Arqueo Aegyptos Grandes Nombres Del Antiguo Egipto Senenmut El Preferido De La Reina |
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Texto por Amenofhis III |
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La historia de Senenmut es una historia curiosa y admirable dentro del complejo que forma la corte real. De familia humilde, procedía de On, y era hijo de Ramose, un hombre sin títulos, y de Hatnofer, que era Dama de la Casa. Su aventura en la corte comienza bajo el reinado de Thutmosis I ó Thutmosis II, pero de todas formas, es cuando Hatshepsut ya era gran esposa real, y Senenmut alcanza el título de "Administrador de los bienes de la gran esposa real. Una vez instalado en el palacio, Senenmut comenzó a construir su círculo de amistades que lo catapultarían hacia la cima. Con sus actos, va ganándose el aprecio de los monarcas, y en poco tiempo alcanza el título de Supervisor de los supervisores de los trabajos del rey. Cuando Hatshepsut se corona Faraón del Alto y del Bajo Egipto, la carrera de Senenmut se dispara. Los egiptólogos opinan que la reina y su funcionario fueron en realidad amantes, pero la verdad es que las pruebas de ello son muy escasas, tanto como un dibujo realizado en la roca de una morada para la eternidad que no llegó a terminarse. Aquí vemos la imagen de un hombre, que se ha asignado a Senenmut, y una mujer que ciñe una corona real. Y son muchos los que opinan que estas fuentes no son demasiado de fiar. Sobre el séptimo año de reinado de Hatshepsut como faraón, Senenmut inicia la construcción del "Sublime de los Sublimes", que así se bautizó al Santuario de la reina faraón en Deir el-Bahari. Senenmut se convirtió, en el ayo de la hija de Hatshepsut, la princesa Neferure, y además es el arquitecto real, así como el encargado de supervisar las expediciones. Su título es el Gran Administrador de Amón, y ese título abarca todas las facetas, en las que se incluye la edificación de santuarios para honrar al dios. Las cargas que debe soportar Senenmut son varias, pero para muchos de los trabajos se ve apoyado por la labor que desempeña Hapuseneb, su gran amigo y compañero. Una de las partes más curiosas del Santuario de Hatshepsut es la llamada Sala de la Teogamia, ó Sala de nacimientos divinos, donde vemos como Amón deposita su semilla divina en el vientre de la reina Ahmes-Nefertari, madre de Hatshepsut, y entre otras informaciones están las descripciones de los resultados de la expedición al país de Punt, y allí está Senenmut en compañía de Nehesi, el almirante de la flota, y un hombre que pudiese ser Hapuseneb. Sin embargo, la suerte de Senenmut cambia notablemente, cuando muere la princesa Neferure, en el onceavo año de reinado de la reina faraón. La reina toma conciencia de que el tiempo tal vez se le esté escapando, y proyecta, posiblemente durante su decimosexto año de reinado, una serie de obras que pondrán a todo el Doble País en movimiento. La historia de los obeliscos que Senenmut se encargó de extraer de las canteras de Aswan es increíble. Esta hazaña fue recogida también en el Sublime de los Sublimes, pero no se nos describe los métodos utilizados para transportar los obeliscos desde la cantera hasta las naves de carga. Lo que sí se nos muestra es que en cada buque viajan dos obeliscos. Cuan debían ser esos buques capaces de transportar semejante peso sobre un río en el que no existe un calado consistente, repleto de bancos de arena y zonas en las que se encallaban demasiado a menudo los buques. Los obeliscos que se llevaron a Karnak tienen una altura que varía entre los 20 y 30 metros, y el peso alcanza casi las 1000 toneladas ó más. Pero la joya de obeliscos, no salió de Aswan, se halla unido aún a la roca por su cara inferior. El motivo es que se desquebrajó cuando lo estaban extrayendo. Pero, de haberse puesto en pie, sobrepasaría los cuarenta y dos metros, y pesaría casi mil quinientas toneladas...Pero las tareas de Senenmut no filalizaron en Karnak, sino que a lo largo de las Dos Tierras, dejó su huella arquitectónica. En Luxor ó Edfú, realizó obras para la reina faraón que todavía hoy se conservan. Su mano llegó hasta la zona del Sinaí, que por otra parte fue una zona de continua explotación desde las primeras dinastías. Pero súbitamente, Senenmut desaparece de la escena. Su muerte es todo un misterio, y al rededor de ella, se han escrito las más diversas historias. Algunos achacan que, tras la muerte de la princesa Neferure, Senenmut perdió privilegios ante la reina, pero eso queda descartado ante las tremendas obras que realizó tras la muerte de la princesa. Otros opinan que cometió un crimen contra la titulatura real, usurpando prerrogativas reales para inscribir su nombre en ellas. Solo sabemos que, al igual que Hapuseneb, fallece alrededor del decimosexto año de reinado de Hatshepsut. Algunos achacan estas prontas desapariciones al joven Thutmosis III, pero es algo poco probable, puesto que una de las estatuas de Senenmut apareció en el Santuario de Thutmosis III, y además en ella aparece el nombre del dignatario junto al del soberano Thutmosis, y sin embargo no se grabó el nombre de Hatshepsut. El misterio continúa siendo la única respuesta posible. "Fui el más grande de los grandes de la tierra. Fui el guardián de los secretos del Rey en todos sus palacios; consejero del consejo privado en la mano derecha del Soberano, seguro en favores y al que se le daba audiencia solo; un amante de la verdad que no se mostró parcial; alguien a quien los jueces escuchaban y cuyo mismo silencio era elocuente. Fui alguien en cuyas palabras confió su Señor, con cuyo consejo fue satisfecha la Señora de las Dos Tierras, y colmado por completo el corazón de la Consorte Divina. Fui un noble a quien se escuchaba, ya que repetía las palabras del Rey a los compañeros. Fui alguien cuyos pasos se conocían en Palacio, un confidente verdadero del Soberano, enamorado y con su apoyo, que hizo feliz todos los días al corazón dl Soberano. Fui alguien útil al Rey, leal a Dios y sin tachas ante el pueblo. Fui alguien que debía controlar las inundaciones del Nilo; alguien a quien se confiaban los asuntos de las dos Tierras. Aquello con lo que contribuían el Sur y el Norte estaba a mi cargo. Es más, tenía acceso a todas las escrituras de los profetas (no había nada desde el comienzo del mundo que yo no supiera)." |
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