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ACTUALIZADO: 12.16.2001 19:00:15 -0500

  Análisis

Obra de ángeles

La fuerte devoción que existe hacia el señor Cautivo es atribuido a su misterioso origen. En el año 1751 cuando la patrona de Ayabaca era la Virgen del Pilar, nombre actual de la iglesia. El padre García Guerrero quiso dar a su pueblo una imagen de Jesús y encomendó a unos pastores llevar un tronco de cedro a Ecuador para su confección. En el camino encontraron a unos escultores que se comprometieron a hacer la imagen del Señor, pero pidieron hacerlo en un cuarto cerrado. Solicitaron no ser vistos mientras trabajan y su comida sería pasada por una pequeña ventana. A la semana siguiente, los pastores encontraron lista la imagen del Señor Cautivo.  El cuarto estaba vacío y la comida sin consumir, por eso dicen que lo hicieron unos ángeles. Los estudiosos coinciden que procede de la Escuela de Quito.

Tan perfecta es la obra que tiene detalles como venas y fibras musculares. Desde entonces se pensó en construir su iglesia y vinieron los milagros relacionados con la salud de los feligreses.

La imagen es de color moreno, mide un metro 85 y tiene cerca de 100 hábitos, la mayoría de color morado, pero también verdes y marrones. Según el sacerdote de Ayabaca, Tarcicio Pusma, este año le han regalado16 hábitos y para la próxima fiesta hay una promesa de obsequiarle dos más. Esta abundancia de vestidos ha motivado a pensar en la creación de un museo.

Para su conservación la imagen es restaurada cada dos años. Completan su ajuar seis coronas —de casi dos kilos cada uno—, dos de plata, dos bañadas en oro y una de oro puro que es usado en su día, 13 de octubre.

En el techo de Piura

Aunque este distrito piurano se encuentra a tan sólo 2,815 m.s.n.m, cuando se llega a estas bellas tierras parece que vamos a tocar el cielo. Y es que un gigantesco bosque de nubes cubre todo el pueblo y se extiende hasta las cordilleras. Durante el día las nubes se alejan más hacia los Andes y dejan ver las casitas de techo de tejas. La provincia es muy importante porque aquí nacen las principales cuencas que irrigan los productivos valles de Piura.

Para llegar a Ayabaca en carro propio se va por la Panamericana Norte camino a Sullana, se coge la vía que va a Cruzeta y se sigue directo por la carretera a Macará. Después de pasar la aduanas se hace un desvío a la derecha para llegar a Paimas (15 kilómetros). Hasta aquí todo es asfaltado. Se cruza un puente, a la derecha se va a Ayabaca y a la izquierda a Montero.

El paradero de los autos que llevan a Ayabaca están ubicadas en la Av. Sánchez Cerro, en Piura.

Precio de pasaje: 12 soles.

Lugares turísticos: Centro arqueológico de Aypate, ubicado a 49 kilómetros. Petroglifos de Samanga, Olleros, centro ceremonial de Cuchallín, bosques de Páramo, Museo de Ayabaca y lagunas de Huamba.

Informes:

Municipalidad de Ayabaca

Alcalde Manuel Otero

Teléfono: 074—471049 y 471103

Email: munayabaca@lanet.com

 

Hospedaje

Samanga. Plaza de Armas s/n. Telf: (074) 471049

Oro verde. Salaverry 381.Ayabaca.

 

--LHC/LR

Fiesta patronal del Señor Cautivo de Ayabaca, en Piura

Peregrinos por la vida y el agro

Este año la célebre ceremonia en honor al Cristo Cautivo de Ayabaca, en Piura, tuvo un ingrediente adicional. Miles de peregrinos portaban una vincha al “estilo Toledo” que rezaba: Peregrinos por la Vida y el Agro. Ellos rogaban por un milagro especial y juraron ante la sagrada imagen defender a capa y espada el bello paisaje piurano amenazado por varios proyectos mineros que prometen convertir a los prósperos valles agroindustriales de Tambogrande en un desierto contaminado de relaves.

Por Lissette Herrera lrd@larepublica.com.pe

El peregrino apenas pudo tocar el hábito morado del Cristo Moreno, juntó sus manos y se puso a orar contemplando la sagrada imagen del Señor Cautivo de Ayabaca: “Cuida mi chacrita, señor, que no venga la mina” –rezó—y rompió en llanto. Lucía agotado por el trajín, sucio de polvo y sudores, sobre su frente una vincha verde donde se leía Peregrinos por la Vida y el Agro.

El peregrino logró pasar entre la compacta masa humana de fieles y devotos, aludió el férreo cordón de seguridad que protege la sagrada imagen y logró ubicarse en el atrio externo de la iglesia que da a la plaza principal de Ayabaca. Un lugar rodeado de rejas donde se exhibe al Señor Cautivo para la celebración de su misa y el encuentro con su pueblo.

Era el segundo de los tres días de celebraciones al Cautivo y día central consagrado a su veneración. La multitud colmaba la plaza principal y las callecitas del pueblo. Hombres, mujeres y niños llegaron en marchas de sacrificio o en buses para rendir homenaje al santísimo y oír su misa. Portaban banderolas, estandartes del Señor Cautivo, vinchas verdes y pequeñas imágenes del milagroso. Cada hermandad vestía su propio chaleco y algunos peregrinos lucían hábitos de color morado, en señal de la reconciliación. A diferencia de los devotos del Señor de los Milagros, ellos portaban un cordón amarillo y detentes con la imagen del Cautivo.

Este año la celebración del Señor Cautivo de Ayabaca fue consagrado al pueblo de Tambogrande, un próspero valle piurano dedicado a la producción y exportación agroindustrial que enfrenta la amenaza de un proyecto minero aurífero.

“Los peregrinos hemos venido a la fiesta del Señor Cautivo con el fin de pedir por las autoridades para que reaccionen y reflexionen frente a la explotación de la mina” —explica Wilmer Miñam Palacios, Presidente de la Asociación de Hermandades de la Arquidiócesis de Piura y Tumbes. Esta institución reúne a 250 hermandades y junto a la diócesis de Chulucanas suelen reunir más de treinta mil peregrinos.

Miñam explica que en ambos organismos eclesiales se acordó portar la vincha verde con el eslogan “Peregrinos por la Vida y el Agro”, como símbolo de sus súplicas al Señor Cautivo de Ayabaca. “Nosotros hemos venido a pedir por los padres de familia que viven de la agricultura y para que se medite antes de cometer algún error”, añadió.

El sofocante calor que reina en la plaza no impide la celebración de la misa al padre Tarcicio Pusma, acompañado por cuatro sacerdotes de otras localidades piuranas.

“Tus hijas y tus hijos, Señor Cautivo, y esta tierra con sus recursos que tú nos has dado, nos ponemos bajo tu amparo y el de tu madre la Santísima Virgen del Pilar.

“¡Que viva nuestra naturaleza que Dios nos ha dado!”, exclamó.

“¡Que viva!” — respondió el respetable, agitando panderetas y tambores.

El cura continuó su sermón haciendo alusión al impacto ambiental que genera la explotación minera en los pueblos y cultivos.

“Se trata de justificar la explotación minera como fuente de riqueza que deja beneficios a la región. Pero resulta paradójico que las regiones mineras del país son las más pobres y atrasadas”, increpó.

“¿Acaso ha mejorado Cerro de Pasco?, ¿acaso la mejorado Cajamarca en todos estos años de explotación minera?. Los cristianos unidos al Cristo Cautivo podemos renovar el mundo y recuperar la naturaleza amenazada”.

Su sermón ecológico tuvo una gran acogida entre los fieles que portaban su vincha verde en favor del agro. Los muros y paredes que rodeaba la plaza de Ayabaca estaba plagado de afiches y pancartas con mensajes como: mantengamos una ciudad limpia y ecológica. La mayoría lucía dibujos del Señor Cautivo, recomendando no ensuciar la ciudad y proteger el medio ambiente.

“Este es el fruto de la agricultura, del trabajo, del campo. El pan y el vino lo ponemos en esta mesa que será el cuerpo y la sangre de Cristo”, indicó levantando los brazos.

La misa concluyó con una mención especial al finado Godofredo García Baca, dirigente agrario de Tambogrande asesinado en marzo pasado, en medio de la encendida polémica por la explotación minera.

La fe mueve montañas

Como todos los años cada 12 de octubre, el poblado de Ayabaca —ubicado a cuatro horas de Piura— recibe un mar humano de peregrinos. Durante los tres días de celebraciones se forman colas interminables para ingresar a la iglesia, tocar al “cautivito”, pedir su bendición y agradecer sus milagros.

Los devotos portan cirios, velas, llaveros, imágenes, detentes y todo lo que sea posible para recordar su fe y, con un poco de suerte, tocar el hábito del Señor. Al final de la jornada, no se puede caminar por el templo porque el piso queda cubierto de gruesos estratos de cera derretida.

Las estrechas calles son tomadas por los comerciantes de dulces, comidas, ropas y enseres. Los potajes típicas son el jamón seco con mote, sopa negra y carne seca con chifles. Los dulces como la tortas de viento, calaveras, alfeñiques y bocadillos son vendidos por libra en su balanza portátil conocida como “mate”.

Por la noche la plaza es el mejor lugar para dormir. Sus veredas quedan cubiertas de peregrinos. Se protegen del frío serrano con frazadas, colchonetas, gorras y medias de lana.

La devoción al Cristo Cautivo reúne más de 25 mil peregrinos en sus días de fiesta. La mayoría proviene del norte del país,  principalmente del departamento de Piura y Lambayeque, también de Lima y del Callao. Incluso cuenta con numerosos fieles ecutorianos. Muchos llegan en peregrinación como parte de su sacrificio. Y es que a Cautivo se le atribuye grandes milagros, como el de curar de cáncer, sanar a las personas incapacitadas, unir matrimonios, salvar vidas y hasta conseguir trabajo.

Mientras viajaba en bus una señora me contó que su hijo fue atropellado por una aplanadora, su estado era grave. Cuando sucedió el accidente ella regresaba de la fiesta del señor Cautivo, al enterarse de la tragedia ella rezaba y apretando una medallita de Cautivo le pedía por la vida de su pequeño. La mujer residente de Chulucanas llegó al hospital y encontró a su hijo recuperado. El peligro había pasado y el doctor sólo atinó a decirle que era un milagro. Desde entonces nunca dejó de asistir a las celebraciones del Señor bendito.

Miguel León Sotelo ha venido de Piura a pie cargando una pesada cruz de 95 kilos. Es su sacrificio en agradecimiento al Cautivo por el milagro de haber sanado a su hijo de ocho años. Así como él, cientos de peregrinos recorren grandes distancias con la cruz a cuestas para participar de la fiesta del milagroso Señor Cautivo de Ayabaca. Parten días o semanas antes y caminan en caravanas. Un peregrino cuenta que desde Piura recorre 300 kilómetros durante siete días de caminata. Mientras que de Sullana, la distancia es de 245 kilómetros y cinco días de peregrinaje.

Ni qué decir de los que vienen de Chiclayo y Casma. En su largo viaje los feligreses se aprovisionan de “fiambre”, como cancha serrana, carne seca, chifles, termos con agua caliente, entre otras cosas. Para combatir el frío beben el famoso “canelazo”, hecho de aguardiente y mate de canela con un toque de azúcar quemada. En su peregrinaje encuentran lugares acondicionados para comer y descansar. Uno de ellos es el poblado de Paimas, a una hora y media de Ayabaca. En este lugar se instalan puestos de venta de comida que es ofrecido a los visitantes.

Raúl Febres Palacios, uno de los vendedores de comida, dice que este año se mataron 125 vacas para abastecer la demanda de feligreses. La carne es sazonada y secada para ser preparada como asado o jalea.

Cabe destacar que en Paimas finaliza la pista asfaltada y desde ahí se inicia una carretera afirmada. La ruta tomada por los peregrinos y la última parada de provisiones es el distrito de Montero. Se sube el cerro Las Aradas y se continúa hasta el campamento Los Molinos, se cruza el apu Nariz del Diablo, donde se deja una ofrenda y en media hora se llega a Ayabaca.

La fe hacía este Cristo moreno de madera y cabellos ensortijados se ha extendido hasta Ecuador, donde hermandades de Loja llegan en peregrinación después de adorar a su santa la Virgen del Cisne.


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Lissette Herrera es webmaster de La República Digital y redactora del suplemento Andares, así como colaboradora de La Magia del Ande, un sitio de internet en Italia. Reproducida con autorización de Empresa Editora Peruana S.A. ©2001 Lissette Herrera Casas. ©2001 Empresa Editora Peruana S.A.

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