Kv 7

Arqueo Aegyptos

El Valle de los Reyes

 

Nombre

Ramsés II

Descubierta por Abierta desde la Antigüedad. Henry Salt  y Carl Richard Lepsius
En el año 1817 y  1844
Dinastía XIX
Momia Trasladada en la Antigüedad a la Kv 17 y luego  al escondrijo de Deir el-Bahari

Ramsés II, apodado El Grande, es uno de los faraones más grandes de todo el Imperio Nuevo y de toda la historia de Egipto. Pero, el rey más enérgico y poderoso de toda la Antigüedad, no se hizo construir la morada de eternidad más grande del Valle. Fue catalogada como la Kv 7 desvalijada en la edad faraónica y muy probablemente todo su ajuar funerario, que debió ser de ensueño, fue también robado. Se llenó de escombros, por lo que su acceso ha sido difícil. Durante las excavaciones realizadas entre 1913 y 1914, Harry Burton consiguió penetrar en aquella mole de piedras y cascajos hasta introducirse en el corazón del último lugar de reposo del soberano. Lo que es sorprendente es que aún no haya sido excavada en serio, aunque muchos arqueólogos opinan que la empresa sería costosa y dura.

Según se había entrado, se descendía por un corredor que corresponde a los cuatro pasos del dios. Luego se accedía a una sala donde el Faraón se encontraba en presencia de las divinidades, y donde se celebraban algunos ritos sobre la momia. A continuación, la sala donde se depositaron los carros reales. Allí, el Ka de Ramsés los utilizaría para combatir a los enemigos de las Dos Tierras en el Más Allá.

Un nuevo corredor mostraban las escenas del rito de la Apertura de la Boca y de los Ojos. Más adelante, la Sala de Maat, donde Ramsés era conocido como justificado ante el Tribunal de Osiris. Cambiando su eje, el camino nos lleva  a una estrecha puerta que daba acceso a la Sala del Oro. Un lugar con ocho columnas que daba a varias estancias pequeñas, entre ellas "Lugar de plenitud de las divinidades" y la  "Sala de los que responden". En el eje de la Morada del Oro se hallaba el magnífico sarcófago de Ramsés II. Tenemos constancia de que el faraón hizo esculpir en las paredes los pasajes de todos los libros funerarios. Era como una gran concentración teológica con la fuerza suficiente como para garantizar el eterno resurgir de Ramsés.

Su momia fue trasladada a la morada de eternidad de su padre Seti I en el año vigésimo quinto del reinado de Ramsés XI, por el sacerdote Herihor. Cuando el peligro amenazó a Seti y a  su hijo, emprendieron juntos un viaje, esta vez bajo la protección de Pinedyem. Sin duda, el escondrijo de Deir el-Bahari fue una sabia decisión, puesto que allí aguardó la llegada de tiempos mejores.

En 1976, Ramsés II abandona Egipto, por primera vez en más de tres mil años. Esta vez no viajaría al país de Kush, ni siquiera al país del Hatti. Francia era su destino, pues unas criptógamas amenazaban con destruir la eterna salud del rey. Una vez curado, se constató que, debido a su muerte en la vejez avanzada, había sufrido espondilartrosis, arteriosclerosis, y sus piezas dentales le habían provocado graves dolores. Pese a todo, hoy podemos comprobar que el rostro de Ramsés II conserva toda la autoridad de un Faraón. Vemos el rostro de un hombre que supo con certeza quien era y cuales eran sus deberes. El reinado de Ramsés II puede resumirse en dos palabras: Grandioso y próspero.


La morada de Ramsés II tiene una longitud de 100 metros. La anchura del corredor es de 2,62 metros. La altura del corredor es de 2,62 metros. La altura de las  puertas es de 1,99 y 2,10 metros.

Entrada morada Ramsés II Plano isotérmico
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