EXCLUSIVA
Encuentros cercanos
de tipo malintencionado
Una camioneta se le acerca, alguien le pide
hablar. Sabe que es el enemigo y prefiere evitarlo, o en todo caso,
señalarle otro camino. Sin embargo, al día siguiente, todo el
mundo comenta que no sólo lo recibió, sino que departió
alegremente. La desconfianza ha sido sembrada.
por Nelson Peñaherrera
Castillo nelsonpenaherrera@journalist.com

César
Benites, alcalde delegado del Valle de los Incas, también
recibió la visita de Manhattan, pero se negó a conversar
con ellos. |
El martes, Paola Ávila
se animó a conceder una entrevista exclusiva a NPC, apenas llegada
de una reunión con representantes de las Américas, en Lima,
sobre lo que pasó en realidad la mañana que dos
trabajadores de Manhattan Sechura la visitaron en su casa del
centro poblado de Malingas.
La entrevista fue
difundida el jueves y viernes por radio Cutivalú, y comienza
con una mención directa de la entrevistada sobre la visita de
Oswaldo Córdova, gerente de Imagen Institucional de la empresa
minera, y una empleada, que recibió a inicios de noviembre, con la
intención de hablar sobre algo que nunca Paola llegó a conocer
porque los sacó de su casa tan rápido como pudo, sin escuchar
razones.
Córdova, según
Paola, le insistió en dejarle referencias para contactarse, pero
ella negó más datos. Actualmente, la coordinadora del a Juventud
Agraria Rural Católica (JARC), se ha acogido a un programa de
protección auspiciado en parte por NPC, que se convertirá en su
portavoz para el tema de ahora en adelante.
Pero las
declaraciones de la chica han despertado la intención de otras
personas para hablar, como el alcalde delegado del Valle de los
Incas, sector de San Lorenzo entre Sullana y Tambogrande.
Acércate más
El 19 de
septiembre, dos días antes de la reunión de la Mesa de Diálogo en
Piura, César Benites Laureano fue interceptado por una camioneta
doble cabina de color plomo, nada más llegado a Sinchi Roca, desde
Ayar Auca, donde tiene su domicilio. “Me bajaba de una combi...
venía acompañado de mi esposa para abrir una sesión de
concejo”. Eran las
9:05 locales.
Del vehículo bajó
Luis Paiva Lombardi, director de radio San Andrés. “¡César,
estoy acompañado del Jefe de Imagen Institucional de Manhattan,
que quiere hablar un momento contigo!”, le dijo.
Benites se negó a
atenderlo a mitad de carretera, y le dijo que en todo caso vaya a su
oficina; pero desde la camioneta se le dijo que eso no era posible
pues estaban de paso para Piura. “Yo lo miré a Lucho [Paiva] como
diciéndole que hacía allí y me dijo que sólo los acompañaba
porque se iba a una capacitación en Piura”.
Para el alcalde,
todo el despliegue estaba destinado a que se acercara a la camioneta
y eventualmente la abordara, cosa que no ocurrió. Sin embargo, al
otro día, todo Tambogrande sabía que él había estado con los
mineros, según la versión corrida por Miguel Ortiz y Arturo
Cherres (a quien Hilda Carmen, la madre de Paola, señala como el
difusor de los rumores sobre su hija, exactamente iguales).
César entró en
alerta cuando una de sus amigas le increpó su conducta, pero atando
cabos, cayó en la cuenta de que algo se había cocinado a sus
espaldas y con la complicidad de algunos de sus vecinos, y quien
sabe, compañeros de lucha. Pero ¿quién? O ¿quiénes? Buena
pregunta.

A
las pruebas me remito. Benites muestra su agenda donde tiene
pormenorizadas sus actividades y experiencias, incluyendo
los intentos de la minera para acercársele, sin éxito. |
Segundo intento
Mariano Chávez es
uno de los amigos de César Benites, y de vez en cuando se queda en
su casa para descansar, luego de estacionar su auto guinda en el
lugar.
El 8 de noviembre
–el mismo día que Paola Ávila fue visitada por primera vez—,
un auto similar llegó a su propiedad, pero el conductor no era Chávez,
sino Oswaldo Córdova, quien iba acompañado de Martín Panta Silupú,
quien estaba voceado para encargarse de un programa de alfabetización,
y bajó del vehículo para tentar una conversación a lo que Benites
volvió a oponerse.
“Que vaya a mi
oficina”, fue el pedido de la autoridad. Los visitantes dieron
media vuelta y se fueron... Al
día siguiente –oh, sorpresa—nuevas caras largas y dedos
acusadores contra el alcalde delegado, quien supuestamente recibía
a la Manhattan en su casa.
“Buscaron un
carro parecido al de Mariano Chávez”, me explica intentando atar
cabos de porqué lo buscaron. “Nunca fueron a mi oficina”.
Y es que, como el
caso de Paola, aunque no hubiera una conversación, bastaba el
simple acercamiento para que al día siguiente todo el mundo se
enterara del hecho, pero distorsionado, es decir, que no sólo la
gente se vio cara a cara sino que dialogaron en los mejores términos
y llegaron a felices acuerdos.
¿Por qué la JARC?
El común
denominador de Paola Ávila y César Benites es que ambos pertenecen
a la JARC, una organización que reúne a casi dos docenas de líderes
juveniles en formación, y que serían blanco de una campaña
destinada a ser desprestigiados, aprovechándose en varios casos de
su buena fe e inexperiencia, por el simple hecho de estar en
contacto con Manhattan.
Según Benites,
Dauquin Vivas, quien trabajó para la empresa minera, le dijo una
vez que ésa “se tiene que cuidar de los líderes ocultos”, y
son los jóvenes, quienes tienen el poder de decidir y el cerebro más
fresco para hacerlo bien, lo que la pone en desventaja, por eso
quiere desintegrar sus organizaciones.
Pero como la Ávila
dijo, “seguiremos defendiendo la Agricultura”, mientras que la
JARC ha constituido una red informal de monitoreo de funcionarios de
Manhattan, que al menor movimiento, serán reportados y
publicados por cualquier medio, incluido este que lee. A lo mejor
les reciben con un... ‘comité de bienvenida’.
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