IX. DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, LA MEJOR INCONDICIONAL
64. La Santísima Virgen María, la fiel esclava del Señor, es el modelo perfecto del incondicional, la primera, la mejor incondicional. Ella es modelo y ejemplo de aquel afecto maternal con que es necesario estén animados los que en la misión apostólica de la Iglesia cooperan para la regeneración de los hombres (LG 35). Desde el Corazón de la siempre Virgen María han de servir a la Santa Iglesia los incondicionales y han de buscar a Jesús perdido en tantos corazones y en tantas inteligencias, con la solicitud, no exenta de angustia y dolor, con que ella le buscó hasta encontrado.
65. Los incondicionales acudirán a la Santísima Virgen María con oración constante; propagarán su culto y devoción, especialmente el Santo Rosario y el rezo del Angelus. Pieles a la doctrina de la Santa Iglesia, "ofrezcan súplicas insistentes a la Madre de Dios y Madre de los hombres, para que Ella que estuvo presente a las primeras oraciones de la Iglesia, ahora también, ensalzada en el cielo sobre los bienaventurados y los ángeles, en la comunión de todos los santos, interceda ante su Hijo para que las familias de los pueblos, tanto los que se honran con el nombre de cristianos, como los que aún ignoran al Salvador, sean felizmente congregados con paz y concordia en un solo Pueblo de Dios, para gloria de la Santísima Trinidad" (LG 69).