"El proceso de simbolización es el camino que se
sigue para incorporar el uso de símbolos algebraicos a las
situaciones en que resultan necesarios: expresiones de reglas,
escritura de fórmulas, resolución de problemas, interpretación
de expresiones, comprobaciones, etc." (Azarquiel, 1993,
p. 59)
Este tema ha sido objeto de variadas investigaciones que
coinciden en aseverar que los estudiantes tienden a recurrir a la
memorización de reglas y procedimientos, asociando este proceso
a la esencia del álgebra; piensan que está basada en reglas y
consideran que su aprendizaje es esencialmente memorístico.
¿Qué es lo que lleva a los alumnos a estas creencias? Hasta el
momento en que se introduce el lenguaje algebraico, lo
relacionado con el conocimiento matemático les aparece vinculado
con el lenguaje ordinario o coloquial. Sin embargo, llega una
etapa del aprendizaje matemático en la que éste debería
resultarles insuficiente al punto de ser necesario un lenguaje
propio, más preciso, sometido a reglas exactas, que evite las
confusiones que pueden provocar algunas ambigüedades del
lenguaje cotidiano. Pero, ¿es así como los docentes acercan a
los alumnos al lenguaje algebraico?
Uno de los caminos posibles para que los alumnos puedan comenzar
a trabajar con el álgebra es la resolución de situaciones en
las que, a partir de lo que se percibe, se logra expresar una
formulación general. El contexto numérico parece ser uno de los
que más favorecen este proceso, en tanto se hace necesario
expresar las relaciones entre los elementos de los conjuntos
numéricos más allá de hacerlo entre cantidades específicas:
"Este proceso de generalización de las matemáticas es
una característica esencial de la misma y es parte inherente de
su lenguaje simbólico, que difiere sustancialmente del lenguaje
ordinario" (Robayna y otros, 1989, p. 19)
Cuando los alumnos comienzan el estudio de las expresiones
algebraicas se ven obligados a no seguir interpretándolas como
operaciones aritméticas sobre algún número sino que deben
aprender muy rápidamente a considerarlas como objetos en sí
mismos, con los cuales se realizan operaciones de distinto nivel
de dificultad. Operan con expresiones algebraicas y no sólo con
números.
Pero ¿se detuvo el docente a pensar en algún momento acerca de
sus expectativas sobre el tema y el tiempo que dedicará a su
tratamiento? Transcurrieron siglos en el campo del álgebra para
que estos desarrollos se produjeran. No obstante, esperamos que
en el aula los estudiantes los realicen casi en forma inmediata.
Se torna necesario reflexionar acerca de las respuestas a los
siguientes interrogantes:
De acuerdo con Charnay (1989) se plantea al docente la
elección de una estrategia de aprendizaje influenciada por
numerosas variables que surgen al considerar el punto de vista
del docente sobre: la disciplina enseñada, los objetivos
generales de la enseñanza y los específicos de la matemática,
los alumnos, la imagen que el docente se hace de las demandas de
la institución, la imagen que el docente se hace de la demanda
social...