TESTIMONIO DE ELIZABETH DE GAITAN.

El 23 de septiembre de 1984 conocí al padre Jorge Alberto Hernández Vega en la misa vespertina celebró en Subachoque.

Su homilía fue tan linda que con una prima nos ofrecimos para llevarlo a la vereda de la Pradera donde vivía. Él nos comentó durante el viaje, que había una clarividente  llamada Raquel que tenía el don de mensaje, especialmente para Obispos y sacerdotes. Al escuchar esto le conté entonces que yo conocia a un señor, Lino Sevillano, que, para mí, era un profeta. Le dije que el 16 de Julio de este mismo año había vivido una experiencia donde la Madre Santísima bajo la advocación de la Rosa Mística me había hablado a través de él, diciéndome que Ella me amaba mucho desde niña y siempre había estado conmigo, que por qué ahora ante un problema grave que estaba viviendo no había confiado en el Señor si yo también lo amaba.

El padre feliz de escuchar mi testimonio y otro maravilloso que fue la curación de un grave problema al corazón que tenía un sobrino Alvaro Enrique me contestó de inmediato que quería conocer a Lino Sevillano.
Lo invité al grupo de oración de la Sagrada Familia el lunes siguiente a la casa de Lino Sevillano y cual fue la sorpresa del padre al encontrar un cuadro de la Santísima Virgen la Rosa Mística y al ver este cuadro le dijo que por qué no tenía la imagen y Lino le contestó que no porque Ella sería la que llegaba muy pronto en su imagen y él ya le estaba preparando un nido especial en el holl que es la entrada al saloncito de oración (oratorio personal de Lino Sevillano).

El padre con rostro resplandeciente de felicidad le contestó que el lunes siguiente llegaría en su imagen bajo esta advocación. Lino lo tomó a broma y no se imaginó la sorpresa que recibiría ese día cuando el padre llegó con la preciosa imagen que ha acompañado a los hijos de la Hija de Dios. El primer lunes que el padre compartió la oración el Señor Jesús también le habló por medio de Lino Sevillano diciéndole que El le había regalado el Don de la reconciliación y de abandono en su Providencia Divina como él se lo había pedido tantas veces, que El sellaba hoy en él esos preciosos dones y muchos más.

Cuando terminó la reunión el padre me comentó que era algo tan maravilloso escuchar la voz de Dios por medio de un profeta.

La Espiritualidad me ha permitido conocer a Dios como a un Padre verdadero, como la Madre que nos alimenta con su gracia divina, como el amigo compañero y confidente inseparable que solo nos pide nuestras miserias, nuestras debilidades y flaquezas y hasta nuestros pecados que son tan naturales en el hombre. Para en cambio darse a nosotros colmado de amor y de misericordia para nunca soltarnos de su mano y aún más guardarnos para siempre dentro de su corazón porque el Señor nos ha dado la gracia infinita de entregarnos plenamente  a El consagrándonos como hijos de la Hija de Dios de la Orden Trinitaria que aunque débiles somos la pequeña y Gloriosa Caravana de peregrinos que con su amor y misericordia seremos guiados para ser los sembradores del amor y de la paz.