EL HAMBREAPETITO |
El hambre ¿Es lo mismo que el apetito?Aunque ambos términos se usan frecuentemente como si se tratase de lo mismo, el hambre y el apetito son cosas distintas. En la anorexia nerviosa, por ejemplo, hay un trastorno del apetito, no de el hambre. Este último es una sensación y un instinto, más o menos urgente, que advierte al individuo de la necesidad de comer, sin que preocupe excesivamente el tipo de comida que se busca. Por el contrario, el apetito, que es más selectivo, podría definirse como una sensación que nos indica la necesidad de ingerir un alimento concreto.. Aquí se incluyen desde los denominados antojos o caprichos hasta la extraña urgencia de llevarse a la boca un determinado alimento, tanto como dulces, salados y grasas, como si nuestro cuerpo quisiera compensar su carencia. Ambos impulsos están controlados por diversas áreas del cerebro conectadas por una vasta red de neuronas y una batería de neurotransmisores, unas sustancias que actúan de mensajeros cerebrales, como la sero tonina, la dopamina y la noradrenalina.
¿SON NECESARIAS LAS GRASAS PARA VIVIR? No. A diferencia de los hidratos de carbono y las proteínas, el hombre no las necesita en su dietapor más que el hambre se lo pida. Nuestro organismo obtiene la energía que necesita de las grasas, las proteínas y los hidratos de carbono contenido en los alimentos.
ingerida. Un adulto posee aproximadamente 10.000 millones de células adiposas que, en teoría, son capaces de aglutinar cientos de kilos de grasas. ¿POR QUÉ NOS GUSTAN TANTO CUANDO EL HAMBRE NOS LLEGA? Todos los alimentos ricos en grasas dejan un sabor y una sensación táctil especiales en la boca que los hacen casi irresistibles. Por otro lado, se ha detectado que hay personas que sienten una extraña atracción hacia las comidas con grasas. Algunos científicos piensan que esta pulsión podría deberse a la secreción en el cerebro de serotonina y otros neurotransmisores. ¿DÓNDE SE ACUMULAN LAS GRASAS EN EL HOMBRE Y LA MUJER OBESOS? Los lípidos sobrantes no están distribuidos de modo uniforme en el organismo, sino que tienden a almacenarse en determinadas zonas, rompiendo la armonía corporal. La localización de estos depósitos de grasas guardan una estrecha relación con el sexo, y su aparición está fuertemente ligada a las secreciones de hormonas sexuales. De hecho, los dietólogos distinguen dos patrones generales: el ginoide o femenino, y el androide o masculino. En este último, los kilos de más se concentran en la barriga, dando origen a la popularmente llamada curva de la felicidad. Por el contrario, la obesidad de tipo ginoide se caracteriza por unas caderas y nalgas amplias, con relativamente
poca grasas en la parte superior del cuerpo. están más expuestos a sufrir enfermedades cardíacas.
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