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(Universalmente
reconocido desde la reorganización de la Masonería
por la Gran Logia de Inglaterra, en el año de 1717 y aprobado por el Convenio
de Lausana, Suiza, el 5 de Septiembre de 1875)
- Adora
al Gran Arquitecto del Universo
- Ama
a tu prójimo.
- Haz
el bien y deja hablar a los hombres.
- Ama
a los buenos, compadece a los débiles, huye de los malvados, más no
odies a nadie.
- Habla
respetuosamente de los grandes, prudentemente a tus iguales, sinceramente
a tus amigos, y con ternura a los pobres.
- No
adules jamás a tu hermano porque es una traición, y si tu hermano te
adula, desconfía no te corrompa.
- Escucha
siempre la voz de tu conciencia.
- Sé
el padre de los pobres. Cada suspiro que tu dureza les arranque será una
maldición que caerá sobre tu cabeza.
- Respeta
al extranjero y al viajero porque su posición les hace sagrados para ti.
- Evita
las disputas y prevé los insultos, poniendo la razón de por medio.
- Respeta
a las mujeres. Jamás abuses de su debilidad y muere antes que
deshonrarlas.
- Si
el Gran Arquitecto del Universo te da un hijo, dale gracias. Pero tiembla
con el depósito que te confía, porque en adelante, tú serás para ese
niño la imagen de la divinidad. Haz que hasta los diez años te tema,
hasta los veinte años te ame y hasta la muerte de respete. Hasta los diez
años sé su maestro, hasta los veinte su padre, y hasta la muerte su
amigo.
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- Enseña
a tus hijos buenos principios antes que bellas maneras. Que te deban una
doctrina esclarecida mejor que una frívola elegancia. Que sean mejor
hombres honrados que hombres hábiles.
- Lee
y aprovecha, ve e imita, reflexiona y trabaja, y de todo refunde en
beneficio de tus hermanos para tu propia utilidad.
- Sé
siempre contento para todo, con todo y de todo.
- Jamás
juzgues ligeramente las acciones de los hombres, perdonándolas o condenándolas.
Dios es el único que puede valorar sus obras.
- Y
sobre todo recuerda la importancia de escuchar a los demás. Saber
escuchar es saber entender.
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