Ángel
de la décima
Fermín Carlos Díaz
Relegada de los medios de difusión escrita durante largo tiempo,
la décima improvisada poco a poco parece decidida a ocupar el
lugar que merece. A la publicación de Décimas rescatadas
del aire y del olvido (Fundación Fernando Ortiz, 1997)
-incluye a relevantes repentistas cubanos de los años ´40 del
pasado siglo- y La décima constantes (Fundación Fernando Ortíz,
1999) - un valioso acercamiento a la estrofa realizada por
Virgilio López Lemus- entre otros, viene a sumarse ahora,
modesta pero eficazmente,
Ángel de la décima
(Editorial Unicornio, 2001) una muestra del quehacer decimístico
de Angelito de Angelito Valiente con selección y nota
introductoria de Orlando Cha´vez Pérez.
Ángel de la décima se inicia con un breve prólogo
de la investigadora y poetisa Ana Núñez Machín, quien a través
de la evocación de una canturía de Angelito Valiente prepara al
lector para el encuentro con este verdadero mito del repentismo
en cuba, cuyo "verbo -al decir de Ana- asaeteaba el lenguaje en
comunión de imágenes; en la exacta utilización del adjetivo; en
la rima original y en la presencia de sus metáforas candentes
con las cuales aprisionaba la belleza".
A continuación, el lector tendrá la oportunidad de volver a
"escuchar" casi medio centenar de espínelas del inolvidable
Cantor del Ariguanabo, en las que nos legara su
testimonio de amistad y admiración hacia improvisadores con
quienes rivalizó: Rigoberto Rizo, Gustavo Tacoronte, Tomasita
Quiala, José Marichal, Pedro Guerra, Jesús Careno, entre otros,
desfilan por estas páginas. En algunos casos, se trata de
décimas que la memoria popular ha rescatado de las controversias
de Angelito con esos repentistas; en otros, de versos que
escribiera a amigos ya desaparecidos.
La segunda sección de
Ángel de la Décima, nos
revela desde el título el propósito de homenajear al poeta.
Ángel Valiente Othón, hijo del cantor, inaugura el tributo
lírico. Luego vendrá un largo desfile de repentistas, algunos
conocidos (Naborí, Renito Fuentes, Jesusito Rodríguez), otros
casi o totalmente desconocidos; todos en sus estrofas van
trazando el itinerario poético y espiritual de uno de los
grandes improvisadores del siglo XX.
Con
Ángel de la décima, la Casa del escritor
Habanero reúne por segunda vez en cuerpo de libro un puñado de
versos del inolvidable Cantor del Ariguanabo (en 1993 publicó De los archivos del aire, con prologo de Jesús
Orta Ruíz, El Indio Naborí). Ojala estas páginas sean el
preámbulo de una política editorial encaminada al rescate de la
tradición oral con mas arraigo en nuestra provincia.