Ella no paraba de tocarse también, sus tetitas estaban tiesas, sus pezones erizados, seguía mirando de reojo a la pared tratando de comprobar si yo la veía.
¡ Claro que la veía ! y gozaba casi tanto como ella, mi rajita estaba mas jugosa que nunca, yo estaba en la misma posición que ella, así, con mis piernecitas abiertas masturbándome.
A veces cambiaba mi mano izquierda, que era en la que chupaba el dedito y la llevaba a mis pezones. Mis tetas estaban como las de Claudia y me daba gusto apretarme suave las puntitas, los pezoncitos.