
"Ocuparnos
de salvar a aquellos que silenciosamente mueren cada año".
Fidel
Castro
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La apertura
en La Habana de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas,
forma parte de la tradición solidaria del pueblo cubano,
cuyos mejores profesionales en múltiples ramas han prestado
colaboración en Asia, África y América Latina
a lo largo de los últimos 36 años. Sólo a la
noble causa de la salud, a 83 países del mundo ha llegado
la mano amiga de más de 25 mil médicos de Cuba, siendo
también destacada su participación vinculada a epidemias,
catástrofes y otros males, cuyas secuelas han demandado sus
servicios puntuales.
El paso de los
huracanes George y Mitch en 1998 por el Caribe y Centroamérica
significó una de las mayores tragedias humanas vividas por
las naciones afectadas, que bajo las ráfagas de viento y
las aguas torrenciales que acompañaron a estos eventos meteorológicos,
se convirtieron por algunos días en foco de atención
mundial. En la voz del presidente Fidel Castro, Cuba definió
su posición comprometida frente a tan prejuiciosos acontecimientos:
- "El
problema ahora no es sólo llorar por los que han muerto,
sino ocuparnos de salvar a aquellos que silenciosamente mueren
cada año".
Al inmediato
envío de contingentes cubanos de asistencia médica
a Haití, Guatemala, Honduras, Belice y Nicaragua, se sumó
el anuncio del aporte particular de la Isla de abrir en La Habana
este centro, con la misión de formar integralmente médicos
generales básicos orientados hacia la atención primaria
de la salud como escenario fundamental de su actuación profesional,
con una sólida base científico-técnica, humanista,
ética y solidaria; y en capacidad de actuar en su entorno
de acuerdo con las necesidades de la región para el desarrollo
humano sostenible.
Al saludar la
apertura de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas
en septiembre de 1999, con cerca de dos millares de educandos de
27 etnias diferentes y 18 países, más de mil 200 médicos
de Cuba libraban una cruzada de solidaridad en aislados puntos de
la geografía centroamericana y de otras latitudes, como parte
del Plan Integral de Atención Médica a Centroamérica
y el Caribe, gesto de altos fines humanitarios, por el bienestar
de los pueblos de la región y del mundo.
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