Del autoritarismo filantrópico de Chávez al totalitarismo anárquico de la oposición

Por Mariana Hernández
mariannehz@mac.com

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Miércoles 22 de mayo de 2002

Actualizado el miércoles 29 de mayo de 2002
Recomiendo a los lectores regresar de tanto en tanto a este texto, pues está siendo renovado a medida que se van produciendo nuevos datos y nuevos razonamientos.

Un fantasma recorre a Venezuela: el fantasma del autoritarismo. Desde todos los flancos nos amenazan hordas, sean bien vestidas, sean desastradas. Armani y Pepeganga nos acosan con sus bravatas, que fueron divertidas hasta la desembocadura monstruosa del 11 de Abril. En lo que sigue criticamos a los dos bandos y estamos conscientes del riesgo de concitar la ira de ambos. Comenzaremos por Hugo Chávez. Luego iremos con la oposición.

El autoritarismo filantrópico de Hugo Chávez

Durante tres años Chávez se empeñó en que su razón era suficiente para ser aceptado por todos. Ejerció un mando paradójico, de democracia ilimitada, tolerante hasta la impunidad, sin presos, sin perseguidos, sin exiliados, sin censura, pero con un discurso autoritario y con un monopolio de los poderes, logrado por procedimientos no aceptados por todos (aunque cabe recordar que el Fiscal General de la República Isaías Rodríguez fue electo con votos de la oposición que ahora lo repudia; igual que los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia que absuelven a los militares golpistas fueron propuestos por diputados chavistas y electos con sus votos). Un gobierno tan benévolo en los hechos que sólo impone a Carmona Estanga su casa por cárcel y luego consiente que se le fugue del modo más cómodo. Una benevolencia rayana en la blandenguería. Y a veces me pregunto si la oposición sería tan bravucona si el gobierno fuera tan autoritario como ella pretende que es.

No es cierto, sin embargo, que el Tribunal Supremo de Justicia se pliegue a Chávez sumisamente, pues hubo indicios de independencia previos a la decisión infame del 14 de agosto: no aceptar la apelación de Aristóbulo Istúriz ante las elecciones de la CTV; no aceptar la apelación del llamado “MAS-MAS” contra el MAS no oficialista, entre otros. Además, ¿por qué ese Tribunal Supremo renunció en pleno en pleno golpe? El Fiscal, por su parte, no se ha plegado tal como muchos chavistas quisieran. ¿No puso presa a Lina Ron, por ejemplo? Sí se han plegado el Defensor del Pueblo y el Contralor, cuya sumisión es patética.
Chávez, igual que el puntofijismo, ha querido copar todos los poderes, públicos o no, y se impacienta y vocifera contra aquellos que no puede acaparar: Iglesia, CTV, medios, gremios empresariales. No entiende que no entiendan su razón. No entiende que rechacen que haga lo mismo que hizo que la gente votara por él: los abusos del puntofijismo. Entonces se empecina en una acción autoritaria, aunque no llegue a las manifestaciones crudas a que llegó el gobiernito de Pedro Carmona Estanga, auxiliado por alcaldes de buena familia que perdieron el glamour al convertirse en chabacanos esbirros de un régimen patibulario, que afortunadamente duró sólo unas horas.
Decimos esto mientras se aclara quién mató a las víctimas del 11-A, porque los culpables de las víctimas del 12-A al 13-A parecen estar bastante claros. Chávez no podía ordenar matar a nadie desde La Orchila. No hay nada claro sobre las muertes del 11-A. Estamos viendo jirones de evidencias a través de vídeos y contravídeos fragmentarios y testimonios dispersos, interesados, inconexos y, peor aún, contradictorios entre sí y a veces dentro de sí. Vide ¿Quién los mató?

Ese contexto de acumulación de poderes evoca la famosa fórmula de Lord Acton: “El poder tiende a corromper; pero el poder absoluto corrompe absolutamente”. Pues bien, aunque no me consta nada, parece haber indicios de corrupción en el gobierno del Presidente que llegó con la promesa de liquidarla. No ha hecho nada para combatir ni siquiera la corrupción de sus opositores, muchos de los cuales siguen actuando en su propio gobierno y encima tratan de tumbarlo. Es tan increíble como inexplicable. ¿O sí es explicable? Lo intentaremos.

Cuando se acumula tanto poder así es imposible combatir la corrupción, que vive de la impunidad que precisamente le da el control de todos los poderes. En ese contexto la corrupción se extiende de modos inesperados y crea complicidades profundas y perversamente fecundas, hasta el punto de que Isaac Pérez Recao colaboró con la campaña electoral de Chávez y su hermano Vicente Pérez Recao es diputado suplente del Movimiento V República, al parecer vinculado con varios casinos. Algún periodista emprendedor debiera entrevistar a Vicente Pérez Recao. Hay que aclarar el asunto del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, que ahora parece que regó dinero entre todos los partidos, como es habitual en ese tipo de dádivas electorales. El magistrado Franklin Arrieche fue el encargado de recibir ese dinero, depositado en Aruba en una empresa de Tobías Carrero, el socio de Miquilena y financista de la campaña electoral de Chávez. Sí, es asqueroso. Y la corrupción descontrolada no sólo deteriora la riqueza colectiva sino que estropea la administración, a la que desmoraliza y debilita. Eso ha reducido considerablemente la calidad de desempeño del gobierno de Chávez, aparte de nuestra condición tan venezolana de gobierno, tan propensa a la improvisación y a la inconstancia. Esas características no son, claro está, exclusivas del presente gobierno, ni siquiera son privativas de Venezuela. El Presidente entonces se obsesiona turnando y enrocando convulsivamente funcionarios cuando no le rinden resultados perentorios o se rumora corrupción. No les da ni tiempo de rearmar instituciones que 40 años de corrupción dejaron desmanteladas. Hay miles de posibles colaboradores honestos, que no eran cómplices del puntofijismo sino más bien sus víctimas, que el Presidente se ha enajenado tozudamente y que podrían contribuir a mejorar el rendimiento gubernamental. No lo harían acríticamente, por cierto y a Dios gracias. Pero es un problema de gravedad extrema: Chávez parece que no quiere gente crítica entre sus colaboradores.

Como todo lo quiere dominar y siente que sólo él tiene la razón y es el único que sabe expresarla, el presidente Chávez ha cometido, entre muchos, dos errores estratégicos estruendosos, que contribuyeron a producir la tragedia shakespeariana del 11-A:

  • Ausencia total de política comunicacional, que dejó su sola y estentórea voz enfrentada al ruido brutal, sádico, simplificador y pertinaz de los medios de comunicación probablemente más idiotas del mundo: los venezolanos. Pocas veces he visto mayor simplonería que la de la mayoría de los comentaristas políticos, algunos de los cuales parecen ser inteligentes, pero sólo en privado; no así en el estudio de radio o televisión o en la sala de redacción. Les pagan para ser brutos, que es oficio bien remunerado en todas partes. A Luis Chataing lo sacaron de Puma TV porque no se ensañaba sólo con Chávez sino que se permitía criticar también a la oposición, aunque sólo de vez en cuando. Eso bastó. Me imagino que ahora no le perdonarán la actitud digna que asumió cuando declaró que se “sintió utilizado” en las diversas marchas hasta el 11-A (TalCual del 5 de mayo de 2002). Ya volveremos sobre el autoritarismo de los medios. ¿Por qué el gobierno no fortalece los medios comunitarios? Lo dice formalmente pero no lo concreta. Parece no entenderlos, lo que sí hizo la oposición, que durante su breve reinado arremetió contra ellos como primera prioridad. Los grandes medios de comunicación les temen como al Diablo. ¿Será que el gobierno también recela de ellos y por las mismas razones: porque son demasiado libres y no se pliegan sin condiciones ni a él ni a nadie?
  • Sostener obstinadamente un discurso exasperante y provocador, que le enajenó densos sectores de apoyo, especialmente de la clase media hacia arriba, para no contar los aliados individuales, no todos de vocación oportunista como sí lo son Gustavo y Oswaldo Cisneros, Alfredo Peña, los Pérez Recao y Ángela Zago, que lo fueron abandonando estridentemente y hasta espesaron las filas conspirativas, como los Cisneros, Peña, Pérez Recao y Zago. No hay que olvidar que la clase media y la burguesía venezolanas están entre las más reaccionarias de la humanidad. Al lado de muchos de ellos Otto Reich luce como un circulista bolivariano. Y encima Chávez les enarbolaba constantemente al Che, a Fidel y a Mao, a sabiendas de que era una punzada para gente cuyos valores à la limite no salen de Mickey Mouse, sin importar su grado académico. Con excepciones, que generalmente son chavistas light. Cosas como de loco. ¿Qué necesidad tenía de provocarlos? ¿Para qué? ¿Qué perseguía con esa estrategia, si es que era estrategia y no una inmadurez emocional? El resultado fue la tragedia del 11-A (aunque ésa no sea ni la única ni la principal causa, claro está).

El autoritarismo anárquico de la oposición

La oposición es anárquica (aunque no anarquista) porque no tiene comando unificado ni liderazgo ni programa. Pero es, paradójicamente, autocrática y totalitaria, como se pudo ver en el “Gobierno Transitorio”. Carmona es autocrático porque juró ante sí mismo, como pocas veces se ha visto en la historia humana. Y es totalitario porque asumió todos los poderes del Estado, arrasando con siete elecciones populares que eligieron y ratificaron a un presidente, gobernadores, alcaldes, diputados, concejales, una Constitución y la trama completa de representantes de todo un país. Carmona era el único poder, el único soberano. Criticaron a Chávez por acumular poderes y ellos acumularon más poderes que él en menos tiempo y del modo más despótico, criminal y represivo —Chávez podrá ser autoritario, mandón, mal hablado, pero no criminal ni represivo. Esta consecuencia no fue producto del azar, pues su objetivo estaba bien definido: borrar de la faz del territorio nacional todo vestigio del poder de Chávez (vide el Decreto de Pedro Carmona Estanga).

Definir como único objetivo de un movimiento la anulación de un hombre y sus poderes conduce a no tener programa ni visión de sociedad ni nada que no sea esa supresión absoluta. Y para anularla absolutamente se requiere de un poder absoluto, voto de nuevo, y ahora más, a Lord Acton. Aunque ése no era el propósito subjetivo de los marchistas del 11-A, sí estaba implícito en su salmodia idiota de “se va, se va, se va...”. ¿Se va cómo? ¿Qué hacer luego de ido? Los militares alzados tuvieron que improvisar al único civil practicable que encontraron a mano, Carmona, investirlo de todo poder, etc., aunque al día siguiente tuvieran que destituirlo y arrestarlo, ante la fuerza de los hechos. Aunque me pregunto si lo improvisaron y eso no estaba decidido desde el 10 de diciembre de 2001, durante el paro que promovieron Fedecámaras y la CTV. Seguramente lo tenían preparado desde mucho antes, a juzgar por la banda presidencial previamente preparada para Carmona por un sastre español.

Aquí está precisamente la tragedia shakespeariana, porque esos mismos marchistas se encontraron entonces con el efecto objetivo de su acción y comenzaron a rechazarlo con diversos niveles de vehemencia unos y a reafirmarlo otros. Para revocar un poder absoluto montaron un poder absoluto, peor que el que el de Chávez. Y el único poder absoluto posible contra el también absoluto de Chávez era el de Carmona y los mercenarios de Isaac Pérez Recao, quien fue el único que interpretó correctamente el mandato implícito e inconsciente de los marchistas. De todos modos no hay que exagerar, como hace Patricia Poleo, el papel de Pérez Recao, que parece ser sólo un engranaje secundario de Cisneros, quien luce como el principal director de esa orquesta, que todavía sigue sonando, por cierto. Eso junto con sus otros contribuyentes de la alta burguesía tal vez más tracalera e incompetente del Continente y algunos de sus pajes: Allan Brewer Carías, Cecilia Sosa y demás plumas tarifadas. Ahora la Sosa se desgarra las vestiduras y dice que le advirtió a Carmona, con testigos, que el Decreto famoso era inconstitucional, etc. Pero, para empezar, ¿qué hacía ella en Miraflores el 12 de abril? ¿Por qué no asume su responsabilidad y por qué profiere el despropósito machista de que los varones de este país no tienen la hombría de asumir sus responsabilidades? ¿Acaso sólo los hombres tienen el deber de asumir sus responsabilidades? ¿La responsabilidad de ella vale menos por ser mujer? Además de otras virtudes, la doctora Sosa es machista. Pensar que esa señora fue presidenta de la Corte Suprema de Justicia. Ahora me explico tantas cosas. Como que nadie estuvo en Miraflores, como que no hubo golpe ni pasó nada ni nadie redactó el Decreto más famoso de la historia de Venezuela. ¿Entre los hombres a quienes la machista Sosa reclama virilidad estará el excelso jurisconsulto Allan Brewer-Carías? “En el camino se enderezan las cargas”, respondió Carmona a Sosa cuando ésta le reclamó la inconstitucionalidad del Decreto. Daniel Romero le dijo: “Eso se queda así”. Son frases para la historia, como contó la golpista frustrada Patricia Poleo.

Los marchistas del 11-A se dieron de frente con su propio fantasma autoritario y se vieron entonces ante un gobierno transitorio despótico del cual ellos mismos se sintieron víctimas. A ver si aprenden algo de la experiencia. No fueron engañados, sino que se engañaron a sí mismos. Lo siguen haciendo. Ahí está la concentración de su Sábado de Gloria del 11 de mayo en el Parque del Este, así como otras marchas de oposición, bastante más menguadas.

Y no sólo era un gobierno autocrático y totalitario, sino respaldado obscenamente por una potencia extranjera, los Estados Unidos —no oso llamar potencia al Reino de España. Y apoyado por una organización bancaria confesional (así la llamó una vez Juan Nuño) como el Opus Dei, el sector más radicalmente reaccionario de la Iglesia, que participó, junto con otras confesiones, en el derribo de Chávez: en el vídeo presentado el viernes 10 de mayo en la Asamblea Nacional aparecían entre los felicitadores de Miraflores de los beaux deux jours de los golpistas varios prelados católicos junto con el rabino mayor Pinchas Brenner, cuya vocación de derecha es bien conocida. La única secta religiosa que apoya a Chávez parece ser la de los evangélicos, o al menos de algunos de ellos. Y ciertos santeros que oficiaron frente a El Nacional con Lina Ron. ¿Qué hacía Ignacio Cardenal Velasco en La Orchila, a donde llegó, luego de firmar el Decreto inmortal, en el avión del banquero Víctor Gil, aeroplano que tenía en su plan de vuelo como próxima parada a Puerto Rico, territorio “libre asociado” de los Estados Unidos? ¿A dónde pensaban llevar en ese avión a Chávez? A suelo norteamericano para juzgarlo como a Noriega, a lo que parece. Y conviene decir que los Estados Unidos no acepta ningún mecanismo de justicia internacional, como el Tribunal de La Haya. Por eso se lleva a Carlos Lehder y a Noriega y crea la figura de los “extraditables”.

La libertad de expresión más despótica del mundo o ¿esta oposición está loca?

Manifestación brutal de ese autoritarismo es la de los medios de comunicación. Esto es un problema mundial, pero en el caso venezolano los medios de comunicación desplegaron, antes incluso de la llegada de Chávez al poder, una operación de descrédito sistemática, maniática y sin treguas. Hay testimonios de varios comunicadores sobre el modo de operar esos medios, entre ellos el caso ya citado de Luis Chataing y el de Andrés Izarra, Jefe de Información de Radio Caracas Televisión, que renunció en protesta por el abuso informativo a que fue conminado y fue interpelado por la Asamblea Nacional el 23 de mayo. Por cierto que los medios no cubrieron mayormente su interpelación, empeñados en darle la razón. Hay gente estúpida, realmente. Existen muchos periodistas más, que no se han expresado públicamente por respeto a su constitucional derecho al trabajo. No todos están dispuestos a inmolarse. Basta observar esos medios de un modo medianamente crítico y no dejarse envolver en su red discursiva para entenderlo, algo que confieso que no es fácil. Todos hemos sido víctimas de ello. Más de una vez nos han confundido, lo admitimos.

Los medios de comunicación han ignorado sistemáticamente a esa multitud, especialmente durante el Sábado de Gloria de los chavistas (el 13 de abril), que tomaron las entradas de Fuerte Tiuna y de Miraflores. Es ridícula y asquerosa la estampida de los felicitadores huyendo del pueblo que asediaba a esa hora el palacio presidencial de Miraflores, incluyendo a

La multitud asedia a Fuerte Tiuna
Patricia Poleo, entre decenas de potentados, ahora improvisados velocistas de cien metros planos entre la gloria y el BMW. El terror de esos rostros es tan inolvidable como patético. Los medios de comunicación y muchos analistas políticos ignoran deliberada y sistemáticamente a este nuevo protagonista: el pueblo bolivariano en la calle, dispuesto a morir por lo que cree desde hace siglos. Y pregunto a esos sesudos opinadores: ¿Hubieran los militares invertido su acción ese sábado 13 de abril si no se hubieran visto asediados por esa poblada tan enardecida como pacífica, obviamente dispuesta a morir por Chávez? Digo obviamente porque nadie asedia un cuartel militar, sin saber lo que está pasando dentro, sin estar dispuesto a morir. No reconocen ese factor porque hacerlo sería invalidar toda su argumentación. Obviamente, también, los militares, por golpistas que fuesen, no estuvieron dispuestos a ejecutar una masacre de dimensiones imposibles de calcular, pero en todo caso cuantiosas, para mantener su acción. Ahora muchos conspiradores cuentan con que los militares no sean tan quisquillosos la próxima vez y maten masivamente por ellos y para ellos, como siempre hicieron antes de Chávez, pues para eso los cebaron durante décadas, solo que ahora muchos (¿cuántos?) les salieron respondones y están con Chávez. Ojalá no sea así, para bien de todos, incluso de los conspiradores, pues luego de tal acción genocida les quedaría un país ingobernable, probablemente en una situación peor incluso que la de Colombia en este medio siglo de guerra civil, luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Pero hay gente patológicamente ambiciosa, cuyo afán de poder y lucro la lleva a estados extremadamente peligrosos de locura. La historia humana está llena de orates así. Por supuesto que hubo una participación militar decisiva en la reposición de Chávez, pero eso no nos debe ocultar la concurrencia callejera y masiva del pueblo chavista. No es cuestión de sacar la cuenta de quién contribuyó más, si militares o civiles, porque no se trata de un fenómeno cuantitativo, sino cualitativo.

Después del golpe fallido los medios de comunicación continúan con su operación sistemática, maniática y sin treguas. Y ello sin contrincante, pues el Canal 8, oficial, sigue siendo tan inoperante como siempre —sistemático, maniático y sin treguas, salvo la excelente labor profesional de Ernesto Villegas. No sirve de contrapeso. Y eso parece irremediable. En ausencia de política comunicacional, el único contrapeso que tienen los medios es el discurso desnudo de Chávez, que ya hemos descrito. Lo único que ha cambiado, y no mucho, es ese discurso de Chávez, más moderado, pero sólo en términos comparativos con su belicosidad anterior al 11-A, pues constantemente lo sentimos frenándose sin mucho éxito para no lanzarse en sus andanadas de siempre, como se desató en Maracay durante la noche del mismo domingo 14 de abril.

La oposición fue tan improvisada y estaba tan encandilada en su antichavismo el 13 de abril que no tomó en cuenta no sólo al pueblo chavista, sino que creyó que bastaba con un bloqueo informativo de radio y TV (y muy probablemente de prensa) para que no pasara nada. El viejo método del avestruz. Pero tampoco se percataron de que había televisión por cable, celulares, Internet y el orden democrático internacional, que no existían cuando el Chile de Salvador Allende ni en la Guatemala de Jacobo Árbenz. No percibieron ni siquiera la globalización que tanto alaban. “La TV por cable sólo la ve el 4%”, dice Patricia Poleo que dijo uno de los golpistas. Y ahora vemos que ese 4%, si es cierto que es sólo el 4%, fue suficiente para romper el cerco informativo, que no resultó tan hermético como hubiera sido necesario. En todo caso la muchedumbre chavista no lo necesitó porque lo veía en vivo y en directo, admirada de sí misma en la calle. Gustavo Cisneros es aliado de AOL-Warner, dueña de CNN, pero no tiene tanto poder como para silenciar a CNN en función de sus intereses particulares. Por eso CNN transmitió las entrevistas de Marisabel de Chávez y de Diosdado Cabello, porque eran el tubazo del día. Mientras la televisión comercial venezolana transmitía programas de entretenimiento, los medios internacionales, junto con emisoras de radio no controladas por los medios comerciales de comunicación, informaban ampliamente de los sucesos claves de Caracas: el acorralamiento de Fuerte Tiuna y la reconquista de Miraflores. Aparte del boca a oreja vía telefónica fija y celular. Aparte del correo electrónico e Internet en general, incluyendo hasta cierto punto (todo hay que decirlo) el sitio Web de El Universal, constantemente actualizado durante el 13 de abril, como sucede todos los días. Todo hay que decirlo. El argumento de que los magnánimos directivos de radio y televisión no querían exponer al peligro a sus periodistas es tan idiota como la teoría del autogolpe y revela la miseria intelectual de esos directivos y de la clase dominante venezolana. En primer lugar porque somos testigos del arrojo de los reporteros durante los hechos recientes y porque ahora sabemos que estaban en Miraflores y Frente Tiuna durante la retoma popular y de ellos son muchos de los vídeos que ahora tenemos de esos hechos. Tenían las imágenes, el “tubazo” del año, y no lo transmitieron, como una entrevista con Diosdado Cabello, otra con Marisabel de Chávez y una rueda de prensa del batallón de paracaidistas de Maracay leal a Chávez, según testimonio de Izarra. El Nacional y El Universal pretextaron que no circularon el domingo 14 de abril porque temían por su seguridad el sábado 13. ¿Estuvo esa seguridad realmente en peligro? ¿Hay indicios de ello? ¿O fue, sobre todo, porque tuvieron que frenar el tiraje de decenas de comunicados pagados en favor del gobiernito de Carmona? Ya habían aparecido varios remitidos el sábado 13 de abril. ¿Por qué Últimas Noticias sí circuló ese domingo 14 de abril? Raro, ¿no?

Golpe ya

El empecinamiento golpista de los medios y demás empresarios se manifiesta en la negativa a su participación en el diálogo y se motiva por varios flancos:

  • La necesidad, luego del papelón, de obtener algún grado de reivindicación, así sea por la fuerza y sobre un montón industrial de cadáveres. Especialmente de los militares golpistas, procesados o no, que ven su carrera en peligro.
  • La impaciencia: la consolidación de Chávez significaría la muerte política de muchos dirigentes de oposición, pues si Chávez se mantiene seis años se corre el riesgo de repetir por seis más. Serían doce años perdidos para sus ambiciones.
  • Las razones básicas, por supuesto: acceder directamente al poder sin la mediación tradicional de los partidos políticos. En este proceso se dieron cuenta de que podían mandar sin terceros. ¿Podían? No pudieron. ¿Podrán en el futuro?
  • Los medios ya no transmiten hechos sino que generan hechos. Al usurpar la función de generadores de hechos pierden credibilidad porque rápidamente se les enreda el juego y el conflicto de intereses, como ocurrió el sábado 13 de abril, cuando descaradamente bloquearon, con pretextos idiotas, toda información sobre lo que ellos mismos y sus aliados estaban haciendo. ¿Por qué temían por la seguridad de sus reporteros, si según ellos mismos había un nuevo gobierno, el de Carmona, puesto y respaldado por ellos, que acababa de rescatar la democracia y los derechos humanos? ¿Era que los intimidaba el pueblo en la calle? ¿Por qué temían a ese pueblo? Y si es así ¿por qué no mencionaron que el pueblo estaba en la calle y lo temían?

¿Golpe ya?

Un nuevo golpe tiene las siguientes dificultades:

  • Organizar un golpe no es nada fácil, como lo sabe cualquiera que haya leído el libro de Edward Luttwak Coup d’état. A Practical Handbook (‘manual práctico del golpe de estado’).
  • Los generales y coroneles que dieron el golpe están o detenidos y/o sin mando de tropa. Los que quedan con mando de tropa, si los hay, están altamente vigilados y están siendo rápidamente reemplazados por oficiales leales a Chávez.
  • Uno de los focos de perturbación, PDVSA, encontró una salida aceptable para las partes en conflicto.
  • Cuesta dinero (de eso hay bastante entre los plutócratas que lo financian, aunque tienen límites, como todo lo humano).
  • Cuesta organización, cosa de la que carecen, como se demostró en la opereta del 12 al 13 de abril. No son políticos profesionales en su mayoría, lo que engendra problemas de desempeño mínimo. Aquello parecía una película de Los Tres Chiflados. Era una película de Los Tres Chiflados. No, era peor, porque Los Tres Chiflados no están armados.
  • Hay que recrear el clima favorable al golpe, lo que puede significar generar actos de violencia que pueden producir resacas mediáticas, como la que produjo la matanza del 11-A, que ahora han dejado en dudas a muchos de los que marcharon (o no marcharon) ese día contra Chávez. Sólo los antichavistas ultramontanos creen el cuento simplista de que Chávez es un asesino irreflexivo que organiza una matanza que objetivamente sólo lo perjudicaba a él, luego de tres años sin una sola violación a los derechos humanos.
  • Actualmente no hay lugar en donde no haya alguien con una cámara de fotografía o de vídeo (si había un turista en 1963 con una cámara 8 mm. cuando asesinaron a Kennedy, imagínense ahora), de modo que cualquier atentado puede delatarse solo, lo que lo hace particularmente riesgoso para quien lo cometa. Venevisión, de Cisneros, que transmitió el vídeo de los chavistas armados de Puente Llaguno, no tomaron en cuenta que también había cámaras tomando lo que pasaba debajo del puente. En sucesivas transmisiones de ese vídeo, Venevisión suprimió la secuencia anterior al tiroteo, donde se ven cayendo chavistas de la Av. Urdaneta, y también pintó digitalmente un telón negro en la baranda, para implicar una preparación previa y aviesa de los chavistas. Pero no contó con que mucha gente grabó en su casa la primera transmisión, sin cortes y sin telón. El mundo contemporáneo es un panóptico, que todo lo ve y todo lo oye. Que, por cierto, si ese camarógrafo de Venevisión estaba en esa azotea aledaña al palacio presidencial, sin que el gobierno lo supiera, entonces allí podía estar cualquier francotirador (vide ¿Quién los mató?).
  • Internet. Rápidamente se armaron las redes típicas de ese medio. Tendrían que cortar toda conexión a Internet de Venezuela, lo que no es fácil ni aconsejable para los golpistas, pues ellos mismos pueden necesitarla. Y no podrían cortarla fuera, en el mundo. Internet fue inicialmente concebida por el Pentágono, que la creó, para burlar los cortes. De hecho los servicios de Internet funcionaron durante el golpe, sin interrupción.
  • La televisión por cable y satélite, que ningún golpista, por Cisneros que sea, puede controlar ni siquiera parcialmente, como se vio el sábado 13 de abril. Tendrían que tener misiles capaces de derribar satélites. O poder, más que político, sobrenatural, para apagárselos a toda la humanidad.
  • El orden internacional, que se rehúsa a cualquier solución de fuerza. Respetar siquiera uno de los poderes públicos hace imposible el golpe de estado necesariamente totalitario, como el que requiere esta oposición enceguecida. ¿Buscarán la próxima vez un millón de muertos como el golpe de Indonesia contra Sukarno? ¿Es posible un golpe así en un país tan vigilado como lo es ahora Venezuela?
  • Hoy hay que abolir, como el reza el Decreto Nº 1 de Carmona, todos los poderes, salvo el Ejecutivo: Asamblea Nacional, Tribunal Supremo de Justicia, Fiscalía General de la República, Contraloría General de la República, Defensoría del Pueblo, Consejo Nacional Electoral, más de 20 gobernadores y más de 400 alcaldes. Sin contar diputados a Consejos Legislativos, concejales y juntas parroquiales. Y un pueblo que se acostumbró a ser respondón: tanto chavistas como antichavistas le cogieron el gusto a la calle y a la expresión libre de sus pareceres. ¿Es que ahora ya la oposición no marcharía más si no le gusta el nuevo gobierno? ¿Es que los chavistas no marcharían? ¿Quién puede ejecutar una masacre sin arrostrar el repudio internacional, incluso de sectores conservadores no fundamentalistas? ¿Cómo va a juzgar eso la Fundación Carter, por ejemplo? Luttwak dice en su libro citado supra que un golpe es imposible en una sociedad organizada. Sólo es posible en un país en donde la sociedad civil tenga escasa organicidad o ninguna. No es el caso de Venezuela incluso desde antes de Chávez.
  • El regreso de Chávez no fue acompañado por ninguna manifestación de apoyo a Carmona, como sí ocurrió en favor de Chávez. Sólo hubo cacerolazos débiles y esporádicos, ausentes desde entonces hasta el momento en que el gobierno recomenzó las cadenas, aunque más tenues que los anteriores al 11-A. Objetivamente no hubo ninguna manifestación, callejera o no, ni grande ni pequeña, en favor de Carmona. Salvo la manifestación histérica de yuppies y camaleones de la IV República en Miraflores mientras se leía el glorioso Decreto de Carmona.
  • Los medios de comunicación tienen muy deteriorada su credibilidad, según una encuestadora golpista como Datanálisis. Algo así como el 70% de la gente no les cree. Y ¿qué ocurrirá si el golpe triunfa? ¿Van a plegarse los medios completamente al nuevo régimen? ¿Por cuánto tiempo, si el negocio de muchos de ellos es oponerse a cualquier gobierno, como puede verificarse en los archivos? ¿Van a perder esos buitres ese atractivo de ventas, esa podredumbre de la que viven? ¿O van a ser, como parece, ellos mismos el poder?
  • Después del golpe, según la misma encuestadora golpista, Chávez ha aumentado su popularidad y la de sus adversarios se ha debilitado.
  • Los Estados Unidos y España quedaron muy desprestigiados por su reacción ante el golpe en Venezuela. En el caso de los Estados Unidos se inician investigaciones parlamentarias. Digo, si es que en esas investigaciones no se comprueba la participación activa de Colombia, los Estados Unidos y España.
  • Los militares, desde Lucas Rincón hasta los golpistas, no se mostraron firmes. Son más doctores que generales, como dice Domingo Alberto Rangel en Quinto día, 10 al 17 de mayo de 2002. Unos golpistas que no creen en el gobierno que instauran el día anterior. Ahora ninguno dio un golpe sino que atendió un vacío de poder. Un vacío de conceptos, diríamos más bien. Es uno de los disparates jurídicos más asombrosos y sería el más asombroso de la historia de Venezuela si no fuera por el Decreto Único de Carmona, que es aún más disparatado. Esos militares no dispararon sobre los manifestantes de Fuerte Tiuna. Sólo lo hizo la Policía Metropolitana, en distintos puntos de Caracas. ¿Se atreverán la próxima vez? Fue más un golpe de burócratas que un golpe de guerreros. Afortunadamente. Más guerreros fueron los manifestantes chavistas que fueron a Fuerte Tiuna dispuestos a morir.
  • El pueblo que rescató a Chávez fue ocultado sistemáticamente por los medios golpistas. Pero los golpistas lo vieron personalmente en las puertas de Fuerte Tiuna y de Miraflores, como luce en la foto de Molina Tamayo mirando en Miraflores a través de una persiana. Ahora comprenden que para consolidar el golpe del 11 al 13 de abril hubieran tenido que ejecutar una masacre masiva y prolongada que tal vez dejaría a Pinochet como un filántropo. ¿Qué militar va a ejecutar semejante plan, sin contar magnicidios? Estaríamos ante el síndrome de “¿arde París?” (en referencia al general nazi que se negó a ejecutar la orden de incendiar a París durante la Ocupación de Francia, para no compartir en la historia el mismo anaquel con Atila o con el que incendió la Biblioteca de Alejandría). Como dijo durante su interpelación el ministro de la Defensa de Carmona, vicealmirante Héctor Ramírez Pérez: ya en los cuarteles no se pueden dar órdenes sin explicarlas y sin persuadir a los subalternos. También está el efecto Pinochet o Milosevic, procesados por viejos o nuevos crímenes, que, según la Constitución de 1999, por cierto, no prescriben ni pueden ser amnistiados (artículo 29: “Las acciones para sancionar los delitos de lesa humanidad, violaciones graves a los derechos humanos y los crímenes de guerra son imprescriptibles. [...] Dichos delitos quedan excluidos de los beneficios que puedan conllevar su impunidad, incluidos el indulto y la amnistía”). ¿Qué constitución golpista no arrostraría un costo político nacional e internacional enorme al abolir esta provisión constitucional? Acaban de encausar a los militares que actuaron contra la residencia del Embajador del Japón en Lima, para rescatar a unos secuestrados y exterminar a todos los secuestradores. Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori están preso uno y exiliado el otro, entre otras razones por violación a los derechos humanos. Hay muchos casos más desde los juicios de Nuremberg y Tokio para acá, después de la Segunda Guerra Mundial. De todos modos siempre hay gente dispuesta a matar sin importar el número; cito esta limitación porque es un disuasivo poderoso para muchos, aunque ciertamente no para los gorilas. Sin embargo, el sábado 13 de abril ninguno de los jefes militares golpistas quiso asumir la responsabilidad de reprimir las manifestaciones chavistas. ¿Cuántos oficiales subalternos y elementos de tropa están dispuestos a cumplir una orden de masacre?

Nada de esto impide un golpe, por supuesto, pero lo dificulta enormemente. Por eso ahora la oposición ensaya una “salida constitucional” de Chávez.

No tenemos sueños eróticos con Chávez, como muchos chavistas. Sólo tratamos de desenmarañar esta maraña. Apelamos a la inteligencia del lector, luego de recurrir a la poca inteligencia que podamos tener. No pretendemos poseer la verdad. Sólo partimos de nuestra perplejidad ante las convicciones cómodas tanto del chavismo como del antichavismo, porque los dos son autoritarios y por tanto cretinos. Ahora el presidente Chávez tiene ante sí a un enemigo formidable: él mismo. No somos los únicos en decirlo. Su responsabilidad ante su propio sueño filantrópico es enorme, porque ahora tiene que entender que él no puede hacerlo todo solo, y que por tanto no puede seguir siendo autoritario con tanta frescura. No debe, no debiera —sobre todo él, que es militar, tendría que saberlo—, abrir todos los frentes al mismo tiempo. Tiene que convocar, de verdad, a todos aquellos que puedan contribuir en algo a realizar su sueño filantrópico. ¿Releerá y entenderá las cartas desesperadas que le envió el general Manuel Rosendo antes de la tragedia? Ciertamente Rosendo no tiene ahora otro recurso, para cubrir su retirada del 11-A y 12-A, que embadurnar a los cercanos a Chávez (y no al propio Chávez, quien, al parecer, lo sigue defendiendo), pero sus cartas, por el contrario, están llenas de sensateces. Todo hay que decirlo, insisto. Rosendo, por cierto, pasó de ser la bête noire de la oposición a ser uno de sus héroes, entre el Opus Dei, la CIA, el CESID (servicio de inteligencia de España), Venevisión, Telcel, TotalBank, Repsol, Globovisión, Televen, Orlando Urdaneta. No, Juan Barreto no es mejor.

Así como muchos de los marchistas antichavistas no sabían que el resultado de su acción sería una dictadura, tampoco saben que pueden y les conviene compartir ese sueño filantrópico. ¿Por qué no hubo durante tanto tiempo, repito, más cacerolazos?

¿Lo entenderá Chávez?


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