SITUACIÓN NACIONAL Segunda parte 2. EL MAS Y SU COMPROMISO CON EL IMPERIALISMO Durante la campaña electoral, Evo Morales levantó la consigna "wayñuchun yanquis" ("mueran yanquis", en idioma quechua) como parte de la demagogia electoral, aprovechando el sentimiento antiyanqui que tiene el pueblo boliviano. Esto era a todas luces un engaño puesto que ya el 2005, cuando el pueblo boliviano pedía expulsar a las transnacionales, Evo dijo: "cuando era ignorante pedía que se vayan las empresas transnacionales, ahora he entendido que tenemos que hacer negocios con ellas". Las políticas del gobierno del MAS revelan su profunda dependencia del capital financiero internacional. Salud, carreteras, empleo, políticas de desarrollo interno, Asamblea Constituyente, hidrocarburos, minería, política de la coca, etcétera, todo depende de la "ayuda internacional" con las condiciones que impone el imperialismo en general y específicamente el imperialismo yanqui. Antes de ser gobierno ya habían reconocido la "necesidad" del capital imperialista como lo hace cualquier vulgar liberal burgués; "Bolivia no puede cerrarse a la comunidad internacional", "necesitamos capitales extranjeros"; son los argumentos utilizados para justificar la explotación imperialista, pero en este caso suavizados por la consigna masista "queremos socios y no patrones". Esta sociedad con el imperialismo llegó a tal punto que en enero de 2007 Evo Morales afirmó que "es increíble pero la comunidad internacional está con el proceso de cambio en Bolivia". El gobierno de Evo Morales no se diferencia de las concepciones burguesas neoliberales, para ambos la "comunidad internacional" tiene un rol fundamental para el "desarrollo" del país, aunque discursivamente coloca un matiz nacionalista. Su demagogo objetivo es aminorar la desventaja del país en las relaciones del intercambio comercial, ya lo dijo Álvaro García "nosotros hacemos negocios, así se maneja las relaciones internacionales". Este "intercambio" libre es imposible por la existencia de monopolios. La pretensión de hacer negocios de tú a tú no es más que el espejismo de "la libre competencia" pues la esencia de las relaciones comerciales con el imperialismo es precisamente la sujeción a sus condiciones, sólo en ese marco los países oprimidos como Bolivia pueden "negociar". Y las condiciones imperialistas van mucho más allá de meras relaciones comerciales. Lo confesó el propio Evo el 5 de agosto de 2006: "EEUU no nos puede cuestionar, cumplimos con temas fundamentales, y la mejor democracia es la que estamos viviendo ahora, una fiesta democrática que en base al voto del pueblo empieza a refundar nuestro país, estamos ante una revolución democrática cultural". Qué es eso sino la más servil concepción de democracia, precisamente aquella que el imperialismo yanqui aprueba para los países oprimidos; "si hay voto hay democracia" es la democracia burguesa que somete al pueblo a la explotación y miseria, que protege la propiedad privada, el capital privado nacional e internacional. Así se entiende que en la "nacionalización" de los hidrocarburos se respete la propiedad imperialista, se apele a la "comprensión de las empresas extranjeras" y se anuncie que los países imperialistas están "apoyando el proceso de cambio en Bolivia". Ni siquiera podemos hablar en su propuesta de una "visión nacional" cuando el gobierno habla de "revolución democrática cultural"(sic). En la concepción marxista la Revolución Democrática elimina la feudalidad, cumpliendo las tareas pendientes que la burguesía no pudo cumplir, además tiene como blancos al capitalismo burocrático y a la dominación imperialista para marchar al socialismo. En cambio el nacionalismo burgués del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) planteó en 1952, en la llamada "revolución nacional", acabar con el latifundio para construir una burguesía nacional que desarrolle al país; el objetivo inconcluso fue construir el Estado nacional, programa burgués del siglo XVIII y XIX. Ante esos planteamientos, la "revolución democrática cultural" de Evo Morales no es más que un tráfico para engañar a las masas porque centra en el concepto más burdo que identifica democracia igual a voto, en términos políticos, y, a través de un "capitalismo andino amazónico", crear una burguesía nacional "indígena". El imperialismo llama "revoluciones en democracia" a los gobiernos que salieron de las urnas en los estados de la ex Unión Soviética o en Estados que no obedecían sus intereses yanquis. Como el MAS ganó las elecciones con más del 50% de los votos válidos, realmente un 33% de total de votos, cifra histórica para el sufragio en el país, entonces asume que ha hecho una "revolución democrática". Es, pues, la "revolución" del voto. La dependencia de Bolivia respecto a la inversión imperialista se refleja en los siguientes datos. El programa de empleo temporal, Pro País(4), para el 2006 contó con 21.3 millones de dólares y para el 2007 se prevé 23 millones; los programas de construcción de caminos, endeudaron al país por casi 500 millones de dólares, el Estado adquirió deudas con la Corporación Andina de Fomento por 242.69 millones de dólares y el Banco Interamericano de Desarrollo 171.74 millones de dólares, además de créditos con diferentes países de la Unión Europea; los programas de salud han dependido de la "ayuda" de EEUU, Canadá y la Organización Panamericana de la Salud. Asimismo los proyectos en educación, saneamiento de tierras y el financiamiento a la Representación Presidencial para la Asamblea Constituyente (REPAC) son financiados por la llamada cooperación internacional. El gobierno boliviano no ha tenido dinero ni siquiera para su medida que dizque "va a transformar Bolivia". En el Congreso de la República los seminarios sobre cómo llevar adelante la Asamblea Constituyente fueron financiados por USAID, con proyectos que los parlamentarios oficialistas, especialmente indígenas, llevaron a sus comunidades, demostrado que los dólares yanquis están metidos en el gobierno hasta el tuétano. EEUU entrega 150 millones de dólares por año al país para financiar proyectos, desde militares hasta agrarios, el monto no se ha movido a pesar de que se ha anunciado una reducción de dinero para la erradicación de coca y lucha antidrogas. La concesión de hierro del Mutún con la empresa india Jindall Steel, es otra muestra del sometimiento del gobierno a las transnacionales; por la explotación de hierro el Estado va a recibir un 8 a 10% de regalías; el propio ex Ministro de Obras Públicas, Salvador Ric Riera, había reconocido que este contrato con la empresa India es totalmente desventajosa para el Estado pero éste ya lo firmó. Cosa similar ha ocurrido con los 44 contratos referidos a la explotación de hidrocarburos que sólo ha legitimado la presencia de las empresas transnacionales en nuestro país, y que hoy el propio gobierno masista ha reconocido que adolecen de "errores formales", ocultando que se quería beneficiar a las petroleras. Los ingresos que recibe Bolivia al TGN son fundamentalmente por exportación de materias primas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la exportación de minerales (entre ellas la realizada por una compañía estadounidense que explota la mina de plata San Cristóbal) aumentó en los primeros diez meses de la gestión de Morales en un 123 por ciento frente a 2005 y las exportaciones de hidrocarburos subieron en 52 por ciento. La retórica del gobierno boliviano no ha afectado a las empresas multinacionales. El tema más resaltante es su política con respecto a la producción de coca. Mientras el gobierno habla de antiimperialismo, el vicepresidente va a extender la mano al Congreso norteamericano para la ampliación del ATPDEA, este programa de preferencias arancelarias que brinda el gobierno yanqui a las exportaciones bolivianas está condicionada a la política de erradicación de drogas, y para el gobierno yanqui eso es eliminación de plantaciones de coca. Aquí la política del MAS no ha variado ni un milímetro su compromiso con la política norteamericana. En el transcurso de 12 meses de gobierno el MAS ha abandonado su inicial discurso de despenalizar la coca a nivel internacional, es decir, sacarlo de la lista 1 de la Convención de Viena de 1961 que la considera narcótico en su estado natural. La delegación boliviana en la Convención del Movimiento de Países No Alineados (Noal) fracasó en su intento de que la declaración final reconozca a la hoja coca como producto no vinculado con la droga. Paralelamente en Bolivia, el "zar boliviano antidrogas", Felipe Cáceres, también dirigente cocalero, propuso sancionar con la reversión de tierras a los campesinos que no acepten la eliminación de sus cultivos, política que ahora llaman "racionalización", y un impuesto para todos los cocaleros que lleven al mercado su coca. Como los anteriores gobiernos el compromiso del MAS continúa sujeto a la política imperialista yanqui, pero con el agravante de haber profundizado la erradicación en zonas tradicionales (legales), hecho que en octubre de 2006 derivó en que un contingente de policías y militares arremetiera contra los cocaleros de Yungas de Vandiola causando dos campesinos muertos y heridos. El discurso de no aceptar ninguna imposición, y respeto a la "milenaria" hoja de coca, es pura demagogia. En materia militar se expresa con certeza que no se han movido para nada las relaciones entre EE.UU. y Bolivia. El ministro de Defensa, Walker San Miguel, anunció la presencia de marines yanquis del Comando Sur en el país dentro del proyecto "Nuevos Horizontes" que se aplica en la región y que está enmarcado en la estrategia de guerra de baja intensidad norteamericana, bajo el pretexto de ayuda social. Al margen de ello y sin autorización del Congreso ya existen militares norteamericanos en departamentos del país haciendo "labores médicas" y una tropa de "diablos rojos" en la fuerza aérea bajo el pretexto de lucha antidrogas. El MAS envió tropas de cascos azules a Haití donde los yanquis sostienen a un gobierno títere. A pesar de las demandas de antiimperialistas haitianos que piden el retiro de las tropas de la ONU porque éstas son "instrumentos en manos de potencias imperialistas", los dirigentes masistas dijeron en su oportunidad que los únicos que se oponen al presidente de Haití son "pandilleros" y "delincuentes". El 22 de diciembre del 2006 las "tropas de la ONU" asesinaron a 17 personas e hirieron a otras 40 que protestaban en las calles por fraude en los comicios electorales y contra la invasión extranjera; la misión ordenada por la ONU fue ejecutada por las tropas de Brasil, Bolivia, Chile y Uruguay. Evo Morales ya puede sentirse "orgulloso de contribuir a la paz mundial" como había dicho cuando las tropas bolivianas partieron a Haití. Pero este vulgar lacayo del imperialismo, demagogo y reformista, en realidad está más interesado en el negocio del mercenarismo porque el envío de cascos azules "permite contar al país con un ingreso de 3 millones de dólares y crear 215 fuentes de trabajo". Por ello ya ha enviado más de 11 misiones de tropas al Congo, donde según medios de prensa independientes, el 2006 los cascos azules o fuerzas de paz como le llama el imperialismo violaron a 59 niñas. En política económica, el gobierno se jacta de dar lecciones a los gobiernos "neoliberales". Efectivamente el Banco Mundial cree que Evo ha resultado "más disciplinado" que sus antecesores en el manejo de las cuentas fiscales, cerradas el 2006 con un superávit de 5,9 por ciento de Producto Interno Bruto (PIB). El papel del Estado se ha fortalecido en ser mero recaudador. La bonanza también se asienta en el perdón de la deuda externa (FMI, Banco Mundial y BID) de 1.735,1 millones de dólares que el Gobierno de Morales ya no tiene que pagar. Este gobierno ha manejado su economía dentro del modelo denominado "neoliberal" con una tímida presencia estatal que dista mucho de la propuesta discursiva. De esta manera la política económica de Evo Morales y el MAS e implementada por izquierdistas vergonzantes, no se diferencia en nada de los programas de ajuste liberales, quienes han enfatizado resultados en equilibrios macro económicos, fetichizando totalmente la macroeconomía, olvidando por completo que el problema central de la economía es la gente y no la tarea macroeconómica. Para reforzar su discurso e imagen antiimperialista, el gobierno del MAS hizo alianzas con Venezuela y Cuba con quienes firmó el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), del cual, aparte del anuncio del Ministro de la Presidencia de exportar chompas de alpaca a Cuba, no se sabe absolutamente nada, tal vez la población cubana no tenga tanto frío como para usar este tipo de prendas. Esta alianza, que para algunos revisionistas latinoamericanos es el eje del bien, ha servido fundamentalmente de oposición discursiva a los planes yanquis en nuestro continente y para el apuntalamiento de un supuesto bloque antiimperialista y de una ola de gobiernos progresistas donde estarían Chile, Brasil, Ecuador, Argentina, Uruguay, Nicaragua, Cuba y por supuesto Bolivia. Este "eje" heterogéneo maneja un discurso antiyanqui mientras coquetea con otros imperialismos como Europa, Rusia y China. En síntesis los compromisos que el gobierno del MAS tiene con la propiedad imperialista, la "ayuda financiera", los negocios con las transnacionales, compromisos de envío de tropas con la ONU, entre otros, demuestran que en esencia este "gobierno de los movimientos sociales" no ha transformado en absoluto las condiciones básicas para una verdadera revolución y mucho menos su sometimiento al imperialismo, principalmente yanqui, que diferentes gobiernos en la historia de nuestro país se encargaron de reforzar. NOTAS (4) Pro País que aparece junto al PLANE. Programas de los gobiernos neoliberales para mitigar el empleo que no cuentan con derechos laborales, se paga en especie (o sea arroz, fideo y otros productos) y se dedica a refaccionar calles, parques, alcantarillado, etcétera.
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