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Labeotropheus trewavasae, Fryer 1956
Autor: Manuel Zapater.
Este cíclido de aspecto un tanto bobalicón y bonitos colores procede del lago Malawi. A primera vista, destaca su "hocico", es decir, la prolongación cefálica que hace que la boca quede en posición inferior y muy atrasada, lo que la hace útil para poder raspar las algas que crecen sobre las rocas.
De tamaño mediano, los machos no suelen pasar de 12 cm y las hembras de 10, el color más habitual de los primeros es azul, atravesado por varias barras verticales más oscuras, excepto en la cabeza, donde tiene dos rayas horizontales por encima de la boca. La aleta dorsal es de color naranja, así como los ocelos de la anal. Las hembras son naranjas, con manchas de número, tamaño y disposición variables, de color marrón, por todo el cuerpo.
No está clara la función de estos ocelos de color anaranjado que aparecen en la aleta anal de los machos de muchas especies de incubadores bucales africanos, algunos autores dicen que sirven para que la hembra se dirija hacia ellas con la boca y así el macho fertilice los huevos, pero personalmente creo que no, ya que los huevos quedan fertilizados previamente. Además, estos son de tamaño y color suficientes como para que la hembra los recoja sin mayor problema, no necesita guiarse por la posición de estas marcas para recogerlos. Otro punto que no explica esta teoría es que en algunos géneros (Labidochromis), las hembras también tienen este tipo de marcas.
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Labeotropheus trewavasae, macho. © Manuel Zapater |
Labeotropheus trewavasae, hembra. © Manuel Zapater |
Debido a su tamaño, no es conveniente mantenerlo en un acuario inferior a 200 l., lo que. por otra parte, puede aplicarse a casi todas las especies africanas que practican la incubación bucal. Otro punto en común de estos peces es que son polígamos, por lo tanto, debemos tener 2 ó 3 hembras por un solo macho. En caso de que tengamos que poner varios machos en un acuario, por experiencia personal, recomiendo que no sean menos de 4, ya que así se establece una jerarquía entre ellos y aunque quizás solamente haya uno que esté permanentemente con una coloración dominante, no sufriremos pérdidas.
Las condiciones de mantenimiento están al alcance de casi todo aficionado con una mínima experiencia en cíclidos de los grandes lagos del este de África (Malawi y Tanganyka, principalmente), es decir, agua con pH superior a 7,5, dureza superior a 20 º dH, temperatura entre 24 y 26 º C. La filtración en mi caso se realiza por medio de un filtro exterior de unos 25 l. de capacidad situado al nivel del acuario y con perlón como única carga filtrante. La bomba es de 600 l/h, por lo tanto, nominalmente, 3 veces el volumen del acuario por hora, el retorno se efectúa mediante un tubo perforado un par de cm por encima del nivel de agua. Cada semana se renueva un 25 % del agua, la nueva procede directamente del grifo.
El comportamiento de este pez es quizás algo más tímido que el de otros incubadores bucales como Cynotilapia afra (ver artículo) o Labidochromis caeruleus (ver artículo), para encontrarse a gusto, no debe de haber más que un macho en la pecera, acompañado por otras especies cuyo color predominante no sea el azul, ya que podrían intimidarlo. La densidad de peces es preferible que sea algo elevada, unos 4 5 tríos de diferentes especies para un acuario de 200 l., así se consigue limitar la agresividad, a la vez que dar algo más de confianza a los peces más asustadizos.
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Pareja de Labeotropheus trewavasae, © José L. Blanco |
Las relaciones interespecíficas son bastante buenas, es más fácil que sean ellos dominados por otras especies, que al revés. Sin embargo, pueden aparecer problemas si un macho dominante decide reproducirse cuando las hembras todavía no están preparadas, para evitar esto es suficiente que la dieta sea lo suficientemente variada (pescado congelado, larva roja y negra de mosquito, verdura, daphnias, etc) y abundante, por lo menos según mi experiencia con esta especie. Si es así no habrá ningún problema para que alguna de las hembras se encuentre en condiciones de desovar en cualquier momento.
La decoración del acuario debe basarse en el apilamiento de rocas contra el cristal trasero, formando grutas y laberintos, pero dejando una playa de arena suficientemente extensa en la parte delantera. Debido a su dieta, más vegetariana que la de otros incubadores bucales, no recomiendo la presencia de plantas naturales, aunque quizás sea posible mantener algunas Anubias y Microsorium, previamente sujetas a alguna roca.
Para desovar, lo que se produce cuando las hembras están suficientemente gruesas y el macho se colorea más intensamente, eligen una piedra plana situada en posición horizontal, o excavan un cráter en la arena hasta llegar al cristal. El macho se dedica a bailar delante de la hembra hasta que la conduce a la zona preparada, donde ella pone pequeños grupos de no más de 5 huevos, que son fecundados por el macho, en la clásica posición T de los incubadores bucales y recogidos inmediatamente por la hembra en su boca. El número es variable, entre los 6 8 de una hembra joven hasta quizás mas de 30 para una de 10 cm.
La incubación dura aproximadamente 3 semanas a 25 ºC, después de lo cual, los alevines son liberados y la hembra vuelve a alimentarse. Personalmente, recomiendo cambiar a otro acuario a la hembra durante un par de semanas, en compañía de peces más tranquilos, hasta que se recupere, ya que terminan la incubación extremadamente delgadas. Al reintroducirla en el acuario, procuraremos cambiar la posición de algunas de las rocas más significativas, para que los peces deban elegir otros territorios y se olviden del nuevo pez que está con ellos. Esta precaución básica debe tomarse para todos los cíclidos de los lagos africanos, de lo contrario podríamos perder peces de un día para otro.
Es posible, ya que las hembras son bastante robustas, sacar los alevines de la boca después de dos semanas de incubación, ya que así la hembra podrá empezar a alimentarse antes, pero es necesaria una cierta experiencia para evitar causar lesiones importantes. Al sacar la hembra del acuario, haremos que no salga nunca del agua, pasándola de la red a un cubo o recipiente similar, dentro de la propia pecera. La cogeremos con cuidado, con las manos siempre muy limpias y mojadas y con el dedo índice abriremos la boca, desplazando el labio inferior hacia abajo, sacudiremos con cuidado al animal para que vayan saliendo los alevines. Es esencial realizar toda esta operación lo más rápidamente posible, pero sin brusquedad.
Otra opción para recuperar los alevines sin traumatizar tanto a la hembra es dejarla en un nuevo acuario de 40 l preparado para ella sin filtro y con unas piedras para que pueda refugiarse, manteniendo las características del agua iguales a las del acuario en que se encontraba anteriormente, hasta que libere ella misma los alevines, momento en el cual la pasaremos a otra pecera en la que iniciará el periodo de recuperación.
Los alevines son extremadamente resistentes y bastante espabilados, pueden ingerir casi cualquier tipo de comida triturada desde el momento en que absorben el saco vitelino (unas 3 semanas después de la puesta). Ya en el momento en que los veamos por primera vez sabremos su sexo, ya que las hembras son amarillentas y los machos grisáceos. Pueden ponerse en un acuario de unos 10 l durante las primeras semanas, a condición de renovar el agua diariamente. Personalmente yo mantengo 19 alevines, en compañía de un caracol, Pomacea (=Ampullaria) gigas que consume los restos de comida, con un pequeño filtro interior casero, y cambio 5 l de agua dos veces al día. El crecimiento es muy rápido y en una semana desde que empezaron a comer ya casi han doblado su tamaño.
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Juveniles de Labeotropheus trewavasae, © José L. Blanco |
En un par de meses miden ya más de 3 cm y la madurez sexual se alcanza aproximadamente al año de edad, con un tamaño de 6 7 cm.
Como compañeros de acuario, suponiendo que dispongamos de una pecera de tamaño mediano de unos 200 l., cualquiera de los incubadores bucales no demasiado grandes ni agresivos que encontremos en el mercado normalmente es válido. Es bonita la asociación con Labidochromis caeruleus, de color amarillo, o con Pseudotropheus zebra, Cynotilapia afra, Petrochromis, Iodotropheus, etc. A partir de 450 l, sería posible la convivencia con cíclidos más tímidos del grupo Aulonacara. Si queremos asociarlo con otros cíclidos no incubadores bucales, tampoco se presenta ningún problema con Neolamprologus del tipo leleupi, brichardi, cilindricus (ver artículos), etc, o con Julidochromis de cualquier especie.
Para finalizar, recomiendo el mantenimiento de esta especie a todo aquel que sea capaz de procurársela, ya que existe un verdadero problema, por lo menos en los comercios que conozco. No es necesario un volumen demasiado importante, ni requiere unas precauciones mayores que otros, pero tiene un colorido y, sobre todo, una forma tan originales que no son igualados por ningún otro pez del lago Malawi.
© Manuel Zapater, julio 1999.
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