por su nombre, sino transgresores de la ley y el siguiente, el taimado y traicionero Zedillo, los acosó al máximo llegando hasta a perpetrar la masacre de Acteal, donde a mansalva el 22 de diciembre de l997 fueron vil y cobardemente asesinados niños y mujeres en su mayoría cuando oraban. Este asesinato conmovió al mundo entero y junto a esto las simpatías a la causa del EZLN aumentó aunque a un precio muy alto que tuvieron que pagar los indígenas masacrados por los paramilitares entrenados, armados y mandados por perros de `presa zedillistas.

Que los indígenas tenían toda la razón del mundo de sublevarse es indiscutible. Lo que sí es dudoso que el apoyo que reciben sea sincero y que el alzamiento zapatista pueda ser detonador de posteriores reivindicaciones. Porque muchos que dicen que apoyan a los zapatistas realmente apoyan a los pobres indios porque ya es justo que se les haga justicia, como si hacerles justicia consistiera en aprobar una ley que quién sabe si se aplicará. Y el zapatismo mientras plantee solamente el reconocimiento de los derechos de los indígenas será muy revolucionario para ciertos indígenas, que no para todos, pero hasta allí.

Es importante señalar que no todos los indígenas son iguales ya que ellos como mexicanos que son, todos los indígenas del país y no sólo los del sureste, están dentro de una formación económicosocial en la cual el capitalismo domina todas las demás relaciones y este hecho trae consigo muchas consecuencias que hace que no todos los indios sean iguales porque el objetivo del capital es la obtención de cada vez más y mayores ganancias y todo en la economía del país se subordina a este fin y los indígenas no escapan a esta ley, también quedan acotados en las leyes del capitalismo y por mucha que sea la miseria existente siempre habrá diferencias económicas entre ellos. La diferenciación económica es ineludible por mucho que la comunidad, con sus mecanismos propios y ancestrales procure borrarlos pues toda la economía de los indígenas, de una manera u otra se tiene que ligar al mercado capitalista y ahí es cuando, quiérase o no, también de una u otra manera, por retorcida que sea, se subordina a las leyes de la economía capitalista. Con el predominio, propiciado por el capitalismo dominante, de los caciques anacrónicos y feroces se genera de manera más brutal la miseria de los indígenas dándose la apariencia de una igualdad entre ellos en esta miseria, sin embargo, aun en ella existen diferencias y esto es aún más ruin pero no menos cierto y no habrá ninguna autonomía que resuelva esta situación. Lo único que la puede resolver de manera radical es un cambio también radical y no un romántico y poético nunca más un México sin nosotros.

El actual legislativo, incluso con el retobo fingido de los trogloditas tanto del PAN como del PRI y hasta del PRD puede aceptar que se legisle que no haya nunca más un México sin los indígenas que al fin y al cabo cabrían perfectamente en las maquiladoras que tanto anhela y ansía establecer Vicente Fox y Quesada no sólo en el sureste sino en todo el país que creemos que todavía es nuestro.

camiloel@minsky.eco.buap.mx