Monasterio de Santa María de Carracedo

 

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LA SALA CAPITULAR

Lugar de reunión de la comunidad; aquí se deliberaba sobre todos de temas tanto de gobierno (elección de cargos) como para dictar castigos, plantear temas económicos, dar disposiciones generales, etc.. Es de planta cuadrada, tiene una puerta central y dos ventanas laterales, conserva la primitiva traza, siguiendo el estilo cisterciense.

La entrada al recinto se hace a través de una portada de tres arquivoltas abocinadas de arcos de medio punto, apoyados en columnas acodilladas con capiteles decorados con temas vegetales. La portada está flanqueada por sendos ventanales, el de la izquierda es sencillo y enmarcado por un arco de medio punto con saetera; el de la derecha es geminado. El muro oriental repite la misma disposición, aunque aquí los vanos son simples saeteras.

El interior de la Sala Capitular, esta dividida en tres naves de tres tramos cada una; estos espacios están cubiertos por bóvedas de crucería que descansan sobre cuatro pilares centrales, formados por haces de columnas, y sobre ménsulas en los muros. En Los capiteles, ménsulas y claves se representan cuadrúpedos y animales fantásticos, no habituales en el arte cisterciense, además de un ángel y un personaje orante. Toda la escultura pertenece al primer gótico.

En los muros laterales del capítulo se abren seis lucillos sepulcrales de abades del monasterio. La sala capitular, solía servir de sepultura, (para abades y priores), y de panteón en algunos monasterios donde podían ser enterrados nobles benefactores y fundadores. Los tres lucillos de la derecha  llevan arco de medio punto, mientras que los de la izquierda son de arco apuntado.

La Sala Capitular del monasterio de Carracedo, pertenece toda ella, al siglo XII, no habiendo sufrido ninguna reforma posterior, posee un buen estado de conservación y se sitúa entre las más representativas de la arquitectura cisterciense.

Junto a la Sala Capitular, se encuentran dos estrechas y alargadas salas, cubiertas ambas por bóvedas de cañón redondo sobre arcos fajones que apoyan en ménsulas. La primera es un locutorio; se trata de un pequeño espacio en las abadías cistercienses, donde los monjes se reunían en reducido grupo para dialogar. En el muro derecho se encuentran poyos, bajo arcos que servían de asiento. Locutorio

La segunda sala es más estrecha, se utilizaba de pasaje para comunicar el claustro con la huerta o las dependencias posteriores del patio oriental.

A través de una escalera del siglo XVI accedemos a la primera planta, en la que podemos visitar tres piezas interesantes de la primera mitad del siglo XIII, conocidas como Archivo, Antecámara-archivo y Cocina de la Reina, que forman parte del llamado Palacio Real.

 

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 ARCHIVO MONÁSTICO

Es una habitación de planta cuadrangular, cubierta con  bóveda de crucería de ocho cascos apoyados en ménsulas. La clave central está decorada con un Pantocrátor rodeado por los símbolos del Tetramorfos. En el muro oriental se abre un óculo moldurado y decorado exteriormente por pequeñas flores, ondas y una orla ajedrezada. Bóveda del archivo monástico
museo del monasterio

En el parámetro occidental se abre una puerta que comunica con otra cámara más pequeña, de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón  ligeramente apuntado, reforzado por un arco fajón sobre repisas decoradas con leones.

En el muro septentrional aparece una portada gótica, que conduce a la Cocina de la Reina; esta portada está formada por un arco apuntado, lleva dos columnas acodilladas de capiteles vegetales y un tímpano en el que se desarrolla una escena compuesta por un grupo de figura. La escena ha tenido distintas interpretaciones, una de ellas se ha querido ver la muerte del rey o de un abad cuya alma asciende a los cielos. óculo del archivo monástico

 

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LA COCINA DE LA REINA

columnas y arcadas de la cocina de la reina

Es considerada como una de las piezas más interesantes del actual monasterio. Presenta planta cuadrada con cubierta cupular de madera. La estructura de la techumbre, según estudios, estaría compuesta por ocho techos planos y por un noveno, que sería el central, con forma de cúpula ochavada. Esta cúpula apoyaría sobre una especie de pechinas para efectuar el paso del cuadrado al octógono.

Había 12 tablas de madera de pino policromadas, con distintos motivos. Algunos restos de piezas de madera de esta techumbre se encuentran en el Museo Arqueológico de San Marcos de León y datan de los siglos XIII y XIV.

La sustentación  de esta armadura se hacía sobre cuatro estilizadas y fuertes columnas, sobre elevados basamentos cilíndricos, con capiteles de tipo corintio. Las columnas se entrelazaban entre sí por apuntados arcos muy sencillos. Los nervios de las arcadas se apoyan en los paramentos sobre ménsulas decoradas con motivos vegetales.

Se conserva un chimenea o cocina que ha dado nombre a esta dependencia, la cual estuvo destinada a salón principal, audiencia o sala palacial, sala religiosa y en el siglo XVIII cumplió funciones de calefactorio y panera.

Existen diversos vanos, laboriosamente trabajados que permiten dar luz al interior. En el muro orientado al claustro  aparecen óculos con celosías de piedra y saeteras lisas. El muro meridional tiene dos ventanas geminadas a distinta altura y una saetera lisa de tradición románica. Sin duda el muro de mayor interés, es el orientado al este, por su juego de vanos, puerta, ventana y óculo, además permite el acceso al famoso Mirador de la Reina. El óculo se adorna con boceles y motivos florales de rosetas. El ventanal es geminado, de arcos apuntados y moldurados, la columna central lleva base ática sobre elevado plinto, las columnas centrales semejan a la central. La  puerta conduce al mirador abierto hacia oriente. La portada al exterior ofrece dos arquivoltas aboceladas,  decoradas con rosetas y dos columnas con basas áticas decoradas con bolas, los capiteles llevan decoración vegetal.

 

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EL MIRADOR DE LA REINA

Es una galería de tres arcos de medio punto, los laterales son más anchos que el central. Dos pares de columnas soportan la triple arquería, son de fustes muy estilizados con basas áticas y capiteles con decoración fitomórfica. El espacio de la galería está cubierto tres tramos de bóveda de cañón transversales. Este balcón-galería, por su encanto y conservación, ha sido la imagen más representativa del monasterio de Carrecedo. mirador de la reina

 

LA LIBRERÍA-BIBLIOTECA

Dependencia fundamental en el ámbito monástico, junto con los claustros. En Carracedo, como el resto de los monasterios cistercienses, la librería se sitúa sobre el refectorio (siglo XVIII). Es una sala amplia de planta rectangular, tiene 4 ventanas en los lados mayores y un amplio balcón. La biblioteca del monasterio llegó a  ser la más importante del Bierzo, se calculan  que poseía más de 6.000 volúmenes. Los desmanes franceses y las medidas desamortizadoras, acabaron con gran parte del patrimonio cultural.

 

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LAS DEPENDENCIAS COMPLEMENTARIAS Y DE SERVICIOS

En ellas se concentraba todo lo necesario para el sostenimiento y autoabastecimiento material del monasterio: talleres, almacenes, cuadras, conejales, etc.. Dichos servicios, se distribuían en torno a la plazuela del patio oriental, delimitado por dos pabellones en escuadra. Hoy sólo permanecen en pie arruinados lienzos.

huertas y palomar del monasterio

La abadía esta cercada por una gran muralla. Un espacio agrícola, formado por huertas, prados y viñas, alternaban con construcciones rurales como palomares, caballerizas, pajares, casas de hortelano, molinos, pequeñas forjas, talleres, etc..

El agua constituía un elemento fundamental y muy necesario para el riego de huertas, 

prados y jardines, para accionar las ruedas de los molinos, para cocinar y para los servicios higiénicos de la comunidad; de ella dependía la situación general del monasterio.

 

canalización del agua

El agua llegaba al recinto del Monasterio, desde la casa de la fuente, en el pueblo, mediante un acueducto, es decir un caño sobre un muro. Desde el Mirador de la Reina se puede observar la conexión del canal de agua que recorría  el monasterio. Esta canalización del monasterio, se puede contemplar en la actualidad gracias a la labor arqueológica.

Quedan algunos restos de construcciones rurales, como palomares de sección circular y cubrición de pizarra y los molinos que también formaron parte del proceso productivo monástico; la mayor parte de los molinos que controlaba el Monasterio de Carracedo  estaban en torno al río Cúa, a finales del siglo XVIII controlaba 6 molinos.

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