La utilización del plegado de papel permitió en los docentes recrear los saberes propios de la disciplina y, a la vez, ensayar propuestas originales y creativas para su empleo en el aula de clase. En los alumnos, una mayor predisposición y concentración en la tarea, tanto de construcción como de búsqueda de solución a problemas en los que se sintió partícipe.
En cuanto al proceso, la utilización de esta técnica como medio para el descubrimiento, análisis y justificación posterior de la relación existente entre la figura inicial, las transformaciones efectuadas y la figura final, requiere de un abordaje gradual que, se entiende y la experiencia así lo corrobora, ha de comenzar con la manipulación del material y el análisis de las características de los modelos que darán sustento a las justificaciones.
Para facilitar este proceso habrán de realizarse, en principio, actividades que requieran sólo la manipulación de las formas básicas con el fin de lograr que los alumnos adquieran cierta destreza en la construcción de los modelos. En etapas posteriores habrán de analizarse los conceptos matemáticos que subyacen en dichas construcciones.
Esta forma de llegar al conocimiento permite:
La educación matemática apunta a lograr, en el alumno, el crecimiento sostenido de la aptitud para conjeturar, de la capacidad para reorganizar o crear, de la facultad de imaginación, de la aptitud para buscar las causas (Palacios y Giordano, 1996). Las producciones geométricas del Origami, según se ha visto, constituyen un vehículo para ello.