Núm 28, II Época  - Noviembre 2000 - Edita FE-JONS  -  La Falange  

Director: Gustavo Morales


Un tribunal para Ramiro

Julio Ruiz de Alda

Arriba España
Cristina de Asturias

Sin Estado de Derecho
Jesús López

Ratas en Sevilla                            Miguel Ángel Loma

Un pintor falangista
José Mª Gª de Tuñón

Salarios y Aznar
Enrique Antigüedad

Editorial FE

Atentado en Cantabria
Néstor Pérez

La deuda exterior
David Ferrer

Irreverencia danesa
José M. Cansino

Cualquier examen oral es público, y más si es de alguna solemnidad. Por ello, asistí el pasado 20 de octubre a la defensa del “Trabajo de Investigación”, que así se llama el paso previo a la tesis que completa el curso de doctorado, y que otorga la “suficiencia investigadora”, de dos amigos. Uno de ellos, Jorge Lombardero, presentaba “Los orígenes del pensamiento social español”, el otro, Francisco de Otazú, “La Filosofía de Ramiro Ledesma”. En ambos casos el director era Gustavo Bueno Sánchez, todo ello dentro del Departamento de Filosofía de la Universidad de Oviedo.
La primera sorpresa me la llevo cuando me indican que de los tres doctores del tribunal, uno es profesor de Lógica, otro de Filosofía griega, y el tercero, de ¡Filología!. Pues bien, éste último, Dr. Martínez hizo inhibirse al tribunal ante el proyecto de Lombardero, considerando que era propio de Historia y no de Filosofía. Así pues, un profesor de Lengua se ocupó de delimitar el alcance de una disciplina que no era la suya, la filosofía. Al parecer, la historia de las ideas, no es materia filosófica. Con tal desatino se defraudo a la ilusión del doctorando y al sentido común. Otra trinidad de profesores, más versada en pensamiento político y social deberá enmendar esa injusticia.
Seguidamente presentó su proyecto Otazú.. El ponente explicó que su interés nacía por la ausencia de un trabajo específico sobre Ledesma filósofo, siendo una figura mucho menos roturada que otras dentro de la apasionante generación que pereció en torno a 1936. Su papel político había oscurecido esa faceta intelectual, y es hora de explicarla. Las sonrisas de algún miembro del tribunal, se valorarán subjetivamente, pero su dictamen está grabado, como acto público que era.
Como es de esperar que el trabajo se perfeccione y publique, y como se suponía que el tribunal lo había leído, lo que hace menos importante su exposición que su defensa, me limito a hacer síntesis brevísima. El Ledesma juvenil literario prefigura sus ideas iniciales. De 1927 al 31 tenemos una serie de entrevistas y ensayos filosóficos, sobre todo en La Gaceta Literaria de Giménez-Caballero y Revista de Occidente de Ortega. El último de ellos “La Filosofía, disciplina imperial”. El Ledesma político resulta de una evolución rápida desde aquellas bases. Influido por Hegel, Krause, Nietzsche, Spengler, Sorel, P´Annuncio, Costa y , sobre todo, por Ortega, su legado tiene por albaceas a Montero Díaz y Souto Vilas. Un cierto paralelismo con Jünger se escapó, creemos, a la valoración del tribunal.
El profesor de Filosofía Antigua tuvo la honradez de reconocer que nada sabía del tema. Chapeau para él, pero no para el sistema universitario que lo sentó allí. El profesor de Filología dijo que no había leído el trabajo completo, que le parecía una biografía, y una buena labor de “arqueología”, por ofrecer algún texto inédito.
El presidente del tribunal, Dr. Valdés, consideró irrelevante el significado de Ledesma en cuanto a la filosofía, pese a reconocer que colaboró personalmente en la edición por la editorial Técnos del ensayo citado “...disciplina imperial”. Consideró que la búsqueda de un “sistema” totalizador , y para Ledesma también legitimador de las ciencias, no es algo singular, mas bien común en la Historia de la Filosofía, considerando a Ortega dañino para la valoración de la ciencia española [¿?], y negando la distinción que hace Ledesma entre filosofía y ciencia (empírica).
Sorprendió que la comunicación entre comunismo y fascismo en los años 30 no escandalizara al tribunal, que la consideró bien explicada. La experiencia personal de los profesores de alguna edad, que pretendían conocer a fundador de las JONS a través del Movimiento Nacional, no pareció sufrir bien la noticia por el alumno de que todo el Ledesma de los libros está censurado o manipulado, y hay que ceñirse a las fuentes originales, de prensa. Montero Díaz y Trinidad Ledesma no se escapan a este reproche. 
El mayor ataque al trabajo lo realizó Valdés  cuando se centró en la consideración del positivismo, reduccionista para Ledesma, extendiéndose este profesor en consideraciones sobre los “criterios de marcación”, cuestiones de lenguaje y certeza que poco tocaban al centro de interés, filosófico-político, del trabajo y de Ramiro.
Por lo demás, el tribunal concedió un notable al trabajo, con los consiguientes créditos. 
Definitivamente Ramiro, que no conoció tribunal para morir, se merece uno. No ha sido éste el definitivo.

El Director