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¬ Número uno

Carta al director

Las carpetas clasificadoras: ¿cómo decorabas tu carpeta escolar?

Los presuntos afines : nuevo ataque de El Zurdo

Mi tío Jacinto: Born to lose recordando las películas de CIFESA

El Guateque: la venganza de los no invitados reflexiones sobre la película de Blake Edwards

"Los que se van no volverán": homenaje a los músicos españoles desaparecidos

Donde aperece y desaparece un pequeño personaje: reflexiones sobre los adorables sobrinos

El divorcio explicado a los hombres por Alex Tornasol

" Sí, yo fui un mod cutre al que le gustaban Brighton 64" Homenaje a los primeros mods españoles

Alan Betrock, el primer fanzineroso

Luna, el final de una ilusión el primer artículo en internet sobre este grupo de Ponferrada

Lecturas inquietantes: Fanzines

Número Ocho

¿Presuntos afines?

Este fanzine se puede explicar, robando las palabras al escritor Bruce Chatwin, como la anatomía de una inquietud ante este mundo moderno repleto de iconos a reivindicar y fuerzas contra las que luchar. El Efecto Orégano, desde su número uno, ha pretendido ser una aventura iniciática a la búsqueda de presuntos afines que compartan nuestras filias y fobias, nuestros afectos y animadversiones, nuestros yin y yang . Y creemos que poco a poco este objetivo se está cumpliendo: ya tenemos diez o doce lectores que siguen nuestras páginas y que incluso se impacientan cuando nuestra publicación, como todo fanzine que se precie, se retrasa en sus buzones.

Los filisteos pueden esperar nuestra integración en su sociedad. Todavía existe alguien que nos lee, todavía podemos seguir siendo , como escribió Nicolás Sicodelo en nuestro primer número, " la piña bizarra de las últirnas filas, la otra gente surgida de la mutación, hombres lobo y mujeres pantera (carne de cárcel, de manicomio, de feria de fenómenos, de hoguera), brutos mecánicos de corazón boscoso...Nada más y nada menos".

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Carta al director

En otro tiempo, cuando las bandas pop aún mantenían la saturación y el efecto larsen al final de los temas por razones trascendentes y no sólo por mera estética, cuando los tres (que no cuatro) botones de la chaqueta eran una parte de show, pero no todo el show... cuando las canciones evocaban a Tom Wolfe muy sutilmente, y, lo que es más importante, la gente se enteraba de qué quería decirse con "La Casa de la Bomba"... en tal tiempo, en fin, a principios de los ochenta, tuve una banda.

Luego, claro, uno se hace mayor y hombre de provecho (¿?), pero, ¡mirá vos! va y se compra una rickembaker, aquella que no tuvo en el momento procesal oportuno. También vuelve a juntar a la banda, por aquello de que hace falta hacer un concierto con la ric.

Esto no es esencial, claro, pero si importante para entender las cosas, en fin, algunas cosas. Cada tanto recuerdo aquellos tiempos.

A veces pienso que hemos tenido la suerte inmensa de vivir un momento histórico formidable casi como quienes vivieran los veinte y los treinta, y que no podemos ser conscientes, como ni Tzara, ni Marinetti, ni Lisitzkij, ni Buñuel, ni ya puestos Ridruejo o Gecé, o Kelsen o García Valdecasas o De Castro o Garrigues (¿por qué será que sospecho que al otro lado de este libelo hay un jurista?) fueron realmente conscientes de lo que estaban viviendo, a pesar de estar conformando el sustrato intelectual de Occidente (vale decir, el sustrato intelectual punto final: lo siento, seré tachado de eurocentrista pero francamente tengo suficiente con dedicarme a ello; me sobran africanidades, asiatismos y aún oceanifilias -surf excluded-, del mismo modo que paso de cuestiones esotéricas: si justo le va a uno para intentar no perderse con el mundo real, ¿cómo va a meterse a gnosis y seudometafícias de tercera?)

Vaya: que me ha sorprendido la publicaçao de su digna dirección, por la trastienda ideológico-estética que parece sustentarla (puritita sorpresa, oiga... ya pensaba yo que, como todos mis compas son ministros, DGs, etc, como que la con(s)ciencia había desaparecido, pero no...les seguiré a Vdes. la pista. Gracias por la sorpresa.

Vaya, que creo que nos podemos entender.

Hans

P.S.: Y si, claro, soy tintinófilo, y jamás jugué al jurbo (puagh), y tengo los ejemplares (todos) de los tiempos gloriosos precomercializados por Norma de "Cairo" así como bastante cómic más, y hago leer a mi hijo (en fin, tempus fugit...) Guillermo Brown y lo hace con delectación...

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Las carpetas clasificadoras: un viaje sociológico hacia un tiempo carpetovetónico

¿Has pensado cuál era uno de los momentos más especiales del inicio del curso escolar? Estamos de acuerdo. Sin duda la decoración de la carpeta clasificadora donde se amontonaban los apuntes de asignaturas como Teoría General de la Informática o Semiótica lingüística que contribuyeron a enseñarte cómo cumplimentar adecuadamente la solicitud de la tarjeta del INEM.

Escoger los iconos a plastificar en la carpeta no era tarea fácil. Un 50% de tu pobre e insegura personalidad adolescente – después de todo, parece que la vida tampoco te ha cambiado tanto- se manifestaba en aquellas fotos, dibujos, textos que envolvían conocimientos universitarios o preuniversitarios depositados en grises fotocopias.

A mediados de los años ochenta (¡en el siglo pasado!) las alternativas de ornamento eran diversas:

Carpeta Superpop: El Superpop, la revista juvenil para féminas mediocachondas – el SuperVale era ya para las declaradamente ninfómanas- regalaba con cada ejemplar pegatinas de los ídolos del momento. Desde Pedro Marín hasta Leif Garret, Iván o Tommy, el hijo guapo de la televisiva serie Con Ocho Basta, se reservaron desde su mundo de adhesivo el privilegio del contacto con los pechos de las adolescentes españolas todavía, todo hay que decirlo o, en este caso, escribirlo, bastante pacatas y lejos de las liberalonas devorahombres que nos hemos perdido - ¡ay!- la generación de los nacidos en los 60.

Carpeta Snoopy: Los peanuts de Snoopy eran lo suficientemente aburridos para triunfar en los tontos ambientes madrileños que gritaban "Las niñas bien hechas...las de derechas". Los pijos exportaron la moda de los personajes de Schulz por toda España y las carpetas de los aspirantes a pertenecer al tonticlub de los niños bien se llenaron de canes idiotas. Sinceramente tanto perro dejó un olor....

Carpeta política: En esta sección encontramos carpetas decoradas con los iconos de movimientos más extremistas: batasunos, falangistas, anarquistas,

bases autónomas,...Aqui no se admiten medias tintas. ¿Qué glamour podían ofrecer los clavelitos – pese a que estuviésemos entre tunos universitarios- del PSOE o los círculos lima limón del logotipo de la extinta UCD (pese a que Bárbara Rey fue su musa: ¿recuerdan aquel muslamen con una pegatina centrando la vida – y los ojos- del país en plena fiebre del destape y el landismo?)? Ahora bien , como siempre, los más aburridos: los etnicistas o los cristianos de base comprometidos con su fotos de Gandhi .

Carpeta surf: En los años 80 el surf todavía no era en España el deporte masivo que resulta en la actualidad y su práctica, en general, estaba restringida a pijos que podían costearse el equipamiento necesario. Por esta razón, portar una carpeta con fotos de oxigenados deportistas era una manifestación de pertenecer a un selecto club de pudientes (aunque uno se bañase siempre donde hacía pie en las mediterráneas playas de aquel Benidorm - llenas de hombres en tanga como el de Tarzán - que magistralmente describieron Los Nikis en sus canciones de ida y vuelta "Voy a Benidorm" y "No vuelvo a ir a Benidorm")

Carpeta femenina: En este apartado aconsejamos preparar sus bolsas de mareo. Carpetas enteladas con estampados Liberty; portadas repletas de etiquetas de marcas consideradas de buen gusto como Liberto, Chipie o Privata; fotos recortadas del Telva o - las decididamente más atrevidas- del Cosmopolitan- con músculos modelos o afeminados triunfantes como Miguel Bosé; y finalmente las imágenes de bebés porque la mujer española, pese al divorcio, el destape y el libertinaje, seguía siendo en los 80 un ser portador de valores eternos.

Carpeta esquelas: En plena onda afterpunk las esquelas de periódico cubriendo carpetas fue una moda seguida en los centros de enseñanza españoles por las mentes más negras de aquella generación. Aquella moda chummychumezsca la padeció un afamado (hoy) lídercillo de Izquierda Unida que usaba como ornamento de su clasificadora las esquelas de la hija de la folklórica María Jiménez fallecida en accidente de tráfico.

Carpeta sin fotos: Este ya es un caso de psiquiatra freudiano, del Dr Rosado o de cualquiera de las paradas de monstruos organizadas en las tardes televisivas actuales. Probablemente os acordéis de él. En clase no hablaba mucho con nadie, no hacía nunca pira, poseía unos apuntes auténticas transcripciones – toses incluidas – de las magistrales lecciones de nuestros profesores, vestía camisa de cuadros con el botón del cuello cerrado (..pero mucho antes que los nuevos mods o los indies pusieran de moda el look cateto a babor.)...¡y una carpeta limpia de fotos o iconos juveniles, inmaculada hasta el final del curso! . Hoy probablemente es juez (¿o se suicidó a finales de los noventa?).

Por no extendernos- conscientes de que no hemos comentado las imágenes de futbolistas en calzoncillos "marconi" o las de Barón Rojo en actitud de barrio- acabaremos este recorrido por los patios escolares y las cafeterías universitarias de mediados de los años ochenta citando brevemente los textos que decoraban los interiores de las carpetas – preparen nuevamente sus bolsas de mareo- y que eran propios de reuniones de catequistas reprimidos, adolescentes comprometidos o pajilleros intoxicados por los culebrones tipo Love Story. Unos pocos ejemplos: "Si quieres a alguien, déjalo libre, si no vuelve, es que nunca fue tuyo", "los verdaderos amigos se conocen día a día" o "El camino no es largo cuando amas a quien vas a visitar" (a esta cursilería en los noventa se la denominó nueva era).

Y terminamos esta pesadilla de vuelta a las aulas, como en una estúpida película norteamericana, recomendándoles quemar sus viejas carpetas en una hoguera que les libere de sus traumas pre y postadolescente...¡que ya va siendo hora!

Don Pin Pon

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Los presuntos afines

«A Fernando siempre le llamó la atención la razón de los ataques de Hannibal Lecter: el tedio. Tras escuchar durante años monocordes vomitonas de gente irredenta a su propia mediocridad, el sufrido psiquiatra toma la decisión de abandonar su inútil tarea de confesor sucedáneo para adentrarse en el escabroso campo de la gastronomía caníbal. Fernando me dijo sentirse vengado en Lecter como creador. Sin ser psicoanalista, también ha sentido el tedio al proyectar una obra esperando llegar a presuntos afines, con quienes comulgar en Lo Absoluto, y sólo encontrar consumidores, que devoran, digieren y cagan con una facilidad pasmosa sin enterarse de nada y pidiendo más. Sylvia Plath, Vincent Van Gogh, Friedrich Nietzsche, Arthur Rimbaud, Emily Brontë, Ted Hughes, Juan Eduardo Cirlot, nombres todos bañados de Misterio y de Riesgo, hoy son deglutidos, no seguidos ni amados ni interiorizados. Valen tanto como la starlette más biodegradable o como las novelas/basura del protagonista de "Misery" y, lo mismo que éste, quedan a merced de sujetos que tratarán de adecuarlos a sus pequeños mundos negando toda dimensión que se les escape. Las existencias trágicas y las muertes prematuras de tanto nombre lleno de sentido giran en el vacío como un hilo musical para ambientar las vidas liliputienses de miles y miles de neci@s. La cabeza en el horno un día de Navidad, la pierna gangrenada a la vuelta del Trópico, el desparrame de sesos una mañana más amarilla que las otras, han acabado en peluches culturales para adornar dormitorios pijoprogres de -ejem...- "jóvenes prodigiosos". La obra de tanta ostra ilustre, el nácar elaborado capa a capa desde la más inabarcable angustia, es considerado por sus consumidor@s como producción en serie de la que exigen más, sin entender que, como las líneas de la mano, cada creación es única e irrepetible en el transcurso de una vida.

Hoy Van Gogh no podría inspirar las "Memorias de Dirk Raspe" como antesala de la muerte: lo más, un avispado montaje semiplagiario a presentar en algún premio de indudable gancho crematístico. Según Fernando, una obra de creación, como un país exótico, solamente se concibe hoy desde la profanación turística y no, como en otras épocas, desde el hallazgo viajero. Una obra digna de considerarse algo más que un «producto» debería ser tratada como un objeto de culto, como un milagro, o, si no, como una amenaza, y provocar pasiones extremas: o quemada en la plaza pública o venerada en lo más hondo del corazón; pero qué va, hoy se la seculariza, se la relativiza, se la tolera, y, así, consumida, discutida, a veces conservada museísticamente, va perdiendo día a día todo su sentido.

Los creadores que, en época como la actual de condicionamientos industriales elevados a la máxima potencia, han procurado funcionar con integridad, o bien han sido aplastados o han acabado por envilecerse –"o muerto o albanés: no hay más platos en la carta", diría mi padre-: hoy el único creador puro es el destructor, el llamado "sociópata", aquel que toma la palabra a los surrealistas para ir más allá del simulacro, de la patochada. Travis, imperfecto germen de dios, crea cuando abandona las preguntas y se rasura la capacidad de conformarse con la indignidad. Lecter, el Cristo adecuado a nuestro tiempo, redime a los consumidores comiéndoselos. Ante la mera enunciación de un concepto como "Hannibal Lecter" -consumidor de consumidores- algunos eespíritus nos sentimos reconfortados»

(esto escribía la amiga Yna Linne en mi página web)d

«Pero qué público más tonto tengo...»

(yo en 1978)

Una de las cosas más molestas que existen para un creador es que alguien que nada tiene que ver con uno se arrogue el rol de alma gemela y se dedique a dar la vara tomándose arbitrariamente confianzas que en absoluto le corresponden y ensuciando con sus zopencas apreciaciones una obra de la que solamente ha captado la cáscara (e incluso, a veces, hasta en eso derrapa).

En mi caso, parece haber existido una relación mucho menos confusa con quienes me odian porque, desde el primer momento, hubo algo en mí que atacó su sensibilidad. Por lo general, y ya desde Kaka de Luxe, yo he provocado aversiones que se han mantenido incombustibles hasta el día de hoy (reflexionando a posteriori, las relaciono bien con mi apego a la trascendencia y rechazo de la banalidad; bien por mi intrínseco espíritu conservador, arcádico, arcaicista, frente a toda veleidad progre y/o ilustrada –en alguna ocasión he contado cómo a los tres años, apenas sabiendo leer, contemplé un grabado dieciochesco con gente empelucada y enharinada y sentí un violentísimo malestar, por lo que debo suponer que mi antiprogresismo es prácticamente congénito, uno de mis instintos más básicos, más allá de toda teorización y raciocinio-).

Generalmente, la hostilidad irreductible contra uno, aunque molesta, resulta más llevadera que el agobio de los presuntos afines. No contamina sino que clarifica, lo cual es reconfortante para quienes preferimos la pureza a la corrupción. Por el contrario, poner el alma en una canción o en una novela o en una tesis y que te venga alguien aplaudiendo y demostrando a su vez con sus palabras que no ha comprendido ni un puto renglón es de lo más descorazonador.

Hay un libro mío titulado «Fe Jones»: por razones extraliterarias, fue lo más cercano a un best-seller que yo he dado en la narrativa. La obra es muy ramoniana en su estructura (lo que me maravilló cuando, una década después, leí por vez primera a Gómez de la Serna) y fallida precisamente por su carga política, quijotesca (esto es, ineptamente bienintencionada) y demasiado condicionada por la anécdota partidista del momento (por debajo, afortunadamente, latía un fondo nihilista mucho más oscuro y poderoso –y reflejado con bastante más acierto en los 90, tanto en la novela «La canción del amor» como en cuentos aparecidos en «El Corazón del Bosque»-). Las dos tesis básicas de la obra (la transversalidad disidente llevada a su máximo extremo y la sexualidad anómala), recogidas en una misma situación (la protagonista acaba liándose con la activista responsable de la muerte de sus padres) deberían haber indignado profundamente al lector medio que alababa «Fe Jones». No fue así: en los medios azules en los que se movió la obra, vamos, yo me convertí en un nuevo Rafael García Serrano o poco menos y «Fe Jones» calificada de nuevo «Eugenio o proclamación de la primavera» (algo aberrante –dada la muy distinta naturaleza de ambas obras- y que hacía suponer que se había leído aquello no sé con cuáles ojos –pero seguramente no con los de la cara-).

Cuando diez años más tarde, tanto en «La canción del amor» como en los cuentos corazonescos, incidí en la carga de fondo del «Fe Jones» (pero con más madurez y sin el toque de la coyuntura partidista), se me acusó de pornógrafo, y, al seguir yo mismo en la vida real los pasos transversales de mi heroína (con, a finales de los 90, mi brote de sarampión proabertzale, desde el que me empeñé en hacer explosivas transversalidades –a lo Duguin pero adaptando la cosa a la circunstancia ibérica-), los antiguos lectores de «Fe Jones» huyeron en desbandada fusilándome con exabruptos, anatemas y toda clase de manifestaciones de rechazo.

Supongo que esto fue una de las cosas que más me hizo reflexionar sobre la inutilidad de veinte años de actividad política que no había servido para nada más que arruinarme la carrera musical y arriesgarme a ser manipulado como florero por tales o cuales siglas pero sin jamás interiorizar nadie en las abundantes propuestas que yo brindaba desde mis múltiples panfletillos, cuadernillos, articulillos, etc.

¿Conclusión?: para la gente con la que mantuve contactos políticos, yo era un perfecto imbécil en el campo doctrinal pero que podía atraer militantes al redil de turno por aquello de mi coyuntural carisma como estrellita pop. Como confirmándome esto, justo en el momento de escribir las presentes líneas, ahora que acabo de presentar unos discos nuevos y hecho unas actuaciones y aparecido en espacios de tv, algún que otro ex-camarada (de los que me dejaron colgado sin el menor escrúpulo en plena singladura corazonesca) me manda sus periodiquitos y folletitos a ver si pico y vuelvo a salir en la foto como en el 86. Por lo visto, la contumacia de estos elementos en considerarme sempiternamente imbécil es infinita.

Es lo que más me duele. Que estos presuntos afines (con quienes nada tengo que ver –porque jamás he tenido que ver con las sórdidas camarillas que sólo saben conceptuar a sus prójimos como marionetas al servicio de algo-) no me concedan todavía, a estas alturas, el beneficio de suponer que soy algo menos gilipollas de lo que fui. Es como el insulto último.

Por eso, bienaventurados aquellos y aquellas que me odian con fundamento e inasequibles a todo camino de Damasco. Y bienaventurados también esos otros, tan pocos, que siguen dándome bola tratando de conocerme cada día un poco mejor y sintiéndose a gusto con ello.

Y en mala hora dije aquello de «para presuntos afines»: de presuntos líbrenme los dioses, auténticos, lo más auténticos posible. Así los quiero.

(http://usuarios.tripod.es/YNALINNE)

FERNANDO MARQUEZ

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Mi tío Jacinto: Born to lose

"... hay muchos más secundarios de esos que si hubieran nacido en Wisconsin

en lugar de hacerlo en Mataespesa de Riosequillo ahora no se hablaría de otra cosa en Hollywood...."

No creo que hayas tenido la suerte de ver esta película, y si la has visto es posible que la detestes porque a tu pose de intelectual de cafetería de Facultad de Bellas Artes se le atragantan Pablito Calvo y el anagrama de Cifesa y es de lo más lógico que ni te acerques a esta propuesta audiovisual de blanco y negro, toreros, limpiabotas y hardcore sentimentosocial de posguerra porque tus lecturas de suplemento cultural de El País te lo impidan. Tú veras, yo pienso ponerla por las nubes.

A mi me gusta. Me gusta mucho. Y creo que me gusta tanto porque no es una peli española al uso. Mira. No hay malos muy malos y buenos muy buenos; son todos buenos. No hay miseria; hay pobreza con dignidad. No es un drama; es una comedia donde no pasa nada bueno. No es picaresca Queveda del tipo "todo esta mal, sucio y feo"; es Cervantes visitando el Rastro. No es feismo de posguerra con Cela cagándose en una corrala; es ese "pues qué le vamos a hacer" del que se las ha visto de todos los colores pero que no desaprovecha un frasco de colonia ni un bocadillo de caballa; no es neorrealismo italiano de bella ragazza de muslos turgentes y allí va el Topolino del capataz; es realismo Gran Reserva de Vega Sicilia con aromas de poesía y gustos de piedad en boca. No es un pseudointelectual español refocilándose en el pus que le brota de las entrañas; es el caballero español que pintó El Greco con su alma como única propiedad merecedora de su orgullo y el Universo como sueño húmedo.

Pablito Calvo

La idea esta bien. Es Jacinto un viejo torero, acabado, mordido por una cirrosis del peor vino, que aú pisa firme su pierna coja sobre el abandono que adorna con la elegancia remendada de un pañuelo de milord, con la mirada lejana, el paso corto y no fiándose ni de su propia madre. Es un mix de Domingo Ortega y Pasmo de Triana después de pasar un siglo en el infierno del ¿qué fue de?. Jacinto vive bajo un puente con su sobrino, Pablito Calvo (y no me vengas con el rollo de que a ti te pone del hígado Pablito Calvo porque te recuerdo que sigues siendo el mismo cursi al que le gustó Cinema Paradiso y ni te quejaste del niño tísico-gominola de la primera parte) que admira a su tío porque le quiere o le quiere porque le admira; no tengo ni idea. Viven de lo que sale. Y lo que sale es el amanecer de colillas en la plaza de Las Ventas, un paseo por el Retiro y el Rastro (mozos de cuerda, venta de sellos, estafas de poca monta, aparcacoches...). Y al viejo torero le llega la ocasión de volver al ruedo para una Charlotada. Tú sigues el resto de la historia que yo ya la he fastidiado bastante.

Ahora te cuento de los implicados. El que dirige es Ladislao Vajda que es húngaro (igualito que Bela Lugosi y los autores de relatos de humor que publicaba Calpe en los años 20-30 y de los que mamaron todos los humoristas españoles de los 40 y 50) y que también es el autor de Marcelino Chusf y Plaf. Los actores son un montón (pueblo de Madrid y paseantes de Rastro y distrito de Latina incluidos) y no los encontraras mejores ni levantando de la siesta de los justos a Charles Laughton.

La dignidad del fracaso

Pepe Isbert es el dinamizador de la economía castiza, Gila es el arte de una venta bien hecha, Tip es la sobriedad del mejor controller de Arthur Andersen aplicada a la sastrería taurina y... hay muchos más secundarios de esos que si hubieran nacido en Wisconsin en lugar de hacerlo en Mataespesa de Riosequillo ahora no se hablaría de otra cosa en Hollywood. Y por encima de todos está Antonio Vico. Él es el que recoge toda su genética de generaciones de cómicos de la lengua para explicarnos lo que es la dignidad del fracaso, es el que anda erguido por simple impulso de su propio genio cuando la sangre ya se heló hace tiempo, es el que odia la risa de la plebe pero goza con la sonrisa imposible de atender de la vendedora de sellos, es el que no calcula su fuerza porque nunca la tuvo, es el que se quedó en el barco cuando la gente corría a los botes, es el torero que nunca mató porque su miedo jamás estuvo a la altura de su imaginación, es el matador-maletilla pintado por los muñones de Gutiérrez Solana, es Segismundo en su celda recitando mientras alguien del público eructa, es Johnny Thunders refugiado en una tasca de anís Las Cadenas... No sé, igual soy yo que empiezo a ver la pendiente como un abismo y que tengo mi voluntad de ganar encogida ante el miedo a perder. Bah, cómpratela en vídeo y que te frían un paraguas que yo me bajo al bar. Y el domingo me voy al Rastro... o a lo que quede de él.

Alex Tornasol

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El guateque: la venganza de los no invitados

Las fiestas de tronío (las galas, las puestas de largo, las reuniones en el yate del jefe, las cenas benéficas...) realmente se organizan para los no invitados. El objetivo no es la propia diversión de los organizadores sino demostrar a los excluidos que no forman parte de un círculo de privilegio. Por esta razón, el Guateque es una película alegremente revolucionaria: un no invitado llevará el caos a la fiesta de los privilegiados.

Peter Sellers es Bakshi, un nefasto actor hindú que arruina la película que esté rodando al dinamitar accidentalmente los decorados. Por error es invitado a una fiesta organizada por el productor del film en su mansión de Hollywood. Desde su llegada Peter Sellers será el catalizador del caos en que se convierte el guateque.

La película es una sucesión de gags donde Blake Edwards, junto con los guionistas Tom y Frank Waldman, logran una obra genial cuyo momento culminante es la escena del baño del elefante en la piscina de la vivienda entre una nube de pompas de jabón, bailarines rusos, jóvenes beatniks y una maravillosa Claudine Longet.

La cantante francesa, una de las voces feméninas más fascinantes de los años sesenta, interpreta a una joven que quiere iniciar una carrera como actriz con el apoyo de un director de cine que por supuesto, como es habitual en el mundo del cine y quizás nuestras actrices más internacionales nos lo podrían explicar, condiciona su apoyo a la carrera de la artista a la mitigación de ciertas inquietudes masculinas de entrepierna.

En la fiesta Claudine canta "Nothing to lose", un tema compuesto por Henry Mancini, el compositor de la banda sonora que perfectamente podría estar incluida en cualquier recopilatorio de lo que hoy se llama chill out y antes easy listening. Probablemente Blake Edwards intentó repetir con esta melodía de la cantante francesa el éxito de Moon River, la canción que Audrey Hepburn interpretaba en Desayuno con Diamantes y que curiosamente popularizó Andy Williams, el primer marido de Claudine.

"El Guateque" es, además de la presencia fascinante de esta actriz, un catálogo de la moda del año 1968 en los Estados Unidos donde repasar vestidos de fiesta, delirantes tocados capilares o mobiliario espacial. Y, por supuesto, una divertida venganza para todos los no invitados a aquellas fiestas.

Mr Ringo Rango

Claudine Longet, la chica más guapa del Guateque

Claudine es frágil, etérea, ingenua, sonrisa pura...la mujer soñada. ¡Quién diría que años más tarde en 1976 sería detenida por matar a su amante, el esquiador Spider Sabich! La historia nunca estuvo del toda clara. Parece que los celos de Claudine provocaban continuas discusiones (¡vaya con la mujer soñada!) y que en una de ellas la cantante disparó con una pistola 22 mm al estómago de Spider. Hubo juicio y Claudine sólo fue condenada a 30 días de cárcel como autora de un homicidio accidental. Desde entonces Claudine se refugió en las montañas de Colarado, se casó con su abogado defensor y su actividad artística ha sido nula. Claro que estas historias (homicidios, retiros voluntarios, discografía escasa ...) refuerzan el carácter mítico de estos personajes.

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Los que se van, no volverán.... (breve homenaje a los músicos españoles muertos prematuramente)

Todos los hombres mueren jóvenes, recordaba Robert Louis Stevenson, el genial autor de la Isla del Tesoro, al médico que le advertía que no iba a llegar a viejo si no cuidaba su maltrecha salud. Desde estas mediocres páginas , queremos recordar a todos los cantantes y músicos españoles que murieron jóvenes. La carretera, las drogas, la enfermedad, el suicidio, el terrorismo, quizás el destino, nos privaron de su compañía. Algunos se convirtieron en mitos, otros fueron rápidamente olvidados. Aunque la muerte siempre gana, resucitémosles a todos por unos momentos.

La carretera

Parece ser que "rockero al volante, peligro constante" porque la principal causa de muerte prematura de los músicos españoles ha sido la carretera. Ya en los primeros años sesenta, Luis, el hermano del mítico brinco Fernando Arbex, murió en accidente mientras realizaba el servicio militar en la base americana de Torrejón de Ardoz. Bajista de Los Estudiantes, grupo rockanrolero de los últimos 50, nunca pudo ocupar el puesto que su hermano le reservaba en la primera formación de Los Brincos. Otro miembro de los Estudiantes, Luis Sartorius, también desaparecería en los sesenta víctima de un accidente de circulación cuando era uno de los directivos del sello Novola que lanzó a Los Brincos.

En la década siguiente, los 70, fallecerían en la carretera dos de los componentes del maravilloso grupo Los Angeles, la hippy -niña bien Cecilia, cuyos ecos musicales, según algunos críticos, pueden escucharse en las canciones de grupos contemporáneos como La Buena Vida, y el Jim Morrison español , como exageradamente lo definió De Diego, Nino Bravo.

También Canito , el batería del grupo Tos, muere a finales de 1979 en un accidente de circulación. El emergente pop español celebró un homenaje a su figura el 9 de febrero del año siguiente en el que participan Secretos, Alaska y los Pegamoides , Paraíso, Trastos, Mermelada, Mario Tenia y Los Solitarios, Bólidos, Nacha Pop y Mamá. Sin duda nunca se han juntado en un mismo concierto nombres tan entrañables e imprescindibles en la historia de la música pop española.

Tras la muerte de Canito, Tos pasan a llamarse Secretos y se incorpora como batería Pedro Antonio Díaz quien en 1984 morirá igualmente en accidente de circulación. Los dos serán recordados en el disco "El primer cruce" que supuso el regreso de los Secretos a los escenarios tras el parón que siguió a la muerte de Pedro Antonio y el abandono del grupo de Javier Urquijo. Durante algún tiempo hubo bromas crueles sobre la maldición de ocupar el puesto de percusionista en este combo y había quien aseguraba que el siguiente disco se grabaría con cajas de ritmos.

Otra nombre mítico de la música española víctima de la carretera fue Eduardo Benavente quién falleció en 1983 mientras se dirigía a un concierto en Zaragoza con su banda Parálisis Permanente. Junto a él viajaba, además de Ana Curra y Rafa Speed, el batería expegamoide Toti Arboles que años después moriría como consecuencia del consumo de sustancias tóxicas. Quizás los dos ahora jueguen a las cartas en el cementerio como en aquellas negras canciones de su banda.

Otros músicos que murieron en accidente de circulación - y sabemos que nos olvidamos a alguno- fueron Tino Casal, hoy recuperado por la nueva ola gay;, el rockero valenciano Bruno Lomas que, junto sus Rockeros, fue, antes de sus conciertos para Fuerza Nueva, nuestro Johnny Hallyday ibérico; o el cantante de los Payos (los autores de la veraniega María Isabel) y más tarde Triana , Jesús de la Rosa.

Sobre la muerte en la carretera se han escrito escalofriantes canciones como Volviendo a casa, un blues tradicional arreglado por Mermelada y más tarde interpretado por los Secretos ( "... el sol está en lo alto, pero hoy llueve en mi corazón.. no volveré por la Nacional VI porque allí un amigo mío murió al amanecer) o Un accidente de Circulación de Loquillo y los Trogloditas, canción publicada en el Ritmo del Garage pero que nunca se tocaba en los directos del grupo ya que, según confesión del pretendido escritor José María Sanz, les daba mal fario por coincidir prácticamente su publicación con las muertes de Eduardo Benavente y Pedro Antonio Díaz).

Las drogas

Después de la carretera, directa o indirectamente el consumo abusivo de drogas ha sido la causa de la desaparición de otros músicos patrios. El caso más conocido fue el de Enrique Urquijo quien murió de una sobredosis en un portal madrileño en el año 2001, probablemente solo y triste como en una de sus canciones. Sin duda el líder de Los Secretos demostró una radical coherencia entre la melancolía de su música y su atormentada vida interna.

Otros que demostraron correlación entre su música y su actitud fueron los miembros del grupo punk vizcaino Eskorbuto, Josu y Juanma, que apostaron por el no futuro y murieron en 1992 víctimas asimismo directas o indirectas del consumo de drogas. Para el recuerdo quedan himnos de rebelión como "Mucha policía, poca diversión" o " "A la mierda el País Vasco", su feroz crítica a la izquierda abertzale por su falta de reacción cuando fueron detenidos en 1983 por su "Escupe a la bandera".

La mala vida también tuvo que ver con las muertes de Ulises Montero (saxofonista de Gabinete Caligari, Sindicato Malone,...), José Luis Encinas (músico en discos de Mermelada, Mamá, Desperados,...), José Antonio Cifuentes "Risi" (guitarrista y alma mater de Burning), Antonio Martín (primer vocalista de Burning), Manolo Iglesias y Julián Infante de Tequila o la más reciente de Carlos García Berlanga.

La enfermedad

La enfermedad acabó con la vida de Poch , el líder de Derribos Arias. La extraña patología degenerativa - Corea de Huntington – que sufría Ignacio Gasca negaba su porvenir. Por ello la Banda sin futuro fue un buen nombre para iniciar su carrera musical caracterizada siempre por su creatividad y, quizás por el intento de negación de la realidad, su imprevisibilidad. En 1998 el chico más tímido de la playa de Gros fallecía olvidado. La movida estaba pasada de moda. Sin embargo, el nuevo interés por aquellos años ha vuelto a poner en primera línea la figura irrepetible de Ignacio Gasca "Poch".

La enfermedad también se llevó al bajista del grupo granadino La Guardia; a Tina, una de las Grecas, responsables de los primeros grandes hits del flamenco pop, y a la hada buena del pop español, Carmen Santonja, del dúo Vainica Doble. Por cierto, Antonio Vega, pese a que muchos lo quisieron enterrar, incluso con disco homenaje, sigue vivito.

Otros encontraron formas más originales – si en la tragedia de la muerte existen categorías- de morir. Por ejemplo, el guitarrista Miguel del grupo punk los Desechables murió acribillado en 1983, arma simulada en mano, intentando atracar una joyería regentada por un propietario de fina puntería.

El suicidio

El suicidio no parece resultar atractivo para los músicos españoles (siempre que no consideremos el consumo de drogas como una forma de autodestrucción). Sólo Los Bravos fueron noticia en 1968, en pleno éxito musical, por el suicidio de su organista Manuel Fernández que se disparó en el pecho con una escopeta, días antes había intentado abandonar esta vida cortándose las venas, según parece por su incapacidad para soportar el dolor causado por el fallecimiento de su esposa Lo Rey , una joven modelo suiza, en un accidente de circulación en Palma de Mallorca abordo de un coche pilotado por el bravo.

Desgraciadamente, muchos años después, Los Bravos serían otra vez noticia por la muerte en un accidente de motocicleta de Antonio Martínez, el guitarrista feo y gafotas de esta genial banda que mezcló el pop más excelso con las canciones más idiotas.

El terrorismo

Si la carretera o la mala vida nos ha privado de muchos músicos, el terrorismo, de momento, sólo ha acabado con la existencia de un joven batería de un desconocido grupo llamado Póker y cuyo asesinato fue causado , no por aporrear mal su instrumento, sino por ser concejal de un partido aburrido en un pueblo del país vasco más mestizo. Tras su muerte se convirtió en héroe mediático actuando fantasmagóricamente en Las Ventas durante un consternante homenaje a su memoria y al del resto de las – desgraciadamente- muchas otras víctimas del terrorismo.

Y en este punto, afligidos y consternados, antes de consultar la situación de nuestro recibo del seguro de decesos, damos por terminado este negro repaso por la música española.

Don Pin Pon y Don Clorato de Potasa, S.L.

Pd: Me voy a escuchar canciones que puedan levantar mi ánimo. Sin duda, la elección son las tonalidades alegres de Los Empresarios, nuestro grupo naif favorito.

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Donde aparece y desaparece un pequeño personaje

Esta ha sido la peor de las semanas, esta ha sido la mejor de las semanas. La pesadilla comenzó cuando mi hermana y su marido aparecieron el pasado sábado para encargarme la tutela de su hijito, mi sobrino Robespierre.

"¡No te dará ningún problema!,¡Es encantador!,¡Verás qué amigos vais a ser!", me dijeron para animarme. Cuando les pregunté "¿Cómo funciona?", mi hermana puso esa carilla suya tan graciosa que antecede a una patada en los cataplines. Un abrazo, un te escribiremos desde Bahamas, un no dejes que se muerda las uñas, y cuando quise darme cuenta 40 kgs de la más tierna infancia se habían adueñado de mi hogar.

Robespierre era un lote homicida compuesto de unas zapatillas deportivas sucias que pesaban más que él, unos vaqueros rotos, una camiseta con manchas de algo que más tarde catalogué como excremento humano de grado II y una carita redonda y pecosa tras la que se parapetaba un cerebro absolutamente vació rematado por una gorra de béisbol. Era un ser absolutamente monstruoso. Continuamente exigía la compra de objetos absurdos. No paraba de engullir porquerías que indudablemente hubieran acabado con la salud de un atleta (por un momento esto me dió alguna esperanza, pero pronto vi que él era inmune).

Sólo con acercarse a diez metros, uno ya tenía la seguridad de resultar manchado por alguna de sus múltiples excrecencias. ¿Cómo librarme de él? ¿Cómo hacerle desaparecer sin sufrir el peso de la Justicia? Pensé disolverle en ácido, medité la posibilidad de empaquetarlo y mandarlo por correo urgente junto a sus padres e incluso me sorprendí a mí mismo con mis manos rodeando su garganta. Una vez más, cuando la desesperación era mi único horizonte, la Junta Educativa de su colegio llegó en mi auxilio.

El gobierno de esta Comunidad ofrece a padres en trámites de separación y similares sin graduación la posibilidad de disfrutar de unas vacaciones enviando a sus hijos a unos encantadores campos de exterminio que han bautizado como campamentos de verano. Yo he apuntado a Robespierre a uno que a primera vista resulta esperanzador: Campamento multiaventura.

Primero llevan a los niños a una zona recóndita de la montaña infestada de osos, lobos, víboras, precipicios, aguas sin clorar y nativos armados con hachas. Allí son vigilados estrechamente por un grupo de hombres y mujeres despiadados, seleccionados entre el personal más experimentado en psiquiátricos, cárceles y bares de carretera, a los que llaman monitores. Una vez instalados someterán a los crios a una serie de pruebas.

El primer día los lanzan desde un puente atados con gomas a los tobillos. Los supervivientes serán reagrupados para que desciendan en canoa durante la mañana siguiente un río plagado de rápidos, cataratas y nutrias carnívoras. Pasado este mal trago cuando amanezca nuevamente se organizará un cursillo de tiro con arco. Conociendo la alegría natural de la infancia es de esperar que el aprendizaje de la puntería degenere en batalla campal y que sean muchos los muertos y heridos. Los niños vencedores en la experiencia bélica disfrutarán en su última jornada de vacaciones de un concurso de orientación en la montaña donde las alimañas y la agreste orografía del lugar completarán el exterminio.

Esta mañana he llevado a Robespierre al dentista para que le saque unas placas y así, más tarde poder reconocer sus restos mortales. Después le he acompañado al autobús. Debo confesar que cuando nos despedíamos no he sido capaz de reprimir una lágrima. ¡Diablillo!

Alex Tornasol

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El divorcio explicado para hombres

Siempre hemos oído esa tontería de que el matrimonio te cambia la vida y la hemos alojado sin rechistar en el rincón de nuestro cerebro que guarda las cosas que se dicen sin pensar como "Mi suegra parece una bruja pero en el fondo es buena persona". ¡Pero ya estábien! Lo que de verdad te cambia la vida es el divorcio.

Cuando Doña Pura sorprende en un bar del centro a su marido Don Emeregardo con sus ojos, que son dos, posados en las turgencias del escote, que también son dos, de una señora que no es ella (de lo que Doña Pura se da perfecta cuenta porque ella no tiene ni ese vestido con escote ni esas turgencias) se inicia un complicado proceso vital que llamamos divorcio cuando no lo llamamos "el asuntillo de mi marido con la pelandrusca esa del cuarto". Y es un proceso curioso que va transformando al esposo en un santo y a la esposa en una trotona. Vean cómo.

Ella confiesa a una amiga que está harta, que no se va amargar por el muy.... y se compra unos pantalones elásticos y un bote de tinte L'oreal de color "Rubio Putaco's". Mientras tanto él se corta el pelo y adquiere un traje gris por recomendación de su abogado y comenta a la cochinona de su secretaria que no deberían verse hasta después del juicio (a la muy pendón le da igual porque ya ha quedado esa misma tarde con el abogado de Don Emeregardo). Días después, los tres hijos del matrimonio piden a su madre que les prepare una merienda y ella les responde que se la prepare el pichaloca de su padre, que ella se va al gimnasio que tiene hora en la sauna. Él decide actuar como un padre de bien y les lleva a un Mc Donald's y les compra todo lo que le piden. En pleno éxtasis de paternidad le promete una moto a su hijo mayor justo en el mismo momento en que las manos de un forzudo masajista, que son dos, extienden aceites por las nalgas de Doña Pura, que parecen cuatro, a escasos kilómetros del Mc Donald's.

Llega el día del juicio y Don Emeregardo consigue la custodia de los hijos y el disfrute del Seat Panda a cambio del piso y del BMW que serán para Doña Pura. Doña Pura abandona los juzgados con prisa porque se las pira a las Islas Seisleches o Sileches o Seychelles o cómo se diga, con su masajista y monitor de aeróbic. Don Emeregardo deja al juez aún más apresuradamente pues intenta convencer a su madre que les dé alojamiento a él y a los niños hasta que arregle lo suyo del piso. Sólo una semana después Don Emeregardo se acuerda de porqué se fue de casa de sus padres mientras hace las compras para sus tres hijos que comen como seis y visten como treintayseis. Y es en ese preciso instante en que él llora desconsolado sobre el mostrador de las galletas cuando, a miles de kilómetros de allí, los huéspedes del Hotel Lover's Paradise se quejan al encargado de que las risas que está soltando Doña Pura en el jacuzzi no les dejan dormir, y con esta queja van cuarenta y ocho.

Y Doña Pura vuelve del país lejano donde el sol broncea los cuerpos enamorados y se encuentra casualmente con el que fue su Emeregardo (que ha adelgazado cinco kilos de barriga que ahora se han trasladado a las bolsas de sus ojos; que ha dejado por fin el tabaco para centrar todos sus esfuerzos en la bebida; que esta pagando un profesor particular porque el psicólogo del colegio le ha dicho que sus hijos han quedado muy traumatizados y que necesitan apoyo; que hace solo unos días sorprendió a su secretaria justo encima de la mesa del despacho de su abogado y justo debajo de este último; que está buscando un pisito – algo baratito aunque no sea muy céntrico – para mudarse allí con los niños). Y Doña Pura sonríe con esa mueca de victoria que solo puede adivinarse en la boca de una áujer despechada o en el hocico de una hiena que acaba de comer. Y Don Emeregardo abandona sus proyectos inmobiliarios y arrastra su vencido organismo hasta la azotea de la casa de su madre y ...

Alex Tornasol

tornasol@maptel.es

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"Sí, yo fui un mod cutre al que le gustaban Brighton 64"

Una reivindicación de los primeros mods españoles

Probablemente, como en otros parajes, el film Quadrophenia fue decisivo para el surgimiento de la aristocracia mod en España. Hasta ese momento, aunque algunos estudiosos del fenómeno como Javier Morales (Ecos de Sociedad) sostienen lo contrario, en nuestro país no se conocen grupos o personas que abiertamente se definan como modernistas.

Sin embargo, para muchos jóvenes los primeros contactos con la cultura mod a principios de los años ochenta no fueron a través de esos grupos míticos británicos de 1964, 1965 y 1966 como los Small Faces, Animals, Action o Mark Four, ni tan siquiera a través de las bandas como The Jam o The Chords que en los años punk reclamaban una nueva explosión juvenill, sino a través del descubrimiento de bandas españolas como los Elegantes, Telegrama, Sprays y muy especialmente Brighton 64, el grupo que, antes de la mágica era Flechazos, más abiertamente se definió – por sonido y actitud- como mods. Es curioso que estas bandas son generalmente ignoradas – incluso despreciados- por las actuales generaciones mods que pasean sus hipsters y telas op-art por el Purple Weekend o el Euro yeyé.

No obstante, a partir de estos grupos fueron muchos los jóvenes que descubren en los años 1980 – 1983 el universo de las vespas, las lambrettas, las dianas, la Union Jack, el arte pop y op y demás iconos que integran el imaginario mod junto, por supuesto, las bandas y sonidos imprescindibles en cualquier allnighter. Es justo reconocer que en líneas generales la cultura modernista de los primeros integrantes españoles de esta iniciática tribu resultaba muy limitada. Faltaban publicaciones, locales musicales, acceso a discografías selectas y, por supuesto, presuntos afines (la sensación de marcianitis era total cuando los primeros mods se paseaban con sus parkas y delirantes scooters).

En este sentido, resultaría muy interesante realizar un análisis sociológico entre la primera generación de mods españoles (años 1980 –1983) comparada con la segunda hornada (años 1986 – 1990) para comprobar cómo rápidamente evolucionó la formación y cultura modernista en nuestro país. Sin duda cualquier mod de la segunda generación conocía muchos más grupos y ritos estéticos secretos que los despistados y primerizos barbilampiños mods de los primeros años ochenta que escuchaban a Brighton 64 y, su culmen mod, a The Jam. Sin embargo, sin estos pioneros, sin Brighton 64, el mundo modernista actual hubiese resultado imposible o, al menos dejádmelo soñar, distinto.

Mr Parkinson

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ALAN BETROCK, y el comienzo de los fanzines musicales

Pero, ¿es que no conoces a Alan Betrock? No, no, el Sr. Betrock no militó en ningún grupo de pop o rock. Ni tan siquiera tuvo una corta pero intensa (o larga y aburrida, depende del caso) carrera como artista de culto en solitario. Nada de eso. Y, sin embargo, creo que su nombre y su historia, debe figurar al lado de la de otros ilustres poprockeros. Y ello por la simple razón de que sin él, y otros como él, seguramente nosotros, y otros como nosotros, no estaríamos hoy en día hablando y escribiendo, y disfrutando y admirando, y amando, la música de Ellie Greenwich, de P.F. Sloan, de Phil Spector, de Graham Gouldman, de The Left Banke, de los Grupos de Chicas, de Brian Wilson y los Beach Boys, de Badfinger o los Raspberries, y también la de Blondie, los dB’s, Richard Hell, Televisión, los Ramones o Marshall Creenshaw. Y no sólo la música, también el cine y, en definitiva, la así llamada "cultura pop", fueron estudiados, analizados y dados a conocer, por los estudios y escritos de este ilustre fanzineroso.

Nos guste o no vivimos en un mundo en el que prácticamente todo lo que podamos apetecer lo tenemos al alcance de la mano: el ratón de un ordenador o el teclado de un móvil. Lo que desde el punto de vista de un aficionado/amante de la música pop significa que ya no hay nada que no podamos saber de nuestros grupos preferidos, hasta el más oscuro detalle o ignoto dato, todo se nos revela en cuestión de segundos, gracias a ese nuevo mundo paralelo que es Internet. Ese imposible grupo de freakbeat británico, un oscuro instrumental a cargo de un grupo de música surf de principios de los 60, o esos one-hit wonders del medio oeste americano. Ya nada se nos puede resistir. Pero hubo una época en la que todo esto no existía, y si el pardillo de turno se preguntaba que había sido de aquel grupo que tuvo un éxito con "Walk Away Renee", o si la versión original del "Gloria" era de los Shadows Of Night o de Them, pues se quedaba con un palmo de narices, porque muy pocos podrían responderle con verdadera exactitud.

Los primeros 70 debieron ser muy duros para todos aquellos que crecieron amando la música de los 60. Pareció como si en unos pocos años todo aquello hubiese sido barrido de la faz de la tierra, y ya nadie lo recordase. Casi de repente resultaba que era más interesante escuchar y hablar de otro tipo de música, supuestamente más profunda e

importante. La era de los dinosaurios y los plastones insoportables de alto minutaje estaba empezando, y con ella el (re)nacimiento de una industria cada vez más ávida e inmisericorde. Pero afortunadamente, unos pocos fans consiguieron lo que parecía imposible. Compilar información, analizarla desde una perspectiva histórica, y difundir todo esto con verdadera pasión y entusiasmo, logrando transmitir a una nueva generación todo el acervo generado por la mayor explosión cultural juvenil del siglo. Lo que sin duda alguna contribuyó de manera decisiva a crear la base de lo que a los pocos años cristalizaría de alguna forma en el punk y la nueva ola. Nombres propios como el de Lenny Kaye, que compiló, anotó y produjo el mítico "Nuggets", en 1972; o Greg Shaw que publicaba la seminal "The Mojo Navigator" a finales de los 60/primeros 70 y más tarde la imprescindible revista/fanzine "Bomp!". Y Alan Betrock, nuestro hombre, que comenzó publicando el fanzine "Jamz" para después editar la mítica revista "The Rock Marketplace" (que, entre otras cosas, fue una de las primeras revistas para coleccionistas). Lenny, Greg y Alan, seguramente nadie sabía más a principios de los 70 sobre la Historia de la Música Rock que estos tres titanes.

Siempre inquieto e inconformista, Alan Betrock funda en 1975 la revista "The New York Rocker", que nacía como una extensión de TRM, pero dedicada esta vez a cubrir la emergente nueva escena musical, sobre todo la neoyorquina, y servir de vehículo para narrar los presentes y futuros acontecimientos de la misma. Alan fue editor de TNYR hasta 1977, abarcando el periodo crucial de la génesis, sedimentación y cristalización de la escena surgida en el Bowery neoyorquino. Y su revista fue tan crucial para esa escena como el CBGB o el Max’s Kansas City. Las portadas de TNYR convirtieron en estrellas a

Patti Smith, los Ramones, Blondie, Television o los Talking Heads, antes incluso de que fueran conocidos fuera de Nueva York. Y sus lúcidos y visionarios editoriales le convirtieron en padrino de la escena, y en un gran "conceptualizador" de los acontecimientos de la última gran revolución musical, el punk-rock. Después de abandonar la dirección de TNYR a finales de 1977, tras once números, Alan inició en 1979 su propia compañía discográfica, Shake Records. Produjo y editó los primeros discos de los dB’s y Marshall Crenshaw. Más tarde produjo el LP Destiny Street de Richard Hell & The Voidoids y el Beauty And Sadness de los Smithereens.

Por supuesto, yo no era más que un niño cuando Alan escribía y maquetaba sus primeros fanzines, y un chaval cuando produjo las primeras maquetas de Blondie o escribió "Girl Groups: The Story of A Sound", el libro definitivo sobre los grupos de chicas de comienzos de los 60. Pero su pasión por la música que tan bien conocía y amaba de alguna forma se transmitió a cientos de seguidores que después hemos seguido su ejemplo, tocando en grupos, creando y escribiendo en fanzines, revistas, o simplemente descubriendo la maravillosa música que tanto le gustaba.

Alan Betrock murió el 9 de abril de 2000, a la edad de 49 años, en el Hospital Calvary, en pleno corazón del Bronx, Nueva York. La causa, un cáncer fatal que se le había diagnosticado sólo dos meses antes. Esto sólo es un pequeño homenaje que le rendimos desde este fanzine, que seguro que le hubiera gustado a Mr. Betrock.

Iñaki Orbezua

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Luna, el final de una ilusión

Todos aquellos que hemos pasado gran parte de nuestra juventud arrimados a un radiocassete o un reproductor de discos, con menoscabo de otros estímulos que pudieran acaparar nuestra atención, e incluso de nuestros propios estudios, podemos llegar a tener en un momento dado la sensación de haber adquirido una especie de deuda con los autores e intérpretes de las músicas que han marcado momentos especiales de nuestro paso por este incomprensible galimatías al que llamamos mundo real. O al menos nos lo han hecho un poco más soportable.

Si además, tras nuestro paso a la vida adulta hemos continuado con tan curiosa e improductiva afición, que la mayor parte de nuestros congéneres van abandonando paulatinamente -a lo sumo se compran el último CD de Sting para oír en el coche- esa sensación de compromiso adquirido con el artista en cuestión puede ser aún más patente, como si se tratara de un amigo o un familiar cercano.

En el caso del grupo leonés Luna mi modesto tributo lo he rendido tratando de mantener viva su memoria entre mis amistades y gente del entorno. Para ello me ocupé de hacerles escuchar alguna canción de vez en cuando en casa o en el radiocassete del coche ,O por poner otro ejemplo, en mi centro de trabajo; escamoteándole algunos minutos a la oronda presencia radiofónica de Luis del Olmo, autentica banda sonora del día a día en mi empresa ; de un tedio desmedido para algunos e inconfesable objeto de culto para una mayoría aplastante.

Esta especie de pequeño sondeo realizado entre personas mas o menos de mi edad me mostró con una claridad casi cegadora que este conjunto musical que yo recordaba con tanta devoción era totalmente desconocido para la práctica totalidad de ellos. Y si bien alguno llegaba a recordar vagamente la canción de su primer single -"Mi verdad"- la atribuía erróneamente a un popular grupo español con nombre de juguete de construcción.

El grupo Luna estaba compuesto por Marián Fernández (voz), Carlos Blanco (teclados), Berto Soto(bajo) y Diego González (guitarras) .Todos ellos son de Ponferrada (León), igual que Del Olmo. En 1983 firmaron un contrato con Ariola que dio como resultado la grabación de un LP titulado igual que el nombre de la banda, la publicación de varios singles.

Es evidente que Luna gozó de cierto momento de popularidad, pero una vez pasado éste, lo cuál sucedió antes de lo que nadie hubiera previsto, cayó en un olvido total y casi definitivo. Tanto es así que mi proyecto, hace mas o menos un año, de dedicarles un artículo en El Efecto Orégano quedó finalmente descartado al hacerse patente el hecho de que estaría hablando de un material sonoro totalmente desconocido por los lectores, además de inaccesible.

Solamente ahora, después de haberse reeditado su primer y único elepé, dentro de la serie "Lo mejor de la Edad de Oro del Pop Español" editada por la compañía BMG, tiene sentido hacer algunos comentarios al respecto de un grupo musical y un disco que puede estar al alcance de cualquier persona.

En su edición original este L.P. fue publicado en la primavera de 1983. De él se extrajeron dos sencillos, comenzando por el ya mencionado "Mi verdad" y poco después el segundo corte del disco: "Es un sueño" , gozando de una cierta popularidad que les llevaría, por ejemplo, a actuar como teloneros de los británicos O.M.D. en su gira española de ese año. No obstante, tan sólo unos pocos meses más tarde estarían ya totalmente olvidados por el mismo público que les dio la popularidad .

Al escuchar una y otra vez los temas que componen este CD uno se pregunta cual es el motivo por el que este proyecto no funcionó tal y como se esperaba; por qué la popularidad de este grupo no estuvo a la altura de lo que potencialmente podía dar de sí su estilo, de su comercialidad y, porqué no decirlo, de su oportunidad con respecto a lo que se llevaba en aquella época, musicalmente hablando. Tal vez una parte de la respuesta a estas preguntas la podamos encontrar en las propias canciones.

"Mi verdad" es el tema que abre el álbum y sin duda alguna el que alcanzó mayor éxito de cuantos lo componen. Con esta atractiva carta de presentación Luna se muestra como una banda orientada fundamentalmente hacia el sonido tecno-pop tan en boga en aquel momento, pero recordando a veces la frescura y sencillez del pop de la primera mitad de los sesenta; tal vez aprendida a través de los artífices del llamado "glam rock" , o tal vez de primera mano. Al escucharlo se le puede encontrar un cierto parentesco con el tema "Electricity" de OMD, no obstante tiene un aire más jovial. Y ello a pesar de que el asunto del que trata, la ruptura de una pareja, no es especialmente festivo.

Unos meses más tarde aparece "Es un sueño"; un single que sin haber alcanzado la repercusión que tuvo el anterior es, en mi opinión, uno de los momentos más brillantes del disco. En esta segunda canción se adopta un tempo mas sosegado y melancólico que nos revela una nueva faceta de las composiciones de Carlos Blanco y Marián Fernández, y que como iremos comprobando, es un rasgo fundamental de su personalidad creativa . Un aspecto éste que al parecer no fue bien entendido en su momento y llegaría a distanciarlos del público. Su letra habla del anhelo genuinamente adolescente de ir más allá de los límites de un mundo que resulta absurdo e incomprensible y en el que los propios principios e ilusiones parecen no encajar. Hay hacia unos mundos interiores que son el refugio y descanso para los días adversos. Una deliberada ingenuidad: -"volaremos sobre naves de cartón" - ayuda a crear el tono justo.

La última vez que recuerdo haber visto al grupo fue en el verano de l983 presentando alguna de sus canciones en uno de aquellos programas matinales de El Gran Musical, que se hizo desde el Parque de Atracciones de Bilbao. Un programa que también contó con la presencia de Alaska y Dinarama presentando su primer elepé. Recuerdo la emoción de aquel día pese a la larga espera bajo el sol y a que las actuaciones fueran en play-back, como casi siempre. Un día diferente en medio de la monotonía de verano en la ciudad.

Es curioso, pero uno se siente un poco más mayor al ver que el escenario donde tuvo lugar todo aquello también pasó a la historia para siempre…hace ya muchos años. El Parque de Atracciones con su enorme noria y sus pirámides de acero y plexiglás, permanece hoy silencioso y quieto en su lugar privilegiado sobre un monte próximo a la ciudad. Parece como si hubiera entrado ya a formar parte de nuestro patrimonio arqueológico. O que fuera el capricho de algún extravagante escultor de vanguardia. O quizás un monumento a todos aquellos proyectos e ilusiones que, aun habiendo tenido una breve existencia, merecen ser recordados por largo tiempo.

Como las canciones de Luna.

Pablo Cornejo

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Lecturas inquietantes

No dejamos de leer todo lo que llega a nuestras manos: multas de tráfico, menús de restaurantes chinos a domicilio y, por supuesto, fanzines.

Hula pop : Ingenuidad y buen humor se anteponen en Hula pop a diseño o maquetación. Una publicación repleta de pequeños chistes y destellos creativos. Un ejemplo, en su sección canciones parecidas han descubierto conexiones entre Laura Pausini "Sergio se ha marchado" y Nosotrash "La canción de aquel momento". Contacto: Francisco Gallego – Carlos V, 35, 5º A – 28936 Móstoles (Madrid)

Le Touriste: Un fanzine que recoge textos sobre Los Modelos, La Buena Vida, Los Caramelos o los Pulpops es una apuesta segura para todos aquellos interesados por el pop español tanto de los años ochenta como el actual del siglo XXI. Por sólo 4 euros además te regalan un cd maqueta de Los Suspensos y una reproducción del fanzine Kaka de Luxe, auténtica arqueología pop.

Contacto: César Prieto – C/ Concepción Arenal 152- atico 1 – 08027 Barcelona

Otoño Cheyenne: Iñaki Orbezua y sus colaboradores plasman en cada número del Otoño Cheyenne su amor por la música pop con artículos que recuperan a figuras legendarias como Frankie Nitszche, Dion o Steve Wynn. El prestigio de esta fanzine crece día a día y por ello este número incluye artículos redactados en inglés dirigidos a la creciente comunidad de lectores que a escala planeteria persiguen profundizar en sus conocimientos pop . Contacto: otchey@teleline.es

"El virus púrpura": autodenominado fanzine de la contracultura que en un A3 plegado en formato A4 (que me perdonen los legos en materias de imprenta) recoge relatos, comics y, en definitiva, inquietud por compartir filias y fobias. Para saber más dense una paseo por su web (www.elviruspurpura.tk)

Tremolina: pop y más pop tremolina@hotmail.com

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Llamada a los que hacen y deshacen el tiempo

Conscientes de que los fenómenos naturales sufren la misma lógica de la economía y el productivismo que nosotros (calentamiento del planeta, lluvias ácidas, nubes radioactivas,...), llamamos a los elementos naturales e incontrolados a unirse a nuestra lucha y a azotar a todos aquellos que nos desposeen de nuestra vida.

¡Que los Cúmulo – Nimbus se agrupen encima de los edificios oficiales!

¡Que la Tormenta se lleve a todos los patronos al diablo y tumbe a los sindicatos!

¡Que el Huracán se lleve a la Bolsa con los que estén dentro!

¡Que el Rayo aniquile los ficheros informáticos!

¡Que caiga el Granizo sobre los embargadores!

¡Que la Luna ilumine nuestras noches en blanco!

Comité de Balade – Movimiento de Parados

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