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Si durante décadas las bibliotecas han sido el espacio natural para que miles de estudiantes se acerquen para consultar los libros necesarios para realizar su tarea escolar, la tendencia actual indica que estos centros se convierten en espacios democratizadores de la cultura, es decir, donde todo ciudadano puede acceder al conocimiento e incluso a las nuevas tecnologías como la computadora e internet. Y es que si antaño, por las necesidades de la educación pública y la ausencia de bibliotecas escolares, como el caso mexicano, las bibliotecas del Estado se convirtieron en el foro que satisfacía la necesidad de miles de estudiantes de educación media y superior, hoy los retos son precisamente que la biblioteca trascienda los afanes pedagógicos y se convierta en un imán que llame no sólo a los escolares. Pero el reto es grande, porque durante décadas los únicos necesitados de las bibliotecas han sido los estudiantes. La población escasamente se acerca a ellas, si no es que las rehuye completamente, porque están totalmente lejanas de sus expectativas, gustos y búsquedas. Por ello, el Instituto Goethe, en colaboración con la Dirección General de Bibliotecas del CNCA, la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía, la Biblioteca Benjamín Franklin, la UNAM, el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, el Instituto Italiano de Cultura y las embajadas de Francia, Canadá y España, organizó el Primer Encuentro Internacional sobre Bibliotecas Públicas. Perspectivas para México en el siglo XXI. Este encuentro se celebrará del 24 al 28 de septiembre próximo en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología (MNA) y asistirán especialistas de la Biblioteca Nacional de México, la Dirección General de Publicaciones del CNCA, la Biblioteca Estense y Universitaria de Módena, Italia; la Biblioteca Municipal de Colonia, Alemania; la Biblioteca Pública de Chicago, Estados Unidos; el Ministerio de Cultura español y la Biblioteca Municipal y Regional de Poitiers, Francia, entre otros. Se trata de un encuentro que, a decir de Brunhilda Erker, directora interina de la Biblioteca del Instituto Goethe, tiene el propósito de aportar nuevas ideas al desarrollo de las bibliotecas públicas en México, que hoy enfrentan grandes desafíos de transformación y modernización. “La actual coyuntura de cambio democrático en el país es particularmente propicia para realizar por primera vez un encuentro en donde no sólo estarán presentes los intelectuales y especialistas, sino también los administradores públicos, quienes son los que finalmente introducen los cambios”, señaló Erker. Por su parte, el titular de la Dirección General de Bibliotecas del CNCA, Jorge von Ziegler, observa que en la actual administración se pretende hacer de estos espacios sede de la lectura, pero de la misma manera, seguirán cumpliendo la labor de apoyo a los estudiantes. “Se ha asociado mucho la imagen de la biblioteca pública con la función escolar. En México, como en otras parte del mundo, hablar de bibliotecas públicas es hacerlo de un centro de apoyo a la educación formal, pero la realidad es que estos espacios ofrecen muchas otras opciones y pueden abrirse a otras más, entre ellas, las de un espacio para la lectura esencialmente recreativa. Pero esto no implica abandonar una cosa por otra”, precisa el funcionario. Por su parte, Nathalie Lelong, directora de la Casa de Francia en México, considera que en el país galo la existencia de bibliotecas escolares impidió que las públicas se dedicaran a atender estudiantes para sus labores escolares y su labor se extendiera al ciudadano en general. Por lo mismo, Francia vivió hace dos décadas una revolución en su estructura bibliotecaria, descentralizando todos estos espacios, con el propósito de que quedaran en manos de las provincias y pudieran extenderse a otros espacios como los hospitales, de tal suerte que las bibliotecas no son un instrumento pedagógico, sino ciudadano y democratizador. Este cambio, añade Lelong, llevó a una verdadera explosión de bibliotecas en todo el país, además con personal especializado y equipadas con las nuevas tecnologías, como las computadoras. Con ellas, el ciudadano no sólo accede al conocimiento, sino que también aprende a manejar las nuevas tecnologías e incluso crear sus propias páginas web. La biblioteca del siglo XXI Por su parte, Elsa Ramírez Leyva, académica del Centro Universitario de Investigación Bibliotecológica (CUIB), indicó que el temario de este encuentro permite adentrarse a lo que será el concepto de biblioteca del siglo XXI, ya que se parte de un análisis del pasado y presente de las bibliotecas públicas para revisar toda su estructura: fomento a la lectura, desarrollo de colecciones, gestión y financiamientos, tecnología de la información, recursos humanos y, finalmente, usuarios y servicios. Además, como observó la investigadora, se trata de hacer más visibles las bibliotecas públicas, pues su cometido actual ya no consiste únicamente en brindar apoyo a los estudiantes. Esa visibilidad permitirá a los ciudadanos en general acercarse a estos espacios, que por sus mismas características, casi habían estado vedados al público en general. De hecho, recuerda que el caso chileno es ejemplar en este sentido. Han sacado a las bibliotecas públicas de sus espacios tradicionales. Por lo mismo, en este país sudamericano se han colocado módulos en las estaciones del Metro para que el usuario, mediante la inserción de una tarjeta, pueda tomar un ejemplar, generalmente de literatura y, de esta manera, llevarlo en el transcurso de su viaje. Si no le gustó, puede dejarlo en la estación en que descienda o bien llevarlo a su casa. En otros países la estrategia ha consistido en convertir a las bibliotecas en centros de consulta a través de lemas como: “La biblioteca sabe todo, pregúntale”. Y la biblioteca responde a toda interrogante, siempre y cuando no sean tareas escolares para acercar al ciudadano a estos recintos.
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